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plona y Casanare, resueltsa á unirse á la confederacien de Venezuela, á los dos hijos de V. E. cruzando en corso la costa en barco Español; á los europeos vecinos de Santafé muy adictos y contentos con V. E.; todo esto arrancó de mis oficiales la resolucion ne no obedecer órden de ese gobierno que no se dirigiese á procurar todos los medios de formar el Supremo Congreso. Asi lo han resuelto convencidos que la libertad é independencia del Reyno que han jurado sostener y defender, no se puede conseguir sino por medio del Congreso; que solo el Congreso puede hacer figurar á esta patria en todas las naciones del universo; que solo el Congreso puede uniformar nuestros sentimientos, nuestras opiniones, y embarazar el camino á la ambicion, á la arbitrariedad; y que solo el Congreso puede dirigir la fuerza armada á que cumpla con sus únicos deberes de defender al Estado de ataques esteriores, mantener el órden, y hacer obedecer las leyes.

Esta, señor Escelentísimo, es la resolucion que hoy anima á mis oficiales, y á mí: reso

lucion digna de las almas libres y amantes de la felicidad comun, que detestan emplearse en oprimir á sus hermanos, prostituyendo asi su carácter y honor. Ese gobierno por tanto podrá disponer de mi empleo y de los de mis oficiales de estos empleos que nos equivocan y confunden con esas almas bajas, aduladoras, mercenarias.

Esté V. E. entendido que de este oficio remito varios egemplares á los gobiernos del reyno, y á los hombres sensatos de esa capital. Sogamoso 29 de mayo de 1812. Escelentísimo señor, Antonio Baraya. Escelentísimo señor, presidente y consejo del poder egecutivo de Cundinamarca.

N° 15.

OFICIO DE LOS DIPUTADOS PARA EL CONGRESO AL PRESIDENTE NARIÑO Y SU CONTESTACION.

Escelentísimo señor. Ya han comenzado á verificarse los anuncios que hicimos á V. E. en 30 del próximo pasado junio, rogándole que desistiese de la empresa de ocupar á Tunja y se retirase de su territorio, porque un paso de esta naturaleza frustraria las medidas saludables que se tomaban para que marchasen las tropas existentes en el Socorro contra el enemigo comun. El comandante Baraya dice formalmente al gobierno de Tunja, en oficio que acabamos de recibir, comunicado por este y con solo la noticia de las tropas que comenzaban á moverse de Santafé, que no marchará á Cúcuta mientras no tenga una seguridad de que no lo hacen otras á su retaguardia esponiendo su existencia, la de sus oficiales, y egército cuando ellos se empeñan en contener al enemigo. ¿Qué dirá y qué

hará ahora cuando sepa que no solo son amagos, sino que realmente V. E. despreciando el allanamiento del mismo comandante para marchar á Pamplona, aun á las órdenes ó de segundo del comandante Pey, se ha internado hasta la capital de Tunja y enviado tropas por otra parte? El comandante Baraya tratará sin duda de salvar su egército á todo trance; él se batirá con las tropas que van á perseguirlo;

y qué fruto habria sacado V. E. de estas hostilidades? Primero, el hacer que se abandone la defensa de Cúcuta y Pamplona como ya lo tenemos indicado; segundo, el esponer de este modo á todo el reyno á los peligros que son consiguientes, debilitadas las únicas barreras que podriamos oponerlo por aquella parte; y tercero, ver inundado el mismo reyno en la sangre de nuestros hermanos. Supongamos todo lo mas favorable que se pueda suponer á favor de V. E., es decir, que venzan sus armas. ¿ Pienza V. E. que se conseguirá esto sin dolorosos sacrificios de su parte, y de la de unos oficiales de honor empeñados en una causa que creen justa, y que se defenderán

hasta el último trance? ¿Y quién responderá

de estos males que se van á causar? Baraya ha hecho un sacrificio digno de una alma grande y generosa, cual és el de ceder sin disputa la primacia del mando de las tropas al comandante Pey, y ponerse en cierto modo á sus órdenes solo por ir á atender à la defensa comun. El gobierno de Tunja convino en ello á pesar de sus propios peligros. Nosotros rogamos encarecidamente á V. E. admitiese este partido en el oficio en que dimos cuenta á V. E. del resultado de nuestra mediacion. Todo lo ha despreciado V E.; pero el reyno que ahora observa en silencio, al fin juzgará de estos procedimientos con imparcialidad. No olvide V. E. que el gobierno de Cundinamarca es el autor de estas desavenencias por la ocupacion de pueblos que no le pertenecen, y que fuera cual fuera la conducta posterior de los que se' ven oprimidos, nada ha podido ni puede imputárseles con razon. Concluimos suplicando á V. E. de nuevo que salga de Tunja y dege obrar á las tropas que estan en el Socorro contra el enemigo comun: que no debilite las

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