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penderá ninguna de las medidas de precaucion que ha adoptado, mientras que la España continúe siendo destrozada por las facciones.

»El gobierno de S. M. no titubeará en mandaros salir de Madrid, y en buscar sus garantías en disposiciones mas eficaces si continúan comprometidos sus intereses esenciales, y si pierde la esperanza de una mejora que espera con satisfaccion de los sentimientos que por tanto tiempo han unido á los españoles y franceses en el amor de sus reyes y de una libertad juiciosa.

» Tales son, señor conde, las instrucciones que el rey ne ha mandado enviaros en el momento en que se van á entregar al gabinete de Madrid las notas de los de Viena, Berlin y San Petersburgo. Estas instrucciones os servirán para dar á conocer las disposiciones y la determinacion del gobierno francés en esta grave ocurrencia.

"Estais autorizado para comunicar este despacho, y entregar una copia de él si se os pidiese.París 25 de Diciembre de 1822."

Entre los que mas influyeron en Verona para llevar á cima la intervencion, debemos contar por parte de Rusia al ex-embajador Tattischeff, enemigo furibundo de los gobiernos representativos, y acérrimo defensor del realismo puro y de las medidas de terror é intolerancia: por lo que mira al gabinete de las Tullerías, trabajó incansable para que las cosas viniesen á un rompimiento el vizconde de Chateaubriand, á quien la Europa admira como escritor elegante y florido, y detesta como diplomático vendido al favor de los Borbones.

En tanto que la reunion de los dominadores del mundo habia pronunciado tan terrible fallo sobre la suerte de la desventurada España, los liberales, que para resistir á las pasiones coligadas

necesitaban de la union de todos los partidos, no apelaban para su obtento á la dulzura y á las concesiones, que son los únicos medios de atraer á los hombres, ni tampoco á un sistema de energía y de valor que los vence.

Cataluña, teatro principal de las discordias civiles, habia visto, como en su lugar dijimos, desaparecer de su territorio á Castelfollit, destruido hasta los cimientos, y obligados sus habitantes á errar de monte en monte por no poder edificar casas otra vez sobre las ruinas de su patria; y ahora presenciaba el saqueo y el incendio de San Lorenzo de Morunis ó Piteus, ejecutado no por el furor y la incontinencia del soldado embravecido, sino en virtud de una orden general de don Antonio Rotten, que señalaba á cada batallon la calle Crueldades en que debia saquear. Consumado este acto de cruel

Cataluña,

dad, se prohibió á los infelices vecinos morar entre aquellos escombros, condenándolos á la desventura de vagar, como los de Castelfollit, por los bosques y montañas, y amenazándolos con la pena de muerte si fijaban su residencia en Berga ó en Solsona. No es facil atinar cuál de los dos partidos estremos cometia mas escesos y derramaba mas bárbaramente la sangre de sus hermanos: ni la historia ni la razon natural bastaban á demostrarles que las proscripciones no convencen á los enemigos, sino los exasperan; y que esas medidas aisladas, y que no parten de un centro comun y de un plan general, no aterran, sino irritan.

El primero de Enero de 1823 presentáronse en las barras de las Cortes las autoridades de Madrid y los gefes de su milicia á recibir los parabienes y plácemes del congreso nacional por la bizarría y arrojo con que se portaron en el célebre 7 de Julio: el presidente de la asamblea pronunció un discurso en alabanza de los heróicos defen

sores de la libertad, al que respondió en nombre de sus compañeros el gefe político Palarea. Las Cortes continuaron sus tareas, aprobando el alistamiento completo de la milicia activa, no obstante los desórdenes que ocasionaba en todas partes el sorteo de la quinta, pues los mozos se insurreccionaban y corrian á bandadas á reunirse á la faccion.

El ayuntamiento de Madrid, que desmepeñaba entonces un papel de primer orden, representó al rey en 4 de Enero pidiendo se terminasen brevemente las causas del 7 de Julio, y se administrase pronta justicia en desagravio de la ofensa hecha á la nacion, amenazando, si asi no se verificaba, con mayores males que no podian ocultarse á S. M. Andaba ya entonces mezclado en esta causa el nombre del infante don Carlos, y la política aconsejaba, en vista de las resoluciones de Verona, correr el velo y no levantarlo para mostrar los principales actores: el ayuntamiento en medio de su entusiasmo no sabia que en las grandes crisis debe preferirse no lo mejor, sino lo posible, para no perderlo todo. Mas la hora terrible iba á sonar, y los que dirigian el gubernalle de la nacion á inostrar su alto saber salvando la nave, ó su menguada ignorancia estrellándola contra los escollos de la Santa Alianza.

El 6 de Enero los embajadores de Rusia, Prusia y Austria comunicaron al ministerio español las notas que habian recibido, á las cuales, celebrados varios consejos de gabinete, mas sin consultar al Consejo de Estado ni á persona alguna, resolvieron los secretarios del Despacho por una ceguedad inconcebible, pero con la mejor fé del mundo, responder por sí solos negándose á toda reforma. Fernando, que anteveía el desenlace que se preparaba con la negativa, pues la resistencia que podia oponerse en una nacion dividida en bandos,

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1823.

Respuesta de

con escaso ejército y menos recursos pecuniaros, donde las contribuciones no se cobraban, era nula, fortificó en el ánimo del coronel San Miguel, su ministro de Estado, la idea del rompimiento, si hemos de dar crédito á una persona del mismo palacio. Amaneció pues el dia 9, y San Miguel, aconsejado por sus amigos, á quienes la vehemencia de su amor á la libertad fascinaba, firmó las respuestas siguientes á las Cortes de París, Berlin, Viena y San Petersburgo.

"Al ministro plenipotenciario de S. M. en PaSan Miguel al rís, digo con esta fecha lo que sigue. ΕΙ

gabinetede Pa

rís.

gobierno de S. M. C. acaba de recibir comunicacion de una nota pasada por el de S. M. cristianísima á su ministro plenipotenciario en esta Corte, de cuyo documento se dirige á V. E. copia oficial para su debida inteligencia.

"Pocas observaciones tendrá que hacer el gobierno de S. M. C. á dicha nota. Mas para que V. E. no se vea tal vez embarazado acerca de la conducta que debe observar en estas circunstancias, es de su deber manifestarle francamente sus sentimientos y sus resoluciones.

"No ignoró el gobierno nunca que instituciones adoptadas libre y espontáneamente por la España causarian recelos á muchos de los gabinetes de Europa, y serian objeto de las deliberaciones del congreso de Verona: mas seguro de sus principios, y apoyado en la resolucion de defender á toda costa su sistema político actual y la independencia nacional, aguardó tranquilo el resultado de aquellas conferencias.

"La España está regida por una Constitucion promulgada, aceptada y jutada en el año 1812, y reconocida por las potencias que se reunieron en el congreso de Verona. Consejeros pérfidos hicieron que S. M. C. el señor don Fernando VII no

hubiese jurado á su vuelta á España este código fundamental que toda la nacion queria, y que fué destruido por la fuerza sin reclamacion alguna de las potencias que le habian reconocido. Mas la esperiencia de seis años y la voluntad general le movieron á identificarse en 1820 con los deseos de los españoles.

„No fue, no, una insurreccion militar la que promovió este nuevo orden de cosas á principios de 1820. Los valientes que se pronunciaron en la isla de Leon, y sucesivamente en las demas provincias, no fueron mas que el órgano de la opinion y de los votos generales.

"Era natural que este orden de cosas produjese descontentos: es una consecuencia inevitable de toda reforma que supone correccion de abusos. Hay siempre en toda nacion, en todo estado, individuos que no pueden avenirse nunca al imperio de la razon y de la justicia.

"El ejército de observacion que el gobierno francés mantiene en el Pirineo no puede calmar los desórdenes que afligen á la España. La esperiencia ha demostrado al contrario que con la existencia del llamado cordon sanitario, que tomó despues el nombre de ejército de observacion, se alimentaron las locas esperanzas de los fanáticos ilusos que levantaron en varias provincias el grito de la rebelion, dando asi origen á que se lisonjeasen con la idea de una próxima invasion en nuestro territorio.

"Como los principios, las miras ó temores que hayan influido en la conducta de los gabinetes que se reunieron en el congreso de Verona, no pueden servir de regla para el español, prescinde este por ahora de contestar á lo que en las instrucciones del conde de Lagarde dice relacion con aquellas conferencias.

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