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gentes feroces y sin cultura, que tal apellido vincularon en su raza, se deben las primeras muestras de civilizacion y organismo politico; y esta es la primera, la intima raiz de nuestras instituciones sociales.

«La soberbia Roma (segun Marina) habia >> logrado someter á su imperio toda la Euro»pa, y con su cruel y violento gobierno, >oprimir los pueblos, asolar sus provincias. »y envilecer la dignidad del hombre, fijando »á todas las naciones en el lánguido reposo » de la servidumbre; pero al cabo se despeñó » de la alta cumbre de su gloria, y tuvo que >>sujetar el cuello á la ley y yugo de bárbaras »naciones, que ocupando sucesivamente, y >>devastando sus hermosas provincias, no de»jaron del Imperio romano más memoria, » que la de sus grandes hombres, leyes, virEnsayo critico »tudes y vicios.» Esta sencilla reseña abraza el espacio de algunos cuentos de siglos, y puesto que tejida de fábulas (porque tales y no otros son los datos históricos que encierra dentro de sus límites el aledon de aquellos tiempos), alcanzan al ménos á darnos en globo ó resúmen una idea escasa sí, pero bastante á probar, que no sería la buena andanza y beatitud de aquellas gentes las que hubiesen de legar á las edades inmediatas

histórico, página 177.

aficion alguna á sus rústicas y bárbaras maneras de vivir y de gobernar los pueblos, constituidos como se hallaron durante tan largo período bajo el régimen monárquico, si no el más natural y conforme á la humana índole, que hace iguales á todos los hombres ante su Criador, el más fácil de constituir y de llevar á cabo; porque nada hay más óbvio, más á la mano, que gobernar sin trabas ni cortapisas, al arbitrio y capricho de las propias inspiraciones del instinto.

Ridiculo y estemporáneo á la vez parecerá acaso el comienzo de este discurso; pero en el designio que me he propuesto de exponer la impopularidad y aun repugnancia de los gobiernos que unos á otros se han sucedido desde el primitivo origen de la sociedad española, ni me era dado prescindir de este oscurísimo y largo período de nuestra vida política, ni rechazar tampoco los datos ciertos ó fabulosos que la relatan; seguro, empero, como lo estoy, de que podrá la crítica impugnarlos, menospreciarlos tal vez, pero nunca sustituirlos con otros, que pasen plaza de verdad, ni aun alcancen más crédito en nuestros anales.

Esta es la esplicacion que de tan misteriosos tiempos dan todas nuestras crónicas an

los historiado

Se citan todos tiguas y modernas, y vanos, perdidos para res que hablan el esclarecimiento de estos puntos de nues

de España.

tra historia, han sido los esfuerzos de tantos insignes investigadores que en la época contemporánea, han tratado de disipar la densa oscuridad que los cubre.

En tan miserable estado de postracion y vergonzosa servidumbre encontraron estas comarcas los conquistadores del Norte, y no hay para qué ponderar cuánto se gozarian en su conquista aquellas hordas, que tan de todo en todo y tan á deshora además, se enseñorearon de todas sus provincias. Entradas á saco como botin de guerra por los goMorales, p. 180. dos mayormente, que dejados sus antiguos

p. 350.

asientos, hinchieron todas las tierras del miedo de sus nombres, sucedieron grandisimas desventuras, porque con fiereza bárbara, sin hacer diferencia ni hacer cuenta con nadie, se apoderaron de las haciendas de los españoles y los romanos; y destruyendo los campos y los pueblos, se embraveció la hambre de tal guisa, que eran forzados los naturales à sustentar la vida con carne humana, no solamente los hombres, sino tambien las bestias, que con tal carnicería se hacian más fieras, y á cada paso los

Morales, t. 11. acometian para sustentarse. Despues del hambre se siguió una peste gruesisima con la

que murió

gente innumerable en toda la provincia; y eran los males tan grandes, que los que escapaban tenian envidia á los que morian, por sufrir ellos más graves cuitas que la misma muerte, quedando por todo las tierras yermas, en gran parte, de los moradores.

Morales, p. 191.

No era era de esperar que mientras continuára embraveciéndose la lucha entre godos y romanos, tuvieran razonable término tan mi- Ataulfo. sérrimas desdichas, y Ataulfo, inclinado por su natural condicion á la paz, ó por su deudo acaso con el emperador Honorio, quiso ponerles coto, cosa que le produjo la muerte que le dieron violentamente los suyos; porque feroces y bárbaros no podian avenirse con sus pacíficas inclinaciones.

Morales, p. 200.

Muerto á manos de un asesino, porque tal apellido conviene al Enano Bernulfo, que lo ., t. v. p. 362. traspasó de una estocada, estando con él en buena conversacion, siguiéronle en tan miserable suerte, sus seis hijos, que juntos con él yacen sepultados en Barcelona, segun el epitafio que trae Ambrosio de Morales.

Estinguida la raza del primer Monarca Sigerico. del reino godo, y no dejando á nadie que pudiera interesarse en su venganza (al uso de aquellos siglos), sucedióle en tan peligrosa dignidad por voto de la nacion Sigerico, que Morales, p. 202.

1

Id., p. 202.

á pesar de ser persona de industria y esfuerzo Morales, p. 201. conocido en guerra y paz, de ánimo ensalzado, profundo en consideraciones, que hablaba росо у menospreciaba todo vicio y superfluidad, y cuya prudencia en ganar voluntades, y atraer genId., t. v. p. 363. tes era notable; no alcanzó con tan buenas partes á salvarse de una muerte igual á la de Ataulfo; y la recibió de manos de los suyos dentro del primer año de su reinado; porque seguia las huellas de su antecesor, en lo que era inclinarse á la paz, cosa que los godos aborreId., t. v. v. 366. cian mucho. Habia por este tiempo en España tal diversidad de gentes y naciones, que sólo ella bastaba para que no hubiese paz ni conformidad, sin otras causas que habia muchas, y todas ellas para haber disension y perpétua guerra. La codicia de ellas era triste y miserable, y no puede durar la vecindad de los reinos bien gobernados mucho tiempo en sosiego, cuanto más estos que eran de gentes feroces y belicosas, sin órden ni concierto de buenas leyes y costumbres, que son el vinculo de verdadera paz y quietud en la república.

Id., p. 364.

Id., p. 365.
Walia.

Una miserable rota sufrida en la mar por Walia, elejido espresamente para que mantuMorales, t. v. viese perpétua guerra, trocó sus pensamientos y amansó la ferocidad de los godos, que antes de agora no procuraban ni pedian, sino guerra con

p. 368.

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