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1812.

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persona, replegándose de Valladolid via de Burgos, de cuya eiudad se posesionó el duque de CiudadRodrigo el 30 de Julio. Entonces ya no pensé José sino en sostenerse en Madrid, que tuvo por fin que abandonar en 14 de Agosto, emprendiendo su retirada por las márgenes del Tajo, mientras los aliados vérificabanusu entrada triunfal en la corte en medio del general alborozo. El pueblo ébrio de entusiasmo á la vista del héroe de la guerra, del ilustre Wellington, le prodigó los honores mas estraordinarios, bendiciendo una y mil veces la hora en que se veía libre de sus opresores, de los tiranos del 2 de Mayo que tanta sangre habian derramado injustamente. El general en gefe inglés ordenó que se jurase la Constitucion conforme á lo dispuesto por la regencia; y presidieron el acto en Santa María de la Almudena, el malhadado don Jura don Carlos España, nombrado gobernador de Madrid, Carlos España la Constitu- y don Miguel de Alava. Al tiempo de pronunciar el juramento el referido España, admiró al concurso con los ridículos estremos que hizo á favor del nuevo régimen, ofreciendo verter en su defensa la úttima gota de sangre: farsa indigna que convirtió despues en odio y sed de sangre contra los liberales. Los franceses habian. fortificado y guarnecido el Retiro, y embistiendo sus obras el inglés, obligó á rendirse á los soldados de Napoleon. Alava, hombre ilustrado y de carácter tolerante y conciliador, viendo que en la villa madrideña se albergaban tantos empleados de José, y tantas familias comprometidas por su causa, publicó una proclama prohibiendo que fuesen maltratados por sus opiniones. Pero don Carlos España, venido al suelo español solamente á ejercer el oficio de verdugo contra sus naturales, fijó en las esquinas de la capital un edicto bárbaro é inhumano, y conienzó su sistema de espoliaciones y tropelías, en que

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tanto sobresalió despues bajo principios ropuestos. Asi las proscripciones futuras que han horrorizado ála Europa comenzaron en esta lucha gloriosa, que pretesto noble, de algunas almas de tigre, les sirvió de ensayo para cebarse en los goces de Cali gula y de Neron. Mucho disgustaron tambien las inedidas tomadas por las Cortes para que no cirous lasen las monedas francesas que se habian introdu cido, y las acuñadas con el busto de José ; mais adelante se suspendió el cumplimiento de esta orden.

Apoderóse el Empecinado de Guadalajara, haciendo prisioneros ochocientos franceses que la guar neciau. José y los suyos siguieron su marcha em nob retirada del: Tajo á Valencia, en cuyo camino pa⇒ decieron toda clase de trabajos, entre ellos la sed, pues los, naturales cegaron los pozos y destruyeron cuantas fuentes habia. Tambien en Castilla la Vieją esperimentaron varios descalabros los invasores, ca–1 yendo en poder nuestro la guarnicion de Astorga; y Porlier les obligó á evacuar Santander y Bilbao, proclamando en seguida, el nuevo código, que saludaron con sus salvas los buques ingleses. d. ob

diz.

Despues de dos años y medio de inútiles esei fuerzos, que se estrellaron en el denuedo y bizar ría española, levantó Soult el sitio de la, heróica Levanta Soult Cádiz, baluarte de la independencia nacional, y cue, el sitio de Cana de la libertad que acababa de nacer. En seguida abandonaron las huestes del imperio los puntos fortificados de la Serranía de Ronda, clavando la artillería que los coronaba, y desocupando la cius dad de Sevilla encamináronse al reino de Murcia, acosados siempre por el cuerpo que militaba á las órdenes de don Francisco Ballesteros. Antes de sa-i lir de Sevilla recogió Soult los cuadros mas pres ciosos que adornaban sus templos, y destinando los de mas mérito para su uso, cargó con aquel riquísi mno botin, ornainento y honra de España. Y aun

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ramáronse entonces por ambas Castillas, y el príncipe José entró otra vez en Madrid el 3 de Diciembre, ansioso de descansar de tantas fatigas y gózar la tregua á que parecian entregarse sus enemigos. Para formarse una idea del modo con que asolaban el suelo español los que se decian sus amigos, bastará reproducir las palabras mismas de Wellington en una circular que pasó á los comandantes de los cuerpos. "La disciplina del ejército de mi mando, decia el general inglés, ha decaido en la última campaña á tal punto, que nunca he visto ni leido cosa semejante. Sin tener por disculpa desastres ni señaladas privaciónes...." "Hánse cometido desmanes y escesos de toda especie, y se han esperimentado pérdidas que no debieran haber ocurrido."

Establecidos sus cuarteles de invierno, el da que de Ciudad-Rodrigo, queriendo concertar con el gobierno español el plan de la campaña que se abriWellington ría en la primavera inmediata, pasó á Cádiz, don

en Cádiz.

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de le recibió el pueblo con un entusiasmo proporcionado á la gloria de que se habia cubierto. Una comision de la asamblea nacional le felicitó en su casa; la regencia y los grandes de España le dieron banquetes y saraos; las Cortes le abrieron sus puertas, concediéndole asiento en sus bancos, donde pronunció un enérgico discurso, á que contestó el presidente. Por consecuencia de las medidas que se adoptaron, dividiéronse de nuevo los ejércitos españoles en cuatro de operaciones y dos de reserva: 1.o, el de Cataluña al mando del general Copons y Navia. 2.o, compuesto de los primitivos segundo y tercero bajo las órdenes de Elío. 3.o, que constaba del llamado cuarto y á su frente el duque del Parque. 4.°, en el que se refundian los ahora quinto, sesto y séptimo, confiando el baston á Castaños. Los dos cuerpos de reserva debian

formarse, el primero en Andalucía por el conde de La Bisbal; el segundo en Galicia por don Luis Lacy, maniobrando cincuenta mil hombres de estas fuerzas á las órdenes de lord Wellington, que sin detenerse retornó á Lisboa. Aprovechemos el descanso de los combatientes para seguir en sus tareas al congreso de la nacion,

Siguen las Cortes sus ta

Dignos de elogio son sus decretos sobre reducir á propiedad particular los terrenos de baldíos ó realengos, los de propios y arbitrios y la abolicion del voto de Santiago. Para prueba del temor que reas. inspiraba á los diputados el atraso de los pueblos, incensaban de cuando en cuando al ídolo del fanatismo, proclamando unas veces, como hemos visto, la intolerancia religiosa, y declarando otras patrona de España á santa Teresa de Jesus. Consideramos indignas de un sistema liberal las medidas de proscripcion adoptadas sobre los delitos de infidencia, y que alcanzaban hasta á los compradores de bienes nacionales. Lejos estarian las Cortes al decretar la purificacion de creer que ensayaban el arma con que habia de acrecentar sus crueldades el despotismo: consistia aquella en hacer una informacion de la persona en juicio abierto contradictorio, que se remitia al gobierno, acompañado del dictamen del ayuntamiento respectivo. Admitióse en aquellos dias la mediacion inglesa para poner fin á las desavenencias de América bajo ciertas bases que desechó la Gran Bretaña, resaltando su mala fé á consecuencia de las notas pasadas, y quedando el negocio reducido á la negativa.

Nuestro ministro plenipotenciario en San Petersburgo, don Francisco Zea Bermudez, puso en manos del emperador Alejandro en 21 de Noviembre un ejemplar de la Constitucion decretada por nuestras Cortes; y son dignas de notarse las siguientes palabras: "Este admirable código, que á la par

ha satisfecho las opiniones y llenado los deseos del pueblo español de entrambos mundos, no es fruto de una concepcion filosófica ó metafísica, propia inas bien, como lo ha demostrado la esperiencia en otros paises, para turbar los estados, que para asegurar su tranquilidad y su ventura. Nada ha introducido en ella ni el espíritu de innovacion ni el de reforma; nada se ha tomado para formarla de las naciones estrangeras; las mismas antiguas leyes de la monarquía son las fuentes de donde toda entera se ha sacado; y no dispone cosa alguna que no se halle consignada del modo mas auténtico y solemne en los diferentes cuerpos de legislacion española." El canciller conde de Romanzoff, contestó el 25, "que el emperador habia recibido este nuevo testimonio de los sentimientos que por su parte animaban al gobierno de España, con tanto mayor placer cuanto estaba persuadido que esta solemne acta debia servir de garantía á la prosperidad de una una nacion leal y valerosa, á la que S. M. prc. fesaba la mayor estimacion." (*) No tardó el señor Zea en concluir con el emperador un tratado de amistad y alianza, en cuyo artículo 3.o se reconocia la Constitucion en estos términos: "S. M. el emperador de todas las Rusias reconoce por legítimas las Cortes generales y estraordinarias reunidas actualmente en Cádiz, y la Constitucion que estas han decretado y sancionado." Igual en un todo al artículo referido, contenia otro el tratado con el rey de SueTambien la cia, proclamando el solemne reconocimiento de la asamblea española y de la nueva ley que habia decretado. La princesa de Portugal doña Carlota prodigó al congreso los mayores elogios, congratulándose por la Constitucion publicada, que subió al último cielo de la alabanza ; y aprovechando sus amigos esta coyuntura, otra vez intentaron confiarle las riendas de la regencia, pero triunfó el partido contrario.

(*Ap. lib. 6. núm. 5.) Reconoce Rusia el gobierno

de las Cortes.

Suecia.

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