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mejor, porque la gente es mucha, los tratos y las negociaciones muchas; las pretensiones y pretendientes muchos; los amores muchos, y mucho más los dolores.

El henchimiento y autoridad de la córte es cosa muy de ver. Porque está tan llena de las personas reales, de prelados, de dignidades, de sacerdotes, de religiosos, de señoras, de caballeros, de justicias, de letrados, de escuderos, de negociantes, pleitantes, tratantes, oficiales y menestrales, que es cosa de admiracion ; y como no todo el edificio puede ser de buena cantería de piedras crecidas, fuertes y bien labradas, sino que con ellas se ha de mezclar mucho cascajo, guijo y callao, así en esta máquina entre las buenas piezas del ángulo hay mucha froga y turronada de bellacos, perdidos, facinorosos, homicidas, ladrones, capeadores, tahures, fulleros, engañadores, embaucadores, aduladores, regatones, falsarios, rufianes, pícaros, vagamundos, y otros malhechores tan amigos de hacer mal, como lo era Cimon ateniense, y es nuestro conocido el beneficiado de no hacer bien. Está la córte, allende de esto, llena de gentes extranjeras de diversas naciones; encontraréis por las calles unos 2 que os saluden con: beso la mano de vuestra merced; otros 3 os dicen: beso as maos a vosa mercé; otros 4: agur xaona orduan cagoçala; otros 5: bon giorno, mi ricommendo a la signoria

Era un clérigo rico que tenía poca caridad, y hacia poca limosna. (Nota del autor.)

2 Españoles.

3 Portugueses.

4 Vizcaínos. El saludo está mal escrito y debe ser de esta manera : agur, jauna, ordu onean çagoçala.

5 Italianos.

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vostra; otros musieur, je me recommande à vostre bonne grace; otros 2: Got berliena huberlib den gudemdag; otros 3: gutmara gad boe. De manera que hay tanta diversidad de saludos, que parece vinieron como guarnicion y presidio á impedir el daño que el ejército de médicos cortesanos pretende siempre hacer en la gente. Y hay tanta diversidad de lenguas entre ellos, como entre los que edificaban la torre de Babel.

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Andan en córte unos vestidos á la castellana, otros á la francesa y borgoñona, otros á la tudesca, y otros de otras maneras de trajes que los donados de Santa Catalina no darian un real por ellos para su traer. Barbas andan mil cortadas á la pimentela, ninguna á la azafrana, muchas á la marquesota, pocas á la condesina, á la duquesa. Bozos algunos al uso del buen tiempo, descubierto el hocico y el diente, y áun el colmillo. Otros traen hechos los bigotes tan largos y feroces, que quieren con ellos espantar las gentes, y poner ánimo á las garrapatas; y algunos los dividen, y se hacen dos pares de ellos, porque con aquello se tiene por experiencia dobla la braveza de los corazones. Muchos traen los mostachos tan crecidos, y tan cubiertas las bocas con ellos, que las dichas bocas, cuando acaso se descubren, parecen siesos de caballos cubiertos con sus colas muy pobladas. Son estos mostachos como guardas de puertos, que ninguna cosa entra ni sale que no la han de registrar. Y así, si por el puerto de la boca entra alguna

I Franceses.

2 Flamencos y tudescos. Así en el códice; pero habrá de leerse: Got verlei be euer libden guten tag; ó si es flamenco: goeden dach. 3 Ingleses. Debió decir: good morrow, good bye.

leche, algunas natas, yema de huevo blanco, caldo de algun guisado ó potaje, allí le detienen á la puerta, y en fin les ha de dejar en las uñas, ó derechos, ó cohechos. Si por el puerto sale alguna saliva, gargajo ó flemas, por de priesa que quiera salir, estas guardas lo detienen una hora para ver lo que sacan, que no se pueden escabullir de ellas. Y finalmente, lo que entra y sale por estos mostachos es como lino que pasa por rastrillo, que ha de dejar la estopa en las púas. Empero hallo yo que tienen otro bien, y es que, como la raposa se aprovecha de su cola empapándola en su raposina para rociar con ella y desviar de sí los perros que la siguen y van alcanzando, podrán los enmostachados empapar sus mostachos en mosto de San Martin ó Yépes, y salirse á negociar sin miedo de la sed; porque cuando ésta les fuere alcanzando, podránla remojar de tal manera con el rocío de sus mostachos que no pueda darles alcance ni hacer presa en ellos; porque podrán llover vino, como llueve agua el admirable árbol de la isla del Hierro.

Unos en esta córte se sirven á la española acompañándose de tantos criados, que cuando van por la calle parecen hombres que llevan á ajusticiar, segun van rodeados de gente de pié. Otros tienen en esto más regla y moderacion, como lo solian hacer los extranjeros, llevando consigo un solo lacayo que tenga el caballo, si se apeáre, y un paje que le acompañe donde entráre. Y otros se sirven conforme al primer uso de nuestros primeros padres, mandando á sí mismos lo que les conviene. Y aun tengo yo á éstos por los mejor librados, pues no tienen que lidiar con tan capitales y des

apiadados enemigos, como son los criados y mozos de esta córte; de los cuales di tú, famosa bellaquería, glotonería, embriaguez, impiedad, infidelidad, ingratitud, desconocimiento, descomedimiento, descuido, tahurería, rufianería, sisa y latrocinio, lo que sabes; que yo de estos crueles azotes de los hombres de bien, caribes que tragan gente humana, gusanos que comen las carnes de los cortesanos, y landres que Dios envia á la córte por los pecados de la córte, no tengo lengua para hablar, ni pluma que quiera mojarse en tan necia, ruin y bellaca tinta.

Mesas muchas hay espléndidas en esta córte, donde de ordinario se asientan muchos caballeros y escuderos sin ser convidados. Porque el señor ó caballero que aquí hace plato, tiénese por obligado á aquellos que se vienen á sentar á su mesa, siendo personas que lícitamente pueden ser admitidas. Son estas mesas servidas de diversas maneras; las borgoñonas son las más usadas, porque como se pone junta toda la comida de tres ó cuatro veces, y cada vez se hinche toda la mesa de diversos manjares, asados, cocidos y guisados, son ménos costosas, y hartan más presto con la vista de aquel henchimiento. Suelen algunos de los que allí comen, por dar á entender que traen poca hambre, dar al papo mucho menos de lo que él demanda; y porque no se piense que tienen en mucho las aves y manjares regalados, dejan la perdiz, el capon, el faisan, el francolin, el pavo, el manjar blanco, el minaustre 1,

1 Así en el códice, pero debió decir mirrauste, que era una salsa compuesta de almendras machacadas, canela miga de pan, rociado todo con caldo de la olla. Servíase para pollos, palominos y otras

los pasteles, las empanadas de venado y jabalí, y las tostadas, y dan en la vaca y en el carnero, sin poner la mano en otra cosa de la mesa, bien contra la voluntad de su apetito y gana, que como niños á la madre están pidiendo á la mano de todo lo que ven delante. Despues en casa el papo y estómago se quejan y claman contra la mano diciendo que para qué se dijo: del pan de mi compadre 1, etc., si ella en la mesa ajena, que no le cuesta blanca, ha de andar tan corta y limitada y hacerles padecer hambre, y si alguna vez los harta, ha de ser del manjar más grosero y ménos gustoso. La mano se descarga diciendo, que conviene aquello al honor de su señor, porque no se piense que los lleva á que maten la hambre en mesa de otro. El papo y estómago dicen, que no les parece bien aquella disimulacion tan en perjuicio suyo; y que en resolucion tiene hartos duelos quien ha de comer por mano ajena.

Andan galanes sin número en esta córte, hechos enjundias de amor, derritiéndose por cualquier parte, que defenderán la hermosura de sus damas con una espada y una capa al fuerte Brimartes 2 armado de todas armas. Y es lo bueno que se pondrán á todo este riesgo por damas que no pornán por ellos un alfiler de los con que se prenden los cabos de la toca.

Darse han en esta córte mil contradictorias verdade

aves. Véase á Ruperto Nola, Libro de Guisados, Logroño, 1524, 4.o, fól. 16.

I

Buen çatico á mi ahijado, dícese por los que son liberales de los bienes ajenos. Véase a Juan de Mal Lara, Philosophia vulgar, Cent. vi, fól. 167.

2 Hérve caballeresco nombrado en una de las partes del Amadís.

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