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SALAM. VNTEC. I

En ambas obras se atribuye esta moneda á Salmantice; en el Memo

94. Novelas morales.-¿Será tan amable la Redaccion, ó alguno de los ilustrados lectores de ELrial Numismático, como dudosa, y en la de Heiss, como cierta; y conAVERIGUADOR UNIVERSAL, que se digne darme noticia de las traduccio-jeturándose en la primera, que pucde leerse FECIT, como yo lo hago. nes españolas que conozca de la obrita escrita en italiano por Francisco Soave, y que se titula Novelle morali ad uso d' fanciulli ? Palencia.

C. M. PELAEZ.

Segun el ejemplar que posco, opino que no puede leerse de otro modo que como he indicado al principio, exceptuando el caso de que se tome la V de SALAMVN como una A invertida, cosa muy frecuensiendo 95. Moneda goda.-Entre laste en esta clase de monedas, que tengo en mi coleccion, hay una cuya descripcion es como sigue, con arreglo al ejemplar que posco: A. RECCAREDVS REX. Busto. R. SALAMVN FECIT. Busto.

entónces indudable para mí su atribucion à Salamanca.

En cuanto à la palabra FECIT, la única letra borrada en mi ejemplar es la F; pero el estar completamen

te claras las ECI y terminar la leyenda en dos cruces, cuando lo general es que solo haya una, me ha

esta esclarecida Religion, varon grande y de singular espiritu, de quien habla con suma veneracion

ce presumir que la primera sea la Tel P. Rivadeneyra en la vida de san de FECIT, y nó cruz.

Esta moneda se encontró en una viña del término de Fuensalida, provincia de Toledo.

Ahora bien debe atribuirse dicha moneda decididamente à Salamanca, ó será Salamun alguna otra

localidad?

UN CURIOSO.

96. Combate espiritual ó Tratado de la perfeccion cristiana.—En la traduccion castellana que, de la lengua italiana y de la latina, hizo de esta obra D. Damian González del Cueto (Viena de Austria, Schilgen, 1722, 1 vol. en 12.o), se lee la siguiente cuestion al empezar del Prefacio: «Quién sea el autor de este libro admirable, que en la Iglesia de Dios ha merecido tantos elogios, aún hoy está en opiniones. Gravísimas religiones pelean con noble codicia sobre la posesion de este tesoro. Los teatinos ó clérigos regulares de San Cayetano, pretenden con ambiciosa porfía, que fué compuesto por el P. D. Lorenzo Scupoli de su misma órden, varon de irreprensibles costumbres, y en su tiempo uno de los más hábiles maestros de la vida espiritual. El P. Teófilo Rainaudo, célebre escritor de la Compañía de Jesus, lo atribuye al P. Gallardo, jesuita español y famoso predicador en Italia, conocido y singularmente estimado por su religion y letras, de S. Cárlos Borromeo. Los PP. de San Benito procuran con grande esfuerzo persuadir que lo escribió don Juan de Castañiza, español, hijo de

Romualdo. Autorizan esta opinion diferentes escritores alemanes, franceses y flamencos, y la defienden constantemente D. Nicolas Antonio, Caramuel, Yépes, y otros gravisimos escritores de España que no quisieron defraudar á su patria de la gloria que liberales la dan en este punto los extranjeros, y en que nos es propicia la emulacion francesa. Yo aparto mi juicio del exámen de esta controversia, etc......»

En vista de esta discordancia, ¿se podrá asegurar hoy quién es el ver dadero autor del Combate espiritual?

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101. Santo Toribio. -En la misma se llama obispo, el dia 16 de Abril, á Santo Toribio de Liébana. ¿Hay aquí error histórico?

D. H.

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¿Es palabra castellana adosar? Creo que nó, pues no la encuentro en ningun diccionario castellano, empezando por el de la Academia..

¿Será un galicismo?-Trabajo me cuesta el creerlo tal, siendo empleada por todo un señor académico de Real Española.

¿Qué es lo que hay de cierto en el particular?

102. Guarnecer.- En el Suplemento al núm. IX de La Ilustracion Española y Americana (mar-la zo de 1879), pág. 170, articulo Dos dias en Salamanca, por D. P. A. de Alarcon, leo lo siguiente, tratándose del Colegio del Arzobispo de aquella ciudad:

Figuraos, al remate de empina da cuesta, dos ámplias y hermosas escalinatas, por las que se sube á un extenso atrio, ó compas, guarnecido de grandes columnas sin capitel, que nada sostienen y que parecen otros tantos heraldos encargados de anunciar la grandeza del edificio que custodian.»

Pregunto: ¿Cómo, de qué manera, ó mediante qué procedimiento puede ser guarnecido de columnas un atrio ó compas? pues, por más que cavilo, no atino á representarme en mi mente semejante operacion. Por lo tanto, espero de la atencion del Sr. Alarcon, que vivo y sano está, ó, en su defecto, de cualquiera de los entendidos suscritores de EL AVERIGUADOR UNIVERSAL, que se sirva descifrarme este, que para mí lo es, enigma.

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Quedo, pues, esperando, en mi desco de saber, lo mismo que en el artículo anterior; y me alegraré, y me lisonjeo, de no esperar sentado ó sous l'orme, como dicen los fran

ceses.

EL MISMO.

104. Sonido.-Aunque no faltan sabios, ó que por lo ménos pasan por tales, que opinan no ser la oreja de utilidad alguna, hay otros, y creemos que están en lo cierto, que dicen ser necesaria para saber apreciar de qué lado ó parte procede el sonido que llega á nuestro oído, fundándose para ello en que los individuos desorejados oyen perfectamente como los demás, pero no pueden calcular de dónde sale el sonido que oyen.

Pregunto: ¿De qué manera se explica que la oreja nos indique el punto de procedencia del sonido, ya estando de pié el oyente, ó ya echado de lado, y por consiguiente con una oreja tapada y la ótra al descubierto?

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oxígeno que contiene el aire que en

Receta del Tocino del cielo.

ellos introducimos, y devolvemos el carbónico, ¿por qué cuando soplamos un ascua, en vez de apa-rifica una libra de azúcar bien blan

garse, como parece que debiera suceder, se aviva más?

F. G. DE S.

RESPUESTAS.

Tocino del cielo.-Núm. 14, pág. 5.

Madrid 23 de Febrero, 1879. Sr. Director de EL AVERIGUADOR UNIVERSAL.

Ahi va la receta del verdadero Tocino del cielo, solicitada en el número 1.o de su interesante RE

VISTA.

Es copia de una receta escrita en los áureos tiempos de ese celestial tocino, que ha degenerado visiblemente en las confiterías de Madrid.

Procede esta receta del tocino del cielo (perfecta, segun parece, en todo, ménos en la redaccion, que no es modelo de concision ni de tersura) de un convento de monjas de Extremadura, tierra clásica de todos

los tocinos.

Sólo aquellas santas mujeres que viven lejos de las amarguras, de los desabrimientos, y de las acritudes de la tierra, han podido inventar un manjar tan sabroso, tan dulce y tan suave, que tienen, sin embargo, la insolencia de llamar empalagoso aquellos desgraciados, que no son capaces de decir á usted como yo lo hago con dulce orgullo, que soy, si no el mejor de sus amigos, al ménos,

EL MÁS GOLOSO DE SUS SUSCRITORES.

Para cada libra de Tocino se cla

ca haciéndose el almíbar como para cualquier otro dulce con punto de espejo, ó sea que haga hilo entre los dedos índice y pulgar.

Se sacan veinte yemas, quitándoles por completo las claras, y se baten aquellas echándoles además un huevo entero.

Se aparta el perol en que está el almíbar, y se eohan algunas cucha radas de éste en el plato en que están las yemas batidas, sin dejar de batir para que al caer el almíbar no se cuajen las yemas, y cuando se hayan echado cinco ó seis cucha radas, se echan las yemas en el perol con el almíbar y se mueve mucho con el cucharon para que se mezclen completamente las dos

cosas.

Luégo se pone el perol á fuego lento y sin llama, y se le da un par de vueltas, siempre moviéndolo y dando al fondo para que no se siente; despues se tiene preparado el molde untándolo por completo con aceite en pequeñísima cantidad para que no haga lagareta, y se espolvorea con harina, y en el fondo se echa como medio dedo de harina, y ésta se aprieta con el pulpejo hasta que quede bien sin ningun polvo levantado. Entonces se echa el dul ce, con cuidado de que al caer no levante la harina, pues sería fácil salieran hoyos.

Se tienen unas trébedes bajitas: se les echa lumbre menuda que no sea brasa gorda, y en viendo que hierve, que ha de ser lentamente y sin le vantar borbotones, se pone en la

tapadera alguna lumbre y se tapa con ella; en tomando color, se toca con la palma de la mano; si aún ↑tiembla, se deja á la lumbre quitándole la de encima, y sólo con la tapadera puesta.

Se mira de vez en cuando; y en estando cuajado, se le echa encima canela molida, se aparta y se deja

enfriar.

Cuando está ya frio se despega al rededor con un cuchillo, se vuelca en una tabla ó bandeja, se le raspa bien con el cuchillo toda la harina, y por último, se voltea en el plato. Es como se hace sin faltar un ápice.

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pasaje de la Crónica de D. Pedro
Niño. La gente de las galeras remó
toda la primer noche, y para que
descansára, reposára ó folgára, sc
suspendió el ejercicio del remo has-
ta el cuarto del alba, en cuyo inter-
valo se dejó que las galeras fueran
al garete, ó á merced de la corrien-
te. Se sobreentiende que había cal-
ma; es decir, que no corria viento,
pues de haberlo, hubieran utiliza-
do las galeras sus velas. -Así como
en la citada crónica se dice acender,
por encender, y farón, por farol ó
fanal, así tambien se escribe al al-
garete por al garete, que es la voz
apropiada y en uso entre toda la
gente de mar.
C. F. D.

Consonantes en aile.-Núm. 85, pág. 57.-Conozco tan sólo los Al algarete.—Núm. 86, págisiguientes: afraile, baile, ciquiri-na 57.-A la primera cuestion, que baile, desenfraile, enfraile, fraile, es si debe decirse al algarete, ó al hayle, peraile; y en lenguaje antigarete, diré que, en lo mucho que he cuado, fayle, por hazle, y trayle, tenido que navegar, siempre he oído á los marinos, así mercantes como de guerra, y tanto á los marineros como á los pilotos y jefes superiores, al garete, y nunca al algarete.

por traele.

U. C.

Al algarete.-Núm. 86, página 57.-Las definiciones náuticas del Diccionario Enciclopédico de la Lengua Española (Madrid, Gaspar y Roig, 1861) fueron redactadas por el brigadier de la Armada D. Jorge Lasso de la Vega, persona muy competente. La de la locución Al garete que dió, es exacta y conforme con la que traen los Diccionarios maritimos de D. Martin Fernández de Navarrete (Madrid, 1831), y de los Sres. Lorenzo, Murga y Ferreiro (Madrid, 1864), -Se dice que un buque, bote ú objeto cualquiera flotante va al garete, cuando se mueve à merced del viento ó la corriente. La definicion es perfectamente conforme con el

A la segunda, que es, « ¿cómo conciliar la definicion dada por el Diccionario Enciclopédico de la lengua española con la circunstancia de reposar existente en el pasaje á que se refiere la Crónica de D. Pedro Niño?» contesto, que es muy fácil conciliar ambos significados, pues lo que quiere decir que reposaron al algarete fasta el quarto del alva para que folgase la gente, es: que yendo á remo como iban, sin duda por falta de viento, y siendo muy penoso este ejercicio, se comprende que se dispusiera abandonar los remos, y dejar las galeras

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