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una órden del secretario de guerra en que prevenia se retirase con toda la espedicion hácia la capital, mediante á haber desaparecido los objetos que habian conducidos á dicha espedicion.

Todo lo referido hecho presente exigió el señor Brigadier que cada oficial, franca y libremente, sin temor de incurrir en delito, digese: 1° si convenia mantenernos bajo la proteccion del gobierno de Tunja hasta que se formase el Congreso Supremo, o se debia obedecer prontamente la órden del gobierno que hacia retirar la espedicion á Santafé;

2° Si nos debíamos oponer a realizar cualquier plan que atacase la libertad é integridad de las provincias, ó solo obedeciamos las posteriores órdenes del gobierno de Cundinamarca;

3° Si convenia ofrecernos al Congreso ó á sus diputados, prometiendo que no desmayaremos hasta verlo formado, y que solo sus órdenes pondríamos en egecucion o prescindiamos el dar este paso.

Para mejor asegurar el voto comun, hizo leer el señor Brigadier, el oficio de Pamplona,

en que pide una compañía en auxilio para poder rechazar completamente el enemigo que la amenazaba; pues esta súplica puede hacer variar el estado de las cosas y asegurar mas el éxito de la junta.

Oidas atentamente las razones espuestas por el señor Brigadier, procedió cada uno de los oficiales a dar su voto sobre los tres puntos propuestos, y sobre el primero digeron todos de comun acuerdo que no se debia obedecer la orden indicada de que se retirase la espedicion á Santafé, sino que el señor Brigadier de acuerdo con el gobierno de Tunja y el de Pamplona, trabajase por formar el Congreso General del reyno; pero que todas las operaciones militares debian dirigirse por el mismo señor Brigadier, y que asi serian todas obedecidas. Sobre el segundo digeron: que las posteriores que emanen del gobierno de Cundinamarca no deben obederse, y que si alguna se dirigiese á defender la causa comun del reyno, atacada por los enemigos esteriores, se verá şi verdaderamente hay peligros trascendentales al reyno, y prontamente de acuerdo con

las provincias debe proceder la defensa, nó por que asi lo hubiese mandado el presidente de Santafé, sino porque peligraba la libertad única que hemos jurado sostener y defender. Y sobre el tercero digeron todos: que era de ofrecernos á los diputados del Congreso, asegurándoles que no cesariamos en la empresa hasta ver formado ese cuerpo y que solo las órdenes que procediesen de él, serian obedecidas por nosotros. Con lo cual se concluyó esta acta que firman individualmente los oficiales para su perpetua constancia, y con la que se constituyen obligados á cumplir con el general voto que se ha manifestado. Antonio Baraya, José Ayala, Francisco Caldas, Rafael Urdaneta, Antonio José Velez, Manuel Ricaurte y Lozano, José Maria Ricaurte, José Arce, Angel Gonzalez, Lino Moria Ramirez, Francisco de Paula Santander, Luciano d'Elhuyar y Bastidas, José Agustin Rosas. Es copia Sogamoso fecha utsupra, Francisco de Paula Santander.

Esta acta se acompañe con el oficio siguiente. Cuando recibí la órden de V. E. comunicada por el señor secretario de guerra en 26 de

mayo, previeniéndome marchase inmediatamente á esta capital bajo toda la severidad de la ordenanza, ya tenia la gran satisfaccion de conocer el único objeto á que debian solo dirigirse todas mis operaciones y las de mi espedicion.

Lea V. E. la acta que acompaño, y persuádase que mis oficiales y yo desconocemos la autoridad de un hombre que con escándalo de todas las almas libres pidió y consiguió la suspension del imperio de la constitucion de un hombre que valido de ella, espatrió á dos dignos y honrados ciudadanos, sin oirlos ni convencerlos en juicio, manteniéndose en seguida al frente de unos pueblos sin ley, sin un antemural á la arbitrariedad de un hombre que obstinadamente se ha opuesto á la formacion del cuerpo supremo de Nacion, obstruyendo todos los medios de que el reyno se valia para formarlo de un hombre que ha depuesto con la arbitrariedad de un tirano, á Ricaurte, gefe militar libre y honrado, porque se denegó á subyugar á Pamplona : de un hombre que ha enviado pliegos á Santa Marta

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y a Maracaybo, á estas dos provincias que á cara descubierta han declarado la guerra á todas las que han proclamado su libertad de un hombre que destinó en calidad de Plenipotenciario hacia los Satrapas de Santa Marta, á otro poco contento con el sistema liberal proclamado por la América del Sur : de un hombre que ha negado socorros pecuniarios á Cartagena empeñada en sostener el carácter libre independiente, que ha mirado tranquilo á los enemigos de Santa Marta apoderarse de los mejores y mas ventajosos puntos del Magdalena, mientras que se destinan las tropas, armas y caudales en marchar a las provincias para desorganizarlas, dividirlas, y á pretesto de su desorganizacion dominarlas: de un hombre en fin, que ha dado pruebas nada equívocas que pretendia establecer una corona y dinastía, sobre las ruinas de la corona Ꭹ dinastía de los Borbones que el reyno ha mirado con hor

ror.

Estas consideraciones y las de ver al reyno despedazado, los enemigos insolentes y muy

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