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instrumento de su ambicion queria aparentar que lo respetaba: ocupó el rey la silla del solio rodeado de los infantes, y escuchó el discurso de su ninistro de Estado, que como dijimos al principio de esta obra, solo era consecuente en su sistema de persecuciones, el cual afirmó que los consejeros "conservarian ilesos los legítimos derechos que S. M. heredó con la corona de las Españas, evitando que por persona ni so pretesto alguno fuesen desconocidos ó menoscabados." En las provincias donde predominaba el furor que distinguia al Consejo, llovieron plácemes y felicitaciones sobre el monarca por la instalacion de aquel nuevo tribunal, porque no querian en el poder sino á sus hombres, y se veían libres de los recelos que inspiró la junta consultiva, y aventajados ahora en sus esperanzas de que dominase el terrorismo.

Lejos de levantar mano á las proscripciones que desolaban el reino, los secretarios del despacho anularon el mismo dia de la referida ceremonia las redenciones de censos pertenecientes á personas privadas, con tal que se hubiesen verificado en los tres años del gobierno representativo; y mandaron que á ningun individuo purificado se le satisfaciese el sueldo sin que antes probase haber pasado por aquel crisol de las opiniones. Un solo rasgo pone el sello á la época que describimos. Al comenzar el año 1826 cubriéronse de grandes de España de primera clase en presencia del rey, y con las ceremonias de estilo, el general de los Dominicos fray Joaquin Briz, y el de Carmelitas caltos de grandes zados fray Manuel Regidor, maridando asi con la oscuridad de la votada pobreza el esplendor de las dignidades humanas.

Frailes cubier

de Espaùa.

Mientras el realismo exaltado, subido al apogeo del poder, se engreía y pensaba escalar las nubes,

el tiempo, que se burla de los pensamientos del hombre, diezmaba sus corifeos. Al paso que la muerte habia arrebatado al mesurado baron de Eroles, sumia en el sepulcro al furibundo ex-regente don Jaime Creux, ornado con la mitra de Tarragona, que habia ganado en el campo de la traicion, pues traidor es el que faltando á los juramentos prestados allá en las Cortes de Cádiz vende á sus compañeros.

Tambien habia descendido á la tumba el emperador Alejandro de Rusia, y empuñado su cetro Nicolás, arrebatándolo de la diestra de su hermano mayor el duque Constantino, á quien de derecho pertenecia. Mas la ambicion, que en nada repara, y que salta por encima de las leyes de la naturaleza, vistióse el manto imperial, y sostenida por la fuerza alegó una renuncia de Constantino. Al tiempo de jurar en San Petersburgo los regimientos de la guardia, salió ondeando sus banderas el de Moscow, y proclainó emperador al duque Constantino, secundado por una parte del pueblo. Fue muerto el gobernador de la plaza, y empleáronse la política y la religion para apagar el alzamiento, cuyos partidarios quedaron por fin vencidos y entregados á una comision militar presidida por el inhumano Tattischeff, el mismo que en su embajada de España tanto influyó en los infortunios de nuestra patria. Habia promovido el levantamiento de San Petersburgo y las llamaradas que se observaron en Kioff y otros puntos una sociedad secreta que ya entonces minaba el edificio de la tiranía en aquellas heladas regiones, y que acabará por destruirlo con la ayuda del tiempo.

La revolucion, que parecia dormida en Europa, recorria el oriente con toda la rapidez con que despeña su carro cuando tiran de él las pasiones populares. Grecia se levantaba de sus ruinas; y a

Revuelta de Rusia.

quella matrona muerta que aun conservaba la frescura de su belleza, como dice lord Byron, salia Revolucion de su letargo y abria sus bellísimos ojos, que diegriega. ron un tiempo luz al universo entero. Grecia triunfaba de la opresora Puerta, la libertad de la servidumbre, y el evangelio derramador de los principios de civilizacion del intolerante alcoran. Ni aun en Francia era tan profundo el sueño en que se creía sumergida á la misma revolucion: sus Cámaras producian hombres nuevos, retoños vigorosos del siglo que pronosticaban sazonados frutos á la tierra que los nutria. Y el cuadro que presentaba la moribunda España, encadenada y privada de tantos hijos que derramados por el orbe divulgaban las crueldades del despotismo, acrecentaba el odio á los tiranos y á sus verdugos.

Los liberales españoles por otra parte ciegos en su delirio, y sin conocer que la indolencia de los unos y la ignorancia de los otros unidas al recuerdo de los pasados desaciertos tenian al pueblo ó fanatizado ó envilecido, proyectaban en los paises estrangeros donde se abrigaban desesperadas tentativas, que aunque hijas de su amor à la libertad y del despecho de su suerte, habian de coronarse con éxito funesto en un suelo trabajado por tantas guerras y desengaños. Puestos á la cabeza de una de aquellas tramas los hermanos don AnDesembarco tonio y don Juan Fernandez Bazan, desembarcaron en la costa de Alicante en la noche del 18 al 19 de Febrero junto á Guardamar, cuyo pueblo cercaron al romper el dia. Eran tan solo sesenta hombres, pero contaban con el entusiasmo que les habian asegurado despertaria su llegada; porque los que mas acertados andaban en sus juicios confundian el odio á los escesos del realismo con el ardor por las reformas, que de ningun modo se acomodaba con la indiferencia en materias políti

de Bazan.

1826.

cas, enfermedad que se habia generalizado entonces en la mayoría de la nacion.

El desembarco de los soldados de Bazan fue un grito de alarma para los pueblos de la playa y de sus contornos, cuyos voluntarios realistas corrieron con increible rapidez á devorar la presa con que los brindaba la fortuna. Al rumor de tantas armas conocieron los liberales el error de sus estimuladores y quisieron volver á darse á la vela; pero el viento habia variado y tuvieron que tomar el derrotero de la sierra de Clevillente, cuya aspereza y quebrado terreno les ofrecia por el pronto mas segura defensa. Los realistas de Elche mataron en la primera escaramuza al teniente coronel don José Selles, y salvóse por la ligereza de su caballo el partidario Arquetes. Tambien de Alicante, donde mandaba las armas del rey el sanguinario monstruo don Pedro Fermin de Iriberri, salieron los voluntarios realistas á defender el despotismo, pareciéndose las faldas de la sierra de Clevillente á un hormiguero inestinguible que acudia al olor de la matanza á cebarse en los infelices liberales. Acosados por todas partes los hermanos don Antonio y don Juan opusieron una valerosa resistencia, hasta que herido el segundo en el pecho y en el brazo y caido del caballo, sacó el primero dos pistolas, último recurso de la desesperacion, y disparó la una al oido de don Juan: hasta en el último trance le fue contraria la suerte; el tiro no salió, y echando mano de la otra pistola que reservaba para sí tuvo tambien el dolor de que sucediese otro tanto. Arrojólas entonces largo espacio rabioso y frenético, y sus enemigos, abalanzándose con la alegría que sienten los tigres al caer sobre el indefenso cordero, maniatáron los para paladearse con su prolongado tormento. El desgraciado herido lo estaba

Rindese.

Perece.

1826.

voluntarios

realistas.

de muerte; mas los verdugos no se sacian sino derraman por su mano la sangre y se salpican con ella: Bazan fue fusilado en Orihuela el 4 de Marzo en la misma parihuela en que lo llevaban con un valor y una serenidad que no bastaban á disminuir el martirio de su situacion, pues ni aun podia levantar la cabeza para recibir el plomo homicida. Todos sus compañeros murieron del mismo modo. Alicante tiñó con la sangre de 28 víctimas su suelo, y en otros muchos pueblos corrió aquel riego temible que tarde ó temprano produce las espiaciones.

Los cadáveres de las víctimas inmoladas servian siempre de escalones á los realistas exaltados para encumbrarse y para llevar adelante sus planes. En 25 de Febrero creóse por un decreto autógrafo la inspeccion de voluntarios realistas, conInspeccion de firiendo el primer grado á don José María Carvajal, que mandaba la provincia de Valencia, ordenando "que se entendiese en derechura con el monarca para la organizacion y fomento de los referidos cuerpos." Verificáronse varias mudanzas en las capitanías generales, enviando á Navarra al duque de Castroterreño, que empuñaba el baston de Castilla la Vieja, el que pasó á las manos de don Francisco Longa; á Aragon á don Felipe SaintMarch, y á Valencia á don José O'donell. Estendiéronse en 6 de Marzo las purificaciones á los individuos de medicina, cirujía y farmacia militar, creyen.

do

que cuanto mas se apretasen los resortes de la máquina, mas asegurada quedaba y sin que corriese riesgo de romperse. Tambien hubieron de purificarse los oficiales procedentes de América, porque el trato de los pueblos que alli habian apellidado libertad era un contagio que podia haber los contaminado.

No contento el rey con el honor concedido á los voluntarios realistas en la creacion de la ins

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