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PRÓLOGO.

I. No hay que esperar en este prólogo aquel aparato de promesas y multitud de ponderaciones con que suelen los autores de libros prevenir al público, creyendo que este dará mas crédito á las palabras que á las obras. Yo que he amado siempre la sencillez, é ignoro el arte de abultar lo que en sí es pequeño, no sé otro lenguaje que el de la sinceridad, y este, en cierta manera, abatido con el conocimiento de mis débiles fuerzas. Con él digo ofrezco al exámen la TIPOGRAFÍA ESPAÑOLA, esto es, una historia del nobilísimo arte de la imprenta, desde que se estableció en nuestra península hasta el tiempo presente.

II. Como he gastado toda mi vida al lado del reverendísimo P, Maestro fray Enrique Florez, y de su dignísimo continuador el P. Maestro fray Manuel Risco, envuelto entre el polvo de archivos y bibliotecas presenciando sus molestísimas fatigas en desenterrar é ilustrar las antigüedades de nuestra España, he sido tocado de su mismo espíritu. El continuo manejo de libros antiguos despertó muchos años hace en mí un vivo dolor de que teniendo otras naciones sus historias acerca del establecimiento de la imprenta, hubiese de carecer la nuestra de este ornamento, y de las utilidades que de esta pueden sacar los literatos. Avivóse mas al ver la escasa mencion que hacen de nuestros libros é impresiones, pues el erudito Miguel Maittaire, que con tanta prolijidad y exactitud describió cuantas se hicieron desde los principios hasta sus dias, son muy pocas las que refiere de España.

III. Desde luego me vino el deseo de quitar á nuestra nacion la nota de desidia que padecia en este ramo; pero lo arduo de la empresa acobardaba mis fuerzas y entibiaba mis deseos. Sin embargo, jamas perdí ni la esperanza de poder hacer algo que fuese útil, ni las ocasiones que para ello me proporcionasen las casualidades. Pasados muchos años en esta constante aplicacion me he encontrado con tanta copia de noticias relativas á la introduccion y establecimiento de la imprenta en España, y á los progresos y decadencia en los siglos posteriores, que en el juicio de algunos amigos mios, y amigos del bien comun, eran suficientes para formar la historia de

nuestra imprenta, y contentar el deseo de muchos sabios y celosos españoles que la deseaban. Instáronme para que cuanto antes la diese al público, y cualquiera que reflexione lo que llevo dicho, conocerá que en esto no hacian otra cosa que lisonjear la pasion dominante en que habia empleado los trabajos y atenciones de casi toda mi vida. De consiguiente me vencieron, ó por mejor decir me dieron la satisfaccion de pensar ya en imprimir mis observaciones, completando asi todos mis designios.

IV. Pocos habrá que tengan mas ni mayores esperiencias que yo de la gran dificultad que hay en llevar á la perfeccion una obra de esta clase, y por lo mismo estoy muy ageno de pensar que la mia pueda gloriarse de tenerla. Me contentaria ciertamente con que los juiciosos y sensatos la colocasen en una honrada medianía, y en este caso me complaceria sumamente al considerar que los dias de mi vida no han sido del todo inútiles á mis semejantes. El que trabaja segun el alcance de sus fuerzas y de su talento, no está obligado á mas: y en el secreto de mi corazon me atrevo á alimentar ciertas esperanzas de que mi trabajo será cimiento y estímulo para otros mas gloriosos que emprenderán sabios y eruditos de la primera estimacion, viendo el mio pobre y desaliñado, y de que entonces mi amada patria no se desdeñará de llamarme hijo suyo.

V. He dado razon de los motivos que he tenido para publicar esta obra, resta ahora dar la del método que guardo en ella, de los autores y documentos de que me he servido para formarla, y de otras cosas bastante interesantes que esparcirán alguna luz sobre todo mi trabajo, y que tal vez servirán de guia para leerla con provecho.

VI. El órden que llevo es por ciudades ó lugares, empezando por Valencia, que es la primera en que se conoce imprenta desde el año de 1474, y sin salir de ella evacuo cuanto me ocurre de sus imprentas del siglo XV. Despues paso á Barcelona, Zaragoza, Sevilla, etc., y en cada una hago la misma diligencia que en la primera.

VII. Procuro poner los títulos de los libros en su mismo idioma, bien sea griego, latino, lemosin, castellano, etc., con lo que se evitan algunas equivocaciones, de que ya he visto ejemplares, haciendo de un título dos libros, por no ponerlo con toda claridad. Unos simplifican los títulos, otros los glosan y reducen á su arbitrio, y aunque vienen á decir una misma cosa, la desfiguran de modo que hacen dudar de la obra: por tanto me gusta mas el pleonasmo que el laconismo. Autor modernísimo tengo presente (1) que no solo pone por entero los títulos de los libros, sino que va recorriéndolos hoja por hoja, contando los folios, y en muchas planas las líneas, con otras menudencias muy de mi genio: lo que yo habia ejecutado antes algunas veces, y ahora lo haré con mas gusto por ver confirmado mi pensamiento. Asimismo conservo escrupulosamente la ortografia que usan los autores en sus obras, esto es, sin diptongos, sin puntos ni comas, sin mayúsculas ó versales en los nombres propios, y otras menudencias que hoy pueden ofender á algunos; pero si me fuera posible pondria todas sus abreviaturas y cifras, que muchas por anticuadas no hay ya en la imprenta, y por tanto se han suplido lo mejor que se ha podido.

(1) Fray Plácido Braun, benedictino, prefecto de la biblioteca del monasterio imperial de San Udalrico y Afra, en la obra intitulada: Noticia historico-literaria de libris ab Artis typohraphicæ inventione usque ad annum MCCCCLXXVIII.

VIII. Acerca de los nombres de los impresores, los años y lugares en que se imprimieron las obras de que se trata, lo han de dar de sí los mismos libros, como tambien otras varias incidencias que aquí se verán. Pongo una tal cual razon de los impresores que se mencionań, pero de todos es dificil encontrar noticias: las que hallo procuro apuntarlas, con la vista de muchos se podrá adelantar algo. Los del siglo XV, y aun hasta la mitad del XVI, los mas eran estranjeros, como lo demuestran sus nombres y apellidos, y algunos lo declaran espresamente en sus notas y escudos.

IX. Luego que emprendí mi obra, y ví en algunos libros escudos ó emblemas de los impresores ó libreros, me vino la idea de irlos notando y sacar dibujo de ellos, por parecerme serviria de adorno, y tal vez de alguna instruccion; pues en muchos ponen las letras iniciales de los nombres y apellidos de los impresores, sus patrias, etc.

X. Despues hallé comprobada esta mi idea en dos tomos de folio, intitulados: Fridericii Roth-Scholtzii Herrenstadio Silesii Thesaurus Symbolorum ac Emblematum, i. e. Insignia Bibliopolarum et Typographorum ab incunabulis Typographicæ ad nostra usque tempora. Premissa est Johannis Conradi Spoerlii Dissertatio Epistolaris. Accedit Georgii Andræ Vinholdi, de quibusdam notis et insignibus Bibliopolarum et Typographorum. Norimbergæ et Altorfi apud heredes Joan. Dan. Tauberi A. O. R. MDCCXXX.

XI. Esto me ha estimulado mas á recoger en esta línea cuanto he podido, para que no falte en mi obra lo que considero no solo adorno, sino que sirve tambien de instruccion; entre estos escudos hay algunos muy curiosos, como se verá en sus lugares respectivos.

XII. En órden á los autores y documentos de que me he servido para formar mi historia solo puedo decir que he tenido presentes los mas clásicos y principales, como se verán citados en el discurso de ella; pero como no es posible verlo uno todo por sí mismo, me ha sido forzoso valerme del favor de muchas personas literatas, de las cuales hago honrosa memoria en sus lugares respectivos, como lo exige la gratitud y la justicia. Sin embargo quiero en su obsequio anticipar la siguiente noticia.

XIII. El ilustrísimo señor don Francisco Perez Bayer (1), bibliotecario mayor de la real de S. M., tiene dada órden se me franqueen todos los libros propios de su estudio, que son muchos y raros: ademas de las varias notas con que ha ilustrado la biblioteca Vetus de don Nicolas Antonio, y aumentan no poco esta mi obra, como se verá en sus lugares.

XIV. Tambien estoy muy reconocido á los sabios bibliotecarios de la real, los que con mucha humanidad me han franqueado cuanto he pedido, y ministrado diferentes especies de ediciones raras; particularmente los señores don Felipe Pantorrilla, don José Ortiz, don Juan Antonio Pellicer y don Tomas Sanchez.

XV. Nuestros reverendos PP. Recoletos de Copacavana me han favorecido por medio del reverendo P. definidor general fray Miguel de Jesus Maria con todo lo mas raro de su biblioteca, hasta enviarme los libros para tomar razon de ellos á mi satisfaccion.

XVI. El reverendo P. Maestro don Jaime Caresmar, premonstratense que de Dios goce), cuyo nombre es bien conocido entre los literatos, y lo

(1) Falleció en 1791.

será mas si llegan á publicarse sus obras maestras, me ha ministrado un cuaderno de especies tipográficas, que sirve de esmalte á esta mi obra. Por muy ocupado y empeñado que estaba en escribir sobre otro asunto largo y espinoso cuando recibió mi carta, dice, entregó sus papeles conducentes á mi idea á su íntimo amigo el señor don José Vega Sentmanat, regidor perpetuo de la ciudad de Barcelona, quien con otros propios hizo un estracto de impresiones rarísimas, tan claro é individual, que llenó varios huecos de lo que yo deseaba: y por todo ine reconozco deudor á estos dos sabios. No paró aquí la eficacia del señor Vega; pues por su medio he conseguido una razon de la imprenta que hubo en el monasterio de Nuestra Señora de Monserrate á fines del siglo XV y principios del XVI, trabajada por el reverendo P. Maestro fray Benito Rivas, su archivero; la cual es tan cumplida que no hallo igual.

XVII. Don Francisco Garcia Delgado (ya difunto), capellan en el real de las Huelgas de Burgos, ha sido infatigable en comunicarme listas de ediciones antiguas, tomada la razon por sí, y solicitando otras de la biblioteca de los reverendos PP. benedictinos de Cardeña, las que son tan exactas cual se puede desear; debiéndose este trabajo y esmero á los reverendos padres Maestros fray Mateo Parcero, su abad, y fray Esteban Gomez.

XVIII. El P. Maestro fray Jaime Quintana, agustiniano, me ha comunicado desde Barcelona algunos papeles de libros muy raros, y otras especies acerca de los obradores de fundicion de letra de aquella ciudad, como se verá á su tiempo.

XIX. Los señores Villanuevas, hermanos, don Joaquin y don Lorenzo, el primero doctoral del real convento de las señoras agustinas de la Encarnacion de Madrid, me han facilitado noticias de libros raros existentes en la librería de los reverendos PP. dominicos de Valencia, y en la del eminentísimo señor arzobispo, tomadas por el reverendo P. fray Jaime de Villanueva, su hermano.

XX. Sin salir de Valencia debe estenderse mi reconocimiento al reverendo P. fray Luis Alipud, del órden de San Gerónimo en el monasterio de San Miguel de los Reyes; quien por mediacion del reverendo P. Maestro fray José Ferre, prior del convento de Paiporta, órden de nuestro P. San Agustin, ha reconocido diferentes libros de impresiones del siglo XV y XVI de la famosa librería que en aquel monasterio puso el duque de Calabria, ya impresos y ya manuscritos y me las ha comunicado.

. XXI. Don Gregorio Vazquez y Espinosa, empleado en la real Academia de la Historia, sugeto celoso y aficionado á esta suerte de literatura, como instruido que ha sido en ella por D. Antonio Mateos Murillo (ya difunto), me ha favorecido con algunas esquelas de impresiones raras, que existen en dicha real Academia y en otras partes.

XXII. Son muchas y muy selectas las noticias de impresiones antiguas y raras que he recibido sacadas de la biblioteca del señor don Ramon Foguet, arcediano de Vilaseca en la santa iglesia de Tarragona; y del archivo de su cabildo acompañan otras varias. Dicho señor, como celoso sin segundo de su patria y de nuestras glorias, no solo ha franqueado cuanto tiene, sino que mueve por otros varios lados sobre el intento. Para todo esto ha cooperado no poco el P. Maestro fray Domingo Feliu, agustiniano, á quien desde luego dirigí mi súplica, y ha sabido discretamente darla fo

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