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Este es un segundo terremoto, señor secretario, para el partido enemigo; y si el primero derribó las ciudades, este ha destruido la opinion que el fanatismo ó la preocupacion habia hecho concebir en favor de los tiranos, y es un testimonio bien auténtico de esta verdad, la reciente sublevacion de Cumaná y la conspiracion de Caracas, cuyos hechos son ciertos, y solo puede ponerse duda en la mayor ó menor estencion de sus resultados. Por manera que con justa razon se me deberá culpar como á Correa, por no haber penetrado hasta Carácas, estando las puertas abiertas, los espíritus dispuestos á acogernos favorablemente, y hallándome á la cabeza de mas de mil fusileros con su correspondiente tren de artillería, y la caballería que queramos levantar; pues si Correa ha sido un estúpido por no haber conquistado la Nueva Granada con solos setecientos hombres; yo debo ser un imbécil, si no liberto á Venezuela con un egército respetable y victorioso.

Monteverde es aplaudido sin mas que por haber mostrado audacia y arrojo, en empren

der una obra superior á sus fuerzas y á sus talentos; pero que ayudado por el imperio de las circunstancias y de las cosas, logró resultados que estaban fuera del cálculo de la probabilidad. ¿ Qué razon, pues, habrá en favor de este aventurero, sin mas virtudes que las de un simple soldado, con ménos auxilios que nosotros, sosteniendo un odioso partido, y en una situacion mas difícil que la nuestra, con fuerzas inferiores á las que poseemos? ¿ Qué razon, digo, habrá para que se le conceptue capaz de obtener ventajas tan estraordinarias, en tanto que se nos niega la posibilidad de lo que está en el órden de los sucesos ?

Diré á V. S. de paso, señor secretario, que conozco à Monteverde y á Correa, contra quienes he combatido en diferentes estados de fortuna. Con el primero cuando estaba triunfante, y con el segundo venciéndolo; y sin embargo juzgando á ámbos oficiales con la imparcialidad que es debida, me veo obligado á tributar á Correa los sufragios á que se ha hecho acreedor, portándose con el valor de un soldado y el honor de un noble gefe; sin que Monteverde

haya escedido jamas à Correa en estas virtudes, no habiendosele visto nunca con el enemigo, tan á las manos como este lo estuvo, y teniendo por otra parte conocimientos militares que nadie le disputa, y de los cuales aquel notoriamente carece. Ni los triunfos de Monteverde han sido tan constantes y sucesivos como V. S. asegura; pues de diez acciones que se dieron en Venezuela, solo las cuatro primeras le fueron favorables, habiendo perdido las seis últimas y quedando en tres de ellas completamente derrotado. Por que es preciso convenir en que las capitulaciones vergonzosas de Miranda, no fueron la obra de Monteverde, sino de las circunstancias, y de la cobardía del general del egército de Venezuela.

Yo concluyo con decir : que por los mismos medios que el opresor de Carácas ha podido subyugar la confederacion, por esos mismos y con mas seguridad que él, me atrevo á redimir á mi patria.

Yo soy soldado, y mi deber no me prescribe otra cosa que la ciega obediencia al gobierno; sin entrar en examinar la naturaleza de sus

disposiciones que sin duda son y deben ser las mas prudentes y justas, meditadas y concebidas con la profundidad y sabiduria que pertenecen al escelentisimo señor presidente del Congreso, los miembros de aquel cuerpo soberano, y el secretario de Estado.

Quedo entendido de que no debo marchar mas adelante de la Grita, y espero las ulteriores órdenes para egecutarlas como V. S. tenga á bien comunicármelas, en la firme inteligencia de que yo cifro toda mi gloria en someterme gustosamente al soberano gobierno de la Union, de quien soy su mas leal y adicto servidor. Dios guarde á V. S. muchos años. Cuartel general de Cúcuta abril 8 de 1813—3°. Simon Bolivar. Señor secretario de Estado del gobierno de la Union.

Otro.

Escelentísimo señor. Tengo el honor de acusar á V. E. la recepcion del oficio de cinco del pasado mes, que se dignò dirigirme por conducto del coronel ciudadano José Felix Rivas,

que tambien ha puesto en mis manos copia de los tratados concluidos entre el soberano congreso de las provincias unidas de la Nueva Granada, y el supremo gobierno del estado de Cundinamarca, con una relacion de la artilleria, pertrechos y municiones, que V. E. se ha servido enviar para refuerzo de la espedicion del Norte. Doy á V. E. las mas encarecidas y sinceras gracias por la honra que me hace en su comunicacion, y por los auxilios, que la esclarecida generosidad de V. E. ha tenido á bien mandarnos en favor de la república de Venezuela, mi patria, que bien pronto contará el glorioso nombre de V. E. entre los de sus mas ilustres bienhechores.

Las tropas de Cundinamarca que han llega. do á este cuartel general mas de cuatro dias ha, aunque disminuidas á la mitad, han pasado ya con agregacion de algunos soldados de Cartagena á la villa de San Cristoval en Venezuela, donde se va á hacer una reunion de tropas, que al mando del coronel José Felix Rivas deben ir á libertar de paso la provincia de Barinas para incorporarse depues con el grueso

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