¡Qué oronda viene y qué bella! ¡Qué traves y enjundia tiene! Paréceme, Ines, que viene, Para que demos en ella. Pues sus, encójase y entre
Que es algo estrecho el camino, No eches agua Ines, al vino, No se escandalice el vientre. Echa de lo trasañejo,
Porque con mas gusto comas, Dios te guarde, que así tomas Como sabia mi consejo.
Mas di no adoras y precias La morcilla ilustre y rica? Cómo la traidora pica! Tal debe tener especias. ¡Qué llena está de piñones! Morcilla de cortesanos Y asada por esas manos, Echas á beber lechones.
El corazon me revienta De placer; no sé de tí ¿Como te va? Yo por mí Sospecho que estás contenta. Alegre estoy, vive dios! Mas oye un punto sutil ¿No pusiste un candil? ¿Cómo me parecen dos? Pero son preguntas viles Ya sé lo que puede ser: Con este negro beber Se acrecientan los candiles. Probemos lo del pichel, Alto licor celestial; No es el aloquillo tal Ni tiene qué ver con él. ¡Qué suavidad, qué clareza! ¡Qué rancio gusto y olor! Qué paladar! qué color! Todo con tanta fineza!
Mas el queso sale á plaza,
La moradilla va entrando Y ambos vienen preguntando Por el pichel y la taza.
Prueba el queso, que es estremo, El de Pinto no le iguala; Pues la aceituna no es mala Bien puede bogar su remo. Haz pues, Ines, lo que sueles, Daca de la bota llena
Seis tragos; hecha es la cena, Levántense los manteles.
Ya que, Ines, hemos cenado
Tan bien y con tanto gusto, Parece que será justo, Volver al cuento pasado.
Pues sabrás, Ines hermana,
Que el portugués cayó enfermo... Las once dan, yo me duermo, Quédense para mañana.
SOBRE LOS CONSONANTES.
Quisiera la pena mia
Contártela, Juana, en verso; Pero temo el fin diverso De cómo yo lo querria; Porque si en verso refiero
Mis cosas mas importantes Me fuerzan los consonantes A decir lo que no quiero. Ejemplo: Inés me provoca A decir mil bienes della Si en verso la llamo bella, Dice el consonante loca;
Y así, vengo á descubrir
Con término descompuesto Que es una loca y no es esto Lo que yo quiero decir.
Y si la alabo de aguda
Y mas ardiente que fuego, A la aguda dice luego La consonante picuda. Y así la llamo en sustancia Picuda quizá sin sello, A lo menos sin querello Por solo la consonancia.
El verso en todo me impide Y podrán hacerme cargo Que en la relacion me alargo Mas de lo que el cuento pide; Aunque puede haber descuento Si el mentir no es excesivo Pues si miento en lo que escrivo. Por los consonantes miento. Demás desto tengo duda
Que mi verso te contente Mirado menudamente Porque despuntas de aguda. Y no siendo cual deseas, Te fastidian versos malos, Y será darte de palos Obligarte á que los leas. Pues, Juana, si hago fiucia De tratar contigo en prosa, Tú eres limpia y melindrosa, Y es mi prosa un poco sucia; Porque por ser tan añejo Ya en los años, suelo usar En escribir y en hablar Palabras del tiempo viejo; Y la experienca me avisa Que no será maravilla Que la esperada mancilla La conviertas toda en risa. Y así si yo no me engaño, Parecerá ménos feo Desamparar mi deseo
Que seguillo con mi daño. Y de estas dificultades
Resulta, si bien lo miras, Que en el verso irán mentiras Y en la prosa necedades.
REDONDILLAS.
Tres cosas me tienen preso De amores el corazon, La bella Ines, el jamon Y berengenas con queso.
Esta Ines, amantes, es
Quien tuve en mí tal poder, Que me hizo aborrecer Todo lo que no era Ines. Trájome un año sin seso Hasta que en una ocasion Me dió á merendar jamon Y berengenas con queso. Fué de Ines la primer palma, Pero ya júzgase mal Entre todos ellos cual Tiene mas parte en mi alma.
En gusto, medida y peso No le hallo distincion; Ya quiero Ines, ya jamon, Ya berengenas con queso. Alega Ines su beldad,
El jamon que es de Aracena, El queso y berengena La española antiguedad. Y está tan en fil el peso Que juzgado sin pasion Todo es uno: Ines, jamon, Y berengenas con queso.
A lo ménos este trato
De estos mis nuevos amores, Hará que Ines sus favores Me los venda mas barato.
Pues tendrá por contrapeso Si no hiciere razon, Una lonja de jamon
Y berengenas con queso.
Dejó la venda, el arco y el aljaba El lascivo rapaz, ¡donosa cosa! Por coger una bella mariposa Que por el aire andaba. Magdalena la ninfa que miraba Su descuido, hurtóle Las armas y dejóle
Como á muchacho bobo y descuidado. Ya de hoy mas no da Amor gloria ni pena; Que el verdadero amor es Magdalena.
Cielo son tus ojos, Juana, Cielo dispuesto á llover, Pues siempre suelen tener Nubes á tarde y mañana; Relámpagos, agua, y nieve Son perpetuo desconsuelo. Si Dios no tiene otro cielo Nunca Dios allá me lleve.
LUIS CARRILLO Y SOTOMAYOR.
Amor, déjame, amor; queden perdidos Tantos dias en tí, por tí gastados; Queden, queden suspiros empleados, Bienes, amor, por tuyos ya queridos. Mis ojos ya los dejo consumidos,
Y en sus lágrimas propias anegados; Mis sentidos, oh amor, de tí usurpados Queden por tus injurias mas sentidos. Deja que solo el pecho, cual rendido, Desnudo salga de su esquivo fuego; Perdido quede, amor, ya lo perdido. Muévate (no podrá), cruel, mi ruego; Mas yo sé que te hubiera enternecido Si me vieras amor, mas eres ciego.
Desátase risueño y ya murmura De su cárcel helada el arroyuelo, Temeroso del hielo,
Hasta parar al mar no se asegura Y con brazos de plata
Los prados de esmeralda ciñe y ata.
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