Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Segun noticias privadas y oficiales llegadas últimamente de Italia, el señor Pacheco fué recibido por el Papa, en audiencia solemne, el 17 del próximo pasado. Se han llevado pues chasco los que anunciaban que el Padre Santo desairaria á nuestro Embajador; pero como el toque de este asunto consiste en tener siempre una noticia en el aire, y otra en el taller, ya dicen los periódicos bien informados cómo el recibimiento del señor Pacheco no es sino mera fórmula de atencion; cómo pronto tendrá que volverse, mohino y cabizbajo, desesperado de alcanzar cosa de provecho; cómo el Sumo Pontifice ha protestado ya contra la base religiosa y la desamortizacion; y, en fin, cómo todo se arreglará segun los deseos y miras de los buenos, que siempre son, por necesidad y por instituto, enemigos jurados del Gobierno.-Todo puede ser; pero este no ha recibido aun notificacion oficial de la protesta pontificia.

EL CONDE DE ARANDA.

SU DICTAMEN SOBRE LA AMERICA ESPAÑOLA.

Francia é Inglaterra vinieron á las manos el año de 1756 con motivo de las disputas relativas á los límites de sus posesiones en la Améri-, ca del Norte. Desde el principio lidiaron Austria al lado de Francia y Rusia al de Inglaterra, y ya iban seis años de hostilidades cuando se unieron España á la primera y Portugal á la segunda, hasta que en 1763 se firmó la paz de París con ventaja de los ingleses, que arrojaron á los franceses del continente americano, sobre cuyos límites no se habian podido poner de acuerdo. Por resarcimiento de los sacrificios hechos a favor de sus colonias, creyó razonable Inglaterra imponerlas algun tributo: ellas animadas de espíritu republicano á causa de su orígen, organizacion y costumbres, y envalentonados ademas con el convencimiento de su propia fuerza, adquirido en la última lucha, lo resistieron tenazmente, primero con representaciones, despues con las armas. Un hombre de alma grande supieron elegir por gefe, Washington, fiel trasunto de los héroes que mas ilustraron los buenos tiempos de la república de Roma: su patriótico desinterés, su fecundidad de recursos, su indómita fortaleza inspiraron á los colonos ilimitada confianza, y asi

[blocks in formation]

no decayeron de espíritu á pesar de los frecuentes reveses que experimentaron á los principios. Ya por diciembre de 1774 se juntaron diputados de las provincias rebeladas y abrieron un congreso en la ciudad de Filadelfia. Dos años mas tarde, por marzo de 1776, tuvieron que abandonar á Boston las tropas inglesas, faltas de vituallas; y en el fervor del entusiasmo, que produjo este acontecimiento entre los colonos, se declararon independientes por la voz de sus diputados y decididos á establecer un gobierno federal bajó el título de Confederacion y Union perpétua. Su primer acto de soberanía fué enviar representantes acreditados á las primeras córtes de Europa y especialmente á la de Francia, para pedir proteccion y ayuda. Contra el formidable levantamiento y con esperanzas de sofocarlo, mandó allá Inglaterra un ejército de cincuenta mil hombres, que dirigidos hábilmente por el general Howe arrojaron de Filadelfia el congreso republicano, batieron á los insurgentes y les forzaron á buscar refugio en las selvas; todo sin señorear mas territorio que el que pisaban y enagenándose cada vez más las voluntades. A someter el Canadá fué el general Burgoine por entonces; pero acosado por los colonos hubo de rendirse con diez mil hombres en Saratoga; suceso realmente decisivo. Al saberse en París á fines de 1777 resolvióse Francia á ajustar un tratado de union, amistad y comercio con los agentes americanos, y se les incorporó en la contienda: España, sin cuyo conocimiento procedieron Luis XVI y sus ministros á pesar del Pacto de Familia, hizo cuanto pudo por atajar las hostilidades como sincera mediadora, y no logrando mas que sacar el decoro comprometido, si permanecia impasible, movió tambien sus soldados y sus navíos desde 1779 contra Inglaterra. No se concordaron las paces hasta 1783 en un tratado en que se borró la ignominia del concluido veinte años antes, reconociéndose por supuesto á los Estados Unidos como nacion independiente.

Una lógica vulgar atribuye á la parte que tomó Cárlos III en esta lucha el origen de la independencia de la América Española, y cita como uno de los fundamentos cierto vaticinio que pone en boca del conde de Aranda, embajador á la sazon de la córte española cerca de la francesa. En el tomo VI de la España bajo los Borbones de William Coxe, traducida por don Andrés Muriel y notablemente adicionada, se encuentra como corroboracion del aserto una memoria presentada secretamente al rey por el conde, segun copia que tenia entre sus manuscritos el señor duque de San Fernando. Supónese que la elevó á Cárlos III inmediatamente despues de firmar la paz con Inglaterra en su nombre Y ba

jo una impresion dolorosa por reconocerse alli la independencia de los Estados Unidos, y quedar consiguientemente España expuesta á muy terribles sacudimientos.

Aranda, segun el texto de esta memoria, habia declarado frecuentemente y desde el principio á los ministros de Luis XVI que obraban contra los verdaderos intereses de Francia al alentar y auxiliar la independencia de los Estados Unidos; intereses que aconsejaban á aquel gobierno ser tranquilo espectador de una guerra destructora para los ingleses y los colonos. Se lamentaba de que hubiera cegado al gabinete francés su antipatía hacia el de Inglaterra, y de que, una vez lanzado á la lucha, nos hubiera llevado tras sí en virtud del Pacto de Familia y contra nuestra propia causa. Despues de exponer las dificultades de conservar nuestras colonias por la extension y la distancia, la tardanza de los socorros en casos urgentes, las vejaciones causadas á los habitantes por algunos gobernadores y los obstáculos que presentaban su reparacion y su enmienda, decia lo siguiente:

«Esta república federal ha nacido pigmea, por decirlo asi, y ha ne»cesitado el apoyo y las fuerzas de dos estados tan poderosos como Es»paña y Francia para llegar á la independencia. Dia vendrá en que sea » gigante y hasta coloso temible en aquellas comarcas. Entonces olvi» dará los beneficios que ha recibido de las dos potencias, y no pensará >> mas que en engrandecerse. La libertad de conciencia, la facilidad de >> establecer una nueva poblacion sobre inmensos terrenos, asi como las » ventajas del nuevo gobierno, atraerán allí agricultores y artesanos de >> todas las naciones, porque los hombres corren siempre tras la for>> tuna, y dentro de algunos años veremos con verdadero dolor la exis»tencia tiránica de este coloso de que hablo. »

A continuacion expresaba el conde de Aranda sus temores de que los Estados Unidos empezaran por apoderarse de las Floridas y de que, dueños ya del golfo mejicano, se arrojaran sobre Nueva España; y reflexionando que una política prudente aconsejaba precaver los males que pudieran sobrevenirnos, pasó á proponer lo que sigue.

«V. M. debe deshacerse de todas sus posesiones en el continente » de ambas Américas sin conservar mas que las islas de Cuba y de >> Puerto-Rico en la parte septentrional y alguna otra que pueda conve>>nir en la parte meridional, con objeto de servirnos de ellas como esca>>la ó depósito de nuestro comercio.-—A fin de realizar este gran pensa>>miento de la manera mas conveniente á España deben ser colocados en >>América tres infantes: uno rey de Méjico, otro rey del Perú, y el ter

:

>>cero rey de Costa Firme, tomando V. M. el título de emperador. Las >>>condiciones de esta gran cesion podrian ser que los tres nuevos reyes » y sus sucesores reconociesen á V. M. y á los príncipes que ocupen el >>>trono español en lo sucesivo por gefes supremos de su familia; que el »rey de Nueva España pagase como tributo por la cesion de este reino. >> una contribucion en marcos de plata, que se determinaria por barras, >> para poderla acuñar en Madrid y en Sevilla; lo propio se haria con »el rey del Perú respecto del oro de sus posesiones; y el de Costa Fir>> me enviaria cada año su contribucion en géneros coloniales y particu>> larmente en tabaco, para surtir los diferentes depósitos del reino.>> Estos soberanos y sus hijos deberian casarse siempre con infantas de >>España ó de su familia. A su vez los principes españoles se casarian >> con las princesas de los reinos ultramarinos. Asi se estableceria una >> union intima entre las cuatro coronas, haciéndose al advenimiento al >>> trono de sus diversos soberanos el juramento de cumplir estas condi»ciones. En cuanto al comercio se deberia hacer sobre el pié de la ma»yor reciprocidad, y habríanse de mirar las cuatro naciones como uni»das por la alianza mas estrecha, ofensiva y defensiva, para su conser>> vacion y prosperidad. No hallándose nuestras fábricas en estado de >> surtir á América de todas las manufacturas, seria menester que Fran>>cia, nuestra aliada, proveyese á aquellos paises de las que no pu>> diéramos enviarles, con absoluta exclusion de Inglaterra. A este fin, >> cuando los tres soberanos subieran á sus respectivos tronos, harian >>> tratados formales de comercio con España y Francia, segregando >> siempre á los ingleses. Como poseedores de nuevos Estados podrian >>hacer libremente lo que mejor les conviniera. >>

De la ejecucion de este plan se prometia Aranda grandes ventajas: mas que los socorros, que á la sazon sacaba España de sus posesiones ultramarinas, le aprovecharia la contribucion de los tres nuevos soberanos: se aumentaria la poblacion española, cesando la contínua emigracion à aquellos paises: ninguna potencia alcanzaria á contrapesar el poder de los tres soberanos en aquellas regiones, ni el de España y Francia en Europa: se podria impedir el engrandecimiento de los Estados Unidos y de cualquiera otra potencia que anhelara establecerse en el Nuevo Mundo: trocaríamos nuestros productos nacionalos con los géneros que necesitáramos para nuestro consumo: por este medio nuestra marina mercante prosperaria sobremanera, y la militar se haria respetar en todos los mares: con las islas de Cuba y Puerto Rico nos bastaria para nuestro comercio; y gozaríamos en suma de todas las ventajas de la pose

« AnteriorContinuar »