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inspiracion para componer una fábula poética al mismo asunto y en el mismo metro, de la cual, por razones que ignoramos, no llegó á escribir más que el título y la primera octa va: ambas cosas debieron de quedar unidas à la copia del Orfeo, y don Juan Vera Tássis, viendo un manuscrito voluminoso de letra de su amigo, con título y encabezamiento desconocidos y nuevos, lo enviaria á la imprenta sin más averiguacion; y hé aquí cómo pudo salir á pública luz con paternidad postiza y nombre pegadizo una obra que tenia padre conocido, y de apellido muy ilustre en la República literaria. Solamente admitiendo esta hipótesis, en mi sentir nada aventurada, puede explicarse que un literato estimable, como lo era el colector de las obras de Salazar y Torres, cometicra yerro de tal magnitud, y nó respecto de una composicion fugitiva y de autor oscuro, sino de un poema entero, obra de poeta famoso, y casi contemporaneo suyo. Algo parecido á lo que acabo de mencionar debió de acontecer con un fragmento, de la traduccion del Cantar de los Cantares, que D. Pedro Aldrete de Quevedo incluyó en las tres últimas Musas castellanas de D. Francisco de Quevedo (1) como original de su tio, y venía atribuida de mucho tiempo atras al Dr. Benito Arias Montano (2). Ahora bien, si en co

(1) Las tres últimas Musas Castellanas de D. Francisco de Quevedo Villégas, sacadas de la librería de D. Pedro Aldrete Quevedo Villégas, MDCLXXI. La obra está dedicada al Eminentísimo Sr. Cardenal Arzobispo de Toledo D. Pascual de Aragon.

(2) Se encuentra una copia íntegra de esta traduccion en el Museo de la Biblioteca Nacional, signado M. 98.

lecciones de obras póstumas ordenadas por personas instruídas, relacionadas con los círculos literarios de su época, y ligadas con vinculos de amistad ó de parentesco á los autores cuyas obras se proponían sacar á pública luz, se deslizaron errores de tal tamaño y monta, es muy posible que en la de las poesias de Pérez de Montoro, hecha por colectores iliteratos con algun descuido y sin unidad de direccion (1), se cometiera un yerro de la misma clase y por las mismas causas que motivaron los que acabo de mencionar. Y me confirma en esta idea, la circunstancia de venir impreso en dicha coleccion, inmediatamente despues de la Parafrasis del Miserere cuya procedencia original más probable estamos tratando de investigar, una composicion poética empezada al mismo asunto, y casi con el mismo titulo, que Pérez de Montoro no acabó, ó porque le desanimara la comparacion, ó porque no le llamara por ese camino la natural inclinacion de su ingenio.

La pregunta á que acabo de contestar viene precedida de una excitacion dirigida á todos y cada uno de los lectores de EL AVERIGUADOR, para que se sirvan remitir à dicho periódico nota de los Salmos sueltos traducidos en verso castellano que hayan llegado à su conocimiento, así como de algun Salterio comple-, to, tambien en verso castellano, que

(1) En el primer tomo, cuyo título parece referirse únicamente á poesías líricas humanas, van incluídas las obras dramáticas del autor, segun la portada del libro las poesías coleccionadas fueron recogidas por Juan de Moya, y segun la licencia del ordinario por D. Vicente Acetuno, vecino de Madrid,

haya podido sustraerse á mis inves- | tuto de Córdoba. A la noticia de la obra, acompaña el Sr. Sbarbi datos biográficos muy curiosos sobre su autor, fallecido en Córdoba el año de 1875.

tigaciones. Como esta excitacion aparece hecha principalmente en obsequio de un trabajo religioso, la par que literario, á que se me invita en términos para mí muy lisonjeros, sobre todo, por venir de persona muy competente en todos sentidos, debo por gratitud y cortesia corresponder á ella en algun modo, y lo haré en aquella parte à que más obligado me creo, y es la relativa á traducciones del Salmo L, y con esto vendrá á servir este artículo de adicion à la obra que publiqué hace pocos meses sobre este asunto (1). Voy, pues, á dar una ligera reseña de las versiones poéticas del Salmo que despues de la publicacion de mi modesto trabajo han llegado à mi conocimiento por conductos muy autorizados. Empezaré, como es de justicia, por mi respetable amigo el Sr. D. José María Sbarbi, quien con su vastisima y exquisita erudicion, y por aquello de que en casa llena présto se guisa la cena, nos da ya en la seccion de Respuestas del mismo número de EL AVERIGUADOR, que contiene la pregunta y la excitacion, motivo de estos mal pergeñados renglones, abundantes y curiosas noticias de traducciones de Salmos sueltos y de sus traductores, y entre ellas la de una version poética del Miserere, publicada con este encabezamiento: El Miserere del gran David penitente. Traduccion de D. Antonio S. Burillo, catedrático del Insti

(1) Traduccion en verso del Salmo L de David Miserere mei, Deus, y noticia de versiones poéticas que de dicho Salmo se han hecho en lengua castellana,y de sus autores.

El Sr. D. Marcelino Menéndez Pelayo, gloria de las letras y prez del profesorado español, llamó mi atencion á muy pocos dias de haberse publicado mi obra arriba citada, sobre una traduccion de todo el Salterio de David, por el Dr. D. José Manuel Valdes, natural de Lima. No he podido hasta ahora haber á las manos, pero cuento con adquirir úno muy en breve, ningun ejemplar de esta traduccion que ha de estar hecha magistralmente, á juzgar por la composicion poética que inspiró al vate gaditano D. José Joaquin de Mora (1). Entre tanto, el Sr. Menéndez Pelayo con su acostumbrada amabilidad, igual á su talento, y no cabe encarecerla más, me ha prometido copia de algunos de los Salmos traducidos por tan notable poeta limeño, juntamente con otras noticias sobre traducciones de El Miserere, sacadas de sus apuntes para la Biblioteca de los Traductores españoles; obra de empeño, que no dudo saldrá de su docta y elegante pluma tan primorosamente acabada como prometen sus precursoras, de que ya conocemos el Horacio en España y los Apuntes bibliográficos sobre los traduc

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tores de la Eneida, y en las cuales no se sabe qué admirar más, si el clarísimo ingenio, ó la erudicion verdaderamente abrumadora de su

autor.

Mi ilustrado y cariñoso amigo el Sr. Marqués de Monroy, me envió copia de una Paráfrasis, ó por mejor decir, Exposicion poético-religiosa, estimable, á mi juício por ambos conceptos, que, registrando libros viejos, encontró en un tomo de poesias de D. Eugenio Gerardo Lobo. Está toda ella escrita en romance octosílabo, tiene una corta introduccion en el mismo metro, explicando el motivo que inspiró á David este cántico de penitencia, y empieza así:

Compadecéos de mí.
Señor, dice. y Dios supremo.
Segun que de vuestra grande
Misericordia lo espero.

La he visto en la edicion que de las obras poéticas de D. Eugenio Gerardo Lobo hizo en Cádiz Jerónimo Alonso de Morales y Peralta con el siguiente titulo: Obras poéticas de D. Eugenio Gerardo Lobo, Ayudante Mayor de las Reales Guardias de Infanteria, dedicadas en esta segunda edicion al mismo autor, añadidas de una tercera parte, corregidas y enmendadas. A pesar de lo expresado en esta portada y de lo que el editor, refiriéndose á la primera edicion, dice en la dedicatoria al autor, y en una advertencia al lector, me parece que debió de publicarse sin conocimiento del autor este libro, posteriormente reimpreso con la misma portada, dedicatoria y advertencia en Pamplona dos veces: la primera, en 1724; y la segunda, en 1729 por

José Ezquerro, suprimiendo algunas composiciones, entre ellas las versiones parafrásticas de las cartas Ovidianas de Eneas á Dido y de Enone á Páris, pero conservando la paráfrasis del Miserere. En cambio, no se encuentra en otra edicion, por cierto algo descuidada, hecha en Madrid el año de 1769 en la imprenta de Miguel Escribano, ni tampoco en las Obras Poeticas Lyricas de D. Eugenio Gerardo Lobo, sacadas á luz por la Congregacion de nuestra Señora de la Peña, impresas por D. Miguel Francisco Rodriguez (Madrid, imprenta Real, 1738). Esta edicion puede considerarse auténtica, porque se hizo con permiso é intervencion del autor, quien cedió el producto de su venta á beneficio de la citada Gongregacion. Lleva una dedicatoria á la purisima Virgen en su milagrosa imágen de la Peña Sacra; dos licencias eclesiásticas, úna del Doctor D. Pedro González Garcia, cura propio de la parroquia de S. Nicolas en Madrid, electo obispo de la Puebla de los Angeles, é individuo de la Real Academia Española, y ótra del M. R. P. Mtro. Fr. Antonio Buenaventura de Prado, del Orden de la Santísima Trinidad, que entre otros títulos ostenta el de predicador de S. M. y de su Real Academia; la licencia para imprimir y vender la obra, concedida por diez años à la Congregacion de nuestra Señora de la Peña Sacra; poesías laudatorias del autor y de la obra en latin y en castellano; y una advertencia al lector, donde se expresa terminantemente que las impresiones anteriores de las obras de Don Eugenio Gerardo Lobo se habían

hecho clandestinamente, y contenían algunas que no eran suyas (aunque no lo desmerecian) (1).

De estas palabras pudiera deducirse con algun fundamento que la parafrasis del Miserere, inserta en las ediciones de las obras de Don Eugenio Gerardo Lobo, anteriores al año de 1738, no es suya, ó, por lo ménos, no quiso reconocerla por tal en la edicion más auténtica que se hizo de esas obras en vida de su autor.

Ya que estoy confesando pecados de omision en una noticia sobre versiones poéticas del Salmo L de David, terminaré acusándome de uno que me mortifica mucho, porque me hubiera sidó fácil evitarlo con haber puesto un poco más de diligencia en mis investigaciones. Al dar cuenta de una traduccion hecha á fines del siglo pasado por una ilustre señora, religiosa en el monasterio de las Huelgas, no puse más que las iniciales de la autora D. M. N. H. A., porque efectivamente con ellas firmaba esta composicion en un folleto publicado en Búrgos el año de 1793 con el título de Vida de Sta. Mafalda, reina de Castilla; pero muy poco tiempo despues publicó tambien en Burgos un tomo de poesías, en que aparecen los nombres y apellidos correspondientes á esas iniciales, y son D. Maria Nicolasa Helguera y Alvarado. Consecuencia de este

descuído fué el más grave de haber

(1) El erudito escritor y aventajado poeta D. Vicente Barrántes publicó en el tomo del Semanario Pintoresco Español, correspondiente al año de 1850, un curioso y extenso estudio biográfico y crítico sobre D. Eugenio Gerardo Lobo con el retrato de este poeta.

omitido una reseña biográfica á que por más de un concepto era acreedora esta notable poetisa: afortunadamente mis lectores pueden suplir esta omision, con mucha ventaja para ellos, consultando la biografia que en la España literaria y recreativa publicó por el año 1853 el elegante poeta y distinguido catedrático de la universidad de Santiago D. Gumersindo Laverde Ruiz.

FERNANDO DE LA VERA É ISLA. Uno y medio reales, ó uno y medio real?—Núm. 178, página 186.-Cojo la Gramática de la Lengua Castellana por la Academia Española, edicion del año 1870, y leo á la pág. 8: «Los números son dos: singular y plural. SINGULAR es el que denota una persona ó cosa sola...» Digaseme ahora si uno y medio debe concordarse con un nombre en número singular. Por otra parte, el Diccionario de la misma Academia, undécima edicion, 1869, dice: «PLURAL. adj. Gram. En los nombres y en los verbos el número que habla de más de uno. >> A pesar de que dicha definicion no está conforme con la idea que tengo formada de lo que plural signifi

са,

escudado con la autoridad de corporacion tan respetable, creo que puede decirse, sin que sea dislate, uno y medio reales.

A. G. F.

Echarse un rio en el mar.Núm. 180, pág. 187.-Se jeter (echarse) suena muy bien en frances, tratándose de rios que en español desaguan ó desembocan.

JOSÉ MARÍA SBARBI.

Tomar las de Villadiego.Núm. 182, pág. 202.-En La Sabi

duria de las Naciones por D. V. J. | Bastus, tomo I, págs. 44 y 45, se lee á este propósito lo que sigue:

«Lo mismo que escaparse, huir, largarse más que de prisa, poner los piés en polvorosa.

>>Este refran es muy antiguo, como que le usó ya el autor de la Celestina ó Calixto y Melibea, drama prosaico escrito en el siglo XV, y se halla tambien en la coleccion anónima de refranes que se imprimió en Zaragoza el año de 1549.

»>D. Sebastian de Covarrubias supone que en un principio no se decia tomar las de Villadiego, sino tomar las calzas de Villadiego, ó coger las de Villadiego.

>>Y con este motivo dice, que el origen de este refran vendría de que un tal Villadiego se vería en algun aprieto ó compromiso, y no le dieron lugar a ponerse los calzones ó calzas, y con ellas en las manos se fué huyendo.

>>Ótros suponen que tomar las de Villadiego, equivalía á tomar las alforjas, indispensables un dia en España para viajar y llevar en ellas las provisiones, que no era fácil en contrar en las ventas y posadas.

»Añaden algúnos que á las alforjas se les daba el nombre de Villadiego, porque se suponía que Villadiego, pueblo de la provincia de Búrgos, era una especialidad para la fabricacion de ellas, que nosotros hemos reemplazado con la mala, maleta, saco de noche, sombrerera y elegante cartera.

»Algúnos dicen tomar las hebillas de don Diego, por tomar las de Villadiego.

»Coger las de Villadiego entendian ótros tomar ó ponerse las al

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Coger las del martillado,

que en lenguaje germanesco ó gitano es el camino, y de aquí martillar es caminar, entre aquella canalla. >>En la Visita de los chistes de Quevedo, dice éste que aquel don Francisco de Várgas por quien se formó el modismo Averigüelo Vargas, topó con Villadiego, y que, descoso de conocer el origen de este refran, le dijo: Señor Vargas, pues v. m. lo averigua todo, hágame merced de averiguar quién fueron las de Villadiego, que tódos las toman, porque yo soy Villadiego, y en tantos años no lo he podido saber, ni las echo menos, y querría salir de este encanto. A cuya pregunta, sin duda por no poder tampoco satisfacerla, se excusó prudentemente Várgas de contestar.>>

Al frente de la obra de que se acaba de copiar el pasaje anterior, figura una carta de nuestro respetable amigo el Sr. D. Juan Eugenio Hartzenbusch, dirigida al autor de La Sabiduría de las Naciones, de donde procedo á transcribir literalmente el trozo que se relaciona con nuestro asunto, el cual dice asi:

«Algo quiero observar tambien acerca de la frase: Tomar las de Villadiego. Indudablemente significa huir, escapar, echar á correr sin atender á más de su origen, Covarrubias y Quevedo nada sabían, y á mí me sucede lo mismo. Noto, sin embargo, que en la Celestina leemos Tomar calzas de Villadiego, y me llama la atencion que el

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