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1828.

empleados.

corriente: los fondos públicos, en que estriba el crédito del Estado, habian tomado rápido vuelo, y España se habia librado por entonces de la agonía y bancarrota en que habia genido desde 1808. Fernando en 8 de Marzo habia dirigido al presidente del Consejo de ministros el siguiente decreto autógrafo.

Decreto au- "Desde el dia en que se publique el decreto tógrafo sobre de reformas ningun secretario del despacho me propondrá para los empleos á ninguno que no sea cesante, siempre que haya tenido buena conducta en tiempo de la Constitucion.

"Asimismo desde dicho dia no se dará pension ninguna por ningun ramo, de cualquier clase que sea, escepto las de reglamento, como viudas cuyos maridos hayan muerto en acciones de guerra, retiros, premios &c.

"No se dará oidos á recomendacion alguna, sea de quien quiera; y de su cumplimiento hago responsables á los secretarios del despacho."

Despues de haber dictado tan sabias medidas, poniendo diques al furor de la empleomanía, que tiene obstruidos en nuestra patria los manantiales de la pública riqueza, fijáronse en 28 de Abril los presupuestos, reduciendo todos los gastos públicos á la cantidad de cuatrocientos cuarenta y ocho millones, cuatrocientos ochenta y ocho mil seiscientos noventa reales.

Al través de los rayos de luz que salian del ministerio de Hacienda el iracundo Calomarde seguia despidiendo sus tiros de venganza y de esterminio á los liberales. En 6 de Mayo igualó á los realistas con los nobles, concediéndoles el privilegio de no poder ser sentenciados á la horca; y en 12 de Julio privó de sus grados y honores á los que en la época constitucional habian pertenecido á sociedades secretas, aun cuando en cumplimiento

de los decretos vigentes se hubieran espontaneado á los obispos ya en los meses anteriores habia prohibido á los impurificados la entrada en la corte. Tambien en algunas provincias se vieron en este año las comisiones militares resucitadas á solicitud de los respectivos generales, las que dieron el amargo fruto de su cosecha hasta que en 9 de Setiembre fueron otra vez abolidas.

Don Pedro, emperador del Brasil, viendo encendida la guerra en Portugal entre los que proclamaban á su hermano y entre los que defendian la diadema de su hija, intentó conciliar los intereses de ambos bandos nombrando á don Miguel regente del reino, y destinándole la mano de doña María de la Gloria con tal que jurase la Constitucion publicada. El infante don Miguel se restituyó de Viena al reino lusitano; mas lejos de sujetarse á las condiciones impuestas por don Pedro se apoderó de las riendas del gobierno, y comenzó á ejercer la tiranía. La crueldad y las proscrip- trono lusitano. ciones que distinguieron su usurpacion mancharon su nombre de un modo indeleble, y nunca asintieron á su reconocimiento los gabinetes de Francia y de Inglaterra.

Don Miguel se apodera del

Proscripciones del conde

El conde de España, apenas salieron de Barcelona los reyes, arrancóse de todo punto la máscara con que se habia disfrazado, y dió principio al reinado de sangre y de terror que tan amar- de España. gos recuerdos dejó en la azotada Cataluña. En vez de desplegar su rabia y saña contra los autores del pasado levantamiento las empleó contra los infelices liberales, prodigando por el contrario su proteccion á los primeros. Volvió á organizar los cuerpos de voluntarios realistas, poniendo otra vez las armas en las manos que las habian empuñado en la sedicion que el mismo conde habia apagado. De ahí es que cuantos facçiosos fueron desarmados á

piraciones.

consecuencia del triunfo de la corona se convirtieron de nuevo en voluntarios realistas, no obstante que eran la hez del vulgo, y vejaron y atropellaron á los pueblos con insufrible despotismo. En los corregimientos de Manresa, Tarragona y Tortosa, y en el partido de Urgél no habia un solo voluntario que no hubiese servido en aquella cruzada del santo oficio, y reputábanse vencedores los soldados de Rafi y Vidal, que habia perecido en el cadalso.

Para aterrar al partido liberal y no dejarle resInventa conspirar inventó el negro y maquiavélico medio de suponer conspiraciones, y á su sombra paliar su inaudita crudeza. Creó una policía secreta compuesta de los hombres mas viles, quienes derramados por los sitios públicos de la ciudad recogian el dicho mas inocente, y sirviendo unos de delatores y otros de testigos, conducian la víctima al patíbulo con esta especie de asesinatos jurídicos las apariencias de la ley ocultaban la prevaricacion. Nombró fiscales á Chaparro, Cuello, 'y al famoso don Francisco Cantillon, quien jugaba con la vida de los hombres hollando los trámites legales é insultando al pueblo con su asiático lujo, merced al tráfico vil que hacia de sus acusaciones. Señalaba el conde de España por grado ó por fuerza para defensor de los reos al coronel de Zamora don José Segarra, y ¡ cosa increible! secundando el coronel los deseos del tigre, no solo descuidaba los medios de defensa, sino que se negaba casi siempre á reunir y aprovechar las pruebas necesarias. Con tales testigos, fiscales y defensores, todos unidos y asalariados, facil era probar como delitos los ensueños; y la sangre inocente teñia el cadalso sin que se estremeciesen los monstruos que la derramaban.

Segarra.

Divulgóse la voz de que los liberales habian

fraguado una conspiracion para restablecer el código político de 1812, y desde aquel instante desaparecieron la seguridad y la calina de las familias. En mitad del dia y á veces entre las tinieblas de la noche eran maniatados y arrastrados á la ciudadela hombres inocentes á quienes una palabra ó una sospecha habian perdido. Los esbirros de la policía secreta, esparcidos por los cafés, se quejaban del gobierno tiránico de Fernando, y con este anzuelo cautivaban la confianza del concurso; y si alguna víctima de ella aprobaba sus quejas, apuntaban las palabras y servíanle de cargo. Sumidos en míseros calabozos, cargados de hierro, tendidos sobre la inmundicia, insultados y golpeados por los fiscales, y sin mas defensa que la burla que de ellos hacia don José Segarra despreciando los datos que le facilitaban, esperaban la muerte con impaciencia, siendo su vida una agonía prolongada. El coronel don José Ortega, en cuya alma rebosaba la desesperacion, intentó suicidarse en el castillo de Monjuich, donde yacía, y á falta de instrumentos se hirió con un hueso de gallina. Mas observando sus verdugos que tenia la camisa bañada en sangre, registraronle y le cerraron la herida para dilatar sus padecimientos.

Amaneció por fin el lúgubre dia 19 de Noviembre, y el estampido del cañon anunció á Barcelona la tarea del verdugo. Habian levantado horcas en la esplanada frente por frente de la ciudadela, y despues de arcabuceados y mutilados colgaron de ellas los troncos del desgraciado don José Ortega, de don Juan Antonio Caballero, teniente coronel, de don Joaquin Jaques, capitan, de don Juan Dominguez Romero, teniente, de Ramon Mestre, sargento primero, de Francisco Vituri, sargento segundo, de los cabos primeros Vicente Llorca, Antonio Rodriguez y José Ramo

Barbaric.

1828.

Suplicios.

net ó Ronsanet, de don Manuel Coto, empleado, de Magin Porta, pintor, de Domingo Ortega y de don Francisco Fidalgo, maestro de lenguas. El verdugo se apoderó de los cadáveres en medio de los destrozos que manchaban el sitio de la ejecucion: los perros acudian á devorar sus sesos, y la sangre que destilaban los troncos salpicaba las gradas de la horca mientras el verdugo los amarraba con el dogal. El tigre llamado conde de España corrió al olor de las víctimas á paladearse con su vista: acompañado de los fiscales detúvose Crueldad á contemplar aquella escena de horror, sonrió, su negro corazon gozó un instante de infernal delicia cual allá en Valencia el inhumano Elío, y se ausentó. ¡Insensato! El juez debe herir siempre, cuando la ley pone en sus manos la espada de la justicia, desviando los llorosos ojos : la crueldad nunca queda impune, siempre tiene vengadores.

africana.

1829.

Al comenzar el año 1829 la reina Amalia, cuya delicada constitucion agotaba su existencia, padeció un ataque de calentura catarral que descubria el último término de la enfermedad. Alivióse notablemente en los postreros dias de Enero á beneficio de los remedios, pero la fiebre lenta que la consumia no detuvo su progreso, y desarrollóse con síntomas mortales al espirar Abril. El 7 de Mayo suministraron á la reina el Viático, y el 17 á las Muerte de la dos de la mañana dejó de latir aquel corazon puro que no habia nacido para los envenenados goces de palacio, sino para admirar bajo el dorado arteson de los templos al Criador supremo de los cielos. Con la muerte de doña María Amalia de Sajonia reanimáronse los partidos: los amigos de las reformas y de la civilizacion fijaron los ojos en el próximo enlace de Fernando, pues si tenia herederos quedaban burladas las esperanzas de los partidarios de don Carlos, mientras estos, asustados

reina Amalia.

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