Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Festejos.

Los reyes de

Nápoles.

Festejábanse las bodas reales con pompa y con muestras de entusiasmo, y los reyes de Nápoles visitaban los establecimientos, museos y fábricas de la capital de la monarquía; recorrian los Sitios reales y las antigüedades de Toledo: habíales acompañado el caballero Médicis, presidente de su Consejo de ministros, y atacado de una pulmonía murió casi de repente. Entre tanto las sospechas de la prenez de la reina pasaron á realidades; y su madre la reina Isabel de Nápoles aconsejó á su hermano Fernando que preveyese el caso de que su amable esposa diese á luz una niña. Los partidarios de don Carlos pusieron en juego sus gastados resortes; pero la infanta doña Francisca no gozaba ya la privanza de su cuñado, y los atractivos de Cristina y la dulcísima esperanza de ser padre de tal suerte enagenaban y deleitaban el corazon del monarca que era inútil la resistencia. Asi lo conoció el ministro Calomarde, y lejos de oponerse al proyecto ayudó á llevarle á cima con su influencia, que comenzaba á declinar marchitada por el ardiente amor que el príncipe profesaba á su nueva compañera; y estimulaba tambien al ministro el deseo de captarse el corazon de la reina y perpetuarse asi en el mando. En 29 de Marzo publicóse la pragmática sancion en que se mandaba observar la ley 2., tí- Ley de sucetulo 15, partida 2.a, que establece la sucesion regular en la corona de España (*).

sion.

1830.

(Ap. lib. 13.

En las Cortes que se celebraron en el palacio núm. 7.) del Buen Retiro en 1789 tratóse á propuesta de Carlos IV de la necesidad y conveniencia de que se observase el método regular establecido por las leyes del reino y por la costumbre inmemorial de suceder en la diadema española con preferencia de mayor á menor y de varon á hembra. Las Cortes tuvieron presentes los inmensos bienes que su ob- . servancia habia reportado á la monarquía por es

pacio de mas de setecientos años, y los motivos y circunstancias particulares que decidieron su reforma, decretada en el auto acordado de 10 de Mayo de 1713; y en vista de todo elevaron á las manos de Carlos IV una peticion en 30 de Setiembre de 1789 suplicando tuviese á bien mandar S. M. que se cumpliese y guardase perpetuamente en la sucesion del reino la referida costumbre inmemorial atestiguada en la ley 2.a, título 15, partida 2.3, publicándose pragmática sancion como ley hecha y formada en Cortes, por la cual constase esta resolucion y la derogacion de dicho auto acordado. Carlos IV accedió al voto del reino, pero mandó que por entonces se guardase el mayor secreto, por convenir asi á su servicio, y que "los de su Consejo espidiesen la pragmática sancion que en tales casos se acostumbra." Las Cortes pasaron á la via reservada copia certificada de la citada súplica y demas que le concernia por conducto de su presidente el conde de Campomanes, gobernador del Consejo; y se publicó todo en las Cortes con la reserva encargada. Fernando en real decreto de 26 de Marzo de 1830 dirigido al Consejo mandó que se publicase ley y pragmática en la forma pedida y otorgada, y el Consejo acordó su cumplimiento el 27 despues de haber oido á los fiscales.

Tal fue el golpe mortal descargado contra el bando que amaba á don Carlos. Sus partidarios conocieron desde aquel punto la necesidad de aumentar sus filas y de organizarse con mas energía y rapidez; pero reputáronse al propio tiempo tan poderosos que miraron con menosprecio la ley publicada. Las hondas raices que al rededor del solio habia echado el carlismo, el ascendiente de los magnates que lo sostenian, el atrevimiento de sus corifeos, para quienes todo era llano, y doscientos mil voluntarios realistas prontos á batirse por la que

llamaban causa del altar y del trono, habian envanecido su mente y dádoles una idea exagerada de su poder. No fijaban sus ojos en el radio que la revolucion describia en Europa, el cual de dia en dia se agrandaba acercando sus líneas á los límites de la Península y amenazando encerrarla dentro de su arco. Asegurado el cetro en las manos de Cristina con la ley dada á luz, partieron los reyes de Parten los reNápoles el 14 de Abril de regreso á sus estados, yes de Nápoles. pasando antes por París, y la familia real de España trasladóse á los deliciosísimos jardines de Aranjuez. En 8 de Mayo anuncióse ya en Gaceta estraordinaria la prenez de la reina, ordenando que en todas las iglesias se hiciesen rogativas públicas y privadas por el feliz alumbramiento de la amable princesa.

1830.

Eleccion de

Las potencias que habian firmado el tratado de alianza para la pacificacion de Grecia eligieron rey de los griegos al príncipe Leopoldo de Sajonia Cobourg, quien renunció la corona confiado en ce- rey de Grecia. ñir sus sienes con otra mas brillante que las próximas revueltas le preparaban: por su renuncia pasó á un príncipe de Baviera. En Francia abriéronse las cámaras en medio de la agitacion que reinaba, y no obstante las maniobras del ministerio los elegidos pertenecian al partido del pueblo. La cámara de diputados despues de responder á los párrafos principales del discurso de la corona añadió que el concurso que debia reinar entre los poderes constituidos no existia. Entonces Carlos X prorogó en 19 de Marzo la sesion para el 1.o de Setiembre, aumentando de este modo la crítica situacion del pais, dispuesto á comenzar las hostilidades contra el trono. Los cortesanos pensaban que podian desviar los ojos de los franceses de las cuestiones políticas y atraerlos á otro punto con el iman de la gloria: la espedicion que se preparaba en Tolon destinada á la

conquista de Argél, bajo el pretesto de vengar los agravios recibidos por la Francia, daba al viento sus velas con cincuenta mil hombres de desembarco mandados por el conde de Bourmont. Correspondieron los soldados franceses á la fama de sus hazañas, y los vencedores de Austerliz y Jena rinRendicion de dieron á Argél el 5 de Julio, apoderándose de los tesoros de la Alcazaba, que rayaban en cincuenta y cinco millones de piastras, ó sean ciento sesenta y cinco millones de francos, y haciendo prisionero al dey, que pasó á Italia.

Argél.

Embriagado el ministerio francés con las delicias de la victoria creyó que era llegado el momento de destruir la Constitucion con un golpe de estado, porque las elecciones de diputados que se verificaban para las cámaras que debian reunirse el 1.o de Setiembre éranle igualmente contrarias. Estimulado por este pensamiento espidió en 25 de Julio cuatro decretos: 1.° Suspendiendo la libertad de imprenta por lo que mira á los periódicos, que debian pedir licencia al gobierno cada tres meses. 2.0 Disolviendo la cámara de los diputados antes de reunirse. 3.o Estableciendo el censo electoral en las listas de imposicion territorial, personal y moviliaria. 4. Convocando de nuevo las cámaras para el 28 de Setiembre. Conforme al primer decreto no podian darse á luz los periódicos sin conseguir de antemano licencia, y los periodistas publicaron el 27 los suyos despreciando el mandato como contrario al código constitucional que regia. El gobierno envió piquetes á destruir las prensas, y trabóse la lucha entre los artistas que defendian las imprentas y los agentes del poder que querian peneRevolucion de trar á la fuerza é inutilizar los moldes. Los amanFrancia. tes de la libertad, entre quienes brillaban varios oradores elocuentes, encaramáronse sobre las sillas en las plazas públicas, en los paseos y en los pun

tos mas concurridos. Los ciudadanos entusiasmados á su voz corrieron á las armerías y se proveyeron de armas: formaron barricadas con las piedras de las calles, que arrancaron en un momento, y con los muebles de las casas. La lucha se encarnizó con la resistencia de la tropa: el general Lafayette mandaba la guardia nacional: los suizos que tenia Carlos X en su guardia defendieron con heróico ardimiento los puestos confiados á su custodia. Tomó el pueblo á viva fuerza el Louvre, las Tullerías y todos los edificios de importancia, y lanzó de París á sus enemigos: en fin, Carlos X tuvo que emprender su fuga y darse despues á la vela habiendo antes abdicado la diadema real en favor de su sobrino Enrique. Mas ya era tarde: la junta provisional formada en París habia llamado al duque de Orleans, que entró en la capital de Francia en medio del público entusiasmo y con la enseña tricolor que habia enarbolado el pueblo. El duque recibió primero el título de lugar teniente del reino y despues el áureo cetro de la Francia, que pusieron en sus manos las cámaras, que lo habian declarado vacante. Los ministros que firmaron los decretos de Carlos X, fueron encerrados en castillos y entregados á la cámara de los pares para que los juzgase. El príncipe de Condé murió súbitamente, no sin vehementes sospechas de tósigo: tambien habia dejado de existir Muerte de JorJorge IV, rey de Inglaterra, en el pasado Junio, y ge IV. le sucedió el príncipe Guillermo.

Los ingleses no tardaron en reconocer á Luis Reconoce la Felipe I por rey de Francia, y siguieron su ejem- Europa á Luis Felipe. plo Austria y Prusia. La revolucion de París era un hecho grande y glorioso, que lejos de debilitar el poder del pueblo heróico que bajo las águilas del imperio venció distintas veces á la Europa entera, reuníale de nuevo, y levantaba el temido pendon de los tres colores. Al estruendo de aquel

« AnteriorContinuar »