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COSME GOMEZ TEJADA DE LOS REYES.

MIGUEL MORENO. 295`

No retoceis con el lascivo viento,

Que duerme Galatea, y si despierta
Tened por cosa cierta

Que no habeis de ser flores

En viendo sus colores,

Ni yo de hoy mas Amor, si ella me mira.
¡Tan dulces flechas de sus ojos tira!»

COSME GOMEZ TEJADA DE LOS REYES.
Murió por los años de 1650.

SONETO BURLESCO AL SUSPIRO DE CRISAURA.

Tiemble la tierra y con furor horrendo
Euro los montes de su gruta rompa,
Al arma toque, y de vana trompa
Huyan las nubes al horrible estruendo.
Tema volver el mundo al cáos tremendo,
Y el móvil que sus cursos interrompa
Victoria clame y con gloriosa pompa
Celebre el triunfo bravo y estupendo;
Que si á toda la tierra es formidable
El viento bravo, vano y furibundo,
Un suspiro de amor con aura afable
Suspende las esferas y el profundo,
Sujeta al bruto mas inexpugnable,
Y con él la razon, que es mas que el mundo!

MIGUEL MORENO.

Murió por los años de 1650.

EPIGRAMMAS.

I.

Cual es el mas verdadero
Amigo, Fabio, preguntas
Y una á tantas cosas juntas
Sola responderte quiero.
Mira, cuando hayas dejado

El gran puesto en que te ves,
Si alguno te asiste, y creo
Que entonces le habrás hallado.

II.

Si el bien que es comunicado
Dicen, Lauro, que es mayor,
Sin duda que el mal menor
Será siendo recatado.
Divulgarle es ocasion

Que crezca en el discursar
Porque en todos hay juzgar
Y en muy pocos compasion.

III.

El medio deseas saber,
De tener á tus criados
Reverentes y enfrenados,
Sin tu libertad perder.
Tres reglas el medio son:
Nunca de burlas tratarlos,
Culpas tuyas no fiarlos
Y pagarles la racion.

IV..

La razon, Leonardo, inquieres
De que haya á Anarda dejado
Y á tu curioso cuidado

Doy las que quizás no infieres. Primeramente atendí

A que es gran triunfo dejar,
Y tras esto, no esperar
Que ella me dejase á mí.

V.

Siendo Antonio preguntado
Qué castigo era bastante
Al envidioso, al instante
Respondió bien atinado:
Que pues siempre atormentar
Es de la envidia el oficio
Solo es castigo á este vicio
Dalle mucho que envidiar.

FRANCISCO DE LA TORRE,

Murió por los años de 1654.

EPIGRAMAS.

I.

Del dolor todo el rigor

Muere con la muerte fuerte:
Luego la muerte es mejor,
Porque el dolor de la muerte
Es la muerte del dolor.

II.

Si es ley que á mi compañero
He de amar como á mí propio
Bueno será amarme mucho
Para no quererle poco.

III.

Cayó Ines, y yo no niego,
Que los piés le vide á Ines,
Porque con aquellos pies
Hice aquesta copla luego:
«En tierra, mi cielo estás
Contigo en tierra ¿quién dió? »
Quien dió, Ines me respondió,
Esta es la copla y no mas.

IV.

Aunque en las horas del dormir se advierte
El grave sueño, imágen de la muerte,
Pues de la vida es casi el homicida
Parte mas dulce que él no hay en la vida.
Luego pródigo es que el juicio embarga

El que siendo la muerte tan amarga,

Tan agra, y tan grave,

Sea la imágen suya tan suave.

La inconstante fortuna

V.

Aunque es tan varia, en pobre y rico es una,
Porque al rico inquietudes le previene

De que puede faltarle lo que tiene,
Y consolando al mísero le exalta
Con que puede tener lo que le falta.

FRANCISCO PACHECO.

1574-1654.

EL PINCEL.

Enigma.

De un humilde animal vengo,
Soy blando de condicion,
Y sin lengua doy razon

De todo, aunque no la tengo;

Y aun parece mas que humano De mi poder la grandeza, Porque otra naturaleza

Hago al que me da la mano.

Lo que estimo sobre todo,
Que no solo artificiales,
Pero sobrenaturales
Cosas hago en alto modo.

Todo cuanto quiero hago,
Y lo vuelvo á deshacer;
Sin término es mi poder
Y sin término mi estrago.

Es mi poder en el suelo

Tan semejante al Eterno,
Que puedo echar al infierno
Y puedo llevar al cielo;

Y aquí para entre los dos,
Llega mi poder á tanto,
Que no solo haré un santo,
Pero haré al mismo Dios.

EPIGRAMA.

Pintó un gallo un mal pintor,
Y entró un vivo de repente,
En todo tan diferente,
Cuanto ignorante su autor.
Su falta de habilidad

Satisfizo con matallo;

De suerte que murió el gallo
Por sustentar la verdad.

FRANCISCO DE RIOJA.

+1658.

SILVA S.

I.

Al clavel.

A tí, clavel ardiente,

Envidia de la llama y de la aurora,
Miró al nacer mas blandamente Flora;
Color te dió excelente,

Y del año las horas mas suaves.
Cuando á la excelsa cumbre de Moncayo
Rompe luciente sol las canas nieves
Con mas caliente rayo,

Tiendes igual las hojas abrasadas;
Mas quien sabe si á Flora el color debes
Cuando debas las horas mas templadas?
Amor, Amor sin duda dulcemente
Te bañó de su llama refulgente
Y te dió el puro aliento soberano;
Que eres flor encendida,

Pública admiracion de la belleza,

Lustre y ornato á pura y blanca mano,
Y ornato, lustre y`vida

Al mas hermoso pelo

Que corona nevada y tersa frente;

Sola merced de Amor, no de suprema

Otra deidad alguna,

¡Oh flor de alta fortuna!

Cuantas veces te miro

Entre los admirables lazos de oro,

Por quien lloro y suspiro,

Por quien suspiro y lloro,

En envidia y amor junto me enciendo.
Si forman por la pura nieve y rosa
Diré mejor por el luciente cielo,,
Las dulces hebras amoroso velo,
Quedas, clavel, en cárcel amorosa
Con gloria peregrina aprisionado.
Si al dulce labio llegas, que provoca
A suave deleite al mas helado,
Luego que tu encendido seno toca,
A tu color sangriento

Vuelves, ¡ay, oh dolor! mas abrasado.
¿Dióte naturaleza sentimiento?

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