Imágenes de páginas
PDF
EPUB

importante plaza de Gibraltar, que se hallaba descuidada y desguarnecida. Su gobernador don Diego de Salinas habia venido á Madrid antes que el rey saliera á campaña á hacer presente la necesidad de guarnecer y artillar aquella fortaleza; mas su justa reclamacion fué muy poco atendida, y el marqués de Villadarias, á quien por último el rey encargó su cui+ dado, no pensó en ello, ni creyó que los enemigos intentasen nada por aquella parte. Asi fué que cuando desembarcaron los dos mil hombres de Darmstad (2de agosto, 1704), apenas llegaria á ciento, inclusos los paisanos, la guarnicion de la plaza. Cortada fácilmente por los enemigos toda comunicacion por tierra y por mar, y sin esperanza de socorro los de dentro, Lodavía el gobernador contestó con valentía á la intimacion del de Darmstad; y harto fué que resistiera dos dias á los impetuosos ataques do los ingleses; maş como quiera que le faltasen de todo punto elementos para prolongar mas la resistencia, hizo una decorosa capitulacion, saliendo él con todos los honores, y ofreciendo el príncipe austriaco conservar á los habitantes su religion, sus bienes, casas y privilegios; condicion que no fué cumplida, porque los templos fueron profanados, las casas saqueadas, y los vecinos tratados con todo el rigor de la guerra. De este modo perdió España aquella importante plaza, baluarte de Andalucía y llave del Mediterráneo ("), Posesionados

(4) San Felipe, Comentarios.-Belando, Historia Civil de España,

los ingleses de Gibraltar, á nombre de la reina Ana, hicieron una tentativa sobre Ceuta, pero vista la valerosa contestacion y la firme actitud del gobernador, marqués de Gironella, desistió el de Darmstad de aquel intento.

Quiso el marqués de Villadarias enmendar su falta anterior, y acudió á socorrer á Gibraltar, pero llegó ya tarde. Lo mismo sucedió con la escuadra francesa del Mediterráneo, que desde Tolon, al mando del conde de Tolosa, hijo natural de Luis XIV. y primer almirante de Francia, tomó rumbo hácia Gibraltar. Encontróse esta armada, compuesta de cincuenta y dos buques mayores y algunas galeras de España, con la anglo-holandesa, mandada por el almirante Rook, que constaba de unos sesenta, en las aguas de Málaga. Preparáronse una y otra para el combate; el viento favorecia á la de los aliados; dióse no obstante la batalla que tanto tiempo hacía se esperaba entre las fuerzas navales de las potencias enemigas (24 de agosto, 1704). Muchas horas duró la refriega; ambos almirantes pelearon con inteligencia y valor, y hubo pérdidas de consideracion por ambas partes: de los franceses murieron mil quinientos hombres, con el teniente general conde de Relingue y el mariscal de campo marqués de Castel-Renault; los enemigos perdieron al vice-almirante Schowel; pero unos y

Parte I., c. 34.-Macanáz, Memo- de Inglaterra. rias, cap. 18.-John Lingard, Hist.

otros hicieron relaciones exageradas y pomposas de la batalla ""), atribuyéndose cada cual la victoria. Aunque despues volvieron á verse ambas escuadras, no mostraron deseos de repetir el combate. Los angloholandeses hicieron rumbo hácia el Océano; el conde de Tolosa dejó doce navíos con gente y artillería cerca de Gibraltar para reforzar al marqués de Villadarias, y dejando tambien las galeras de España en el Puerto de Santa María, se volvió á Tolon, de donde habia partido.

Con mucho ardimiento emprendió el de Villadarias la recuperacion de Gibraltar, para cuya empresa contaba con las tropas que él habia llevado, con los tres mil quinientos hombres y los doce navíos que al mando del baron de Pointy le dejó el conde de Tolosa, con la gente que llevó el marqués de Aytona, y con algunos grandes que concurrieron voluntariamente á la empresa, como el conde de Aguilar, el duque de Osuna, el conde de Pinto y otros. Pero habia el de Darmstad fortificado bien la plaza: habia recibido un refuerzo de dos mil ingleses; echóse encima la estacion lluviosa; las aguas deshacian las trincheras; las enfermedades diezmaban el campamento español; consumíanse inútilmente hombres, caudales y municiones; los oficiales generales reconocian to

(1) Belando, San Felipe, Macanáz, en sus respectivas historias. Las historias de Inglaterra.

Relacion de esta batalla en la Gaceta de Madrid.

dos que era imposible tomar la fortaleza, y sin em→ bargo el de Villadarias escribia siempre al rey que pensaba tomarla en pocos dias. Asi lo creyó Felipe, hasta que con vista del plano de la plaza y obras del sitio, y pesadas las razones del marqués y de los demas generales, se convenció de que estos eran los qué discurrian con acierto y aquél el engañado. Mas por consideracion al marqués, y á fin de proceder con mas conocimiento y seguridad, no quiso dar órden para que se levantára el sitio hasta que le reconociera el general francés mariscal de Tessé, que vino por este tiempo á Madrid (7 de noviembre, 1704) á reemplazar el duque de Berwick en el mando superior del ejército.

Era ya principio del año siguiente (1705) cuando el mariscal de Tessé pasó al Campo de Gibraltar á reconocer los cuarteles, y vió los trabajos y fatigas de todo género que durante el invierno habian pasado los sitiadores, y que los sitiados recibian con frecuencia socorros, y que la bahía estaba cuajada de naves enemigas; y aunque conoció la dificultad de la empresa, no quiso abandonarla sin tentar un esfuerzo. Hizo que acudieran de Castilla mas de otros cuatro mil hombres, y se determinó á dar un asalto (7 de febrero) con diez y ocho compañías, las nueve de granaderos. El asalto fué infructuoso, y costó algunas pérdidas. Ya no quedaba mas esperanza que el auxilio de la armada francesa, pero esta fué en parte dispersada por

una tempestad, en parte destruida por otra inglesa de cuarenta y ocho navíos que al mando del almirante Lake salió del Támesis á proteger á los de Gibraltar. Todo esto determinó al mariscal de Tessé á levantar el sitio; sitio desastroso, y costosísimo á España, por los muchos hombres y caudales que en él lastimosamente se consumieron; y esta fué, dice con justo dolor un escritor contemporáneo, la primera piedra que se desprendió de esta gran monarquía (").

Por el lado de Portugal, viendo el rey don Pedro y el archiduque Cárlos una parte de nuestras tropas distraidas en el sitio de Gibraltar, otras descansando en cuarteles de refresco, y como les hubiese llegado un refuerzo de cuatro mil ingleses, repuestos algun tanto de su aturdimiento anterior, emprendieron las operaciones por la parte de Almeida, é hicieron una tentativa sobre Ciudad-Rodrigo. Pero frustró sus cálculos la habilidad y presteza del duque de Berwick, que se adelantó á aquella ciudad con un cuerpo de ocho mil peones, con los cuales no solo protegió la plaza, sino que contuvo del otro lado del rio al ejército aliado, no obstante que se componia de treinta mil hombres, entre portugueses, ingleses y holandeses, no haciendo otra cosa el general Fagel que movimientos y evoluciones inciertas, sin atreverse á pa

(4) Belando, Historia civil de España, tom. 1., cap. 34 á 35.San Felipe, Comentarios, A. 1704

1705.-Mácanáz, Memorias, capítulo 48.

« AnteriorContinuar »