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HARVARD
UNIVERSITY
LIBRARY

MAR 15 1961

DEDIGATORIA

Á LA

ex-Milicia Nacional del Reino.

CUANDO

no ondean en el pars las gloriosas enseñas que al lado de las del benemérito ejército salvaron mil veces el trono de Isabel, la Constitucion del Estado y la independencia nacional; cuando los individuos de la EX-MILICIA NACIONAL, encarcelados los unos, proscriptos los otros y perseguidos los mas, carecemos de toda especie de garantías y gemimos bajo la tutela de hombres a quienes tendimos en la adversidad una mano protectora y amiga; cuando deprimido

y vilipendiado vemos el honor de una institucion patriota, benemérita y bizarra, garantia de órden y de libertad, hemos creido que á nadie mejor que á nuestros compañeros de armas, los que partici paron de nuestras glorias y participan hoy de nuestra desgracia, podriamos dedicar la historia del VALIENTE CAUDILLO que á nuestro frente derrotó mil veces á los enemigos de la libertad y de la progresiva marcha de la civilizacion.

Los brillantes ejemplos que contiene ; los grandes rasgos de valor y patriótico desinterés que ofrece; las glorias nacionales que encierra, en las cuales no ha cabido la menor parte á la institucion á que nos gloriamos de haber pertenecido; todo nos mueve á creer que nuestros antiguos compañeros apreciarán el tributo que hoy les ofrecemos, en el que no nos ha movido otra idea que la de vindicar nuestro honor y el del DUQUE DE LA VICTORIA, cobardemente ultrajado por personas que, si se encuentran hoy en disposicion de hacerlo, es porque nosotros, defendiendo las leyes del pais y el trono legitimo de la Reina, hemos defendido tambien sus vidas y sus propiedades, y que en vez de respetarnos y estarnos agradecidos, nos insultan cuando carecemos de libertad para contestarlos.

Estamos seguros de que nuestros compañeros la acogerán satisfactoriamente, y de que no serán perdidos para la causa de la libertad los heróicos hechos que presenta, que inflamando á las generaciones venideras mantendrán siempre vivo el entusiasmo que á nosotros nos anima, en el que se estrellarán los esfuerzos de todos los tiranos, y con el que defenderán hasta el último instante de su vida la SANTA CAUSA DE LA LIBERTAD, que es la causa de la humanidad, de la justicia, de la civilizacion y de la inteligencia.

Madrid 19 de noviembre de 1844.

Da Sociedad de ex- Wilicianos de Madrid.

PROLOGO.

Si dificil y grave es la tarea que pesa sobre el que escribe la historia de una época cualquiera, mas grave sin disputa es la que pesa sobre el que escribe la de una época contemporánea; y esta dificultad aumenta proporcionalmente cuando existe la persona cuya vida se traza, sus parciales y sus contrarios, y cuando se hallan recientes todavia grandes acontecimientos que las pasiones y los partidos juzgan á su modo, y en los cuales los acentos de la justicia y de la razon enmudecen ante bastardas consideraciones y mezquinos intereses.

Afortunadamente no son muy duraderos esos períodos de frenesi que agitan de cuando en cuando á las naciones. A la ceguedad y el encono sucede un dia la calma y reflexion; cada cual reconoce sus estravios y deplora entonces las fatales consecuencias de la errada conducta que ha observado. Entonces la historia derramando su luz sobre los acontecimientos, enseña á los hombres el camino que deben seguir para ahorrarse los grandes inconvenientes que lamentan, y espejo fiel de los sucesos, nos presenta á la vista las hazañas heróicas, las insignes proezas de los patricios ilustres que forman un completo contraste con los grandes crímenes, con los cruentos horrores que ensangrientan las páginas de libro tan importante. De sus páginas entonces se desprenden lecciones grandes, útiles, dig

nas de la consideracion de los elevados funcionarios del Estado y de los simples ciudadanos, particularmente en los gobiernos representativos, en que estos tienen una parte directa en la marcha de los negocios públicos.

Pero

para que

la historia llene su elevada mision, para que sea la antorcha que ilumine á los pueblos, se necesita que dejando á un lado consideraciones de segundo órden, sea severa, imparcial y verídica, y que á nadie desnude de la gloria que le quepa para adornar con ella á un personaje favorito. Crímenes y gloria, baldones y laureles, debilidades y rasgos de grandeza, todo á la par debe constar en ella tales como ocurrieron, sin aumentar ni disminuir; y si carece de este requisito; si en vez de los acentos de la verdad, la lisonja y la adulacion ocupan sus páginas, el libro ha perdido su importancia, engaña lejos de enseñar, y en vez de favorecer los intereses de los pueblos abiertamente les perjudica y es contrario.

Profesando estas ideas, abrigando intimamente estas convic ciones hemos dado principio á nuestro trabajo: las páginas publicadas son el mejor garante de nuestra conducta sucesiva; hombres y partidos, vencidos y vencedores, para nosotros nada representan, á todos trataremos igualmente. Con la mano sobre nuestro corazon, cerrando los oidos á estrañas inspiraciones, procuraremos llenar fielmente el árduo Y dificil deber que nos hemos impuesto, sin que nos aterre para nada la mordaz crítica de los que sin mas títulos que su presuncion y sin mas amor al pais que su egoismo, se abrogan el hermoso dictado de directores de la pública opinion.

Halagar al caido cuando la proscripcion y el destierro es el sistema de los vencedores es una virtud que no se aviene bien con la naturaleza humana. No se crea, pues, que nosotros escribimos un panegírico, ni el libro de un partido; nosotros presentamos al pueblo una leccion que debe aprovechar desenvolviendo las teorías sanas y juiciosas de la libertad racional y del gobierno representativo, inculcando en el ánimo de nuestros lectores el axioma santo, verdadero y justo de la soberanía del

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