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En otro Aviso al público, impreso en Manila con fecha II de Septiembre de 1809, dió á conocer al país el Gobernador general las comunicaciones que se habían cruzado entre él y los señores Capitán general de Isla de Francia, M. De Caen, y capitán de fragata, comandante del aviso francés El Emprendedor, M. Pedro Bouvet, que hizo llegar á su poder dichos despachos.

Encaminábase el primer oficio de M. De Caen á prevenir al Gobernador de Filipinas contra las pérfidas sugestiones de Inglaterra», dando á entender que el enemigo de España era ésta y no el Emperador y Rey Napoleón I, cuyas tropas habían alevosamente invadido á España, que defendía su independencia con el heroísmo que la Historia tiene consignado en páginas inmortales.

«Aquel grande hombre, decía refiriéndose al Emperador, no ha hecho más que presentarse de la parte de allá de los Pirineos, dar impulso á sus invencibles legiones, y destruyó las masas de los insurgentes. La mayor parte de la España ha sido sometida. Madrid y varias otras ciudades imploraron la clemencia del vencedor; y el ejército inglés, conducido para proteger los partidarios del desorden y sepultar la nación en la más horrorosa calamidad, ha sido forzado á refugiarse en sus propios buques sin haber hecho otra cosa que anunciar á los desgraciados á quienes había excitado á la sublevación que marchaba á su socorro.....

Muy viva será la satisfacción que tendré en que Monsieur el capitán Bouvet, encargado de presentar mis despachos á V. E., pueda prontamente anunciarme la dicha de haber hallado á Manila en el estado que le conviene, para conservar su tranquilidad á favor de un buen espíritu que V. E. haya podido mantener, no obs

tante las insinuaciones de inquietud y desobediencia que los ingleses hubiesen querido introducir. ¡Cuán glorioso será para V. E. poder tributar este primer homenaje al Soberano destinado por el Dios Todopoderoso á regenerar la España, y á dar á esta bella nación toda la brillantez de que es digna!» (27 de Mayo de 1809.) El capitán Bouvet, por su parte, le decía:

Por Febrero último ha venido la Mosca, núm. 6, con igual comisión, y suplico á V. E. que, con particularidad, me dé noticias de aquel pequeño Aviso, como de las disposiciones tomadas respecto de los franceses leales al Gobierno que puedan existir todavía en esta colonia. Si la intención de V. E. es considerarlos prisioneros de guerra, propongo á V. E., para su canje, los ingleses que he apresado en mi derrota, y consisten en el equipaje de una corbeta de la Compañía y varios capitanes mercantes que he dejado en libertad bajo su palabra». (Agosto 28, 1809.)

Folgueras contestó á M. De Caen en esta forma:

Estas posesiones españolas han jurado, con el entusiasmo de su lealtad y su amor, al Rey y Señor D. Fernando VII, nuestro legítimo soberano, y han declarado como enemigos á la patria y á la nación española todos cuantos intenten disminuir y atacar un principio que es el que corresponde á la fidelidad y honor de todo español: en consecuencia, se ha declarado solemnemente la guerra al Emperador de los franceses y á cuantos han contribuído á la injusta opresión de nuestro amado Rey D. Fernando VII y á las desgracias que se han causado en nuestra patria amada. Bajo este principio, se ha tomado como prisionero de guerra el Aviso que V. E. me remitió con fecha de 18 de Febrero último, he considerado cuanto V. E. me expresa como im

y

propio de dirigirse á un verdadero español, amante de su Rey y de su patria». (28 Agosto.)

Á Bouvet le repetía lo referente á la presa del aviso la Mosca, añadiéndole: «Y así los despachos que éste condujo como los que usted me dirige, los he mirado con el desprecio con que debe verlos un verdadero español, amante de su Rey y de la gloria de su nación».

Folgueras prevenía al comandante del apostadero del Corregidor que hiciera llegar los pliegos referidos. al buque El Emprendedor con las convenientes precauciones, debiendo, si el buque francés se volvía á aproximar, procurar atacarlo y apresarlo.

El Emprendedor penetró después en bahía por una de las bocas del Corregidor, sin detenerse á los dos cañonazos que le dirigió el apostadero, y despachó un bote con un oficial, un guardia marina y seis marineros, portador de nuevos pliegos para el Gobernador de las Islas, pidiendo pronta contestación. Este bote fué apresado y sus tripulantes conducidos á la fuerza de Santiago.

El Emprendedor se alejó; el 29 fondeó en Cañacao; le hicieron fuego los buques mercantes anclados en aquel puerto y una lancha cañonera, y entonces picó su cable y se marchó, saliendo de bahía.

El 1.o de Septiembre se aproximó de nuevo El Em-. prendedor, y deteniendo á un pontín, dió á su arráez nuevo oficio para el Gobernador de Filipinas, queján dose de que se le hubiera hecho fuego cuando iba de buena fe, y reclamaba su bote y su gente, más un ancla y un calabrote que había perdido.

Folgueras le contestó el 2, diciéndole que debió esperar fuera de bahía su contestación, y que por haber penetrado en ella, no obstante los cañonazos de aviso,

aha recibido usted fuego, y lo hubiera recibido de todos los puntos que deben hacerlo».

Le devolvía los prisioneros, que eran para él una carga; y en cuanto al ancla y el cable, le venía á decir que los buscase donde los hubiera perdido.

Bouvet replicó dando sus disculpas, marchándose seguidamente de aquellas aguas (1).

En 1809 concedió Folgueras permiso á una casa de comercio inglesa para establecerse en las Islas.

(1) Es curioso en alto grado un folleto que por entonces se publicó referente á los sucesos de la guerra entre franceses y españoles, titulado Poema en verso heróico.-Recopilación de noticias extraídas de Gacetas inglesas. En contraposición de los falsos y artificiosos Boletines venidos de la Isla de Francia, que da á luz D. Francisco Abaurre y Labayru, Oficial mayor de la Contaduría de Ejército y Real Hacienda de las Islas Filipinas, en vista de la impresión melancólica que éstos causaron. Con las licencias necesarias. Impreso en la imprenta del Real Colegio de Santo Tomás de esta ciudad de Manila, por Carlos Francisco de la Cruz. Año de 1809». Consta de cuatro cantos en octavas reales, muy poco inspiradas, comenzando así el canto segundo, en que se manifiesta el propósito del autor:

«Ya vuelvo á mi pelota y mi partido,
que mis navarras armas he cobrado,
y pues el vil francés nos ha traido
soñados monitores que ha forjado,
pintando nuestro suelo tan perdido
que algunos lo han creído subyugado,
corresponde hacer ver á mis patricios
su doblez y mentidos artificios».

CAPITULO XVI.

Gobierno de González Aguilar.- Corstitúyese en España el Consejo de Regencia. Decretos sobre concurrencia á las Cortes de diputados de América y Filipinas y modo de verificar las elecciones.-Inauguración de las Cortes extraordinarias.-Diputados suplentes por Filipinas.—Es elegido diputado propietario por las Islas D. Ventura de los Reyes. Reglamento sobre estancias para ganado.-Posesiónanse los ingleses de la isla de Singapoore.—Solicita Folgueras la supresión de la nao de Acapulco. -Acuerdos de las Cortes relacionados con Filipinas.-Jura Reyes y toma asiento en la Asamblea.-Nueva rebelión de los ilocanos.-El dios Lungao.-Son vencidos los rebeldes.-Ordénase que los polistas trabajen en obras públicas vecinales.-Ansiedad por recibir noticias de España.-Llegada de un buque inglés con Gacetas.-Creación del primer periódico en Filipinas.-Donativos de las Corporaciones religiosas para auxilio de la guerra contra los franceses. - Promúlgase en Cádiz la Constitución de 1812.-Orden de su jura.-Propone Reyes que sean dos los diputados por Filipinas y el modo de elegirlos. - Discusión con este motivo. No recae acuerdo.—Instrucción para las elecciones de 1813.— Créanse las Diputaciones provinciales.-El párroco de Boljoón hace construir barangayanes á sus feligreses para resistir á los piratas moros.-Diversos combates favorables à aquéllos.-Proclamación y jura de la Constitución en Manila. -Decreto de las Cortes respecto á tropas de Ultramar.-Idem sobre tasa de los sumarios de la Santa Cruzada y publicación de la Bula.

Nombrado en propiedad para el mando de Filipinas el brigadier de ejército D. Manuel González Aguilar, caballero de Santiago, se posesionó de su alto empleo el 4 de Marzo de 1810, así como de la Superintendencia.

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