Imágenes de páginas
PDF
EPUB

próxima al cuerpo del templo, la cual es la misma pared delantera del Presbiterio viejo, i la opuesta a esta, o sea la que está mas inmediata al fondo de la Capilla. Al lado de esta bóveda habia i hai aun otra mas pequeña, i en la misma direccion, es decir, su largo paralelo a las paredes laterales mayores del Presbiterio. Esta segunda bóveda está contigua a la primera, i separada de ella solamente por una pared de

10

n

Presbiterio de la Catedral en 1795. Proporción: 1 centímetro 1 metro

[blocks in formation]

16 centímetros de grueso, que forma uno de los lados de una i otra bóveda. La que hemos llamado segunda, o sea la mas pequeña, tiene aproximadamente 83 centímetros de largo en la parte superior, i 72 centímetros en el fondo; 53 centí

metros de ancho i 53'5 centímetros de hondo (15). El ángulo que tiene mas cerca del altar le queda a 1 metro, 65 centímetros de la pared lateral del Presbiterio, i a 1 metro, 65 centímetros del sitio en que terminaba la esquina de la peana del Altar Mayor. Habia i existe aun otra tercer bóveda, casi igual a la la., en el ángulo formado por el muro latera! izquierdo de la Capilla Mayor i la pared remate del Presbiterio, i por consiguiente frente a frente de la que hemos descrito primero. Todas estas bóvedas son mui secas, pues están a bastante altura sobre el piso; i este en el Presbiterio, está hecho con piedras grandes i cascajo, que como todos saben, no consiente la humedad despues de pisado. Al hoyar en estos lugares se levantaba una polvareda que queria ahogar a los trabajadores.

Despues de erijida en metropolitana la Iglesia de Santo Domingo (1546), aunque no se sabe fijamente cuando,* se le dió mas largo al Presbiterio de su Catedral; todo el que tenía la Capilla Mayor. Entónces vino a quedar con 7 metros, 40 cents. de largo, (no contando las escaleras) i el ancho que dijimos anteriormente (9'90 metros). Nada se destruyó del Presbiterio viejo. Se conservaron tal como estaban las tres bóvedas de que hemos hablado. Las dos escaleritas o gradas de mampostería quedaron bajo el nuevo piso; pero intactas. El trabajo principal se redujo a rellenar con cascajo la parte que se agregaba al viejo Presbiterio, hasta ponerla en disposicion de recibir el enlosado; a cerrar una puerta que comunicaba con la sacristía, (lado izquierdo) i que ahora quedaba mui baja; a abrir otra que supliese

(15) Decimos aproximadamente porque la pared izquierda de esta bóveda ha sufrido mucho, parte al arreglar una escalerita que tiene al lado, i que le quitó como siete u ocho centímetros de su ancho, parte sin duda cuando la abrieron los españoles en 1795, i sobre todo ahora cuando se abrió de nuevo en el mes de Setiembre del año próximo pasado, en que sin conocer su importancia, no solo acabaron de destruirle la pered izquierda, sino que después rellenaron toda la bóveda con cascajo.

El piso o fondo de esta bóveda lo mismo que el de la anterior o sea la primera, está al parecer formado por grandes piedras.

* El ensanche del Presbiterio debió ser en 1783, poco después que los canónigos que dieron las certificaciones que publicó Mr. Moreau de Saint Mery vieron la caja de Don Diego Colon, la misma que en 1795 estrajeron los españoles. Era imposible que se hubiese caido una de las paredes de la bóveda en que estaba esa caja si el Presbiterio hubiera estado ensanchado.

la falta de esta, i a alzar la que conducia a la Sala Capitular, (lado derecho) que tambien quedaba baja. Tal vez fué entonces que desaparecieron las lápidas de las tumbas de los Colones,** aunque como hemos dicho, descuido tal de parte de las autoridades civiles i eclesiásticas de la colonia es tan estraño, tan incalificable, que mas bien creemos que nunca existieron semejantes lápidas. Este Presbiterio agrandado se conservó despues sin variacion notable (16) i fué el que encontraron las autoridades españolas al hacer la exhumacion de los que creian restos de Colon en 1795; i ese mismo sin mas modificaciones, existió hasta el año pasado de 1877, en que se le dió la forma que hoi tiene.

No fue entonces, sino antes. Lo que había sobre la tumba de los Colones, que parece era mui poca cosa, debió ser quitado cuando el Arzobispo Pio, en 1655, dispuso que las sepulturas se cubriesen. Entonces debió hacerse la caja de plomo en que están ahora los restos de Don Cristóbal Colon.

(16) En una ocasion se le abrieron dos ventanas (una de ellas la tenía desde antiguo, pero cerrada), i en una o dos veces se le cambió el enlosado, i recibió modificaciones la mesa del Altar Mayor.

III.

Exhumacion de 1795.- Equivocacion de los que la hicieron. Su causa probable.- De quién podian ser los restos que se estrajeron entónces.

En 1795 hubo un recuerdo para las cenizas de Colon. España cedió a Francia por el tratado de Basilea (artículo 9) la cuna de su grandeza en América, i el encargado de dar cumplimiento al convenio en esa parte, el Teniente Jenera! de la Real Armada, D. Gabriel Aristizábal, pensó como marino i como español, que no era digno de su patria dejar bajo estraña bandera los restos del Almirante que tanto habia engrandecido a Castilla. La entrega de la colonia, o más bien su paso a nuevo poder, no se verificó entónces, sino seis años despues (en 27 de Enero de 1801); pero sí se trató de llevar a cabo, como en efecto creyó llevarse, la traslacion de las cenizas del Descubridor de la América a la ciudad de la Habana, en la vecina isla de Cuba.

Como hemos dicho anteriormente no habia lápida, inscripcion ni señal alguna sobre la tumba de Colon. No hai ningun hijo de este suelo que recuerde haberla visto; no hai ninguno tampoco que recuerde haber oido decir a sus padres o abuelos que la hubieran vistos ellos, o que hubieran oido decir que habia existido en algun tiempo. No la habia, pues: i si la hubiera habido, el acta de traslacion del 95, redactada por un escribano natural del pais, habria hecho mencion de ella, como de cosa que en sí tenia bastante importancia, puesto que acreditaba que los restos encontrados eran del Primer Almirante, ya que las planchas de plomo, que estaban junto con ellos no tenian inscripcion, ni cosa que indicase a quién habia pertenecido aquel cadáver.

Los españoles, pues, al proceder a la exhumacion de los restos del Primer Almirante, debieron tomar principalmente por guia la tradicion, (17) bien la de las autoridades eclesiásticas i empleados de la Catedral, bien la de los vecinos

(17) Si hubiera habido algun documento auténtico que espresara que en el sitio donde hoyaron los españoles estaban los restos del Almirante, el escribano lo habría dicho en el acta de exhumación, para subsanar la falta de inscripciones en la tapa i costados de la caja o en las planchas que de esta quedaron. Es de suponerse o que no había documentos de esa época (1540) en el archivo de la Catedral,

de la Capital. I qué les decia la tradicion? Lo que se ha seguido diciendo despues, i lo que todos los que hemos nacido en Santo Domingo hemos oido de boca de nuestros mayores: que las reliquias de D. Cristóbal Colon habian sido depositadas en el Presbiterio de la Catedral, del lado del Evanjelio, en el lugar donde solia colocarse el dosel arzobispal. Eso poco mas o ménos debieron oir los encargados de practicar la exhumacion, i eso, a falta de datos mas precisos, debió servirles para llevarla a cabo.

En 20 de Diciembre de 1795, dice el acta suscrita por D. José F. Hidalgo, Escribano de Cámara de la Real Audiencia de Santo Domingo, se abrió una bóveda que estaba sobre el Presbiterio, al lado del Evanjelio, pared principal i peana del altar mayor, que tiene como una vara cúbica, i en ella se encontraron unas planchas como de tercia de largo, de plomo, indicante de haber habido caja de dicho metal, i pedazos de huesos de canillas i otras varias partes de algun difunto, que se recojieron en una salvilla i toda la tierra que con ellos habia, que por los fragmentos con que estaba mezclada se conocia ser despojos de aquel cadáver. No se dice que hubiera lápida sobre esa bóveda; no se dice que hubiera inscripcion, ni en lo esterior, ni en las planchas encontradas en lo interior. ¿Cómo, pues, se sabia que aquellos eran los huesos de Colon? ¿Quién podia afirmarlo, si muda estaba la piedra, mudo el metal, mudos los restos encontrados en esa olvidada tumba? Pero los encargados de la exhumacion tenian a favor suyo, a falta de testimonios escritos, positivos, la constante e invariable voz de la tradicion, que les decia que de ese lado i en ese sitio estaban las cenizas del Almirante. No se sabia que ningun otro estuviera enterrado en esa parte; no se sabia que a algunas pulgadas de distancia una de otra habia dos bóvedas, cada una de las cuales encerraba restos preciosos, que por estrechamente unidos que hubiesen estado en la tierra los seres a quienes pertenecian, not

quizas por haber desaparecido cuando el saqueo de Drake en 1586, o que si los había no designaban el sitio preciso de la tumba de Colón. Eo ocurrido entonces i lo descubierto ahora dá mucho valor a esta suposición. Puede que también confundiese a los exhumadores el crecimiento del Presbiterio, o que por neglijencia o pereza se atuviesen a lo dicho por la tradición, para no hacer el penoso examen que era necesario en archivos destrozados por la polilla.

« AnteriorContinuar »