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de la fragata, de que segun dices tienes que informarte, y pudieras estar informado ya, es tan escelente como el de la escuadra inglesa, junto á la cual ha fondeado. Todo el mundo crees que te graduaria de temerario en tu embarque, pero mas bien es de creer que califique tu conducta y las dificultades como medios de entretener ó de frustrar el cumplimiento de mi voluntad. -Quiero absolutamente que te embarques sin mas tardanza. Por medio de Córdoba podrás adquirir del comandante de la fragata cuantas noticias necesites sobre la sanidad y seguridad del buque y del embarcadero que elija, segun dictaren las circunstancias. Demasiado hemos hablado ya sobre el asunto; y no quisiera que se amargase mas esta prolija correspondencia, si tu conducta sucesiva conviniese tan poco con tus repetidas protestas de sumision. Mucho celebro que goces con tu familia de la buena salud que gozamos nosotros. Recibe nuestros afectos, y el cariño que te profesa siempre tu amantísimo hermano. Fernando."

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No por eso cedió el infante, que esclavo de las dobleces de su confesor siguió alargando el plazo.

"Coimbra 19 de Junio de 1833.- Mi muy querido hermano mio de mi corazon, Fernando mio de mi vida: Hace tres dias que recibí tu carta del 11: no te he respondido al instante, porque esperaba tu contestacion de la que te escribí el 8, creyéndola tener de un momento á otro; á ella ine refiero satisfaciendo á la tuya, añadiendo que tienes mucha razon en hacerme el cargo de cómo no he pasado el dia del Corpus en Mafra, como te lo habia escrito: ese era mi pensamiento, pero cuando llegamos á las Caldas nos encontramos con que hacia dos dias que se presentaban síntoinas del cólera, y que ya habia once casos. Echa

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mos á correr al dia siguiente muy temprano, y desde que estamos aqui ha cundido por el camino hasta Condeixa, que está á dos leguas de aqui: no me puedo figurar que tú quieras que me esponga y á toda mi familia al peligro de perecer; á lo menos juzgando por mí, no lo creo, porque si tú estuvieses en mi caso, y yo en el tuyo, no lo querría de ningun modo; y como sé tu corazon para conmigo, me confirmo mas. Si la fragata Lealtad no está cerca de Belen, lo ha estado, y ahora creo que está á la otra orilla de Tajo en los lugares por donde empezó la epidemia. Me alegro infinito que estés tan bueno, y Cristina y niñas; nosotros lo estamos igualmente, gracias á Dios: darás memorias de nuestra parte á Cristina, y tú recíbelas de María Francisca, y cree que te ama siempre de todo corazon este tu mas amante y verdadero hermano.- M. Carlos.-P. D. Acabo de recibir tu cariñosa y espresiva carta del 7, con el gusto de ver que todos continuabais buenos: María Francisca, Carlitos, Juanito y Fernandito agradecen tu nemoria y recuerdo nominal."

Del mismo modo coloró de alli á tres dias su desobediencia en otra carta.

"Coimbra 22 de Junio de 1833. Mi muy querido hermano mio de mi vida, Fernando mio de mi corazon: He recibido tu carta del 15, y no puedo menos de decirte que á todo te tengo respondido en mis anteriores, y como no tengo nada que añadir, es inútil repetirlo: solo tengo que responder que sería muy estraño que yo me mantuviese en Portugal si todo el reino sufriese el contagio, pero no es asi. Yo tengo aun medios de evitarlo, trasladándome á cualquier punto que no esté infestado, pero precisamente se ha desenvuelto con mas furia en los caminos por donde pudiera dirigirme á Cascaes, que es el puerto designado para el em

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barque, é igualmente contagiado como Lisboa, Belen y San Julian. Dices que yo mismo busco las dificultades: no es asi, porque no está en mi mano que el contagio me persiga, pero sí lo está usar de los medios que dicta la prudencia para evitarle. Se trata de lo que hay mas precioso de toda una familia, que pudiera muy bien perecer toda ella por culpa mia, mayormente privándonos del consuelo de que nos asista el médico en que hemos depositado toda nuestra confianza, habiendo recibido una real orden espresa de no embarcarse para Italia. Es decir que cuando los peligros se amontonan se nos cierran los caminos para evitarlos: ¿cómo encontraremos facultativo alguno que quiera seguirnos en nuestra actual situacion? Y si lo hubiese, sería ó no hábil, y aunque lo fuese no conoceria nuestras naturalezas, y lo que es mas preciso, no gozaria de nuestra confianza. Ademas te dije en mi carta del 6 de Mayo que necesitaba dos millones, sin los cuales no puedo emprender mi marcha, sin dejarlo todo pagado aqui, y satisfechos á todos los que nos han obsequiado y servido con tanta voluntad. Mi suma delicadeza no me habia permitido tocar otra vez este asunto, pero te lo espongo, porque es de absoluta necesidad en medio de los innumerables apuros que me rodean. ¿Y habrá persona que desapruebe mi conducta, examinando con imparcialidad mis razones? Creo que si el público las entendiese, nadie ine graduaria de desobediente. Repito pues que no provoco los embarazos, ellos me buscan; no te negaré que el embarcarme no es de mi mayor gusto; inas te añado que en las actuales circunstancias lo iniro como tú y yo mirábamos á Valencey y Cádiz, pero tengo entera confianza en Dios que no me ha de desamparar. — Me alegro que ésteis tan buenos; nosotros lo estamos, gracias a Dios; y cree

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que te ama de corazon tu mas amante hermano. M. Carlos."

El espíritu de la cruzada que don Carlos preparaba en Portugal contra las luces del siglo traslucíase por las costumbres que observaban no solo los infantes y su servidumbre, sino hasta los gefes y oficiales que alli se reunian para organizar su Vida de los ejército. Asistian todos los dias al sacrificio de la carlistas en Portugal. misa, y por la noche habia sermon y rosario de la Vírgen, distinguiéndose y descollando los Jesuitas que desde España habian acompañado á los infantes. En los palacios de Ramalhao y de Coimbra gozábanse de antemano con las hogueras que pensaban encender para acabar con el progreso de las luces, y prolongar el reinado de la intolerancia y de la servidumbre á que debe la monarquía el desaliento en que yace. A pesar de las redes que tendió á su hijo la artificiosa princesa de Beira, los infantes don Sebastian y su esposa regresaron á la corte castellana para asistir á la jura de la heredera del trono.

Entre tanto no cesaban las conspiraciones en todos los puntos del reino, y multiplicábanse los trabajos del bando carlista. En Barcelona pereció Muerte del en el cadalso el cabecilla Tey, que habia sido el cabecilla Tey. primero que enarboló en Cataluña la bandera rebelde. El obispo de Leon escribió una pastoral sediciosa incitando al levantamiento en favor del infante, defendiendo sus llamados derechos, é inculcando la obligacion en que estaban los españoles de no jurar á la inocente princesa. No satisfecho con tan perverso escrito, en el que abundaban las máximas mas absurdas, elevó en 1.° de Junio al monarca una esposicion en la que se espresaba asi: Representa "La union de todos estos principios me hiere tan cion del obispo vivamente y se me presenta con un golpe de luz á que yo no puedo resistir, y despues de haber esta

1833.

de Leon al rey.

1833.

do muchos ratos á los pies de Jesucristo, me pone la pluma en la mano como consejero de V. M., y como obispo aunque indigno de la célebre silla de Leon, para pedir respetuosamente á V. M. su real licencia, y con su augusta venia suplicarle se digne suspender la ejecucion de los reales decretos de 4 de Abril, y de cuanto tenga relacion á la jura de S. A. R. la señora infanta, y que V. M. medite pidiendo luces copiosas al cielo sobre algun medio legal y decoroso para todos, con el que pueda dar otro giro y concluir bien este grande y delicado negocio, grave y transcendental para la España, y quizás nas para toda la Europa." (*) Aqui se retrató el obispo de Leon á sí pro- (p. lib. 13. pio con los colores mas naturales: la hipocresía y el atrevimiento son los claros y oscuros del retrato, obra muy acabada para el que la estudie con reflexion.

núm. 8.)

Vino finalmente á regocijar la corte castellana Jurá de Isabel, la hermosa y serena luz del 20 de Junio. Los reyes y su augusta hija se trasladaron la víspera á la casa llamada de San Juan, en el real Sitio del Buen Retiro, segun costumbre antigua de sus antepasados, y el 20 dirigiéronse al real monasterio de San Gerónimo con la pompa y ceremonias de estilo. Abrian la marcha cuatro porteros de Cámara, y entre ellos el aposentador de palacio; seguian dos alcaldes de Casa y Corte; los gentiles hombres de Boca y Casa; los procuradores de las ciudades y villas; los títulos de Castilla; cuatro maceros de palacio; los mayordomos de S. M.; los grandes de España; los cuatro reyes de armas; el duque de Frias en calidad de conde de Oropesa, descubierto y con el estoque real desnudo y levantado: los infantes don Francisco y don Sebastian iban en medio de la comitiva, y detras venian los reyes en una magnífica carroza, donde brillaba la corona real, y

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