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mente ligada con la de Venezuela si esta continua en cadenas, la primera las llevará tambien, porque la esclavitud es una gangrena que empieza por una parte, y si no se corta se comunica á él todo y perece el cuerpo en

tero.

No haciendo mencion de las infinitas razones de conveniencia y política que nos estimulan violentamente á tomar parte en las desgracias de Venezuela que se estenderán al resto de la América no remediándolas á tiempo, el solo deber que impone el honor á todo pueblo colombiano quo sabe estimar la justicia y el valor de la libertad, seria mas que suficiente para ponernos las armas en la mano, y marchar todos los que son sensibles á la gloria de redimir á sus hermanos, y de destruir á los tiranos.

Yo me lisonjeo de que el cuerpo nacion al que representa la soberanía del pueblo granadino, no podrá ver con frialdad el deshonor y el infortunio de los habitantes de la Costa Firme, y que poniendo en accion todos los resortes de su poder y sabiduría, levantará tropas

y reunirá los elementos indispensables á la guerra que vamos á emprehender contra los opresores de Carácas.

que

El coronel Rivas, comunicará á V. E. los detalles que desee saber relativos al verdadero estado de nuestros enemigos, y á los medios habemos menester para emplearlos contra ellos; en el concepto de que las estipulaciones que dicho coronel Rivas firmare, serán religiosamente cumplidas por mí y por la república de Venezuela, luego que esta se restablezca. Yo suplico á V. E. se digne aceptar con indulgencia los ruegos que le hago en obsequio de la salvacion de ámbos Estados, acogiendo con benignidad los tributos afectuosos de mi alta consideracion.

Dios guarde á V. E. muchos años Cuartel de Cúcuta libertada á 4 de marzo de 1813—3o, Escelentísimo señor, Simon Bolivar. Escelentísimo señor presidente del poder egecutivo de la Union,

Otro.

Quedo convencido de las razones que V. E. espone en el oficio de 29 del corriente que tengo el honor de contestar, en que manifiesta la necesidad de calcular antes de precipitarnos en una empresa desesperada las fuerzas del enemigo, y las que yo tengo à mi mando los recursos con que el cuenta, y los que no puedo esperar internado en Venezuela: indicando V. E. muy sabiamente que debemos examinar el estado de la opinion pública en aquellos paises, y hasta que punto se puede confiar de ella ver con que se mantiene este egército, con que armas y con que gentes hayamos de reparar sus pérdidas; y en fin como queda cubierta la retaguardia, ó asegurada la retirada de un tan pequeño cuerpo, si por desgracia sufre reveses que están siempre en el orden de la guerra. No es Monteverde, añade V. S. un enemigo como el que he derrotado aqui aquel es un soldado intrépido y aguerrido, , que ha subyugado en cuatro meses à

toda Venezuela y ha batido á las tropas numerosas que se le presentaron en cuantos reencuentros tuvo con ellas; y este otro un estúpido que se ha mantenido nueve meses estacionario despues de los mas prósperos sucesos, que casi le habian abierto las puertas de la Nueva Granada.

Permitame V. S. que por última vez, y en calidad de esplicaciones à mis anteriores offcios, haga algunas reflexiones que aclaren un poco la materia y me sirvan por decirlo asi, de escusa á las empresas militares que me he tomado la libertad de proponer al soberano gobierno de la Union.

V. S. ha decidido la cuestion, y yo estoy enteramente de acuerdo en la estimacion respectiva, que hace del mérito de Monteverde y de Correa. Al primero le concede V. S. grandes cualidades militares, porque conquistó en cuatro meses la república de Venezuela con fuerzas inferiores; y calefica de estúpido al último, porque se ha quedado en inaccion por espacio de nueve meses, teniendo abiertas las puertas de la Nueva Granada. Efectivamente

Monteverde á la cabeza de un puñado de homibres obtuvo los mas brillantes sucesos, porque supo aprovechar las favorables coyunturas que se le presentaron, por consecuencia del descontento de algunos europeos, de no muchos sacerdotes, y de la consternacion que produjo el terremoto en una parte del vulgo.

Esta consternacion en la actualidad'es incomparablemente mayor en el ánimo, no solo del bajo pueblo, sino de los hombres sensatos y pudientes que mueven siempre la multitud, cansada por las persecuciones que egercen todos los europeos é isleños en una especie de anarquía contra los naturales del pais á quienes vejan en las calles, en las plazas, en los mercados, en las cárceles y en los tribunales con la barbarie que les es caracteristica. Es muy general el disgusto que reyna en la parte sana de los pueblos, inclusive los individuos del estado eclesiástico, cuyos parientes, amigos y compañeros desde la infancia, son sepultados vivos en las bovedas y en los pontones, arrastrando pesadas cadenas, y sufriendo los mas grandes vilipendios.

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