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"Los dias de calma y tranquilidad que el gobierno de S. M. cristianísima desea para la nacion, no son menos deseados, apetecidos y suspirados por ella y su gobierno. Penetrados ambos de que el remedio de sus males es obra del tiempo y la constancia, se esfuerzan cuanto deben en acelerar sus efectos, tan útiles y saludables.

"El gobierno español aprecia en lo justo las ofertas que el de S. M. cristianísima le hace de cuanto pueda contribuir á su felicidad; mas está persuadido que los medios y precauciones que pone en ejecucion, no pueden producir sino contrarios resultados.

"Los socorros que por ahora debiera dar el gobierno francés al español, son puramente negativos. Disolucion de su ejército de los Pirineos, refrenamiento de los facciosos enemigos de España y refugiados en Francia, animadversion marcada y decidida contra los que se complacen en denigrar del modo mas atroz al gobierno de S. M. C., las instituciones y Cortes de España: hé aqui lo que exige el derecho de gentes, respetado por las naciones cultas.

» Decir la Francia que quiere el bienestar, el reposo de España, y tener siempre encendidos los tizones de la discordia que alimentan los principales males que la afligen, es caer en un abismo de contradicciones.

"Por lo demas, cualesquiera que sean las determinaciones que el gobierno de S. M. cristianísima crea oportuno tomar en estas circunstancias, el de S. M. C. continuará tranquilo por la senda que le marcan el deber, la justicia de su causa, el constante carácter y adhesion firme á los principios constitucionales que caracterizan á la nacion á cuya frente se halla; y sin entrar por ahora en el analísis de las espresiones hipo

téticas y aufibológicas de las instrucciones pasadas al conde de Lagarde, concluye diciendo que el reposo, la prosperidad y cuanto aumente los elementos del bienestar de la nacion, á nadie interesan mas que á ella.

» Adhesion constante á la Constitucion de 1812, paz con las naciones, y no reconocer derecho de intervencion por parte de ninguna: hé aqui su divisa y la regla de su conducta, tanto presente como venidera.

"Está V. E. autorizado para leer esta nota al ministerio de negocios estrangeros, y para dejarle copia si la pide. La prudencia y tino de V. E. le sugerirán la conducta firme y digna de la España que deba observar en estas circunstancias.

"Lo que tengo la honra de comunicar á V. E. de orden de S. M., y con este motivo le renuevo las seguridades de ini distinguida consideracion, rogando á Dios guarde su vida muchos años.-Palacio 9 de Enero de 1823. B. L. M. de V. E. su atento y seguro servidor - Evaristo san Miguel.— Señor ministro de Francia."

Respuesta á las Cortes de Viena, Berlin y San Petersburgo, ó nota pasada á los encargados de negocios de España en aquellas Cortes.

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Muy señor mio: Con esta fecha digo al encargado de negocios de S. M. en den del rey lo que sigue:

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á

"El gobierno de S. M. C. acaba de recibir comunicacion de una nota del de su encargado de negocios en esta Corte, de que se pasa copia á V. S. para su debida inteligencia. Este documento, lleno de hechos desfigurados, de suposiciones denigrativas, de acriminaciones tan injustas como calumniosas y de peticiones vagas, no puede provocar una respuesta categórica y formal sobre cada uno de sus puntos. El gobierno

Respuesta del mismoálas Cortes de Viena,

Berlin y San
Petersburgo.

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español, dejando para ocasion mas oportuna el presentar á las naciones de un modo público y solemne sus sentimientos, sus principios, sus resoluciones y la justicia de la causa de la nacion generosa á cuya frente se halla, se contenta con decir: 1.° Que la nacion española se gobierna por una Constitucion reconocida solemnemente por el emperador de todas las Rusias en 1812. 2.° Que los españoles amantes de su patria que proclamaron á principios de 1820 esta Constitucion, derribada por la fuerza en 1814, no fueron perjuros, sino que tuvieron la gloria inmarcesible de ser el órgano de los votos generales. 3.° Que el rey constitucional de las Españas está en el libre ejercicio de los derechos que le da el código fundamental, y que cuanto se diga en contrario es produccion de los enemigos de la España, que para denigrarla la calumnian. 4.° Que la nacion española no se ha mezclado nunca en las instituciones ni régimen interior de otra ninguna. 5.° Que el remedio de los males que puedan afligirla á nadie interesa mas que á ella. 6.° Que estos males no son efecto de la Constitucion, sino de los enemigos que intentan destruirla. 7.° Que la nacion española no reconocerá jamas en ninguna potencia el derecho de intervenir ni mezclarse en sus negocios. 8.° Que el gobierno de S. M. no se apartará de la línea que le trazan su deber, el honor nacional y su adhesion invariable al código fundamental jurado en el año de 1812. Está V. S. autorizado para comunicar verbalmente este escrito al ministerio de relaciones estrangeras, dejándole copia si la pidiese.-S. M. espera que la prudencia, celo y patriotismo de V. S. le sugerirán la conducta firme y digna del nombre español que debe seguir en las actuales circunstancias. Lo que tengo la honra de comunicar á V. S. de orden de

S. M.; y con este motivo &c. Palacio 9 de Enero de 1823. Evaristo San Miguel.

gado de negocios de

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Señor encar

Al punto que San Miguel estampó su firma en estos despachos corrió al congreso representativo la mañana misma del 9, acompañado de todos los se- Enero de 1823. cretarios del despacho. Anunció á las Cortes que habia recibido las notas de la Santa Alianza; que habia dado á ellas la respuesta "mas análoga al decoro nacional, y que no obstante que sabia que este no era de aquellos asuntos que reclaman necesariamente el conocimiento de la asamblea de diputados, creería faltar á los sentimientos de fraternidad que le ligaban con el congreso sino diese cuenta del negocio." Leyó despues los escritos de las Cortes estrangeras y las respuestas del ministerio de Estado, y concluida la lectura, el señor Isturiz, que presidia la asamblea nacional, dijo que "fiel esta á su juramento, y digna del pueblo á quien representaba, no permitiria que se alterase ni modificase la Constitucion, por la cual existia, sino por la voluntad de la nacion y por los términos que el mismo código prescribia."

El congreso representativo no descendió á examinar si era político ó no desafiar á la Europa entera y pelear en lucha abierta con todas las naciones del continente; tampoco se fijó en el estado del erario y del ejército, ni antevió que si aparecia impotente para ahogar la guerra civil, menos podria resistir á ésta complicada con la invasion estraña. El señor Galiano propuso enviar un mensage al monarca aprobando la contestacion dada á las potencias de Verona; y nombróse la comision que debia redactarlo en medio de los aplausos de los diputados y de las galerías, que entregados á los sentimientos entusiastas de su corazon, se regocijaban, sin saberlo, de la muerte de la libertad:

Aprobacion de las Cortes.

Reflexiones.

Enero de 1823.

¿ pues qué otra cosa podia resultar de aquel noble, pero desacordado rompimiento? Aun cuando su confianza rayase tan alta que anhelasen la guerra, aconsejaba la política prepararse para ella; y mientras se disponian los formidables preparativos, entretener diplomáticamente á las potencias amenazadoras y negociar con ellas mesuradamente. Pero el orgullo español, herido en su cuerda mas delicada, y la injusticia de unos despótas que como tigres rabiosos se arrojaban sobre la presa porque nos veían débiles y divididos, acaloraron y conmovieron los ánimos, y el ardor del patriotismo, levantando espesas nubes delante de sus ojos, les robó la luz. Las tribunas prorumpieron en inueras á los tiranos; y la asamblea presentó el espectáculo de una union compacta entre los individuos de todos los matices políticos, abrazándose en medio del salon Argüelles y Galiano, cabeza el primero de los defensores del orden, y gefe el segundo de los amigos de la revolucion. Canga, Saavedra, Ferrer y Galiano y otros muchos pronunciaron improvisaciones elocuentes, arrancando prir cipalmente los aplausos públicos el énergico y valiente discurso de Argüelles, de aquel Argüelles cuya circunspeccion y templanza tantas veces hemnos elogiado, y que dejándose llevar ahora de su imaginacion y de los latidos de un corazon amante de la libertad de su patria, puso en olvido los principios mas sencillos de la diplomacia. Mas entre el estrépito del noble regocijo que despertaba aquel desahogo de generosas pasiones no se percibian los ayes de la desconsolada España, que reclinada y escondida en un estremo del salon levantaba deplorando tanta ceguedad las manos: las manos, que los ojos se lo impedia el llanto.

El 10 los embajadores de Rusia, Prusia y Piden sus pa- Austria pidieron sus pasaportes, que les fueron

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