Poemas epicos: La Araucana, por A. de Ercilla y Zuñiga. El Bernardo ó Victoria de Roncesvalles, de B. de Valbuena. La Cristiada, de D. de Hojeda. Historia del Monserrate, de C. de Virués. La mosquea, por J. de Villaviciosa

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la Publicidad, á cargo de M. Rivadeneyra, 1866
 

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Página 8 - Perú, que no se puede tener de ella casi noticia, y por el mal aparejo y poco tiempo que para escribir hay con la ocupación de la guerra, que no da lugar a ello; y así el que pude hurtar le gasté en este libro, el cual porque fuese más cierto y verdadero se hizo en la misma guerra y en los mismos pasos y sitios, escribiendo muchas veces en cuero por falta de papel, y en pedazos de cartas, algunos tan pequeños que apenas cabían seis versos, que no me costó después poco trabajo juntarlos...
Página 10 - Y el bárbaro en el hombro la gran viga, sin muestra de mudanza y pesadumbre, venciendo con esfuerzo la fatiga, y creciendo la fuerza por costumbre, Apolo, en...
Página 137 - Y yo que tan sin rienda al mundo he dado el tiempo de mi vida más florido, y siempre por camino despeñado mis vanas esperanzas he seguido visto ya el poco fruto que he sacado y lo mucho que a Dios tengo ofendido, conociendo mi error, de aquí adelante será razón que llore y que no cante.
Página 8 - No ha habido rey jamás que sujetase esta soberbia gente libertada, ni extranjera nación que se jactase de haber dado en sus términos pisada; ni comarcana tierra que se osase mover en contra y levantar espada: siempre fue exenta, indómita, temida, de leyes libre y de cerviz erguida.
Página 16 - Fue Lautaro industrioso, sabio, presto, De gran consejo, término y cordura, Manso de condición y hermoso gesto, Ni grande ni pequeño de estatura; El ánimo en las cosas grandes puesto, De fuerte trabazón y compostura, Duros los miembros, recios y nervosos, Anchas espaldas, pechos espaciosos.
Página 9 - Que esta flaca persona, atormentada De golpes de fortuna, no procura Sino el agudo filo de una espada, Pues no la acaba tanta desventura. Aquella vida es bien afortunada Que la temprana muerte la asegura; Pero, a nuestro bien público atendiendo, Quiero decir en esto lo que entiendo.
Página 126 - Descalzo, destocado, a pie, desnudo, Dos pesadas cadenas arrastrando, Con una soga al cuello y grueso ñudo, De la cual el verdugo iba tirando. Cercado en torno de armas, y el menudo Pueblo detrás mirando y remirando Si era posible aquello que pasaba, Que visto por los ojos...
Página 133 - Y en un grueso barcón , bajel de trato , Que velas altas de partida estaba , Salí de aquella tierra y reino ingrato , Que tanto afán y sangre nie costaba ; Y sin contraste alguno ni rebato Con el austro que en popa nos soplaba , Costa á costa y á veces engolfado Llegué al Callao de Lima celebrado.
Página 8 - ... se hallaron, y el agravio que algunos españoles recibirían quedando sus hazañas en perpetuo silencio, faltando quien las escriba. No por ser ellas pequeñas, pero porque la tierra es tan remota y apartada, y la postrera que los españoles han pisado por la parte del Perú...
Página 10 - ... en su porfía; al ocaso la luz se retiraba, ni por esto flaqueza en él había: las estrellas se muestran claramente, y no muestra cansancio aquel valiente. Salió la clara luna a ver la fiesta del tenebroso albergue húmedo y frío, desocupando el campo y la floresta de un negro velo lóbrego y sombrío...

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