Imágenes de páginas
PDF
EPUB

disgusto del duque. Mas á las claras se manifestó
todavía el 4, dia de la infanta doña Francisca, no
asistiendo á felicitarla, y contentándose con enviar 1823.
un edecan, mucho mas cuando en el cuarto de la
infanta se celebraban los conciliabulos de los hom-
bres mas furiosos que ansiaban llevarlo todo á san-
gre y fuego. Ni la desaprobacion de Angulema
pues, ni los consejos del gefe de la familia de los
Borbones mitigaron la ardiente sed de venganza
que inflamaba al trono, y continúo su funesta mar-
cha por el destructor camino de las proscripciones.

Trasladóse Fernando el 2 á Jerez, donde á los dos dias rubricó el famoso decreto en que prohibia que durante su viaje á la corte se hallase á cinco leguas en contorno de su tránsito ningun individuo que en el reinado de la Constitucion hubiese sido diputado á Cortes en las dos legislaturas pasadas, secretario del despacho, consejero de Estado, vocal del supremo Tribunal de Justicia, comandante general, gefe político, oficial de la secretaría del despacho, ó gefe y oficial de la estinguida milicia voluntaria; y ademas se les cerraba para siempre la entrada en la corte y sitios reales dentro el radio de quince leguas. Si atendemos á la renovacion de los destinos, cuyos poseedores quedaban espulsados, asciende el número de los proscritos á mas de cien mil personas condenadas sin juicio, sin defensa, en masa: ni en Tiberio, ni en Caligula, ni en Neron hallaremos otro decreto semejante al de este dia.

A la crueldad uníase la mas refinada hipocresía; y tras la condena de tantos buenos ciudadanos estampábanse las claúsulas siguientes: "En la desgraciada agitacion en que pusieron á mi corazon el año de 1820 sucesos que no quisiera recordar, no hallaba mas consuelo que recurrir al Dios de las misericordias para implorar su asistencia en favor

Octubre de

Proscripciones de Jerez.

de mi digna familia y de mi pueblo, dulces objetos de mis paternales desvelos. Necesitaba para esto de los auxilios de un director espiritual de insigne virtud, ciencia y prudencia; y hallando esSaez ministro tas prendas en don Victor Saez, canónigo electode Estado y ral de la iglesia primada de Toledo, vine en nom

confesor.

brarle mi confesor; pero Dios, que no estaba aun satisfecho con las amarguras que contínuamente le ofrecia, permitió que antes de terininar aquel año gustase yo la de su separacion, tanto inayor para mí, cuanto eran grandes las pruebas que me habia dado de fidelidad, con riesgo inminente de su vida. Restituido ahora á mi libertad y soberanía, me complazco en volverle á mi lado, nombrándole, como le nombro, mi confesor, sin que este nombramiento obste al de mi primer secretario de Estado y del despacho, cuyo empleo sirve y es mi voluntad que siga sirviendo. Tendréislo entendido &c. Jerez de la Frontera, 4 de Octubre de 1823.- Al conde de la Puebla del Maestre." Y la misma mano real que autorizó con su firma tan desmedidos elogios á don Victor Saez, no tardó dos meses en despojarle del ministerio y del regio confesonario, no obstante la insigne virtud, ciencia y prudencia tan encomiadas.

Despues de haber visitado en Jerez el célebre monasterio de Cartujos, y adorado en Santo Domingo la imagen de nuestra Señora del Rosario, siguiendo la corriente de los vientos que reinaban, pasaron SS. MM. el 6 á Lebrija, donde la osada pluma de Saez insultó á la religiosa nacion española en este decreto, que solo Fernando hubiera firmado entre todos los príncipes de Funcion de Europa. "Al contemplar las misericordias del desagravios al Santisimo Sa- Altísimo por los riesgos de que se ha dignado licramento. brarme restituyéndome al seno de mis fieles vasa

llos, se confunde mi espíritu con el horroroso recuerdo de los sacríligos crímenes y desacatos que la impiedad osó cometer contra el Supremo Hacedor del universo: los ministros de Cristo han sido perseguidos y sacrificados; el venerable sucesor de San Pedro ha sido ultrajado; los templos del Señor profanados y destruidos; el Santo Evangelio despreciado; en fin, el inestimable legado que Jesucristo nos dejó en la noche de su cena para asegurarnos su amor y la felicidad eterna, las Hostias Santas, han sido pisadas. Mi alma se estremece y no podrá volver á su tranquilidad hasta que en union con mis hijos, con mis amados vasallos, ofrezcamos á Dios holocaustos de piedad y de compuncion para que se dig. ne purificar con su divina gracia el suelo español de tan impuras manchas, y hasta que le acreditemos nuestro dolor con una conducta verdaderamente cristiana, único medio de conseguir el acierto en el rápido viaje de esta vida mortal. Para que estos dos importantísimos objetos tengan exacto cumplimiento he resuelto que en todos los pueblos de los vastos dominios que la divina Providencia ha confiado á mi direccion y gobierno se celebre una solemne funcion de Desagravios al Santísimo Sacramento, con asistencia de los tribunales, ayuntainientos y demas cuerpos del Estado, implorando la clemencia del Todopoderoso en favor de la nacion, y particularmente de los que se han estraviado del camino de la verdad, y dándole gracias por su infinita misericordia: que los arzobispos y obispos, vicarios capitulares, sede vacante, priores de las órdenes militares y demas que gocen jurisdiccion eclesiástica, dispongan misiones que impugnen las doctrinas erróneas, perniciosas y heréticas, inculcando las máximas de la moral evangélica; y que

pongan en reclusion en los monasterios de la mas rígida observancia á aquellos eclesiásticos que habiendo sido agentes de la faccion impía, puedan con su ejemplo ó doctrina sorprender y corromper á los incautos ó débiles à favor de las funciones de su estado. Tendráse entendido en el Consejo, y dispondrá lo necesario á su cumplimiento. Está rubricado de la real mano."

Asi procuraba el indigno ministro del rey convertir en teocrática la reaccion realista, y tocaba al arma contra el bando liberal imputándole crímenes sacrilegos, y levantándole la nefanda calumnia de haber pisado las Hostias del tabernáculo. Los pueblos, enfurecidos contra los supuestos hereges, redoblaron las persecuciones y los cerrojos que oprimian á la inocencia; y ni piedad inspiraban las víctimas, porque iban cargadas con el anatema de los ministros del altar en una nacion fanatizada. Y para mayor admiracion, ni el príncipe en cuyo nombre se espedian, ni el canónigo que redactaba tan escandalosos decretos, se distinguian por sus opiniones religiosas, sino por el tráfico infame que hacian de los objetos mas sagrados.

ra,

Siguieron Fernando y su familia el 7 á Utredonde fueron recibidos por las comunidades religiosas, que gritaban viva el rey absolutamente absoluto, y por los entusiasmados vecinos, que desenganchando las mulas arrastraron el coche. Cada paso que daban los augustos viajeros producia el destierro de centenares de individuos en cumplimiento de la orden dada en Jerez. Al otro dia se dirigieron á Sevilla, cuyas torres del Oro, de la Giralda y de Triana se empavesaron al divisarlos, como igualmente el puente y los barcos del rio: esperaban á SS. MM. en la venta de Heritaña doscientos voluntarios realistas, que presen

villa.

Felicitale el

mático.

Exequias por los realistas muertos en la

tándoles un carro de triunfo los condujeron á brazo al palacio. Alli felicitaron al rey el conde de El rey en SeBruneti, embajador de Austria, el baron Royer, de Prusia, y el conde Bulgari, de Rusia, quienes cuerpo diplosabida en Madrid la salida de Cádiz, habian volado al encuentro del monarca. Entre las fiestas de los templos, donde adoraron el cuerpo y espada de San Fernando, los gritos de la plebe, que enronquecia pidiendo cadenas, las vistosas corridas de toros, á que concurrió tambien el duque de Angulema, los bailes dados por la maestranza y los juegos de cintas y parejas, deslizáronse alli alegremente los dias de la real familía. En aquella ciudad ordenó Fernando el 9 de Octubre que en todas las iglesias de la monarquía se celebrasen solemnes exequias por los que habian perecido desde el 7 de Marzo de 1820 defendiendo la causa de Dios y la suya; y el 14 con motivo de su cumpleaños concedió numerosas cruces á los generales guerra. y oficiales del ejército francés, promovidos por su gobierno á grados superiores en premio de la victoria obtenida contra la libertad. Ya en la corte de este dia se presentó el embajador británico sir Gillermo A'Court, que desde Gibraltar habia vuelto á Sevilla, visto el rumbo que habian tomado los negocios. El 18 estinguió S. M. el ministerio del interior creado por la regencia; y el 22, apremiado por los embajadores de las altas potencias, que insistian en que se adoptase una política conciliadora, y conforme á las miras manifestadas por el gefe de la casa de los Borbones, dirigió el monarca un decreto al Consejo ofreciendo que á su llegada á Madrid publicaria su voluntad," haciendo compatible su real clemencia con la pública vindicta, con la tranquilidad de los pueblos, con la seguridad del trono, y con la relacion qne tan estrechamente le unia con sus poderosos aliados."

« AnteriorContinuar »