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violando este tratado Nicéforo, envió tropas para recobrar la Dalmacia. Siguióse una tregua (807) que fué rota por Pablo, Duque de Zara y de Cefalonia, ocupando los puertos de la Dalmacia y anclando cerca de Venecia, que se escudó con el apoyo de los franceses, los cuales rechazaron á los griegos, pero dominaron la naciente República.

Emancipados los italianos en tiempo del Emperador Lotario (842), comenzaron su engrandecimiento maritimo, enseñoreándose del Adriático (877) y agregándose un pequeño territorio en la embocadura del Pó (935). Al terminar el siglo siguiente poseian la costa de Dalmacia hasta Ragusa con las islas cercanas, siendo su poder muy respetado en Constantinopla. Siguieron acrecentando sus dominios hasta el golfo de Trieste (1149) sosteniendo continuas guerras con el mismo Emperador griego, los húngaros y las Repúblicas de Padua y Pisa. El comercio de Levante aumentó hasta lo sumo su riqueza, y auxiliaron en muchas ocasiones á los cruzados, si bien obteniendo en cambio inmensas posesiones maritimas. Su Banco fué el primero de Europa (1171), y desde 1177 celebraba cada año el Dux un casamiento simbólico con el mar Adriático en el navio Bucentauro. Al conquistar su independencia consiguieron robar de Alejandria y trasladar á la ciudad el cuerpo de San Marcos, que fué considerado como su patrono (1).

El comercio de Venecia fué perturbado por los piratas de Istria, sobre todo por los narentinos, que se adelantaban hasta el centro de sus islas. Sabedores de que el dia de la Candelaria se celebraban las bodas de algunas doncellas nobles, ejecutaron un desembarco y robaron las jóvenes, juntamente con los regalos; pero Pedro Candiano. cuyo padre habia muerto peleando contra ellos, atacó á los corsarios y recobró las damas y el botin. Se decretó una festividad perpétua

(1) Conociendo los venecianos la poca importancia efectiva de los débiles sucesores de Carlo-Magno, se adherian con mejor voluntad á los Emperadores de Constantinopla, que tenian á su favor el prestigio de una antigua supremacia y que á lo menos les ofrecian suma facilidad para el comercio. Rendíanles por lo tanto un aparente homenaje, enviándoles embajadores y presentes y aun auxiliándoles por mar en las guerras contra los turcos. Los Emperadores confirieron al Dux el título de Hyppatos, esto es, Cónsul ó Protospatario. Alejo Conmeno eximió á los venecianos del pago de toda clase de derechos en sus puertos, al paso que los amalfitanos que abordaban á ellos tenian que abonar un tributo á San Marcos.

Los venecianos iban á establecer mercados á los puntos donde acudian por cualquier causa los demás pueblos; instituyeron ferias en sus ciudades, en Pavía, en Roma y en otras partes, vendiendo allí toda clase de mercancías, aún las mas raras. Conocían el lujo de los árabes y compraban sus manufacturas, esforzándose por igualarlas; y no siéndoles dado especular en terrenos, adquirian rebaños y los enviaban á pastar en los montes del Friul y de Istria. Además tomaban en arrendamiento 'as gabelas de otros paises para quitar este beneficio á sus rivales; atrageren hácia sí todas las lagunas del litoral, o cavándolas por su cuenta ó comprando sus productos, como lo verificaban con la sal mineral de Germania y de Croacia; obligaron á un Rey de Hungría á cerrar las suyas, y castigaban rigorosamente á los que hacian uso de sal estranjera.

para solemnizar este acontecimiento, y en ella la República dotaba á cierto número de doncellas que llevaban sus regalos de boda en canastillos de mimbres (1).

Las ciudades griegas de la costa del Iliria, no hallando protec. cion en los Emperadores de Oriente contra los Reyes de Croacia y Dalmacia, reclamaron la proteccion de Venecia; las de Dalmacia se unieron á ellas para libertarse de los piratas, logran do en efecto espulsarlos, tomar á Curzola y Lesina y esterminar á los tarentinos; pero Venecia avasalló á su vez à todas estas ciudades confederadas: el gefe de la República se tituló Dux de Venecia y de la Dalmacia por la misericordia de Dios, y se envió un Podestá de las principales familias á cada una de las ciudades de Zara, Ragusa, Espalatro, Sebenico y Belgrado, sometidas á la República Veneciana, pero gobernadas por sus leyes é instituciones particulares.

En esta República no podia consolidarse el feudalismo, por ser una ciudad sin territorio: el clero superior era elegido siempre entre los nobles; por lo cual estos y el estado eclesiástico caminaban siempre de acuerdo. San Marcos fué sinónimo del Estado, adquiriendo éste asi cierto carácter religioso, pues el servicio público no se consideraba como un acto de sumision hácia otro hombre, sino como una obligacion respecto de aquel santo, habiendo mas de un Dux abandonado las insignias de su dignidad para terminar en un monasterio una vida empleada esclusivamente en servicio de San Marcos. Mas otros, cegados por la ambicion, perturbaron la República, por querer convertir en hereditario un cargo vitalicio; y ya habian sido elegidos doce gefes en vida de sus padres, cuando una ley prohibió asociar al hijo y tambien designar antes de la muerte del Dux al que habia de sucederle.

Venecia permaneció casi del todo estraña á las facciones que destrozaban la Italia, y las rivalidades que existian entre sus diversas posesiones, adormecianse como por ensalmo en el momento del peligro; de este modo pudo resistir con ventaja en varias ocasiones contra los franceses, húngaros y alemanes, llegando á conseguir que en varios pueblos del Norte se la concediera el privilegio esclusivo de vender la sal y el pescado salado.

Cuando aumentó su marina mercante, adquirió gran predominio en el Mediterráneo, atrayendo además á los estranjeros, ofreciéndoles seguridad, ganancia y justicia. El Dux podia ser mercader, y en algunos tratados se encuentra estipulada la exencion de gabelas para sus mercancías: despues se mandó que al tomar posesion de su cargo liquidara sus cuentas.

Ya digimos que en los primeros dias de la República, el Dux era

(1) El gremio de los zurroneros habia suministrado la mayor parte de las barcas para la espedicion, y no pedian mas recompensa sino que el Dux fuera todos los años á su parroquia cuando fueran sus dias ¿Y si llueve? preguntó el Dux. -Os daremos sombreros, contestaron.-¿Y si tenemos sed?—Òs daremos de beber Por eso, terminada la ceremonia de los desposorios, el cura se presentaba al Dux, llevándole sombreros de paja y vino de malvasia.

elegido por el pueblo; desde el año 1173 lo fué tan solo por once electores; desde 1178 el Gran Consejo elegia cuatro comisarios y cada uno de estos nombraba 10 electores, número que se elevó á 41 en 1249. Siguió así hasta fines de 1268, en que para evitar trastornos se estableció un método tan ridiculo como complicado. Metianse en una urna tantas bolas de cera cuantos eran los individuos. del Gran Consejo, y 30 de estas bolas llevaban además papeletas con un letrero que decia: Elector. De los nueve primeros consejeros que sacaban las bolas inscritas, dos eran eliminados, y los otros siete designaban 40 electores que, siguiendo el mismo método de eliminacion, quedaban reducidos á 12. El primero de estos elegia tres y cada uno de los 11 restantes á dos, resultando 25 nuevos electores. que debian ser confirmados por nueve bolas: luego estos 25 quedaban redudidos á nueve, y cada uno de ellos indicaba cinco; lo que constituia un total de 45 electores en cuarto grado, los cuales por lo menos habian de tener siete votos. Los ocho primeros de los 45 designaban cada uno cuatro, y los tres últimos, tres; resultando 41 electores en quinto grado, que puestos á votacion debian reunir cuando menos nueve bolas de las 11 que quedaban. Si alguno de estos últimos no obtenia en el Gran Consejo la mayoría absoluta de votos, era escluido, y los consejeros inscritos en las últimas once bolas debian sustituirle con otro. Asi cinco sorteos y cinco escrutinios producian los 41 electores definitivos, á quienes en el acto se encerraba en una sala de donde no salian hasta haber nombrado el Dux. Mientras estaban alli eran tratados con la mayor liberalidad y podian pedir cuanto quisieran; pero lo que pedia cualquiera de ellos se daba á todos los demás. Hubo uno que quiso un rosario y se llevaron 41; otro quiso las fábulas de Esopo, y en una época en que no estaba descubierta la imprenta, costó mucho trabajo hallar 41 ejemplares.

Los electores nombraban tres priores para presidirles, y dos secretarios que permanecian encerrados con ellos. Acto continuo eran llamados por orden de edad ante los priores, y cada cual escribía de su puño y letra en una papeleta el nombre del candidato, que debia haber cumplido treinta años, y pertenecer al Gran Consejo. Un secretario iba sacando aquellas papeletas una por una y proclamando los nombres inscritos en ellas, haciendo cada elector las observaciones que tuviera conveniente respecto á cada candidato. Revisados todos, procediase á la votacion y el que obtenia cuando menos veinticinco votos quedaba elegido Dux. Lorenzo Tiépolo fué el primer Dux elegido de este modo en el año 1268. No quedó al pueblo mas. que el uso de llevar al Dux los maestros de obra del arsenal en una silla sobre sus hombros cuando daba tres vueltas alrededor de la plaza de San Marcos. A la muerte de Vitale Michiel II (1172) se habia establecido que cada barrio nombrase anualmente doce electores, los cuales se reunirian para elegir cuatrocientas ochenta personas que constituyeran lo que se llamó Gran Consejo para sustituir á las Asambleas generales. A mediados del siglo XIII la renovacion anual no se verificaba ya por doce electores, sino por un colegio de cuatro individuos que todos los años nombraba cien nuevos conse

jeros, y por otro de tres individuos que elegia los sucesores de los que muriesen, ó bajo cualquier concepto dejasen un puesto vacante en la Asamblea. El Dux no debia adoptar resolucion alguna sin consultar á seis consejeros, cuyo cargo se renovaba todos los años. Siempre que creia conveniente oir el parecer ó tener el consentimiento de los ciudadanos mas notables para adquirir un apoyo en la opinion pública, sobre todo en casos nuevos y sin precedentes, ó bien en materias de crédito público y de comercio, les rogaba que fueran á verle. Esta forma accidental llegó á ser estable con los sesenta prega di ó senadores, elegidos, no por el Dux, sino por el Gran Consejo, y de esta manera los nobles tomaron parte en el gobierno.

Quizá de la reunion de los muchos tribunales que al principio administraban justicia, se formó el Supremo Tribunal de la Quarentia (Garantia) criminal que, por hallarse destinado á fallar en los negocios de Estado, adquirió atribuciones civiles en calidad de colegio politico intermedio entre la Señoria y el Gran Consejo, discutiendo las proposiciones de aquella, antes de esponerlas à este. Los tres gefes de la Quarentia fueron despues individuos perpétuos de la Señoria.

Cuando se tomaba una determinacion, el Gran Consejo confiaba la ejecucion á la Señoria, es decir, al Dux, asistido de su Consejo de los Seis ó bien al Tribunal Supremo de que ya hemos hablado. En los casos en que todos debian contribuir para sobrellevar algunas cargas, se convocaba al pueblo, que votaba por aclamacion (arrengo). El sello del Estado permanecia en manos del Gran Canciller, supremo notario de los actas legislativas, que disfrutaba de insignes honores y grandes emolumentos. Era inamovible, y por tanto independiente del Dux: debia asistir al Gran Consejo y á todas las ceremonias solemnes, y era elegido, no entre las familias nobles, sino en las de la clase media; privilegio ilusorio que reconocia y consolidaba los privilegios efectivos de la nobleza. Tres abogados desempeñaban las funciones del ministerio público en los asuntos concernientes al Estado, y en los de interés particular, velando por el cumplimiento de las leyes, por la recaudacion de las contribuciones, por el nombramiento de los magistrados y por la conservacion del órden público; además llevaban los registros de nacimiento de los nobles, y su veto suspendia durante un mes y un dia los actos de todas las magistraturas, escepto los del Gran Consejo, pudiendo repetirlo tres veces, despues de lo cual, debian manifestar los motivos de su oposicion.

Se pretende que en 1285, siendo Dux Juan Dándolo, se acuñaron los primeros zequies; y que habiendo ido el Papa Alejandro III á Venecia para conferenciar con el Emperador Federico Barbaroja, dió al Dux un anillo, diciéndole:-Que la mar os esté sometida como la esposa al esposo, pues que habeis alcanzado su dominio con vuestras victorias. Este es el origen de la ceremonia á que antes nos hemos referido, cuando todos los años se desposaba el Dux con la mar arrojando allí un anillo y pronunciando la siguiente fórmula: Deponssamus te, mare, in signum veri perpetuique dominii. Los venecianos,

considerándose como señores del Adriático, trataron de exigir un derecho á cuantos barcos pasasen mas allá de una linea trazada desde Ravena hasta el golfo de Fiume Era cosa nunca vista hasta entonces el cerrar un mar comun á los ribereños; de modo que resultaren guerras, especialmente con los boloñeses, los cuales, sin embargo, tuvieron que resignarse á pagar la cuota. El Papa Julio II quiso despues impedir que siguiesen cobrando semejante gabela, y habiendo dicho al embajador Gerónimo Donato que le exhibiese el documento que concedia el golfo á la República, contestó el embajador:-«Está escrito al dorso de la donacion que hizo Constantino á San Silvestre. »

Esta respuesta indica la libertad con que Venecia habló siempre á la Santa Sede, pucs aunque animada de sentimientos religiosos, nunca se dejó dominar hasta lo sumo. Aceptó Venecia la Inquisicion religiosa, porque le pareció conforme con el espiritu de aquellos tiempos, pero la aceptó con ciertas restricciones, asistiendo á los procesos los magistrados civiles, haciendo que el erario percibiese las multas, é impidiendo á los inquisidores, tanto confiscar bienes como juzgar á los judíos y á los griegos. Habiendo sido denunciado un libro favorable á las opiniones de Juan Huss, lo entregaron á las llamas, y pasearon al autor por la ciudad con la coroza en la cabeza, condenándole en seguida á seis meses de cárcel, cuando en otra parte se le hubiera quemado vivo. Cada isla tenia desde su origen tribunos propios, y estaba dividida á la usanza griega en escuelas de artes, independientes entre si Cuando el Dux fué revestido de la autoridad suprema, no podia, sin embargo, alterar la organizacion interior, y los tribunos, convertidos en tesoreros ó ecónomos, decidian acerca de las medidas convenientes respecto á la guerra, el comercio y la administracion. Rara vez era admitido en las escuelas un estranjero, lo cual distinguia á los ciudadanos nuevos de los antiguos, únicos que tenian voto en la eleccion del Dux, y participacion en el gobierno. Los antiguos nobles se robustecian á causa de su poderoso influjo en esta especie de municipios, con los cuales se les consideraba como identificados, pues habian crecido á su sombra, y de este modo oponian al Dux una fuerte barrera. Este alto funcionario veia restringida su autoridad por el clero, aunque se mostrase dócil; por los nobles poderosos, merced á los seis consejeros; por los varios colegios y por las constituciones de los diversos paises sometidos á la República. Como en lo interior no podia alterar nada, dirigia con preferencia su atención á los negocios esteriores. Enrique Dándolo (1192) dotado de grande energía y firmeza, ensanchó considerablemente el poder de Venecia, aspirando á que prevaleciera en Levante sobre la República de Pisa; y como el Emperador de Oriente no le inspirase bastante confianza, se unió con sus enemigos y les auxilió en la conquista de Constantinopla, en tiempo de Isaac Angelo: su República obtuvo en recompensa un barrio de dicha ciudad y una cuarta parte y media de todo el imperio (1). Estas adquisiones no se hallaban reunidas, sino diseminadas

(1) Hé aquí los títulos que desde entonces tomó el Dux de Venecia y la fór

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