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de la silla ministerial al destino de ayudante de Mina: tambien Lopez Baños desnudó la espada en defensa de la dulce patria. Era Calatrava el alma del nuevo gabinete. Las brillantes dotes que como orador habia desarrollado en las Cortes despertaban las esperanzas de sus amigos: pero no bastan aquellas para producir un hombre de estado; y en tan espinosas circunstancias ni el arte ni el mas sublime ingenio podian atajar los males que amenazaban. Calatrava habia sostenido el orden en ciertos casos en el congreso; y aunque en otros habia contribuido al triunfo de las doctrinas exageradas, jamas habia apadrinado á los anarquistas mas estremados. Asi es que señaló su entrada en el ministerio desterrando de Sevilla á don Felix Mejía, autor del Zurriago, y á otros, entre quienes se contaba don Juan Manuel Regato, espía secreto de Fernando, destinado á atizar la discordia promoviendo bullicios. Por lo demas el ministerio y el congreso seguian la misma marcha, y era tan espesa la venda que ofuscaba sus ojos, que el 26 de Mayo, dia en que se supo en Sevilla la entrada en Madrid de los franceses, se aprobó en las Cortes por una inmensa mayoría el dictámen de la comision diplomática aplaudiendo la declaracion de guerra hecha á la Francia por el gobierno. Argüelles, Galiano y Florez Calderon repitieron los mismos argumentos con que tantas veces habian arrastrado los ánimos de los diputados á una lucha justa, sí, pero en las actuales circunstancias impolítica y desigual. En las sesiones anteriores en que se habia tratado de la guerra y de la violenta conducta del gabinete de las Tullerías con la nacion española, todos los oradores habian aprobado la respuesta del ministerio anterior á las notas de la Alianza, confundiendo la teoría general de la justicia que nos acompañaba, con la cuestion práctica y

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particular de las circunstancias que nos rodeaban. Mas en este dia levantóse, inspirada ó no, una voz valerosa que pintó con una verdad y una maestría á toda prueba el cuadro de la situacion del reino, y de los errores de los secretarios del pasado gabinete. Con una elocuencia robusta y varonil desarrolló el señor Falcó los principios mas luminosos de la verdadera política, unidos á los sentimientos mas dignos de un representante del pueblo. Bien merece su hermosísimo discurso que apuntemos algunos de sus primores.

"Grande, inmensa, irresistible es la fuerza de una nacion como la nuestra si quiere desplegarla poniendo en accion todos sus recursos, y el año ocho, en que se dió principio á la gloriosa lucha de la independencia, nos ofrece un comprobante de esta verdad. ¿Pero está la nacion en el mismo caso? ¿Se encuentra en actitud de repetir aquel asombroso fenómeno? ¿Se presenta éste dos veces en una misma generacion? ¡Ojalá asi fuese! pero me guardaré yo bien de tomar la guerra de la independencia por término de comparacion con la actual: porque, y quisiera equivocarme, los elementos que fomentaron aquella, y formaron el grande teson con que se llevó á cabo, estan desgraciadamente en contra de esta." El señor Argüelles, que habia estendido el dictámen diplomático, modelo de lenguaje y de sentimientos patrióticos, contestó á la inpugnacion de Falcó con fuego y vehemencia; pero en sus discursos abundan mas los rasgos propios de un corazon honrado y amante de la libertad, que los recursos y las inspiraciones grandes del hombre público que para salvar la patria cierra los ojos y no mira los medios. El congreso privó de sus honores el 22 de Mayo á los condes de La Bisbal y de Montijo.

Imbuidos siempre los liberales en la idea de

confundir la guerra de la independencia con la actual, ensayaron en diferentes puntos el plan de guerrillas, invencibles cuando las sostiene el pais, Guerrillas. y que ahora solo sirvieron para exasperar aun mas la animadversion pública con los desórdenes á que se entregaron, principalmente en la provincia de Madrid, donde el conde de La Bisbal antes de su renuncia tuvo que poner mano. Lejos de prosperar las partidas sueltas, disminuíanse de dia en dia los cuerpos del ejército, trabajados por la desercion, sin que las Cortes lograsen atajarla en Andalucía con sus discursos. La asamblea legislativa se ocupó igualmente de la formacion de una legion estrangera, y de levantar la moribunda Hacienda para acudir á las urgencias del erario, agotado de todo punto. Con este fin acordó un empréstito de doscientos millones; mandó que se secuestrasen los bienes de todos los españoles que siguiesen las banderas francesas, y que se acuñase el oro y la plata de las iglesias. Mas el crédito de la nacion y los recursos que habian de servir para el armamento y equipo de las tropas de la libertad espiraron y se agotaron de todo punto con la protesta de letras de la casa de Bernales de Londres. Golpe definitivo que se llevó consigo hasta la mas ligera sombra de esperanza.

Las providencias de la junta provisional realista habian sistematizado la anarquía y las pros cripciones; y el pais presentaba la imagen de la desolacion y del desenfreno. Los mismos realistas que no eran tan furibundos como Eguía concibieron temores no solo por su existencia, sino por el triunfo de su partido; porque á fuerza de apretar los muelles de la máquina gubernativa, y darla un movimiento demasiado violento, podia saltar hecha pedazos. Muchos pues de los que figuraban en la contrarevolucion, y entre ellos los

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Anuncia An

bramiento de

generales Córdoba y Quesada, dirigiéronse al comisario regio que acompañaba al duque de Angulema en calidad de consejero, y le pintaron el borde del abismo por donde todos caminaban conducidos por el feroz instinto de la junta. Los franceses creían encontrar nuevas instrucciones de Fernando al llegar á Madrid por conducto de cierto individuo de la antigua camarilla, que poseía la confianza del monarca. Asi sucedió; y la voluntad real declaró otra vez su propension à favor del absolutismo puro sin mezcla de añejas trabas ni de modernas formas que suavizasen el cetro de hierro que ansiaba su mano. Mas como al propio tiempo andaba tan desacordada la junta presidida por Eguía, resolvió Angulema nombrar una nueva regencia, y confió este encargo á los Consejos, anunciando su resolucion en la proclama que el 23 de Mayo dirigió á los españoles desde Alcovendas.

"La ausencia de S. M. me impone otros degulema el nom beres.-El mando del ejército me corresponde; nueva regencia, pero cualesquiera que sean los lazos que me unen á vuestro rey, y que ligan la Francia á la España, las provincias libertadas por nuestros soldados aliados no pueden ni deben ser gobernadas por estrangeros. Desde las fronteras hasta las puertas de Madrid su adininistracion ha sido encargada provisionalmente á españoles honrados cuya fidelidad y adhesion conoce el rey, los cuales en estas escabrosas circunstancias han adquirido nuęvos derechos á su gratitud y al aprecio de la nacion. Ha llegado el momento de establecer de un modo solemne y estable la regencia que debe encargarse de administrar el pais, de organizar un ejército, y de ponerse de acuerdo conmigo sobre los medios de llevar á cabo la grande obra de libertar á vuestro rey.- Este establecimiento pre

senta dificultades reales que la honradez y la franqueza no permiten ocultar, pero que la necesidad debe vencer. La eleccion de S. M. no puede saberse. No es posible llamar á las provincias para que concurran á ella sin esponerse á prolongar dolorosamente los males que afligen al rey y á la nacion. En estas circunstancias dificiles, y para las cuales no ofrece lo pasado ningun ejemplo que seguir, he pensado que el medio mas conveniente, mas nacional y mas agradable al rey, era el convocar el antiguo Consejo Supremo de Castilla y el de Indias, cuyas altas y varias atribuciones abrazan el reino y sus colonias ultramarinas, y el conferir á estos grandes cuerpos, independientes por su elevacion y por la situacion politica de los sugetos que los componen, el cuidado de señalar ellos mismos á los individuos de la regencia. A consecuencia he convocado los precitados Consejos, que os harán conocer su eleccion. Los sugetos sobre quienes hayan recaido sus votos ejercerán un poder necesario hasta que llegue el deseado dia en que vuestro rey, dichoso y libre, pueda ocuparse en consolidar su trono, asegurando al mismo tiempo la felicidad que debe á sus vasallos. Españoles, creed la palabra de un Borbon. El monarca benéfico que me ha enviado hácia vosotros jamas separará en sus votos la libertad de un rey de su misma sangre, y las justas esperanzas de una nacion grande y generosa, aliada y amiga de la Francia. - Cuartel general de Alcovendas, á 23 de Mayo de 1823.Luis Antonio. Por S. A. R. el príncipe generalisimo, el consejero de Estado, comisario civil de S. M. cristianísima- De Martignac."

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Fernando no solo designó los hombres que debian componer la regencia, sino hasta los ministros que habian de sentarse en las sillas del despacho; de suerte que desde Sevilla dirigia hasta

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