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se han creido obligados á reproducir las escrituras con la mayor exactitud y fidelidad, copiando las frecuentes abreviaturas y signos convencionales usados en aquella época, si bien no siempre han cumplido con un requisito á nuestro modo de ver indispensable en este género de publicaciones. Asi por ejemplo han omitido indicar la procedencia de cada documento, si está escrito en pergamino, vitela, papel de hilo ó de algodon, la clase de tela en que está escrito, circunstancias y carácteres todos que sirven para determinar su autenticidad; puesto que la paleografia no puede ser un auxiliar de la ciencia diplomática, sino en cuanto proporciona á esta medios hábiles para descubrir la falsedad de una escritura. Cuanto mas antiguo es un documento mas necesarias son las aclaraciones y demostraciones paleográficas, y bajo este punto de vista encontramos que la coleccion presenta un vacio, atendida la escasez de notas que acom. pañan al testo.

Sea lo que fuere de este reparo, basta recorrer la publicacion para calificarla desde luego de muy importante, por las infinitas noticias que nos suministra no solo de cosas y objetos poco conocidos, sino que tambien las relaciones y costumbres de la sociedad napolitana en los siglos X y XI. Los que se dedican á la historia indumentaria hallarán alli muchos inventarios de ropas, alhajas, armas y muebles, cuyo estudio y comparacion no puede menos de arrojar luz sobre una multitud de actos y costumbres de la vida privada. Hállase entre otras una escritura del año 985 en que se mencionan ya los célebres paños ó tápices de Utrecht (pannus qui est Utreccius), una lista de los efectos y arreos que componian el guardaropa de una dama griega en 1015, y por último muchos testamentos en que se designan efectos y muebles desconocidos y cuyos nombres no se encuentran en los glosarios de la edad media, notándose bastantes palabras arábigas con terminacion latina en significacion de objetos y mercancías venidas de Africa ó Egipto, como tambien de las ciudades musulmanas de la costa del Mediterráneo, como Granada, Almería y Málaga.

En el prólogo al tomo impreso en 1845 se anunciaba para los siguientes la publicacion de escrituras griegas y bilingues que debian insertarse por orden cronológico; pero auuque el tomo IV llega, segun se ha dicho, hasta el año de 1048, ninguna hemos hallado en él que pertenezca á aquellas clases. Suponemos que habrán sido puestas aparte pra formar de ellas publicacion separada. Tambien es de esperar que obra tan vasta é importante se concluya, y pase de la época normanda, es decir, de la época de la reunion bajo un solo cetro de todos los principados y señoríos que anteriormente dividian la Italia Meridional. Del prólogo al tomo primero deducimos que el pensamiento original consistia en efecto en llevar la publicacion hasta el advenimiento al trono de la familia de Anjou, anudándola asi con el syllabus ó coleccion de escrituras angevinas impresas ya á costa del Estado: programa inmenso y que deseamos ver cuanto antes realizado en toda su extension, asi como hacemos los votos mas ardientes para que sea prontamente imitado entre nosotros, ya que nuestros archivos públicos y particulares son riquísimos en esta clase de monumentos.

Uebersicht der Wanderungen etc. (Bosquejo sobre las emigraciones) Karlsruhe, 1854. 8.0 Es una compilacion habilmente hecha de todo cuanto se ha escrito acerca de las emigraciones por causa de religion, de franceses, saboyanos y holandeses, y su establecimiento en varias provincias y reinos de Alemania. Sin poner en duda la influencia ejercida por los hugonotes franceses en el desarrollo intelectual é industrial de Alemania, los críticos de este pais han pretendido siempre que Mr. Weiss, el historiador del protestantismo, lo habia exage

rado mucho. El libro que nos ocupa servirá, pues, para dilucidar esta cuestion y otras no menos importantes que alli se tratan. En él se hallará la historia exacta y concisa de todos los establecimientos formados por los que huyendo de la persecucion religiosa se refugiaron en diversos tiempos á Alemania. Los vadeses ó habitantes del Vaudois emigraron á Prusia y se establecieron en Hesse-Cassel, Hesse-Darmstadt, y Hesse-Hombourg, en el reino de Wurtemberg, y en el ducado de Baden; los hugonotes franceses en el Mecklemburgo Holstein, y ducado de Brunswick, el Hanover y la Saxonia; y los walones ó flamencos á Francfort sobre el Mein, Cassel, Hanau y el Palatinado. La obra está acompañada de un buen índice y tabla alfabética de materias que facilitaba mucho su lectura y ademas contiene la traduccion al francés de una profesion de fé hecha por los vadeses en el año de 1120.

P. DE G.

REVISTA POLITICA.

De los pueblos felices se ha dicho que no tienen historia: y nosotros creemos que los que realmente carecen de ella son los pueblos fastidiados. Si aquellos se ven privados de los lances y alternativas que forman la parte dramática de los anales y las crónicas, estos vegetan en innoble postracion, tan incapaces de las profundas emociones de la dicha como de las hondas y á veces provechosas impresiones del infortunio verdadero. Para los pueblos que han llegado á ese estado de degradante marasmo, un dia se parece á otro día, sin que ninguno traiga á la administracion pública un beneficio, à la política un progreso, á la industria una mejora, á las ciencias un descubrimiento, á las artes una obra digna de admiracion, á las costumbres un rasgo merecedor de alabanza. Lo mismo para los individuos que para las naciones, el fastidio produce la indiferencia; y cuando este llega á ser la situacion normal de un Estado, las virtudes cívicas desaparecen, la nocion del deber se obscurece, el patriotismo es ridículo, y la sociedad camina precipitadamente á la abyeccion que hace mirar el despotismo como el único medio de regeneracion imaginable.

Si no nos equivocamos atribuyendo á la nacion nuestras propias sensaciones, España, fastidiada de los ensayos infructuosos de que ha sido víctima, y sin esperanza de que las ideas la salven, ni de que los hombres la regeneren, concede á los unos tan poca virtud como á las otras, y contempla con igual indiferencia las esperanzas que de estas y de aquellos se derivan. Todos los sistemas, alternativamente vencedores y vencidos, han tenido en sus manos el poder; y todos han probado que no le merecian.

¡Cuántos hombres distintos por el carácter, por la educacion y por los principios la han gobernado! Y ninguno, sin embargo, ha impreso una huella lumi

nosa en las instituciones, ni un recuerdo completamente glorioso en la historia. ¿Qué monumento si no han dejado tales hombres y tales sistemas en la legislacion civil ó en la económica, en la religion, en la guerra, en la política? ¿qué han hecho para levantar el espíritu nacional? ¿qué para fomentar la riqueza é industria del reino regularizando la recaudacion de las rentas, reformando los aranceles, y destruyendo las barreras que se oponen á la libre circulacion de nuestros productos en el interior, y á su fácil y provechosa concurrencia en los mercados extranjeros? ¿qué les deben, en fin, el crédito del Estado, la administracion de la justicia, el buen gobierno de nuestras posesiones de Ultramar, y las relaciones internacionales de España con las naciones de Europa, y especialmente las de América?

Responda por nosotros el estado de la instruccion publica, y con especialidad el de la primaria: la escasez é imperfeccion de nuestros caminos provinciales y vecicales, de las comunicaciones fluviales y de las vías ferreas: el terrorífico guarismo de la deuda pública consolidada, y el abismo cada vez mas profundo de la flotante: la llaga incurable, al parecer, del contrabando: los vergonzosos apremios fiscales: la carencia absoluta de establecimientos de crédito destinados al fomento de la agricultura: el espectáculo aflictivo de una industria protegida que paraliza en gran manera las fuerzas nacionales sin alcanzar por eso ningun desenvolvimiento progresivo: la administracion de justicia tan lenta, dispendiosa y enredada como en los siglos XV y XVI: la gobernacion hecha un caos: las costumbres en oposicion con las instituciones políticas, y estas cada dia mas desacreditadas en la intermiuable controversia de los partidos contendientes: y en fin, la opinion sin tino, el criterio público sin pauta, la actividad sin objeto, la ambición sin freno que tienen convertida á nuestra mísera España en uno como cuerpo inanimado y vil, sujeto por castigo, á las repugnantes é impunes experimentaciones de todos los charlatanismos conocidos

Así, á medida que el tiempo avanza, se hace mas difícil la tarea que nos hemos impuesto de dar cuenta mensualmente de los negocios públicos del reino: porque en la extraña y casi inconcebible confusion que nos rodea, estamos condenados á movernos en el vacío, torturando el entendimiento y el lenguaje para haber de comunicar alguna novedad á la monótona repeticion de unos mismos hechos, apénas revestidos de formas diferentes. ¡Siempre, en efecto, esta interminable urdimbre que llamamos Constitucion colocada en el telar del Congreso y haciendo mover, sin provecho conocido y sin adelanto notable, la incansable é ineficaz devanadera de los señores Diputados! ¡Siempre en el interior una conspiracion carlista que se inventa por los periódicos ó se descubre por la policía! ¡Siempre en el exterior la nube del Pretendiente que, ni se resuelve en lluvia, ni descarga en tormenta de pedrisco ó rayos! ¡Siempre la Oposicion que censura ó el ministerialismo que aplaude! Y la Hacienda siempre en apuros; y la desamortizacion inmóvil; y nuestras relaciones internacionales como siempre equívocas; y los partidos que se ven privados del poder, siempre conspirando para gozarle de nuevo; y siempre, en suma, por fastidio ó por indefinible malestar, descontentos de lo que existe y anhelando cambios que de seguro empeorarán la situacion de que ahora, con acerba é injusta acritud, nos lamentamos.

Pero mejor que nuestras apreciaciones generales, y forzosamente vagas, habrá de dar á conocer la que hoy en todos conceptos alcanzamos, el simple reJato de los hechos ocurridos desde la última REVISTA. Procedamos pues á ponerlos á la vista de nuestros benévolos lectores con la severa imparcialidad á que constantemente hemos procurado sujetarnos.

CONSTITUCION. Cuando llegue la posteridad para las actuales Córtes Cons

tituyentes, el historiador de sus altos hechos, suponiendo que sea amigo, hase de ver muy embarazado para conciliar las contradicciones de sus actos, para disculpar la ligereza de sus resoluciones, para poner de acuerdo (si tanto logra) á la Asamblea consigo misma en el que amenaza ser copioso registro de sus resoluciones soberanas. Pero no permita Dios que el futuro historiador, ó quier cronista, sea enemigo de su buen nombre y respetable memoria; pues ya se nos figura verle escribiendo en la Historia de las variaciones legislativas de las Cortes Constituyentes de 1854, mas lindezas que escribió Bossuet en la Historia de las variaciones de las sectas protestantes.

Acordada apénas la base religiosa, de que ya tienen conocimiento nuestros lectores, ocurría y ocurre aun preguntar ¿qué significa esta base? ¿se puede restringir con ella la libertad religiosa, ó se puede ir con ella hasta la libertad de cultos? ¿quién ha explicado el sentido que contiene? De aquí la necesidad de una interpretacion; y sin duda para lograrla, no hallándola en parte alguna, quisieron algunos Diputados apelar de la Asamblea al pueblo sosteniendo que este podia pedir la aclaracion, modificacion ó supresion de cualquiera de las bases constitucionales aprobadas por las Córtes.

En su consecuencia el Sr. Jaen (diputado demócrata, pero acérrimo defensor de la unidad religiosa y de la exclusiva preponderancia del culto católico en España) presentó en la sesion del 3 de Marzo varias exposiciones de pueblos de la provincia de Valencia que representaban contra la aprobacion de la base segunda del proyecto constitucional; pero la Asamblea contestó adoptando una proposicion del Sr. Escosura para que no se dé cuenta á las Cortes de ninguna exposicion popular encaminada á modificar el texto de una base ya aprobada. En la discusion de esta proposicion sostuvieron los conservadores, y con ellos algunos progresistas, que aprobarla valia tanto como incomunicar á la Representacion Nacional con el pueblo español, y viciar el derecho de peticion restringiendole indebidamente; que semejante restriccion podria tener algun fundamento si la base fuese ya un artículo de la Constitucion futura; que existía un acuerdo de la Asamblea por el cual las adiciones, alterando las bases mas que las enmiendas, se habian remitido en conjunto al periodo que debia mediar entre la discusion total de ellas y la redaccion definitiva de la Constitucion; que ese acuerdo claramente demostraba que las bases, aun despues de aprobadas y votadas, quedaban, dentro y fuera de la Asamblea, sujetas á todas las consecuencias de la discusion; y en fin, que la teoría constitucional es que los pueblos pueden representar cuanto quieran pidiendo respetuosamente á las Córtes la modificacion de la base segunda, en virtud del derecho que les da una cuestion pendiente de resolucion definitiva, y en virtud tambien de la facultad que las Cortes mismas, con profunda prevision, se han reservado.

He aquí á los moderados, adversarios de la soberanía nacional y decididos campeones de la omnipotencia parlamentaria, minando esta y fomentando aquella con la aprobacion explícita de las manifestaciones populares en el seno mismo de las Córtes.

Los progresistas y demócratas, para quienes los plebiscitos son la mas legitima expresion de la voluntad publica, y que miran el derecho absoluto de peticion como sagrado, sostuvieron, por el contrario, que no era lícito á nadie representar contra un principio que se acababa de aprobar; que siempre que se discute una ley y se aprueban sus bases no admiten estas alteracion; que el año de 1837 se aprobaron anticipadamente las bases de la Constitucion, y al reducirlas á artículos se pusieron con letra bastardilla en el cuerpo de la ley fundamental; y que esto es lo que siempre se ha hecho, hace y hará en tales casos, porque lo contrario seria absurdo Y faccioso.

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