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el partido de sustentarle por medio de lavativas de caldo; pero aunque retuvo las cuatro primeras, expelió inmediatamente las que despues se le suministraron, y murió el 7 (27 de Abril) al medio dia.

Cuando se disecó su cadáver, se halló que tenía la boca y la lengua enteramente secas, y áun ésta dura y encogida.

Las parótidas, las maxilares, y todas las glándulas salivales, dismi nuídas de volúmen, y muy descubiertas las aberturas de los conductos excretores de estas glándulas. La faringe, la laringe y la traquiarteria, llenas de mucosidad.

El corazon, sobrecargado de una grasa muy abundante, de color ama

rillo oscuro.

Las partes interiores del vientre, muy deprimidas y en contacto con la columna vertebral.

El estómago, reducido á la cuarta parte de su volúmen ordinario, y lleno de mucosidades amarillentas; y sus túnicas, muy espesas, duras, y casi cartilaginosas.

El cólon transversal ó el arco del cólon, describía un arco de todo punto opuesto á su situacion ordinaria, y cuya concavidad miraba al borde mayor del estómago.

(Del Memorial literario 6 Biblioteca periódica de ciencias y artes, tomo IV, año tercero, Madrid, en la Imprenta de la calle de Capellanes, Setiembre de 1803, págs. 103-6.)

MOVIMIENTO BIBLIOGRAFICO.

GARRAPATOS, CON UN PRÓLOGO POR EL MISMO LIBRO (por D. José Estévan y Bravo). Madrid, Enrique Vicente, 1877. 1 vol. 8.°, 8 reales en Madrid, y 9 en provincias..

«¡Qué triste y enojosa es la mision del que escribe cuando se ve en la precision de decir verdades amargas que sólo pueden darle enemistades y disgustos! ¡Qué grata y envidiable cuando, al tomar la pluma, saltan dulces ideas á su cabeza, inspiradas por aquellos que son acreedores á aplausos!»...

Tales ó parecidas reflexiones se agrupaban á mi mente conforme iba internándome en la lectura de GARRAPATOS, cuando hé aquí que me encuentro en su página 117 precisamente con las palabras que acabo de entrecomar, y que dificilmente podría sustituir con otras más expresivas. Pero no tengamos por más tiempo en expectacion al lector : afortunadamente para el caso presente, le cuadra á este libro la última de las dos proposiciones de que consta el párrafo recien citado.

Y á la verdad, empezando por decir que sólo un exceso de modestia ha debido de impulsar al autor de esta coleccioncita de artículos varios, en prosa y en verso, á dar á la misma el demasiado humilde título de GARRAPATOS, no puedo ménos de confesar que, tan lejos de ser así, ofrecen aquéllos á la considera-' cion del lector sabrosa y á veces nutritiva lectura, cuyo estilo, en lo general bien adaptado á la diversidad de asuntos, se hace tanto más recomendable cuanto ménos abunda hoy el género: la casta y pureza en la dicción. ¡Lástima que en tal cual ocasion, muy contada por cierto, se le escape algun pecadillo contra virtud tan rara en la generalidad de las plumas de nuestros tiempos! pero, ¿qué mucho le suceda así al Sr. Estévan y Bravo, cuando

tiene el modelo en no pocos escritores de esos que, únos con razon y ótros sin ella, han llegado á adquirir pasmosa nombradía en la república de las letras, y dado que la Academia misma sanciona tal vez

ciertos abusos y corruptelas?... Los ejemplos de livido, extrañarse de, y ominoso, me saldrán garantes del supuesto que acabo de sentar.

«DATOS PARA CUMPLIR UN ENCARGUILLO. »

Era una noche de Diciembre, oscura como el alma de un usurero (siempre han sido mi fuerte los similes); y llovía tanto, sin embar go, que sólo los partidarios del qué se me importa á mi, en el sentido más lato de la frase, y algunas otras personas que tenían necesidad de andar en las calles, transitaban por las de la Coronada Villa. Había, pues, en éstas los serenos é indivi- i duos de la policía á quienes correspondia estar en las mismas; y va

cion no es buena, no deja de contentarme aquello de «daño de muchos, consuelo de todos», que se dice en mi tierra,

En efecto, incurre el Sr. Estévan y Bravo en la impropiedad de hacer á livido equivalente de pálido (siendo así que lo es únicamente de cárdeno ó amoratado), participando en esta ocasion de un error comun á los andaluces y á los chilenos. Ex-mos á otra cosa, que si la deductrañarse de, por extrañar, no pasa de ser un solecismo, áun cuando lo veamos usado en boca y por plumas de escritores de gran fuste; y últimamente, ominoso, empleado por ignominioso, vitando ó abominable, no es más ni ménos que un dislate, siquiera lo autoricen las dos últimas ediciones del Diccionario de la Academia, que hasta la novena había apuntado constantemente la única, genuína y verdadera significacion de este vocablo, cual es la de azaroso ó de mal agüero, conformidad con su origen latino

omen.

en

Despues de todo, lunares de este jaez, de los cuales por fas ó por néfas no puede contemplarse exenta obra alguna humana, se descoloren no poco en medio de bellezas tantas como resaltan en los presentes cuadros de costumbres y otros asuntos, en su mayor parte desempeñados con mano maestra por el Sr. Estévan, tanto en lo referente á prosa, como á poesía. Dígalo, si nó, el siguiente, que dice copiado á la letra:

é indudablemente

Daba la una, era esa hora, porque los relojes, como los gobiernos, jamás incurren en faltas relativas á sus deberes; y dos hombres, silenciosos cuando no prorumpían en blasfemias é imprecaciones, batíanse con denuedo junto à la Casa de la Moneda. El uno, poseido del más ciego furor, saltaba navaja en mano al rededor de su contrario, y avanzaba hácia él y retrocedía luego con la ligereza del tigre; el otro, ménos ágil é impetuoso, blândia un descomunal garrote.

Trascurridos algunos momentos, el primero, aprovechándose de un descuido del segundo, pudo colársele fácilmente, si se me permite la diccion, aunque no es del caso, siquiera para recordar á los toreros y las corridas que yacen en el olvido; y el del palo, que pugnó por hacerse dueño de la navaja, consiguió

sólo retardar el efecto que de ella sereno y la policía, que harto trabaesperaba su antagonista. jo tienen con sobrellevar el que le dan sus obligaciones, fuerza es narrar lo acaecido despues de la contienda.

Herido, pues, el del garrote, y vuelto á herir no pocas veces, cayó en tierra despues de un «Dios me valgas dicho con tal desfallecimiento, que no pareció sino que al acabar de pronunciarle, iba á terminar su existencia. Y así fué, en efecto, que el de la navaja, ántes de darse con los talones en cierta parte, le puso la mano sobre el corazon, riendo satánicamente; y sin duda debió comprender que no latía, porque tiró aquélla, y echó á correr como un desesperado, diciendo: «que le pregunte ahora la justicia. >> El agua seguía cayendo à torrentes, el viento silbaba entre las ramas de los árboles, y el sereno, que de cuando en cuando decía para su capote esta boca es mia, no se cansaba de descansar acurrucadito en el hueco de una puerta; circunstancia que acreditaba tanto más su celo, cuanto que desde aquél podría observar sin ser visto lo que ocurriese en el terreno de su jurisdiccion, dadas la claridad de la noche y la poca extension del mismo. Sin embargo, por uno de esos descuidos que nada tienen de particular cuando se refieren á cosas insignificantes, el velador nocturno dejó de notar que un hombre acababa de morir en riña; y como ni el matador ni el muerto fueron à contarle lo sucedido, siguió éste tendido en el suelo, y el otro huyendo y devanándose los sesos para encontrar un escondrijo ignorado de la policía, desconociendo, inocente de él, que no había de hallarle en España.

Dejándole abandonado á su quimera, y haciendo lo mismo con el

Dos hombres avanzaban hacia el cadáver por la calle de árboles, y si no de árboles, de tierra ó cosa tal, pero con árboles; y al llegar junto á él, dijo uno asiendo bruscamente. de un brazo á su acompañante: -¡Un muerto! -¿Un muerto? -Sí, ¿no le ves? -Estará borracho.

-¡Qué borracho ni qué demonio! Si no estuviera muerto, con la noche tan fria y la lluvia...

-Verdad es... ¡mira, mira... alli... á la luz del relámpago...! -¿Qué?...

-Que he visto un charco de sangre.

--¡Huyamos! Pero ¿qué es esto?
-¿El qué?...

-He tropezado con una cosa...
-¿A ver?...
-¡Una navaja!

-¿Una navaja? Chico, vámonos, vámonos corriendo; aquí se ha cometido un crímen.

-Y si ese hombre no está muerto...

-Mejor para él.

-Veamos...

-Hombre, déjate de tonterías.
-Levantémosle.

-¿Levantarle?... ¿Estás loco? Levántale tú, si quieres, que lo que es yo...

-Pero hombre, ¿hemos de dejarle ahi? ¿No consideras que el agua que le cae encima y el frio...

-Que se muera.

-No seas bárbaro; ayúdame.

-¿Bárbaro?... No dirías eso si que les agradan, y tampoco me

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complace manifestar lo que les enoja, para no mentir y no enfadarlos, hago punto final, y dejo á otras plumas el encarguillo de probar que nuestras leyes y policía son las mejores del universo.

Madrid 15 de Setiembre de 1877..

Despues del ejemplo que acabo de transcribir, nó por ser el mejor de la coleccion, sino uno de los más breves, terminaré diciendo: que lo chispeante de un artículo, lo filosófico de ótro, lo cáustico de éste, lo patético de aquél, y lo correcto en el lenguaje de tódos, salvo tal cual ligera excepcion, colocan á esta obrita casi al nivel de las en su género escritas por Larra, Segovia, y Mesonero Romanos; pudiendo y debiendo ocupar la misma un puesto distinguido en la biblioteca de toda persona verdaderamente aficionada á la bella literatura española.

JOSÉ MARÍA SBARBI.

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FABRICA DE BUJIAS

DE NTRA. SEÑORA DEL CARMEN.

Recomendamos á nuestros abonados las bujías de dicha fábrica, así por su excelente calidad, como por las venta jas en el precio que presentan sobre las de otras fábricas que, no por ser muy decantadas, pueden llegar á competir con ésta.

5 reales la libra, y 41, por arrobas. Desde una arroba en adelante se sirven á domicilio.

Depósito central en Madrid, calle de la Montera (Pasaje de Murga) núm. 35.

MADRID: 1879.

Imprenta de A. Gómez Fuentenebro. Bordadores, 10.

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ADVERTENCIA. Se ruega á las personas deseosas de suscribirse å esta publicacion, que lo hagan cuanto antes, à fin de que no experimenten retraso en el recibo de los números, y sepa la REDACCION à qué ha de atenerse tocante al total de ejemplares que próximamente debe tirar.

PREGUNTAS.

85. Consonantes en aile.Sabido es de tódos aquel dicho antiguo Hay consonante á fraile ? HAILE: BAILE. Pregunto: ¿Existen en castellano más consonantes en aile que los enunciados?

U. C.

«... jueves 29 de Henero, dia de San Sebastian, amaneció el rio salido, y estaba el agua pasada la cruz del Altosano, enfrente de mi puerta, y vi venir muchos barcos al garete y se ahogó mucha gente, etc.»

Encuentro en el Diccionario enciclopédico de la Lengua Española (Madrid, Gaspar y Roig, 1861): «Al garete. loc. adv. Mar.: se usa en la fr. Ir ó Irse al garete: que es ir el buque arrollado del viento, mar y corriente, ó bien solo de esta última. >>

Sentados estos supuestos, pre

86. Al algarete. - Leo en la Crónica de D. Pedro Niño (Madrid, Sancha, 1782, pág. 94): «Salieron las galeras del puerto á prima noche con la su gente remando á lagunto: mar toda la prima, acendido faron en la galera del capitan, é reposaron al algarete fasta el quarto del alva por que folgase la gente.»>

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1.°-¿Cómo debe decirse: al algarete, ó al garete?

2.°-¿Cómo conciliar la definicion dada por el Diccionario enciclopédico arriba citado, con la circunstancia de reposar, existente en el pasaje preinserto de la Crónica de D. Pedro Niño?

Abro los Sucesos de Sevilla de 1592 á 1604 por Francisco Ariño (Sociedad de Bibliófilos andaluces, Sevilla, Tarascó y Lassa, 1873, pág. 18), y leo el siguiente pasaje: Y 3., que viene á ser la conclu

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