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de aprecio que se les tributaba, para hacerlo recaer sobre huesos recojidos en la primera bóveda a la mano.

No sabemos si alguno habrá podido pensar que los autores de la superchería hayan sido los que mas han figura do en el descubrimiento de los restos de Colon, es decir, Monseñor Roque Cocchia, Obispo de Orope i Delegado Apostólico de Su Santidad en esta República, Haití i Venezuela, i el Canónigo D. Francisco J. Billini i Hernández. Idea tal no puede haber pasado por la mente de ninguno que conozca o haya oido hablar de los dos respetables eclesiásticos que hemos nombrado: ámbos están al abrigo de toda sospecha. Ademas ningun interes, dado caso, lo que es imposible, que hubiera alguno tan poderoso que pudiera arrastrarlos a cometer un hecho tan criminal, ningun interes decimos, tenian ni uno ni otro en que los restos de Colon estuviesen aquí mas bien que en la Habana. El Canónigo Billini, aunque dominicano, aprecia tanto a los españoles como a sus mismos compatriotas, ha vivido mucho tiempo entre ellos, i estamos seguros que los hijos de España que le conocen personalmente, están del todo persuadidos de que es imposible que haya podido, ni asociarse para llevar a cabo un hecho tan criminal, ni ménos ejecutarlo por si mismo. En cuanto a Monseñor Roque Cocchia ¿qué le importa a S. Sa. Illma. que los restos de Colon estén en Santo Domingo o en la isla de Cuba, entre dominicanos o entre españoles? Lo que S. Sa. quiere es lo que todo hombre amante de la justicia quiere tambien que los honores que merece el gran marino italiano se tributen verdaderamente a sus restos, i no a los de cualquiera que se hayan podido tomar por tales. No: es preciso no cegarse. Antes de inculpar es necesario examinar. El exámen si no lo esplica i aclara todo, porque esto es imposible en cosas tan oscurecidas por el tiempo, al ménos hará ver en dónde está la verdad i en dónde el error.

V.

Restos de Colon.- Caja en que se hallaron.- Inscripciones que hai en ella.- Planchita de plata.

Los huesos de D. Cristóbal Colon están en su mayor parte reducidos a polvo. Del cráneo no hai sino fragmentos, del resto del esqueleto mui pocas partes completas, i aun las que aparecieron al principio como tales, van desmoronándose rápidamente, como se notó en el examen practicado el 2 de Enero último. Huesos hai que al tocarlos se reducen a polvo; i si hemos de decir verdad, solo hemos visto una clavícula que nos parece que podrá conservarse completa por largo tiempo. El fémur, peroné, radio i otros huesos que en el acta de Setiembre se dice que estaban enteros o poco deteriorados, se encontraron ya en Enero sumamente quebradizos unos, i otros desmoronándose del todo.

Parece que el cadáver de Colón estuvo sepultado en la pared o en otro punto en donde pudieron sus huesos mezclarse con fragmentos de argamasa, pues entre el polvo que hai en la caja se encuentran pedacitos mui pequeños como de ese material. Se han encontrado tambien en el mismo sitio restos pequeños de láminas de plomo alteradas ya. Esos fragmentos no pertenecen a la caja en que están hoi los huesos, pues a esta no le falta parte alguna. ¡Quien sabe si Colon fué enterrado en algún ataud de plomo, forrado de madera, i como en este caso se sabe que el plomo se altera fácilmente (30), pueden ser los pedacitos hallados partes de la primera caja, blanqueados por la sal de plomo que dudo formarse! O tambien que la caja que contuvo los restos hasta que fueron sepultados en Santo Domingo, se dañó por una causa cualquiera, i fragmentos de ella pasaron a la nue

(30) "Dans les constructions, lorsque des feuilles de plomb se trouvent en contact avec des pieces de bois susceptibles d'etre attaquées par la pourriture, ces feuilles se détruisent en peu de temps sous l'influence simultanée de l'acide acétique provenant de la de- . composition du bois, de l'eau et de l'acide carbonique de l'air. Des expériences directes ont prouvé que le plomb exposé au contact, ou méme á une petite distance de la sciure de bois humectée se transforme en un melange d' acetate et de carbonate de plomb." (Ebelmen). (Pelouze et Fremy.-Traité de chimie générale &.- Tomo 3, 2 e partie, pag. 910).

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Caja de plomo en que fueron hallados los restos de D. Cristóbal Colón en la Catedral de Santo Domingo, el 10 de Setiembre de 1877, según el dibujo hecho por el historiador aleman Rudolf Cronau el 11 de Enero de 1891.

Tomado de "The Last Resting Place of Columbus"; monografía basada en investigaciones personales realizadas por Cronau.

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Facsímile de la inscripcion que presenta la caja de plomo en la parte exterior de la tapa, según dibujo de Cronau.

va caja que hubo que hacer.* En este punto solo conjeturas pueden formarse, miéntras no se encuentren documentos que arrojen luz sobre hechos tan antiguos i poco conocidos.

La caja en que se encontraron los restos en 10 de Se

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Los dos grabados de la primera edición, han sido sustituidos
por éste, por ser mas exacto.

tiembre es toda de plomo. No hai en ella pasadores de hierro, como corresponsales mal informados han dicho a algunos periódicos europeos. La lámina o plancha de plata encontrada en 2 de Enero, i los dos tornillos oxidados que se vieron en 10 de Setiembre, es cuanto hai de otro metal en dicha caja. Parece que no tuvo nunca cerradura, ni cosa que supliese su falta.

Si la caja actual fue hecha en 1655, como lo creia el autor de este opúsculo despues que conoció las disposiciones del Arzobispo Pio, "los restos pequeños de láminas de plomo, alteradas ya", debieron pertenecer a la caja que vino de España. Es probable que esa caja viniese dentro de otra de madera, como se hace siempre que hai que trasportar cajas de plomo a causa de la flexibilidad de ese metal i que la enterraran con ella, i esto tal vez hizo que se alterase el plomo. Véase la nota No. 91 de Los Dos Restos de Colon.

Nota de Emilio Tejera.

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