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que volver á ver mi patria bajo su antigua servidumbre.

Dios guarde á V. S. muchos años. Agosto, 23 de 1813. Antonio Nariño, señor don Torivio Montes.

N° 22.

ACTA DE INDEPENDENCIA DE LA PROVINCIA DE SANTAFE O CUNDINAMARCA, EN LA NUEVA GRA

NADA.

Nos los representantes del pueblo de Cundinamarca, legítima y legalmente congregados para tratar y resolver lo concerniente á su felicidad, habiendo tomado en consideracion el importante punto de si era ya llegado el caso de proclamar solemnemente nuestra absoluta y entera independencia de la corona y gobierno de España, por la emancipacion en que naturalmente hemos quedado despues de los acontecimientos y disolucion de la Península y gobierno de que dependíamos habiendo tenido largas y maduras discusiones en que se trajeron á colacion las antiguas obligaciones que por solemnes juramentos nos unian à la madre patria, los que nuevamente se habian hecho el espacio de tres años en que nos hemos mantenido en un estado de espectacion y

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de neutralidad respecto á los sucesos de la España europea; y finalmente la necesidad en que nos ponia de deliberar y tomar un partido. activo, la aproximacion de tropas mandadas por el gobierno de España y á nombre de un rey que en el dilatado tiempo de cinco años no se sabe haya hecho el menor esfuerzo para salvar la España de los males que la abruman, y mucho menos para librar la América de correr igual suerte, hemos decretado.

<< Que en atencion á que por haber los reyes de España desamparado la nacion pasándose a un pais estrangero; á la abdicacion que sucesivamente hicieron de la corona renunciando el padre en el hijo, este luego en el padre, y ambos en Napoleon Bonaparte: á la ocupacion por las tropas francesas de la mayor parte de la Peninsula en donde ya tienen un rey de la misma nacion, las Américas se han visto en la precision de prever á su seguridad interior dándose un gobierno provisional entretanto. que con el trascurso del tiempo y el curso de los sucesos deliberaban el partido definitivo que debian tomar, y que habiendo pasado ya

el tiempo de tres años sin que esta moderada conducta les haya valido para que los Españoles peninsulares, desconociendo en América los mismos principios que ellos han proclamado en Europa, no solo hayan dejado de molestar

les, sino que declarándoles una guerra abierta los han tratado por todas partes como á insurgentes armando al hermano contra el hermano, al ciudadano contra el ciudadano, al padre contra el hijo, confiscando sus bienes, derramando por todas partes la consternacion, y manchando el suelo americano con la sangre de los mismos Españoles americanos y europeos que deberia haberse conservado para derramarla contra cualquiera nacion estrangera que quisiera privarnos de los derechos que nos eran comunes, y á que estos males se acercan ya sobre la provincia de Cundinamarca, que no solo no habia hecho un formal desconoci

miento del rey Fernando, sino que era el asilo de cuantos Españoles europeos se veian perseguidos en otras partes, y á lo impolítico y bárbaro que seria seguir en el mismo estado, y á la aproximacion de tropas enemigas mandadas

por Españoles que, violando la santitad del juramento, vienen á atacarnos en nombre de un rey y de una nacion que en el orden político ya no existe. »

« En atencion tambien al peligro que corre nuestra santa y adorable religion si permanecemos mas tiempo en este estado, tanto por el riesgo de que al finalizarse la conquista de España por los Franceses, nos quieran estos obligar á reconocer la dependencia del rey José Bonaparte, ó la de trasladarnos á América al rey Fernando imbuido ya en sus máximas, y quizá rodeado de ministros y tropas francesas, como por la falta bien sensible que en el dia se nota de pastores eclesiásticos, no habiendo quedado en toda la Nueva Granada un solo Arzobispo ni obispo que pueda egercer las funciones de su ministerio, cuya falta nos iria insensiblemente reduciendo á la nulidad de ministros que prediquen el evangelio, administren los sacramentos y atiendan á la conservacion y aumento de la religion; y que por lo mismo es de absoluta necesidad el que saliendo del estado de pupilage, nos pongamos de

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