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Insurreccion de los agravia

luùa.

bian servido en la cruzada de 1823, y no habian ascendido tanto cuanto deseaban, se creían agraviados y atribuían á los ministros la culpa, dándoles el nombre de hereges y masones. Pero preciso es tomar las cosas desde su origen.

La insurreccion comenzó á despedir sus pridos de Cata- meros destellos en Agosto de 1825, y su objeto era entonces apoderarse por seduccion ó á la fuerza de la plaza de Tortosa, donde el 27 del mismo Agosto debia estallar el movimiento. Sufocólo el gobierno, pero no castigó á sus autores, y siguióse lentamente la causa, y sin resultado. En Setiembre del siguiente año 1826 volvieron á intentar los realistas exaltados el enseñorearse no solo de Tortosa, sino tambien de Peñíscola, segun los partes de los generales que mandaban las armas en las provincias de Cataluña y de Valencia.

1827.

En 1827, época que nos ocupa al presente, principiando los sediciosos la revuelta en el bajo Ebro, agitaron el oriente del Principado á cara descubierta y con banderas desplegadas. En Marzo apareció el capitan ilimitado Llovet al frente de una partida en los contornos de Horta y Pauls, quien auxiliado por el coronel Trillas debia apoderarse de Tortosa, poner en libertad los presos por las sediciones anteriores, y penetrar en el castillo enarbolando el negro pendon de la guerra civil. Trillas en una proclama estimuló á los catalanes á tomar las armas, porque peligraba el trono cuya próxima caida presagiaba; aseguró que ahora lo mismo que en tiempo del gobierno representativo mandaban los masones, y que era preciso libertar al rey del cautiverio en que yacía. Las partidas se aumentaron, y anunciabase el estallido general para el 1.° de Abril, debiendo secundarlo por la parte de Manresa y Vich el teniente don Pedro Planas y por puntos distintos

los ilimitados Ballester, Dinat, Carnicer, Caballería, Boffil, Bussons, conocido por Jep dels Estanys, Puigbó y otros, corifeos todos del licenciado ejército de la fé. Las armas de Fernando dispersaron las primeras bandas, y perecieron en el cadalso Trillas, Solá, Planas y Llovet, quien no obstante el fanático estandarte que habia levantado inurió impenitente y sin querer recibir los últimos auxilios de la religion. Porque no á todos arrastraba la teocracia; tambien la ambicion henchía sus

corazones.

Dirigia las tramas y el movimiento del Principado la sociedad del Angel esterminador, cuyas reuniones se celebraban en el monasterio de Poblet: brillaban en ellas obispos y ecleslásticos sedientos de sangre, á quienes estimulaba el ansia de destruir las generaciones liberales. Bastará citar la célebre junta general alli tenida en Setiembre de 1825, á la que asistieron 127 prelados presididos por el ex-regente arzobispo Creux. Uno de sus acuerdos fue influir y trabajar para que las autoridades obligasen á los 600 oficiales indefinidos que se albergaban en Barcelona á trasladarse á los pueblos de su naturaleza, y asi diseminados asesinarlos á todos en una misma noche. Debióse al celo del intendente de policía el que no se verificase tan sangriento sacrificio. Segun los partes dados á la audiencia de Barcelona, ya en Octubre de aquel año ascendian á 1828 los liberales del ejército disuelto que habian perdido la vida en los pueblos y caminos á manos de la mas fria venganza. Todo lo dominaba pues el pensamiento de acabar con la raza de los libres, cual si con ella pudiesen ahogar el espíritu del siglo, ó estinguir la luz del entendimiento humano.

La conjuracion aunque uniforme presentaba variedades en sus abortos: cada gefe manifestaba dis

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Cabecillas.

tanys.

1827.

tintos deseos, aunque á todos atormentaba la sed del mando y del oro, de que carecian en su estrema pobreza. El gobierno les concedió en 30 de Abril un indulto, que se estendió despues á los gefes de la traJep dels Es- ma, é invitó con él á Jep dels Estanys, que nunca -quiso admitirlo. Sin embargo, en el transcurso de Abril á Junio el incendio pareció sufocado. Llegó Julio, y resplandeciendo de nuevo con súbito incremento se tendió por los distritos de Manresa, Vich y Gerona, Puesto á su cabeza Jep dels Estanys con el título de comandante general de las divisiones realistas, y auxiliado por Abres, Saperes, alias Caragol, y Vilella, inflamó en un punto el Principado entero, no obstante los esfuerzos del general Carratalá y del marques de Campo Sagrado, y no obstante que los soldados del ejército no prestaron oidos á los facciosos. Los corifeos de la revuelta decian á sus huestes que nada tenian que temer, que los auxiliaban el clero y la Corte, y alegaban por prueba el pasado indulto. Si prestamos fé á las palabras del Acuerdo de Barcelona en su escrito de 11 de Agosto, los rebeldes persuadian á los pueblos que el monarca no gozaba de la libertad necesaria para Pretesta or gobernar el reino, y que habia espedido órdenes se denes secretas cretas é instrucciones reservadas autorizando el al

del rey

zamiento y revistiéndolos con mandos militares. El obispo de Barcelona decia por aquellos dias en su pastoral al pueblo que no creyese semejantes órdenes secretas, porque en la historia no habia ejemplo de tanta perfidia en un príncipe, y porque serian el desdoro del cetro. Aunque Fernando del modo indirecto que dejamos apuntado promovió el movimiento y lo dejó crecer y desarrollarse á la sombra de la impunidad, no nos consta que espidiese instrucciones reservadas para fomentarlo. Parécenos por el contrario que era demasiado sagaz para soltar prendas de tamaña importancia; sino que en

el palacio mismo y no lejos del trono se fraguaron los fingidos mandatos para deslumbrar mas facilmente á los sencillos catalanes. La ignorancia del Principado era tanta que la universidad de Cervera en una esposicion que publicó la Gaceta de Madrid de 3 de Mayo habia dicho: "Lejos de nosotros la peligrosa novedad de discurrir!" Cuando los catedráticos se espresaban asi, ¡cuál sería el atraso del vulgo!

Alentaba á los agraviados el estado de Portugal, donde los bandos opuestos se disputaban el mando, y como el ejército de observacion no podia abandonar la línea del Tajo se reputaban á cubierto de sus ataques. Las pastorales de tantos obispos que ya en los primeros albores de la revuelta habian querido conjurar la tormenta con su elocuencia, atribuyendo el pronunciamiento á la libertad y á sus amigos, no surtian efecto; todos conocian la falsedad; y eran tambien ineficaces las medidas preventivas de la audiencia de Barcelona, que mandaba á los pueblos resistir á los facciosos.

Fernando, que en respuesta á las notas de Francia habia deseado manifestar prácticamente el estado de la opinion de una parte numerosa del reino, no queria que el incendio tomase mas cuerpo. Fortalecian su propósito el acuerdo de los españoles espatriados en Inglaterra de prestar apoyo á la insurreccion para combatirla despues, las amonestaciones del embajador francés, que exigia se apagase aquel foco de turbulencias, y el nombre de don Carlos que pronunciaban las sociedades secretas, y que podia convertirse en bandera de los agraviados.

Numerosas tropas partieron pues á Cataluña, conferido el mando de ellas y del Principado al conde de España, que tomó á su cargo la pacificacion de tan industriosa provincia. El monarca le concedió las facultades mas ámplias, pues la real

:

1827.

España al fren

El conde de

te del ejército

ataca á Cata luna.

el rey.

1827.

autorizacion de 9 de Setiembre decia: "que S. M. Facultades le revestía de todo el poder de su regia autoridad que le concede para modificar las sentencias impuestas á los delincuentes, ό para perdonar á los rebeldes, estendiéndola á la destitucion de los generales, gefes, autoridades y empleados de todos los ramos que no mostrasen la mas activa decision en el círculo de sus respectivas obligaciones para contener y reprimir la rebelion; al mando en gefe de todas las tropas y de todos los voluntarios realistas que se negasen a hostilizar á los rebeldes ó hiciesen causa comun con ellos, privándoles para siempre del honor de servir en las filas reales; y á la facultad de juzgar como militares por las faltas en el cumplimiento de sus obligaciones á los individuos ó cuerpos de voluntarios realistas cuando y mientras estuviesen de servicio." Autorizado asi con todos los poderes de la monarquía, y hasta con la mas sublime de las regias prerogativas, que es la de perdonar á los reos, el conde de España se convirtió en una especie de rey á quien solo faltaba la corona. Su hipocresía, la demencia que en algunos casos dominaba su conducta, sus furibundas opiniones y su carácter arbitrario y sangriento hacian temible el cetro en sus manos. Antes de partir tuvo una conferencia misteriosa en el cuarto del infante don Carlos, donde sin duda se establecieron las bases de sus futuras acciones, conviniendo en estinguir tal vez por entonces la hoguera, pero conservando preparada la leña para volverla á encender á la primera chispa.

Su carácter.

Entre tanto, generalizada la insurreccion por todo el Principado, los revoltosos minaron con sus intrigas el regimiento infantería de la Reina, segundo de línea, que guarnecia la plaza de Manre Sorpresa de sa, y ganados algunos oficiales y sargentos sorprendiéronla en la noche del 27 al 28 de Agosto.

4

Manresa.

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