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catedral, dos facultativos y algún otro funcionario subalterno. La Junta dictó un reglamento de vacuna, cuya aplicación ha contribuído en gran manera al aumento de la población, diezmada antes por terribles enfermedades variolosas.

Aguilar creó el corregimiento de Nueva Ecija, en recuerdo de su patria.

Las obras públicas tuvieron en su época notable incremento, siendo una de las principales ejecutadas por orden suya la carretera que va de Manila á Cavite.

En Manila hizo poner el alumbrado público y el embaldosado de las aceras, y se cuidó con asiduidad de la policía municipal. Protegió mucho á la Compañía de Filipinas; mandó reconocer los excelentes criaderos de hierro del monte así llamado en Bulacán, y dictó multitud de bandos beneficiosos y diferentes medidas encaminadas al progreso de las industrias del país.

CAPITULO XIV.

Expedición de Casamara contra los moros.-Estratagema de un fraile de Zambales. Para combatir á los moro-malayos, reúne Aguilar en junta á las autoridades, examinan antecedentes y acuerdan diferentes resoluciones.-Expedición de Gómez á Mindoro.- Correrías de los ilanos.-Atacan los joloanos á la fragata del comercio Constante, á su regreso de Joló.—Diversas expediciones contra los piratas.—El temor de que los ingleses atacaran á Manila impide llevar la guerra á Joló.-Proyecta Aguilar contenerlos con negociaciones diplomáticas. -Ent blanse mutuas relaciones comerciales.-Cruel alevosía de los mindanaos con el teniente Arcillas.-Expediciones de Elgoibar y de Gómez.-Traidora agresión de los ingleses contra Zamboanga.-Son rechazados.-Nuevas agresiones de los piratas moros. - Opinión de Barcaiztegui.-Instrucción á los alcaldes.-Paces con el Sultán de Borneo - Muerte del valeroso Gómez.-Regresa á Europa la escuadra de Alava.-Los ingleses ocupan segunda vez á Balambangan.-Nuevo jefe de la marina corsaria.-Combate de una fragata inglesa contra otra francesa al servicio de España. -Valor del cura Narváez. -Los ingleses son rechazados de las costas de Zamboanga.-Paces con el Sultán de Joló.-Abandonan los ingleses á Balambangan.Cuerpo de granaderos de marina. -Muerte de Aguilar.- Esplendidez de este gobernador.

Ya hemos dicho que Aguilar quiso, desde los primeros días de su gobierno, poner coto á las demasías de los moro-malayos, y los motivos que le impidieron realizar su deseo.

Á consecuencia de haberse recibido aviso del alcalde. mayor de Tayabas de que 80 pancos de moros estaban frente al sitio de Sabongcogon, jurisdicción de Muna

lay, salió el 19 de Diciembre de 1793 una armadilla compuesta de dos galeotas, seis lanchas cañoneras, seis vintas y tres pancos, á las órdenes del capitán del regimiento del Rey, D. Juan Casamara.

Fué poco acertada esta expedición, porque siempre llegó tarde á los lugares visitados por los piratas. Después de recorrer algunas islas con varios contratiempos, por efecto de la pesadez de unos buques, el mal estado de otros y de las disidencias entre los oficiales, regresó á Manila á fines de Abril, sin más fruto que la libertad de unos cuantos cautivos y el recoger insignificantes restos de la estancia de los moros en la provincia.

Algunos pancos piratas atacaron en las costas de Zambales á la lancha Sonora y á la goleta Santa Ana. Dióse orden de que saliera Casamara á perseguirlos, pero no logró verse con los malayo-mahometanos.

Es curiosa la estratagema de un fraile para alejar á estos temidos piratas.

«El párroco de Santa Cruz de Zambales, viendo que iba á ser atacado por los piratas que venían por la boca del rio Oraiun que está allí cerca, y que sus feligreses se hallaban fuera de su término buscando que comer, mandó juntar á todas las mujeres en la iglesia, y dando á cada una una candela, las sacó en procesión á la playa, con orden de ir unas distantes de otras, para que pareciesen más. Los únicos hombres útiles que había en el pueblo eran los ministros de justicia, de los cuales unos llevaban en andas al santo patrono del pueblo, y los otros llevaban banderas y tocaban batintines y tambores. El párroco cerraba la marcha disparando una escopeta á cada paso, espectáculo que, por ser de noche, hizo creer á los moros que se habían reunido to

das las poblaciones inmediatas, y asustados huyeron á tomar fondo en la isla de la Hermana Grande».(Guerras piráticas. )

El Gobernador de Filipinas, en su deseo de acabar con los crueles piratas mahometanos, reunió en junta á las autoridades del país y personas conocedoras de las islas del Sur de Filipinas.

Del examen de multitud de documentos al efecto recopilados, justificáronse plenamente las pérdidas que en vidas y haciendas experimentaban las provincias más próximas á sus islas.

Según datos oficiales, cautivaban los moros al año sobre 500 personas, destinándolas á penosísimos trabajos. Los ancianos, como de menos utilidad, eran vendidos á los habitantes de Sandakan, quienes los sacrificaban á los manes de sus parientes difuntos ó de personajes importantes, conservando el cráneo de las víctimas en demostración de que habían cumplido tan bárbara costumbre.

Uno de los vocales, el capitán de la marina sutil Don José Gómez, tan sumamente práctico en cuanto concernía al asunto, fundándose en que la autoridad del Sultán sobre los dattos es más bien nominal que efectiva, aseguró que sólo por la fuerza podía hacérseles entrar en razón.

'De los documentos examinados aparecía también que desde el establecimiento de las vintas en 1778, hasta fin de 1793, iban gastados en sueldos, buques, expediciones, etc., 1.519.209 pesos fuertes, aparte de pérdidas de otra índole verdaderamente incalculables; datos que demuestran el costo extraordinario de la incesante guerra contra los moros desde el comienzo de la dominación española en Filipinas.

TOMO II

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En virtud de lo expuesto, acordó la junta en su últiina sesión, celebrada el 22 de Diciembre de 1794, que fuese permanente el corso contra los piratas; que se formaran seis divisiones, cada una de á seis lanchas cañoneras y un panco, tripuladas convenientemente, y dotando de buenos sueldos á los que en ellas sirvieran, con opción á las presas que hiciesen y á honrosas distinciones, debiendo suprimirse las demás embarcaciones, como vintas y pancos, que tan caras é inútiles habían resultado. Se quitó á los alcaldes mayores toda atribución en materia de corso, para evitar el abuso de que utilizaran en provecho propio y en sus negocios comerciales á los buques del Estado, y mandó reparar todos los fuertes de las Visayas, Mindoro, Tayabas, Batangas y Zamboanga.

El capitán de navío, comandante del arsenal de Cavite y teniente de rey de Manila, D. Francisco Muñoz y San Clemente, propuso que en cada división de las que se establecieran para perseguir á los piratas, fuese un piloto de la armada Real con el especial cometido de reconocer, estudiar y levantar planos de los puertos, de su situación y abrigo, sus longitudes y latitudes, principales cabos y puntas, bajos y escollos, canales y sondas, mareas y corrientes, variaciones de la aguja, etc., cuya beneficiosa idea no fué aceptada.

Mientras se construían las lanchas, entabló Aguilar negociaciones de paz con la idea de conseguir, por medios amistosos, que los moros reprimieran sus excesos; pero éstos, dando buenas palabras, proseguían sus excursiones á las provincias, arrasando pueblos y cautivando gente.

El Sultán de Joló, en su correspondencia, suplicaba que las fechas se regulasen por la Era cristia

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