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el enemigo con este incidente, y ardiendo en deseo de vengarse, volvió á ocupar los puestos abandonados, recobró la ermita de los Angeles (6 de setiembre), y acuchilló á todos sus defensores, salvándose solo tres oficiales, y el coronel Llauder que se arrojó por una ventana. En los dias siguientes se renovaron con furor los ataques contra el flaco muro de la ciudad. Tres anchas trincheras habia abierto ya el cañon enemigo en los baluartes de Santa Lucía, Alemanes y San Cristóbal. Antes de dar el asalto envió Saint-Cyr parlamentarios á la plaza pidiendo la rendicion, pero Alvarez, cumpliendo la amenaza y la promesa que desde el principio habia hecho, los recibió á metrallazos.

ardor de los nuestros, y todavía hicieron alguna salida costo- | cesivamente á San Hilari, Roda, San Feliu y Olot. Exasperado sa á los contrarios. Pero de los 900 hombres que le custodiaban habian perecido ya 511 soldados y 18 oficiales; casi todos los restantes estaban heridos; el coronel Nash que los mandaba creyó imposible prolongar mas la resistencia; así lo comprendió tambien el consejo de oficiales que reunió, y resolvióse en él abandonar el fuerte, no sin destruir antes las municiones y la artillería (12 de agosto). Ruinas mas que fortaleza era ya aquel recinto cuando le ocuparon los franceses: 3,000 hombres les habia costado conquistar aquellos escombros. El gobernador Alvarez, á pesar de su severidad, aprobó al fin la conducta de los valientes defensores de Monjuich, convencido de que habian llenado su deber cumplidamente No nos admira que el general Verdier creyera, y lo asegurara así á su gobierno, que á la rendicion de Monjuich tardaria pocos dias en seguir la de la ciudad, que quedaba en efecto bastante descubierta y por flacos muros y muy escasos fuertes defendida. Pero equivocóse el general francés, como quien no conocia aun la tenacidad de aquellas tropas y de aquellos habitantes. Para defenderse de las nuevas baterías que él hizo construir en diferentes puntos y de los fuegos que vomitaban contra la ciudad, hacian los de dentro parapetos, zanjas, cortaduras y todo género de obras, cerraban calles, y el gobernador Alvarez hizo colocar cañones hasta encima de la bóveda de la catedral. Mandaba tambien hacer pequeñas salidas en cuanto lo permitia la escasez de la guarnicion. Cuéntase que en una de ellas, como el oficial que la guiaba le preguntase dónde se refugiaria en caso de necesidad, le contestó aquel imperturbable caudillo: En el cementerio. De estas salidas se aprovechaban los catalanes de fuera para introducirse en la plaza, ávidos de participar de los trabajos y de la glória de sus compatricios, y dia hubo en que solo de Olot penetraron en la ciudad hasta 100 hombres. Pero el principal encargado de proporcionar socorros mas formales de hombres y de vituallas era el general Blake.

De vuelta de Aragon este general, despues de haber empleado algunos dias en la reorganizacion de su menguado y desconcertado ejército, pensó seriamente en socorrer la ya muy estrechada y apurada plaza de Gerona. Por ásperos y montuosos caminos llegó á Vich, donde pasó revista á sus tropas (27 y 28 de agosto), y prosiguiendo por escabrosas sendas al Coll de Buch y á San Hilari, donde se le juntaron siete regimientos, dió allí sus órdenes (31 de agosto) á don Manuel Llauder y al coronel de Ultonia don Enrique O'Donnell, á aquel para que fuese á desalojar al enemigo de la altura de los Angeles al norte de Gerona, á este para que le llamase la atencion por la parte de Bruñolas, mientras él con escasos 6,000 hombres que le quedaban se adelantaba á las alturas del Padró á la vista de la ciudad sitiada. Llauder se apoderó con bizarría de la ermita de los Angeles, plantando en ella la bandera española, bien que teniendo que retirarse luego al pié de la altura por haber cargado á la ermita gran refuerzo de enemigos. O'Donnell, á quien se unió Loigorri, atacando vivamente la posicion de Bruñolas cumplia bien su mision de atraer hácia sí la mayor parte de las fuerzas francesas, mientras Rovira y Clarós combatian á la orilla izquierda del Ter. Entre tanto por la derecha de este rio se acercaba á Gerona un convoy de mil quinientas á dos mil acémilas, escoltado por cuatro mil infantes y quinientos caballos á las órdenes del general García Conde. Este cuerpo sorprendió y arrolló en Salt (1. de setiembre) un fuerte destacamento francés, y el convoy y la division entera entraron tranquilamente en la plaza, no obstante la vigilancia y las maniobras de Verdier y de SaintCyr para impedirlo.

Quedaba la dificultad de volver á sacar las acémilas de la plaza, donde nada aprovechaban ya, y estorbaban mucho. Hízose tambien esta operacion tan diestra y felizmente (3 de setiembre), que sin perderse ni una sola caballería ni un solo hombre se salvaron y trasportaron á San Feliu, quedando segunda vez burlado Saint-Cyr. De la division de Conde que daron en la ciudad mas de tres mil hombres, cuyo refuerzo alentó grandemente la ya harto menguada guarnicion Conde con el resto de su gente se volvió á Hostalrich, y Blake, despues de dirigir y proteger tan feliz operacion, se replegó su

TOMO V

Tal conducta del indomable gobernador español necesariamente habia de indignar al general francés, y el asalto se hizo inevitable. A las cuatro de la tarde del 19 de setiembre cuatro columnas enemigas de á dos mil hombres cada una avanzaban á las brechas. Las campanas de Gerona, al mismo tiempo que los tambores, llamaban á paisanos y soldados á la defensa de los puestos que de antemano se habian señalado á cada uno. A todos presidia, y á todos alentaba con su imperturbable continente el gobernador Alvarez, y el silencio majestuoso con que marchaban los de dentro contrastaba grandemente con el estruendo de los doscientos cañones que de la parte de afuera retumbaban. En la brecha de Santa Lucía que acometió la primera columna enemiga, por dos veces fueron rechazados los agresores, quedando allí sin vida muchos de ellos, bien que con la desgracia de que la perdiera tambien el valeroso coronel irlandés Marschall que mandaba nuestra gente. En las de Alemanes y San Cristóbal no fueron los franceses mas afortunados: de una los repelieron al arma blanca los regimientos de Ultonia y de Borbon: en otra los escarmentó don Blas de Fournas que la defendia. Los ataques á la torre de Gironella y á los fuertes del Calvario y del Condestable costaron algunas pérdidas á los nuestros y muchas á los contrarios. Don Mariano Alvarez acudia sereno á los puntos donde era mayor el peligro; á su vista se enardecian hasta las mujeres; algunas recibieron la muerte por su intrepidez: perdimos tambien oficiales muy distinguidos; pero ¿qué suponen 300 6 400 españoles que perecieran en los asaltos de aquel dia, en cotejo de cerca de 2,000 franceses que quedaron en sus brechas? Grande debió ser el escarmiento de los sitiadores, cuando Saint-Cyr no se atrevió á repetir los asaltos, y cuando abiertas tantas y tan anchas brechas se decidió á convertir otra vez el sitio en bloqueo.

Atento siempre Blake al abastecimiento de la plaza, habia estado preparando en Hostalrich otro convoy de igual número de acémilas que el anterior y algunos ganados Propúsose proteger él mismo su trasporte á Gerona con el grueso del ejército, que constaba de 10,000 hombres, yendo don Enrique O'Donnell de vanguardia con otros 2,000. En tanto que Blake ocupaba las alturas de La Bisbal, O'Donnell arrolló dos destacamentos franceses que encontró al paso, avanzó, acaso con indiscreta intrepidez, hasta la plaza, introdujo en ella hasta 300 acémilas, y él mismo entró con 1,200 hombres en Gerona (26 de setiembre). Mas no pudo penetrar ni el resto del convoy ni el resto de la columna; uno y otro fueron cortados por Saint-Cyr, que interponiéndose de improviso entre O'Donnell y Blake, apoderóse de las brigadas y de los conductores, haciendo ahorcar ó fusilar con desapiadada fiereza muchos de ellos, y quedando tambien en su poder gran parte de la escolta. Blake, cuyas fuerzas no bastaban para empeñar un combate con el enemigo, retiróse primeramente á Hostalrich, y despues trasladó su cuartel general á Vich, donde permaneció hasta el 13 de octubre. El socorro de vituallas introducido en Gerona no bastaba ni con mucho á remediar la penuria de la plaza, y los 1,200 hombres que con él entraron mas sirvieron de embarazo que de provecho por lo que aumentaban el consumo. Pensó por lo mismo O'Donnell sériamente en evacuar cuanto antes pudiera la ciudad; las dificultades para la salida eran grandes; grande tambien el peligro; pero venció aquellas y salvó este, cruzando una noche silenciosamente la ciudad (12 de octubre), y uniéndose despues al ejército por medio de una atrevidísima marcha que ejecutó por el llano, atrave

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sando por entre destacamentos enemigos. Ya entonces no mandaba el sitio Saint-Cyr; habíale reemplazado el mariscal Augereau, llevando nuevos refuerzos para apretar el bloqueo. En una de aquellas atrevidas empresas para el socorro de la plaza fué gravemente herido el brigadier conde de PinoHermoso (don Luis Roca de Togores), jefe muy querido del general Blake, y tambien del gobernador Alvarez, á cuyas órdenes habia servido en sus primeros años en guardias españolas: era el de Pino-Hermoso uno de los caudillos que mas se habian distinguido desde el principio del alzamiento nacional (1).

Sentian ya los sitiados los rigores del hambre; repartíase parcamente entre los soldados el escasísimo grano que quedaba, mal molido en almireces ó cascos de bomba, y peor cocido; y los paisanos á quienes este miserable alimento faltaba se caian por las calles de debilidad, y morian de inanicion. Compañeras siempre de la miseria las enfermedades, de tal manera se desarrollaban y propagaban, que solo en el mes de octubre murieron 793 individuos, faltando localidad, y hasta las medicinas en los hospitales. No habia medio de introducir víveres, ni siquiera á la menuda, porque era tal la vigilancia de los sitiadores, que de noche colocaban perros en los caminos y veredas para que con sus ladridos avisaran la aproximacion de cualquier transeunte, y además de trecho en trecho ponian cuerdas con campanillas para el mismo objeto, siendo víctimas de este artificio aquellos á quienes el patriotismo ó el interés impulsaba á intentar llevarles algunas provisiones. Y Blake, que hizo nuevos esfuerzos y tentativas para avituallar mas en grande á los sitiados, aun á costa de serios combates con fuerzas superiores enemigas, se vió en la imposibilidad de ejecutarlo, teniendo que ceder al número, y siendo inútiles los rasgos de valor y de intrepidez con que se señaló O'Donnell. Las provisiones reunidas en Hostalrich fueron casi todas destruidas por los franceses, y Blake se retiró á Manresa. Corria ya el mes de noviembre. Sentíase á un tiempo en la ciudad los estragos de la peste y los horrores del hambre. Comprábanse á exorbitantes precios y se devoraban con ansia hasta los animales mas inmundos (2). Las bestias mismas,

(1) Habia en efecto este generoso patricio levantado en su país natal un regimiento con el nombre de Cazadores de Orihuela, que los soldados llamaban voluntarios de Pino-Hermoso, cuyo cuerpo pereció casi todo en Zaragoza, y en el cual hicieron sus primeras armas algunos que llegaron despues á los mas altos empleos de la milicia. El conde, que comenzó costeando de su patrimonio el mantenimiento de sus voluntarios, hizo mas adelante el donativo de todas sus rentas á la nacion; cuyo patriótico desprendimiento y cuyos servicios no impidieron que en 1814 se le persiguiera y encausara por sus opiniones, como á tantos otros buenos españoles. De nuevo molestado despues de la reaccion de 1823, abrumado de disgustos, menguada su hacienda, y perdida su salud, murió en 1828 en Alicante, donde habia sido comandante general, sin que el gobierno permitiese siquiera poner sobre su féretro la espada que voluntariamente habia desenvainado y con tanto desinterés blandido en defensa del trono y de la independencia de la patria.

(2) Hé aquí el precio de los artículos, desde el mas módico hasta el mas subido, segun testimonio librado por el comisario don Epifanio lgnacio de Ruiz, capitan de la tercera compañía de la Cruzada Gerundense, advirtiendo el tocino que las carnes de vaca, caballo y mulo, mientras y duraron, se conservaron á un precio regular, del que no permitió exceder el gobierno. Los de los demás comestibles fueron los siguientes:

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hospitales de gente y faltos de medicamentos, solo de la clase de soldados fallecieron de enfermedad en el mes de noviembre 1,378. Iban flaqueando ya hasta los mas animosos y mas fuertes. Y sin embargo, el impertérrito gobernador Alvarez ó prendia ó rechazaba con aspereza á los emisarios que el general francés le enviaba aconsejándole la rendicion, aunque fuesen religiosos, de quienes aquel llegó tambien á valerse. Y como en la plaza oyese á uno pronunciar la palabra capitulacion; ¡Cómo! le dijo con imponente acento: solo usted es aquí cobarde. Cuando ya no haya víveres, nos comeremos á usted y á los de su ralea, y despues resolveré lo que mas convenga. Y uno de aquellos dias hizo publicar el bando siguiente: «Sepan las tropas que guarnecen los primeros puestos, que los que ocupan los segundos tienen órden de hacer fuego en caso de ataque, contra cualquiera que sobre ellos venga, sea español ó francés, pues todo el que huye hace con su ejemplo mas daño que el mismo enemigo. >>

ha

Habíase entre tanto reunido en Manresa, donde se hallaba Blake, una especie de congreso de personas notables de Cataluña, con el fin de promover un levantamiento general del Principado en favor de los de Gerona, impulsado tambien por la Junta Central. Mas con noticia que de esto tuvo el marisel 2 de diciembre abrió nuevas brechas, ensanchó las cal Augereau, apresuróse á renovar los suspendidos ataques: bia, y se apoderó del arrabal del Cármen. Otros ataques suceque sivos le hicieron dueño del reducto de la ciudad y de las casas de Gironella (7 de diciembre). El 8 tenia en su poder casi todos los fuertes exteriores, incomunicados los que quedaban, con escasísima racion de trigo para solo dias, reducida ya toda la fuerza defensiva de Gerona á 1,100 hombres, ó rendidos de fatiga y escuálidos, ó contagiados de la enfermedad, siendo lo peor y mas triste de todo que el mismo Alvarez, cuyo físico no era tan inquebrantable como su espíritu, postrado hacia cuatro dias con una fiebre nerviosa, agravósele tanto y considerósele en tan inmediato peligro de muerte que hubo de administrársele la Extrema-uncion. En uno de los pocos intervalos que el delirio febril dejó despejadas sus potencias, habia delegado el mando de la plaza en el teniente rey don Juan Bolivar (9 de diciembre); mas, como dice elocuentemente un histo

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Precios módicos.

14 reales.

8

2 cuartos.

4

6 rs.

40

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1

5

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8

30

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40

200

Cebada, la cuartera..

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Café, la libra.

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Queso, la libra.

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RECUERDOS DE GERONA EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA

Los objetos que el artista ha combinado en la lámina adjunta pueden considerarse como simples detalles de tan interesantes recuerdos. Descuella entre ellos la modestísima sepultura, situada en la capilla de San Narciso de la igle. sia de San Félix, en donde yacen los restos mortales de D. Mariano Alvarez de Castro, desde el año 1816 en que fueron trasladados allí con toda pompa desde el castillo de San Fernando de Figueras. El interesante epitafio dedicado al es clarecido defensor de Gerona dice así:

SQUALIDUS HIC JACET ALVAREZ NUNC LUMINE PRIVUS.
IDEM QUI FORTIS CUM TULIT ARMA FUIT.

HIC VIR HIC EST HEROS NULLUM MORITURUS IN CEVUM.
QUI SCELERATA FIDES CERTA VENENA DEDIT.
ÆTERNUM VIVET NOBIS FASTISQUE GERUNDÆ.

CUM JUSSU REGIS TOLLITUR ARA PIA.

HOC NUNQUAM POTERIT TEMPUS RETICERE SEPULCRO.
FAMA MEMOR SECLIS NON PERITURA CANET.
MDCCCXVI.

De las tres banderas que aparecen en el fondo y á los lados del sepulcro, la blanca con la cruz aspada de gules de San Andrés perteneció al Regimiento Infantería de Ultonia; la negra con el número I, al primer tercio ó batallon de migueletes de Gerona; y la tercera, con leyendas y pinturas alusivas, á las compañías de la célebre Cruzada Gerundense, en la cual sirvieron indistintamente paisanos y eclesiásticos regulares y seculares; cuyas banderas vienen figurando anualmente como remate del túmulo que se levanta en el solemne aniversario en sufragio de los que murieron durante la azarosa época á que corresponden, en virtud de Real órden de 18 de agosto de 1817.

Al pié de la lámina y en segundo término se halla copiada fielmente una sencilla cama de campaña que se desmonta con facilidad, notable bajo el punto de vista histórico, por haber pertenecido al mariscal Augereau, jefe de las fuerzas sitiadoras cuando capituló la plaza en 10 de diciembre de 1809, existente en la actualidad en el Museo de antigüedades de la provincia.

La coraza y la caja de guerra, que se guardan en la capilla de San Narciso, se creen procedentes del campo francés, así como el proyectil, uno de los muchos que no llegaron á estallar pues aun está lleno de pólvora, y que juntamente con la corneta de caballería, que perteneció á un soldado de un cuerpo aleman muerto por los somatenes, y el molinete de mano, se conservan en el Museo. Este molinete fué otro de los que funcionaron en casas particulares durante el sitio, despues que los franceses cortaron las aguas de la acequia que ponian en movimiento los molinos harineros de la ciudad, y con él se completan los trofeos gloriosos escogidos para sintetizar plásticamente el cuadro de heroísmo y de terrible prueba que ofrecieron los esforzados gerundenses, cuyo heroísmo, de imperecedera memoria, será admiracion constante del mundo entero.

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RECUERDO DE GERONA EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA (1809)

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