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macia; innovacion que, como es de presumir, dió lugar á continuos trastornos y guerras civiles.

Mas la revolucion de mayor trascendencia que se verificó bajo el dominio de los sucesores de Estéban, fué la ocurrida en el reinado de Andrés II (1205 á 1235). Hasta entonces, los nobles llamados por otro nombre los magyares, raza dominadora, estaban divididos (y aun lo están en la actualidad) en magnates riquisimos y dignatarios, nobles propietarios y nobles sin propiedades, pero que, á pesar de todo, conservaban sus privilegios. Unidos los últimos con el clero superior, con las ciudades reales libres, con las villas privilegiadas y con las tribus de los kumanos y de los yazigios, constituyeron desde tiempo inmemorial el pueblo húngaro, en quien residia el derecho de elegir el Rey, hacer leyes juntamente con él, é imponer las contribuciones en una Dieta, que se reunia cada tres años y en la cual se presentaban con espada y espuelas, y usaban la lengua latina; el resto de la nacion carecia de todo derecho político, teniéndosele en cuenta únicamente para que pagara las contribuciones que se le imponian. El Rey declaraba la guerra y celebraba la paz; pero solamente con el voto de la nacion, podia decretar el levantamiento en masa, es decir, el de toda la nobleza; juraba respetar la Constitucion, hacer que se cumplieran las sentencias de los tribunales y no destituir á ningun funcionario público sin prévia formacion de causa, autorizando á los húngaros para tomar las armas cuando el Rey violara sus privilegios.

El noble ciudadano del Estado puede poseer tierras en todo el reino; pero el simple ciudadano, solo en el territorio de la ciudad donde se encuentra avecindado y establecido. El noble no puede ser molestado en sus bienes ni en su persona, como no sea convicto de un delito ó bien por razon de Estado, ó por haber sido cogido infraganti, ó por haber desertado de sus banderas; depende directamente del Rey, sin que ni él ni sus bienes puedan sujetarse á prestacion alguna; á él esclusivamente corresponden las magistraturas, los altos empleos y la administracion de justicia; está exento de alojamientos, es el primer juez de sus aldeanos y siervos, y puede espulsar de sus tierras al que no es noble. Solamente en estos últimos años se ha establecido que sean elegidos los jueces por los señores en atencion á su mérito y no á su nacimiento. Algunos condados han concedido á todos los ciudadanos no plebeyos el derecho de votar en las elecciones de los cargos públicos La revolucion de 1848 introdujo grandes alteraciones, y habiendo logrado el Austria dominar la Hungría, quiere intr ducir un derecho único en todas las razas.

La propiedad de los bienes inmuebles corresponde esclusivamente á la corona, á la cual vuelven á falta de sucesion. El poseedor puede hipotecarlos por 32 años, siendo esta hipoteca de indole especial, porque entrega la propiedad. Hay tres casos en los cuales puede tambien enagenarla; pero el que la adquiere temporal ó perpétuamente no puede transferirla á otros por suma mayor que la desembolsada, porque el primer poseedor conserva siempre el derecho de recobrarla, derecho de aviticidad ó de riguroso retracto, que nun

ca prescribe, ni por el trascurso de muchos siglos, ni por confiscaciones, ni por correrías de los turcos ni de los tártaros, ni por la trasmision de 20 familias. Por lo tanto una propiedad subdividida entre hijos, dada en dote, hipotecada por los unos y arrendada por los otros, subsiste siempre en la condicion de usufructo, de donde se derivan innumerables litigios entre los mismos propietarios, ó con los compradores ó con los hipotecarios. Si el poseedor de un terreno pierde el pleito y no tiene otro modo mejor de conservar su posesion, puede recurrir á las armas, ó lo que es lo mismo, con la amenaza de la espada ó del palo alzar al nuevo propietario que vaya á ocupar la tierra.

El colono recibe del poseedor una tierra para cultivarla, mediante un cánon y servicios personales, y si cumple con estas condiciones no puede ser privado del arrendamiento.

Cada magnate que no asista personalmente á la Dieta, puede enviar un representante; pero este no es admitido sino en la Cámara baja, en la que tienen voto colectivo todas las ciudades reales, otro los cabildos y otro cada condado; pero los representantes están sujetos á las instrucciones que reciben de las Asambleas que se reu nen en cada uno de los 52 condados. Por lo demás, difícil es precisar la jurisdiccion y las diversas leyes de este país, en cuyo terreno viven desde hace muchos siglos pueblos oriundos de nueve ó diez naciones ó razas distintas, como húngaros, slavos, válacos, griegos, albaneses, armenios, judios, gitanos, etc. Aunque se han recopilado las leyes promulgadas por varios soberanos, cada pueblo conserva sus costumbres y privilegios particulares, y tiene especiales magistrados, siendo juzgado cada individuo por sus iguales. Fuera prolijo y complicado hasta lo sumo enumerar los diversos tribunales á que están sometidos en lo civil y lo criminal, cuya organizacion corre parejas con las leyes civiles, y sobre todo con la odiosidad de la no prescripcion, que hemos indicado, y que no solo es causa de innumerables cuestiones judiciales, sino que acaba con la riqueza pública, destruyendo la verdadera indole y naturaleza de la propiedad, pues hay individuos de la infima clase que solo pueden ser juzgados por el Rey. Si ocurren causas entre dos personas de jurisdiccion diversa, elige el gefe un asesor que represente á cada una, agregando cuantos hombres buenos tenga por convenientes.

Predominando de tal modo la aristocracia en Hungria. no es de estrañar que aprovechase cuantas ocasiones se le presentaran para aumentar sus derechos y prerogativas. El reinado de Andrés II le ofreció desde luego una coyuntura favorable para sus miras. Este monarca, en union con Juan de Brienne, Rey titular de Jerusalen, marchó á la Palestina al frente de una cruzada (1217); y los grandes, aprovechándose de su ausencia, dilataron los limites del poder que habian conseguido y usurparon los dominios y rentas de la corona. La corrupcion invadió con lamentable rapidez. todos los ramos de la administracion, y al regresar el monarca hizo esfuerzos inauditos, aunque inútiles, para restablecer el órden, sobre todo en la Hacienda pública. Tuvo al fin que recurrir á los medios usados casi siempre en casos tales, como vemos demostrado por repetidos ejemplos

en la historia de la edad media. Convocó una Dieta general (1222) que dió por resultado la famosa ley conocida en Hungria con el nombre de Bula de Oro, que hasta nuestros dias ha sido considerada como el fundamento principal de la Constitucion húngara, teniendo cada nuevo monarca la obligacion de confirmarla por medio de un juramento solemne al subir al trono.

Por la Bula de Oro, los bienes del clero y la nobleza quedaron exentos de toda clase de tributos, asi como de alojamientos militares: los nobles adquirieron la herencia de los bienes reales que habian recibido en recompensa de sus servicios; quedaron libres de la obligacion de servir en el ejército á sus espensas fuera del país; adquirieron el derecho de no ser condena dos sino en virtud de un juicio y por sus jueces naturales; y por último, el de resistencia ó veto en el caso de que el monarca infringiera cualquiera de los artículos cuyo cumpli miento habia jurado. Este derecho de resistencia, que contribuyó tantas veces à encender la tea de las discordias civiles, no fué abolido hasta el reinado del Emperador Leopoldo I (1687).

Reinando Bela IV, sucesor de Andrés II (1241), los mongoles invadieron el país; el Rey huyó á Dalmacia, y el hambre y la peste destruyeron lo que habia perdonado los incendios y devastaciones de los tártaros. La Hungría quedó tan despoblada, que al retirarse los bárbaros (1243) el Rey llamó colonos alemanes é italianos, lo cual dió ocasion y medios para fundar nuevas ciudades, como la de Offen (1245) para el mejor cultivo del suelo, la plantacion de viñas, esplotacion de minas y otros trabajos no menos útiles. Hasta fines del siglo XIII ocupan la historia húngara algunas guerras con los bohemios y los búlgaros, y una invasion de los kumanos idólatras que mataron al Rey Ladislao IV (1290).

La posteridad de Bela IV se estinguió en la persona de Andrés III. uno de los mas dignos descendientes de Estéban, y que murió en 1301. Disputáronse entonces el trono por espacio de nueve años, tres pretendientes, á saber: Cárlos Roberto, descendiente de Ladislao IV; el hijo de Wenceslao IV de Bohemia, y un Príncipe bávaro. Los nobles apoyaban al segundo. Por último, prevaleció Carlos Roberto (1310), y aseguró la eleccion (1342) de su hijo Luis el Grande, bajo cuyo reinado llegó la Hungria al mas alto grado de esplendor. Adquirió Luis el Grande la corona de Polonia (1355): habiendo hecho antes dos espediciones victoriosas al reino de Nápoles (1352), estendió los limites de Hungría por el Danubio hasta la Bulgaria y la Valaquia y quitó la Dalmacia á los Venecianos (1357). Los dominios de Luis confinaban con las costas del mar Negro, el Adriático y el Báltico, y comprendian pueblos de diversas costumbres, lenguas y civilizacion. Sin embargo, Luis, que sabia gobernar con acierto, supo hacerse estimar y temer en todas partes. En sus espediciones á la Italia se familiarizaron los húngaros con las artes propias de la paz, y se prestaron despues mas dócilmente á la disciplina civil. Las colinas próximas á Tockay fueron plantadas de escelentes viñedos; las leyes fueron asimismo mejoradas; los ciudadanos y aldeanos protegidos contra las arbitrariedades de los no

bles, y fomentados los establecimientos de instruccion pública, entre ellos la universidad de Fünf-Kirchen.

Muerto Luis el Grande (1382) volvió la Hungria por las mismas causas que antes, á ser teatro de continuas guerras entre varios pretendientes, hasta que fué elegido Segismundo, yerno del último Rey (1392).

En esta época se completó la constitucion de la Dieta húngara, dividiéndose en cuatro Estados ó brazos, á saber: los prelados, la alta nobleza, la nobleza inferior y los diputados de las ciudades. Los dos primeros Estados se llamaban magnotes; bajo el nombre comun de Estados se entendian por lo regular los dos últimos (1). La division que encontramos aquí establecida entre nobleza superior é inferior, merece una esplicacion sencilla. Tanto en Hungria como en Bohemia hacianse distinciones entre la nobleza titulada, ó sean los

(1) Hasta la promulgacion de la Bula de Oro y las diversas leyes posteriores, que pueden ser consideradas como su complemento, el Rey tenia por Consejo el Senado Real, y se valia de altos dignatarios, á cuya cabeza figuraba el palatino del reino La administracion de justicia estaba esclusivamente en manos del Rey. Sus rentas consistian en una contribucion pecuniaria, llamada collecta denariorum, que se pagaba en tres plazos y en un tributo anual denominado lucrum camera por la fabricacion de la moneda; tenia además el producto en especie de sus tierras particulares, la vigésima parte de los bienes eclesiásticos y de los dados en feudo; el diezmo sobre el vino y sobre la sangre, las pieles de marta y diferentes derechos sobre los mercados, el peaje, la sal y los comestibles; pero lo que mas llama la atencion, porque no se encuentra un ejemplo análogo en la historia de ningun país, era la obligacion que ciertas corporaciones tenian de atender á los gastos originados por la manutercion, en cambio de los privilegios de que disfrutaban.

A cargo de los palatinos estaba la administracion de justicia, en representacion del Rey, asi como el gobierno político y militar, empleando en estas diferentes atribuciones á Condes subalternos. Administraban justicia, auxiliados por jueces, llamados bilot, y ejecutores de las sentencias, denominados priastalos. Sus decisiones eran apelables ante el palatino del reino ó el Gran Juez de la corte, que tres veces al año establecia su tribunal en tres lugares distintos, bajo la presidencia del Rey A los contumaces ó rebeldes se les confiscaban sus bienes en provecho del palatino; pero podian rescatarlos sus familias. El esclavo doméstico y el siervo del terruño, eran considerados como cosas y no como personas. Los aldeanos libres y los arrendatarios estaban divididos en centenas ó en decenas de cabezas de casa Los individuos pertenecientes á los ayuntamientos privilegiados, solo podian prestar ciertos servicios con arreglo a las estipulaciones de sus respectivas cartas. Los colonos alemanes, llamados para trabajar en los campos y en las minas, formaban municipios enteramente libres. Ninguna ciudad tenia intervencion en los negocios públicos. Seguian á las ciudades en categoría los vasallos del Rey, llamados jobbagyes, obligados sin escepcion al servicio militar.

La clase principal de la nacion se componia de los nobles descendientes de ciento diez y ocho familias magyares que habian entrado en Hungría durante la época de la conquista. El territorio que les habia tocado en suerte, era completamente libre Todas las familias nobles, asi como los obispos, enarbolaban su bandera, que estaban obligados á seguir una octava ó décima parte de los habitantes de sus dominios. Para guardar las fronteras habia tropas á las órdenes de un Conde.

barones, y la no titulada, que se asemejaba mucho á nuestros fijodalgos, siguiendo una costumbre mas general en Alemania. La Dieta era convocada todos los años entre San Jorge y la Ascension. Muerto Segismundo (1437), su hija Isabel, casada con Alberto, Archiduque de Austria, trasladó á esta casa la corona de Hungría. Alberto trató de hacer renacer la paz turbada por las discordias civiles en el reinado de su predecesor; pero solo consiguió tranquilizar el Austria, destruyendo muchos castillos, y murió á poco (1439) dejando á su viuda en cinta. Los Estados de Hungría, teniendo la influencia del Austria y las intrigas de una larga minoría, no esperaron el parto de la Reina, y dieron la corona á Uladislao, Rey de Polonia (1440). Habiendo nacido Ladislao, hijo póstumo de Alberto, se suscitaron reclamaciones en favor de sus derechos; pero al fin sucumbió el partido austriaco, y despues de una larga guerra civil, Uladislao quedó en pacifica posesion de la monarquia. Entretanto se aproximaba un enemigo terrible. Los turcos habian invadido la Servia, escitando una justa alarma en toda la cristiandad. Dirigióse Uladislao á Bulgaria, al frente de un poderoso ejército, y la presencia del Cardenal Julian daba á esta espedicion el aspecto de una cruzada. Despues de muchos triunfos, celebró el Rey de Hungría un tratado ventajoso con Amurates II; pero tuvo la debilidad de violar sus compromisos, cediendo á las instigaciones del Cardenal, á cuyos ojos y por un escesivo celo, era una horrible impiedad guardar la fé jurada á los infieles. Al principio llevaron estos la peor parte en la batalla de Varna; pero el Sultan, que habia mandado enarbolar á guisa de estandarte el pergamino en que, tanto él como el Rey de Hungria, firmaron el tratado de paz, levantó los ojos al cielo poniéndole por testigo de la infidelidad de su competidor. Recobraron nuevo valor los turcos, siendo vencidos los húngaros y muerto su Rey en la batalla. Pasó entonces la corona á las sienes del jóven Ladislao; pero los Estados de Hungría confiaron la Regencia al valiente guerrero Juan Hunniades, que por espacio de doce años se sostuvo contra los turcos. Si la gloria de este grande hombre aparece algun tanto exagerada por el espíritu de parcialidad que dominó á los escritores contemporáneos de su hijo, hállase confirmada por un testimonio irrecusable, cual es el terror y ódio de los mismos turcos, que para hacerse obedecer de sus hijos, les asustaban con el nombre del caudillo húngaro, y además por el respeto que una aristocracia envidiosa profesó siempre á un hombre de oscuro nacimiento. Llegado el jóven Ladislao á su mayor edad, Hunniades le restituyó las funciones que le habian sido confiadas interinamente, siendo su última y mas brillante hazaña la defensa de Belgrado (1456). Esta poderosa ciudad fué sitiada por Mahomet á los tres años de la rendicion de Constantinopla, y á ser tomada hubiera quedado indefensa la Hungría. Al frente de un ejército valiente, pero visoño, logró Hunniades penetrar en la ciudad, y haciendo una salida con buen éxito, rechazó á los turcos, quedando herido el mismo Mahomet, y tuvo la gloria de obligar á este conquistador á levantar el sitio con el mayor desórden. La defensa de Belgrado fué menos importante por sus circunstancias inmediatas que por el

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