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también aquellos mozárabes y sus preciosos documentos literarios y litúrgicos á las investigaciones y estudios que con maravilloso acierto y diligencia hicieron dos sabios jesuitas, el P. Juan Pinio', y, sobre todo, el infatigable P. Burriel 2 en los códices de la gran librería y rico archivo con que dotó á la Santa Iglesia de Toledo el ilustrado celo de sus prelados y capitulares. Mucho deben, por último, á la sabiduría y munificencia de un egregio sucesor y émulo del gran Ximénez, el Cardenal y Primado D. Francisco Antonio Lorenzana, que en 1770, siendo Arzobispo de Méjico, dió una nueva edición del Breviario hispano-gótico ó mozárabe 3, y en 1775, siendo ya Arzobispo de Toledo, publicó otra edición del mismo Breviario, sacada con diligente fide

contra el escrito de D. Juan de Huarte, abogado de los Reales Consejos, y una Noticia históricocronológica de los privilegios, etc., que imprimió en 1742.

4 Al componer su eruditisimo libro titulado Tractatus historico-chronologicus de Liturgia antiqua Hispanica Gothica Isidoriana Mozarabica Toletana Mixta, auctore Joanne Pinio, S. J., publicado en dichas Acta Sanctorum, tomo VI de Julio, en cuya obra trata largamente la historia de aquel famoso oficio, dando cuenta de sus diversos códices y monumentos é ilustrando juntamente la historia de los mismos mozárabes. En el tomo III, pág. 187 de su España Sagrada, el P. Flórez tributó al P. Pinio el siguiente notable elogio: «Varios eruditos autores han tomado este asunto; pero sobre todos ha merecido aplauso el clarísimo Padre Juan Pinio, de la Compañía de Jesús, uno de los continuadores de Papebroquio, que ha ilustrado dignamente la materia. >>

2 De los mozárabes españoles, y en particular de los toledanos, trató el P. Burriel en diversos libros y papeles, que se conservan así impresos como manuscritos, entre ellos los siguientes: Memorias auténticas de las Santas Virgenes y mártires sevillanas Justa y Rufina, que su sabio autor dejó inéditas y más adelante se imprimieron en Madrid, año 4806, como puede verse en el excelente Diccionario bibliográfico-histórico de D. Tomás Muñoz y Romero, pág. 264.- Memorias para la vida del Santo Rey D. Fernando III, publicadas en Madrid, año 1800, sin nombre de autor (Muñoz y Romero, pág. 81).-Informe de la imperial ciudad de Toledo al Real y Supremo Consejo de Castilla sobre igualación de pesos y medidas en todos los reinos y señoríos de S. M., según las leyes (también anónimo), 1708.-Paleographia Hespañola (también anónima) publicada en el tomo XIII de la versión castellana del Espectáculo de la naturaleza, de Pluche.-Además, investigó, copió y describió con gran esmero los diversos códices y documentos latino-mozárabes que se conservaban en la rica librería de la Santa Iglesia de Toledo, entre ellos diversas partes del oficio Hispanogótico, el Homiliario mozárabe, el Himnario que más tarde publicó el Cardenal Lorenzana, una colección de Canones y otros documentos á este tenor. Copió asimismo muchas escrituras latinas y españolas de los mozárabes posteriores à la reconquista de Toledo, y llamó la atención sobre los arábigo-mozárabes. Entre los manuscritos de la Biblioteca Nacional de Madrid y en la perteneciente à la Real Academia de la Historia, se conservai varias copias y cotejos hechos por el P. Burriel. Pero de sus méritos en este linaje de es tudios podrá formarse idea más cabal por frecuentes citas que habremos de hacer en € cuerpo de esta obra.

3 Missa Gothica seu Mozarabica et officium item gothicum diligenter ac dilucide explana ad usum percelebris Mozarabum sacelli Toleti à munificentissimo Cardinale Ximenio erect etc. Angelopoli..... anno Domini M.DCCLXX.

lidad de los manuscritos toledanos, y enriquecida con el interesantísimo Himnario coleccionado por el mozárabe Maurico, y que en su magnífica colección de los Padres toledanos sacó á nueva luz las obras de San Eulogio 2. Ni deben menos los mozárabes de todas las diócesis españolas á la sabia y afortunada solicitud con que el Padre maestro Fr. Enrique Flórez, honor singular de la Orden agustiniana y de la nación española, compiló, publicó é ilustró en su portentosa España Sagrada documentos y libros de subido valor que esclarecen sobremanera la obscura historia de aquel pueblo al par con todas nuestras antigüedades eclesiásticas 3. Finalmente, en lo que toca al pasado siglo, debemos un homenaje de aplauso y gratitud al ilustre sacerdote siro-maronista, domiciliado en nuestra patria, D. Miguel Casiri, y á otros ilustrados varones que le ayudaron en la útil tarea de traducir y dar á conocer el inapreciable Códice Canónico Arábigoescurialense, una de las principales joyas que enriquecen la literatura arábigo-hispano-mozárabe.

La historia de nuestros mozárabes ha recibido considerable aumento de noticias y de luz con los importantes estudios llevados á cabo

4 Titúlase Breviarium Gothicum secundum regulam Beati Isidori Archiepiscopi Hispalensis, jussu Cardinalis Francisci Ximenii de Cisneros primum editum, nunc opera Excmi. Francisci Antonii Lorenzana, Sanctæ Ecclesiæ toletanæ Hispaniarum Primatis Archiepiscopi recognitum ad usum sacelli Mozarabum. Matriti, 1775.

2 Esta nueva edición se contiene en el segundo volumen de los Padres toledanos: S. S. Patrum toletanorum quotquot extant opera, nunc primum simul edita, ad codices MSS. recognita, nonnullis notis illustrata, opera auctoritate et expensis Fr. Ant. de Lorenzana, Archiepiscopi toletani. Matriti apud J. Ibarra, 1782, 1785, 1793: tres tomos en folio. De esta edición copió la suya Migne, que se contiene en el tomo CXV de su gran Patrologia: Paris, 1852.

3 En el tomo III, Apéndice núm. 1, publicó el Oficio mozárabe de los Siete Apostólicos; en el tomo V, Apendice 10, varios documentos relativos á Elipando; en el tomo VIII, insertó el Cronicón atribuido à Isidoro Pacense; en el XI sacó á luz los escritos, en su mayor parte inéditos, de los ilustres cordobeses Alvaro, Sansón y Cipriano; y además de otros documentos de menos importancia, trazó la historia eclesiástica y civil de nuestros mozárabes, al tratar de muchas iglesias españolas, y principalmente de la Santa Iglesia Primada de Toledo (tomo V), de la Santa Iglesia de Sevilla (tomo IX) y de las iglesias antiguas sufragáneas de Sevilla (tomos X y XI), excediendo à todos en interés para nuestro objeto su tratado de la Santa Iglesia de Córdoba. También debemos un tributo de elogio á los continuadores de la España Sagrada, y particularmente al P. Fr. Manuel Risco, que prosiguió aquella obra colosal desde el tomo XXX al XLII.

4 Como se dirá más adelante con la debida extensión, este códice se escribió por un Presbítero llamado Vincencio en el año 1049 de J. C., y Casiri trató de él en el tomo I de su Bibliotheca Arabico-Hispana Escurialense, códice MDCXVIII, págs 544 y siguientes (Madrid, 1760).

por diversos eruditos, críticos y arabistas del siglo actual. Dignas en verdad de elogio y aplauso son las páginas escritas y publicadas acerca de tal asunto por varios autores, así nacionales como extranjeros. De los cuales, Reinaud', Roseeuw Saint-Hilaire, el Conde Alberto de Circourt 3 y nuestros compatriotas D. Modesto Lafuente, D. Vicente de la Fuente 5 y D. Manuel de Góngora 6, han tratado de nuestros mozárabes en general; D. Alejandro Herculano ha prestado especial atención á los naturales de las comarcas que hoy forman el reino de Portugal 7; D. Pedro de Madrazo á los cordobeses 8; D. José Amador de los Ríos ha ilustrado magistralmente los escritores hispano-latinos que florecieron bajo la invasión mahometana y el califato andaluz 9; Mr. J. C. E. Bourret ha tratado compendiosamente de la escuela cristiana de Córdoba 10; D. Aureliano Fernández-Guerra ha ilustrado á maravilla las inscripciones y otros monumentos latinos de la España mozárabe y nos ha franqueado generosamente su tesoro epigráfico; y por último, D. Marcelino Menéndez y Pelayo ha pintado con su asombrosa erudición, propiedad y valentía, el estado religioso, intelectual y social del pueblo mozárabe, perturbado por varios errores y escándalos en dos cala

4 En su libro titulado Invasions des Sarracins en France, etc.: Paris, 1836.

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3 En la introducción á su Histoire des mores Mudéjares et des Morisques, tomo III, Precis de l'histoire des Mozarabes ou des Chrétiens Espagnols sous la domination musulmane. 4 En su Historia general de España, parte II, lib. I, cap. X.

5 En varios lugares de su Historia Eclesiástica de España, tomo III de la segunda edición.

6 En el discurso que leyó ante el Claustro de esta Universidad de Granada al ser recibido en ella como Catedrático numerario de Historia Universal, cuyo tema fué Consideraciones acerca de la propagación del Cristianismo en España y de la suerte de los cristianos andaluces desde la invasión de los árabes hasta la fundación del reino de Granada: Granada, 1861.

7 En su ya mencionada Historia de Portugal, tomo I: Lisboa, 1846, y en su opúsculo Do estado das clases servas na Peninsula desde o VIII até o xи século: Lisboa, 1858.

8 En su excelente libro titulado Córdoba, obra escrita y documentada por Don Pedro de Madrazo: Madrid, 1855; en 4.o Cuya obra forma parte de la gran publicación histórica y monumental titulada Recuerdos y bellezas de España, que con tanta honra suya y de nuestra patria llevó a cabo D. J. J. Parcerisa.

9 En su Historia critica de la literatura española, parte primera, caps. XI y XII, contenidos ambos en el tomo II, págs. 1 à 126. Además debemos mencionar sus estudios históricos titulados Mozárabes, Mudéjares y Moriscos, que insertó la Revista Española de Ambos Mundos (Noviembre de 1834).

10 De Schola Cordubæ Christiana sub gentis Ommiaditarum imperio: París, 1855; 94 páginas en 8.o

mitosos períodos de su trabajosa existencia 1. En éstos y otros autores de nuestro siglo encontramos, sobre el sazonado fruto de los estudios anteriores, algunas noticias ignoradas hasta el día y tomadas en gran parte de los autores arábigos, nuevo y copioso raudal de luz que ha venido á esclarecer las tinieblas históricas de la Edad Media; aun cuando muchas de estas noticias les hayan venido por el conducto poco crítico de D. Antonio Conde 2, á quien ha prestado demasiada é inmerecida fe la mayor parte de los historiadores de nuestro siglo, así extranjeros como españoles.

Empero, estos trabajos y publicaciones, por importantes y apreciables que sean, no bastan á la magnitud y extensión del asunto ni á las exigencias razonables de la crítica histórica de nuestros tiempos. Tal insuficiencia debe atribuírse, más que á indolencia ó desdén de nuestros escritores, á escasez de documentos relativos à un período histórico, solamente copioso en azares y ruínas. Porque en primer lugar, los cristianos libres de las comarcas septentrionales, durante los primeros siglos de la restauración, más atentos á las armas que á las letras, en sus concisas crónicas se acordaron harto poco de sus hermanos cautivos del Mediodía. Por su parte, los mozárabes, cuya ilustración y constancia en los estudios científicos y literarios se acreditan por varios monumentos 3, debieron escribir su propia historia en libros especiales, así latinos como arábigos, pues consta que fueron doctos en ambas lenguas y literaturas. Y sin embargo, á diferencia de los orientales, que entre sus muchos escritores cuentan cronistas tan notables como el patriarca alejandrino Eutiquio, Jorge Almaquino 5 y Gregorio Abulfaragio 6, los mozárabes españoles apenas nos han legado algún libro histórico, y toda su literatura ofrece escasa materia á los críticos de nuestros días. Sus monumentos

1 En el tomo I, lib. II, caps. I y II de su Historia de los heterodoxos españoles: Madrid, 1880.

2 En su Historia de la dominación de los árabes en España.

3 Como se verá en el curso de la presente historia y lo hemos expuesto más detenidamente en unos Estudios históricos y filológicos sobre la literatura arábigo-hispana mozárabe. 4 Llamado por otro nombre al uso arábigo Said ibn Batric: murió en el año 950 de nuestra Era.

5 Murió en 1273.

6 Murió en 1286. A los importantes datos que se hallan en éstos y otros autores cristianos, hay que añadir muchas y curiosas relaciones y recuerdos de escritores musulmanes como los historiadores Attabari, Albaladori, Almacrizi, Abulfedá é Ibn Alatir, el geógrafo Yacut y el viajero arábigo-español Ibn Chobáir. Por lo cual la historia de los mozárabes orientales es harto más clara y conocida que la acometida por nosotros.

latinos se reducen al breve y desfigurado cronicón atribuído á un Isidoro Pacense, á las obras de Cixila, San Eulogio, Alvaro, Samson, Cipriano y algunos otros de menos importancia histórica, muchas copias de libros antiguos, bíblicos, litúrgicos, canónicos, legales y de varia literatura, especialmente eclesiástica, y finalmente algunas inscripciones lapidarias. Los monumentos arábigos que hoy se conservan, aun son más raros y peregrinos. En suma, son materiales harto insuficientes para levantar el edificio de unos anales que abarcan muchos siglos y gran parte de la Península. Debemos creer que nuestros mozárabes dejaron escritos otros muchos documentos de toda literatura, y aun hay de ello no pocas noticias y razonables indicios. Pero casi toda la riqueza literaria propia de aquel pueblo, al par con la heredada del período visigótico, pereció miserablemente por el estrago de los tiempos, por la ruina de templos, monasterios y poblaciones, por el incendio de las bibliotecas episcopales y monásticas; en suma, por los destrozos y devastaciones que sufrió la España mozárabe y sarracénica en las guerras civiles y de frontera. A ello debió contribuir no poco el fanatismo musulmán, especialmente en las funestas invasiones de almoravides, almohades y otras hordas que asolaron nuestro país desde el siglo XI, y finalmente, la extinción del pueblo hispano-mozárabe, cuyos monumentos literarios y artísticos quedaron á merced del vandalismo africano y de la intolerancia muslímica. También pudiera sospecharse que algunos libros arábigo-mozárabes perecieron por incuria ó aversión de los cristianos restauradores, que los confundieran con los muslímicos. Sea de esto lo que fuere, es muy de sentir que por falta de crónicas mozárabes, muchos hechos de este pueblo hayan venido á nuestro conocimiento por el solo y apasionado conducto de los musulmanes.

Los muladíes, que continuaron con más ó menos degeneración la tradición literaria y científica de los mozárabes, debieron suplir en alguna parte con sus documentos históricos el vacío que lamentamos. Españoles de raza, aunque islamizados, fueron cabalmente los principales autores de la escuela histórica cordobesa : Ibn Alcu

↑ Así lo asegura Dozy en sus Recherches, I, pág. 87, escribiendo: «Et pour ce qui concerne les annalistes de Cordoue, il ne faut pas oublier que pour la plupart ils n'etaient pas d'origine arabe, mais d'origine espagnole. L'arabe était donc bien leur langue maternelle; mais leurs ancêtres avaient parlé le roman, et leurs amis ou leurs parents le parlaient encore. Or, Ibn Hayan était aussi d'origine espagnole, et il me paraît certain qu'il savait le roman.»

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