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mente amenguado la estimacion de los libros plúmbeos, y en ello habia contribuido menos la sañuda guerra que les declararon el Nuncio y otros dignatarios eclesiásticos, que las burlas y donaires de que los hicieron blanco Quevedo y otros maleantes ingenios cortesanos. El Rey, en su calidad de patrono de la abadía ó colegiata fundada por don Pedro de Castro, habia resistido lo bastante para tener tranquila su conciencia; la nueva, pues, de la partida de los libros sólo encontró oidos indiferentes. Desde este momento debieron los interesados, que á poco vinieron á quedar reducidos á los canónigos de aquella colegiata, dejar dormir el asunto, pero hicieron todo lo contrario; comisionados á Roma, cuestaciones para acudir á los gastos1, sostenimiento

1 Los gastos que este asunto ocasionaba en Roma eran enormes. De ello da idea una carta del Marqués de Estepa, fecha 3 de Mayo de 1645. «.....Escríbenme, dice, del cabildo del Sacromonte la resolucion de que se venga el señor don Bartolomé de Torres (el canónigo que estaba de agente en Roma), porque dizen es excesivo el gasto y intolerable á las fuerzas de aquella fundacion..... que el cabildo en tres años ha gastado en este negocio y remitido mas de diez mil ducados, y an vendido posesiones de fábrica y mesa capitular, tomado censos y partidas á lucro cesante, y se hallan sin qué vender y sin quien quiera comprar ni dar censo ni lucro, y en poco mas de un mes envió el señor Torres á pagar mil quinientos escudos....., y áun escribe que sólo para poner el negocio corriente ha menester luego dos mil ducados, y que se le tenga, demas desto, corriente crédito de dos mil ducados..... (MS. autogr. de la Bibliot. Nac.)

Exhausto de recursos el cabildo del Sacromonte, apeló á la

allí de agentes, recursos al Rey y al Consejo, y por último, tuvieron la desgracia de que uno de sus individuos fuese agraciado con el arzobispado de Trani (Nápoles), el que con la mejor voluntad aceptó el empeño de terminar aquel tan prolongado litigio. Cuarenta años hacia que los plomos estaban en Roma; una fiel version latina por los más eminentes orientalistas, entre quienes se contaban los padres Kircher y Marracci, los habia dado á conocer1: la

piedad de los fieles por medio de hojas impresas, que de tiempo en tiempo repartia, y en que, despues de reproducir ó extractar correspondencias de sus agentes favorables al buen éxito del asunto, solicitaba auxilios pecuniarios, haciendo relucir á sus ojos el premio que les prometia uno de los libros, no obstante la prohibicion pontificia de citarlos como testimonio. Como muestra del uso que de las promesas contenidas en el libro del Galardon de los creyentes para este efecto se hacia, copiamos el siguiente fragmento de una de las varias hojas que tenemos á la vista: «Y para consuelo de los que ayudaren á esta santa obra, se halla en uno de los dichos libros, que dijo nuestra Señora, viviendo en esta vida, delante de san Pedro y de los demas apóstoles, confirmándolo el mismo san Pedro por mandado de Dios, que cualquiera siervo fiel que con pura conciencia visitare este Sacromonte (al cual monte llama nuestra Señora llave del bien de los siervos de Dios, y que es el monte más excelente del mundo, despues de los de la Tierra Santa), y en el rogare á Dios por la expedicion de este negocio, le perdonará todos sus pecados, aunque sean innumerables. Y si diere alguna limosna para este intento, le dará Dios grande premio en el cielo por toda aquella moneda buena con que ayudare para la preparacion de este negocio. Para la calificacion de la doctrina de dichos libros y gastos que en Roma se están haciendo, suplicamos á V. ayude con su limosna», etc. 1 Ésta es la traduccion que hemos seguido; la firman los in

opinion estaba formada en contra. El de Trani, prelado con pobre renta, sin crédito, sin relaciones, sin proteccion, acude á todas las audiencias del Papa, llama á todas las puertas, importuna y ruega, y no recoge otra cosa, comenzando por la embajada española, que palabras de desden, epigramas y sarcasmos: «La piedad de los españoles es indiscreta», ó «Los plomos servirán para hacer balas1. » Sus gestiones no dieron más resultado que llevar la alarma á los dominicos, que apresuraron la condenacion. Sabida por el malaventurado arzobispo, sus esfuerzos se dirigieron á demorar la publicacion, lo que consiguió por algunos meses. El 28 de Setiembre de 1682 se promulgaba solemnemente en Roma la decision infalible del jefe de la Iglesia, en que se declaraba ser todo lo contenido en el pergamino y láminas «puras

térpretes á 15 de Junio de 1665. Forma un tomo en 4.o, de 228 páginas, letra muy metida. MS. de la Bibliot. del Ilmo. Sr. don Aureliano Fernandez-Guerra y Orbe.

1 .....Y la respuesta que me dió S. E. (el embajador de España) fué con estas formales palabras: que me desengañase, porque sabía, y tuviese por cierto, que por todo el mes de Setiembre estarian las láminas condenadas y derretidas..... Otro dia despues, estando S. E. en una conversacion en que se hallaba el padre fray N. se discurrió por S. E. y el dicho padre que de las láminas derretidas se podian hacer balas..... Vea V. S. cómo podrá un pobre prelado como yo remediar esto, ni persuadir á los romanos que estas escrituras son santas y buenas, si los mismos españoles y personas de cuenta les dicen que son disparates y desatinos.» (Carta del arzobispo de Trani á don Iñigo Fernandez del Campo, secretario de S. M. Fecha 26 de Octubre de 1681.)

ficciones humanas, fabricadas para ruina de la fe católica, con errores condenados por la Iglesia, opuestos á la letra de la Sagrada Escritura, exposicion de los santos padres y usos de la Iglesia. Que muchas cosas tienen resabios de mahometismo y son inductivas á la secta de Mahoma; conociéndose estar tomadas de su Alcorán y de otros impurísimos libros mahometanos..... En virtud de las presentes, condenamos y reprobamos, y determinamos que se deben tener por perpetuamente condenadas y reprobadas, las referidas láminas y pergamino y todo lo que contienen (sigue la prescripcion de recoger y quemar las versiones)..... Con la misma pena de excomunion prohibimos á los predicadores, lectores, profesores de sagrada teología y expositores de las sagradas letras que en ningun tiempo, ni con pretexto alguno, se atrevan ni presuman en sus sermones, lecciones y escritos usar de la autoridad y testimonio de los dichos pergamino y láminas, ni alegarles en cualquier acto, sino para confutar, reprobar y condenar la falsa doctrina y falsas revelaciones que contienen.» La Inquisicion de España se apresuró á poner en conocimiento de los fieles este Breve, y á los pocos dias era publicado en las catedrales, colegiatas y parroquias.

El Pontificado salvó la iglesia española de un inmenso peligro. Si en el siglo anterior hubiese triunfado la idea pagana de las iglesias nacionales, la es

128 HISTORIA CRÍTICA DE LOS FALSOS CRONICONES. pañola hubiera declarado auténticos aquellos escritos y dádoles lugar en el cánon del Nuevo Testamento. Felicitémonos del resultado, como cuando volvemos los ojos hácia un gran peligro que hemos atravesado, tanta más es nuestra alegría cuanto mayores son las proporciones que en él descubrimos.

Hemos visto cómo lanzada la ficcion en medio de aquella sociedad, muy preocupada de lo sobrenatural y maravilloso, y poco ó nada de las doctrinas, toma distinto rumbo del que se proponian sus autores; cómo se desarrolla entre dos arzobispos, naciendo en brazos del de Granada, para extinguirse en los del de Trani; cómo á medida que la generacion que le ha dado calor y vida se acaba y aleja, el interés pasa, la fe se entibia respecto de este suceso porque necesita consagrarse á otros contemporáneos tambien del órden sobrehumano; y cómo la bula cordenatoria, prevista y esperada, es recibida con indiferencia, entrando el hecho del hallazgo y creencia en los libros plúmbeos á clasificarse entre los curiosos para el estudio psicológico de la humanidad.

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