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Ha hallado ademas el sitio ocupado por el real alcázar, y que aun hoy dia es flamado por los naturales del pais Al-casr, el de la antigua alcazaba o ciudadela Bábil ó Babel: el de los célebres pensiles llamados actualmente Auránibn Ali, el de los templos de Bel-Ao, cuyos restos constituyen el monumento hoy dia conocido con el nombre de Birs-Nimrúd ó la torre de Nembrod; el de Nana, la Venus de los babilonios, denominado por los naturales del pais Al-colayx ó el castillejo, el de la madre de los dioses ó la Tauthe de los asirios; el templo del sol Mexjed ex-Xems, y otros muchos edificios cuyos nombres corrompidos ó completamente cambiados por la traduccion arábiga, manifiestan ademas de sus ruinas el uso para que fueron destinados.

Asimismo ha reconocido el viagero el muelle que se dice construido por Nabonid á orillas del Eufrates, y en cuyos ladrillos se lee constantemente el nombre de este monarca. Es de advertir que los babilonios rara vez usaban piedra en sus edificios, empleando con preferencia adobes de tierra cocidos al sol, material que en aquel clima seco ha resistido mejor que otro alguno á la accion del tiempo. Otros de estos ladrillos contienen el nombre de Nabucodonosor, ó como escribian y pronunciaban los asirios Nabiucu-donrrusur, el BojtNossor de los árabes, advirtiendo que el infinito número de los que han sido hallados en cercanías de Babilonia con el nombre de este rey, prueban haber sido Nabucodonosor el restaurador de la ciudad. Las tres cercas de Babilonia, ya nombradas, y las otras tres que circuían los arrabales son, pues, obra de este soberano, así como la parte de la ciudad llamada hoy dia Al-casr, donde él residia de ordinario con todos sus ministros y su córte. El exámen detenido que Mr. Oppert acaba de hacer de estas interesantes ruinas, le han proporcionado el poder reconocer la exactitud de las noticias que da Herodoto relativamente á varias localidades de Babilonia, y principalinente á los canales que surtian de agua á la poblacion. Una cosa, sobre todo ha llamado su atencion, y es el arrabal conocido con el nombre de Borsippa. Es un hecho averiguado que los judíos de Babilonia lo consideraban como el sitio donde en otro tiempo habia existido la torre de Babel. La etimología de Borsippa, voz que se ha conservado hasta nuestros dias en el nombre de Birs, que hoy dia lleva aquel sitio, bastaria por si sola á falta de otros argumentos, para probar la autenticidad de cierta tradicion conservada aun entre los judíos. Segun los antiguos rabinos, Borsippa significaba «confusion de lenguas;» en el idioma babilónico Birs-sip es la torre de las lenguas, y tanto una como otra interpretacion favorecen la conjetura de que el antiguo arrabal de Babilonia, llamado por los historiadores griegos Borssippa, y hoy dia Birs-Nemrud por los naturales del pais, es el sitio en que estuvo el famoso monumento conocido por «torre de Babel.»

P. DE G.

CARTAS MADRILEÑAS.

1.

AL CORONEL SIR JORGE H***.

Mi querido amigo: para cuatro meses va que hice á vd. una promesa, læ cual todavía no he empezado cumplirle, ó por mejor decir, sí he empezado, en este mismo momento. Me pidió và. con insistencia, como tan aficionado á la lengua y á la literatura de España, y como tan verdadero amigo de esta desgraciada cuanto noble nacion, que asi que llegase á Madrid le dirigiese mensualmente, á lo menos, una carta que le tuviera al corriente de las novedades que por aqui fuesen ocurriendo; y yo como tan amigo de vd., como reconocido de corazon á las mil atenciones y agasajos que le debí en esa hermosísima ciudad del Támesis, metrópoli del mundo, se lo prometí sin titubear.-Promesa imprudente, dirá vd. acaso, pues que tan mal se me ha cumplido; promesa de ministro español, que hace esperar economías, ó de almirante inglés que anuncia próximas tomas de plazas rusas. Sin embargo, convenga vd., amigo mio, en què si no de una manera absoluta, mi promesa ha tenido a lo menos una especie de cumplimiento; no he escrito á vd., es verdad, pero le he tenido al corriente de las novedades que han ido ocuriendo en esta tierra española,.... enviándole con toda puntualidad los números mensuales de la Revista de ambos Mundos. Confieso á vd. que mi conciencia no estaba con esto enteramente tranquila, pero lo estaba á medias, pues á medias tambien habia salido de mi empeño; además, yo me decia á mí mismo:-Por mucho que yo me afane, indague, y rebusque, ¿cómo he de enterar á mi buen amigo sir Jorge de lo que ocurre por aqui en la es

fera del gobierno mejor de lo que lo hace don R. M. B. en sus escelentes cróni cas políticas, modelos de sagacidad, alto juicio y buen lenguaje? En punto á novedades literarias, renuncio sin modestia á competir con nuestro inteligente y docto don P. G.... Bien sabe vd., amigo mio, que este no es elogio de paisanage, pues mas reputacion de buen literato alcanza G. entre sus paisanos de vd. y en toda Europa que en su propio pais. La Revista, por último, debia dar á vd. cuenta, como se la da á todos sus lectores, cuando llega el caso ¡fenómeno raro! de las publicaciones importantes que aqui ven la luz pública.... de unas dos docenas de casas, lo mas, que á este número vendrá á llegar escasamente el de los que son aqui bastante aficionados á libros importantes para comprarlos; el resto de la edicion no suele ver mas luz que la del almacen en que se depositan las existencias, para que los ratones no carez can de un alimento sustancioso. De los Pirineos, y mas aun, del canal de la Mancha para allá, esto se les figura á vds. exageracion española: aqui los pocos que vivimos entre libros, sabemos que es una verdad amarga, como las del protagonista de aquella preciosa comedia del señor Eguilaz que tanto le gustó à vd.,-y nos quejamos porque nos duele.

Pero vd. con su implacable positivismo de hijo de Albion, me ha hecho advertir que todavía, aun con enviar á vd. la Revista, no le cumplia ni aun á medias mi promesa, porque la Revista no lo dice todo, y yo prometí á vd. darle noticias completas de política y literatura. Hay un ramo muy principal de esta última, que es cabalmente al que vd. tiene mas aficion y al que dá en España mas importancia que á otro alguno, porque se le figura que aun somos los digHOS continuadores de Lope, Rojas, Tirso y Calderon, y sobre él nada publica el periódico que á vd. envio, aunque en todo lo demas vd. no le encuentre pero. Pues bien, capitulemos: reléveme vd. de mi inconsiderada promesa de escribirle sobre todo, y desde luego prometo á vd., con firme propósito de cumplirselo, seguirle enviando la Revista, pero completada con las notícias teatrales que vd. desea, y otras sobre lo que se publique en España de hoy en adelante, en materias de amena literatura. A don P. G., las publicaciones de grande empeño, las investigaciones eruditas, todo lo que es ciencia y alto saber literario; yo hablaré á vd., no solo de los dramas nuevos, mas tambien de las poesías, de las novelas y hasta de la chismografía literaria que llegue a mi noticia y juzgue yo que puede entretenerle á vd. en su delicioso cottage al que solo falta para ser un irasunto del Paraiso que lo ilumine el sol de Asia ó el de España, que lo rieguen las aguas del Ganges ó las del Guadalquivir.

Mis cartas iran inclusas en la Revista; y para que las lea vd. con mas comodidad, puesto que mi letra es tan mala, y la vista de vd. no es ya tan buena como cuando llevaba en Ciudad Rodrigo de division en division las órdenes del gran lord Arturo Wellesley; (para vd. y para sus ya escasos ayudantes, siempre se llamará asi el duque de Wellington), mis cartas irán impresas. ¿Qué mas le da á vd. que otros las lean? Nosotros no tenemos secretos, y al cabo á nadie perjudica y á alguno puede aprovechar que se sepa en ambos mnndos lo que pasa en nuestros teatros de Madrid, y lo que componen y novelizan nuestros ingenios, es decir, los pocos, poquísimos de nuestros ingenios, á quienes no ha absorvido completamente ese Saturno voraz que se llama la política.

Seguro de que vd. aprobará mi plan, empiezo desde hoy á ponerle por obra mas como no quiero escribir á vd. cartas retrospectivas, mis noticias y mis juicios empezarán con el año. Sírvales, pues, esta carta de introduccion y nada mas.

Solo unas pocas palabras diré á vd. de las funciones últimamente estrenapas por pascuas y que todavía se están representando con aplauso. Mas antes

sepa vd., si lo ignora, que los teatros que hoy tenemos abiertos, son y se llaman: el Real, que es solo de ópera y baile, del cual es empresario un desprendido aficionadísimo y muy inteligente individuo de nuestra aristocracia, el señor don Fernando Urries: el del Príncipe, algo mejorado á la vista desde que vd. lo frecuentaba en sus rápidas escursiones á Madrid, por los años de 1810, y que dirije hoy con acierto un actor de quien me ha oido vd. hablar mucho y se llama el señor Arjona: el de laCruz (otra antigüedad de los tiempos de la gloriosa, y que desde entonces solo ha variado en que es mas antiguo); al frente de la compañía que trabaja en este teatro (¿no es verdad que es muy feo este vocablo aplicado á los artistas dramáticos, como si fueran cavadores?...) está el señor Romea (don Julian), actor de mucho talento, de quien tambien he hecho á vd. grandes elogios, y á quien casi conoce vd. ya, segun me ha dicho vd. mismo por las Revistas dramáticas que durante algo mas de cinco años he escrito en la España. Siguen á estos en importancia artística el de Variedades, el de Lope de Vega y el del Instituto; otro hay que se llama del Genio, pero que pertenece ya á una categoría muy inferior. Rarísima vez hablaré á vd. de él. En todo el tiempo que he sido crítico-dramático, ni una sola vez me ha dado materia para dedicarle artículo alguno. Por último, hay otro teatro de verso y canto, que llaman del Circo, en el que renació ha pocos años, y se va criando con buenas condiciones de vitalidad la antigua zarzuela española.

Vd. dirá que muchos teatros son estos para un pueblo tan pequeño como Madrid, y tendrá mucha razon; lo mismo decimos unos cuantos por aqui; pero no nos quieren creer. Sus empresarios y los actores prefieren arruinarse en intereses, que es lo menos para el verdadero artista, y esterilizarse para el arte, que es lo mas, á unirse fraternalmente formando una ó dos buenas compañías en vez de cuatro malas... ¿Qué quiere vd.? ¡cosas de España!... Si esta carta fuera para vd. solo, yo le referiria sobre esto anécdotas curiosas que me han contado y... entristecido. Pero respetemos la vida íntima de bastidores para adentro.

De los teatros de verso que he citado á vd., solo el del Principe y Variedades han dado recientemente novedades originales, dignas de mencion. En el primero, ha sido aplaudido un bello drama en prosa, titulado El castillo de Balsain por el jóven don Manuel Tamayo, el inspirado autor de Virginia, y otro jóven poeta de talento, don Luis Fernandez Guerra. Es de asunto histórico, mezclado de invencion, perteneciente al novelesco reinado de Felipe IV. En Variedades, el señor Eguilaz, en colaboracion con un jóven de felicisima disposicion, que lleva un nombre ilustre en las letras modernas, don Luis Mariano de Larra, nos ha dado una linda comedia de capa y espada que se titula Una virgen de Murillo. Se la enviaré á vd., porque no es tan cara como la que Luis Napoleon compró para el museo de Louvre à los herederos del mariscal Soult. Podrá vd, ponerla en su biblioteca al lado de Verdades amargas, Alarcon, el Caballero del Milagro, y Una broma de Quevedo. Póngala vd. junto á esta, pues es con la que tiene mas analogía. La intriga viene a ser la misma en ambas; solo que en una, Quevedo es quien da la broma, y en otra, quien la recibe es Murillo. Alli el galan es la persona que hace; aquí es la persona que padece; mas como en ambos casos la parte contraria es una bella dama y el poeta que maneja la fábula es muy discreto, crea vd., amigo mio, que ninguno de los dos merece compasion. Cualquiera se pondria de buena gana en su lugar,―y aun vd. mismo con todos sus años y su gravedad británica, y su reuma adquirido en las campañas de la India.

Si la risa se pudiera enviar en cartas, con las noticias de las funciones que la producen, buen acopio de ella podria enviar á vd. para este invierno, en que tan escasa anda á causa de las calamidades públicas, con solo recoger algo de

la mucha que todas las noches arranca á un numeroso público en el teatro del Principe el disparate cómico titulado Por tierra y por mar, ó El viage de mi muger, arreglo muy bien hecho por don Isidoro Gil. De estos ha habido varios graciosísimos en los demas teatros. A pesar del mal cariz que presenta el horizonte político, la gente se ha reido estas pascuas en todos ellos, y se sigue riendo todas las noches como si no hubiera nacido para otra cosa.-Mas vale asi, y quédese el negro spleen para las nebulosas márgenes de ese rio!...

Lo triste, en punto á teatros, es ver la inmerecida desgracia que pesa sobre el Real, á pesar de los sacrificios y de los inteligentes esfuerzos de su director. Una compañía inmejorable; las mas bellas y recientes maravillas del repertorio italiano; un aparato escénico sorprendente;-todas las comodidades y todos los atractivos reunidos en una sala de teatro, que es sin duda de las mas hermosas de Europa, no bastan joh dolor! á contrarestar la influencia fatal de la crisis gravísima porque está pasando España. La buena sociedad que solia llenar aquel teatro le ha abandonado casi por completo: ó no tiene humor para divertirse ó prefiere guardar su dinero para hacer frente á eventualidades que el general desasosiego de los ánimos presenta como no remotas. ¡Quiera Dios apartarlas de este suelo ya harto castigado por sus errores!

Pero basta, amigo mio, que me voy á otro terreno y ya hemos convenido en que de teatros y amena literatura he de hablar á vd. solamente. Ademas, ya esta carta se va haciendo larga. Adios, pues; pero permitame vd. que la concluya de la manera noble y patriótica con que acostumbran vds., libres y leales isleños, concluir sus arengas y principiar sus brindis, esclamando:-Dios salve á.... pero se lo diré á vd. en su lengua para evitar alusiones: God save the Queen!

Queda de vd. muy apasionado amigo, &c.

Madrid 4 de enero de 1855.

E. DE O.

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