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tas, viviendo uno de otro á tanta distancia como del siglo v al VII y al x, guardan en la redaccion la misma forma y estilo.

Supo Higuera que su consocio el célebre teólogo Gabriel Vasquez, catedrático en Alcalá, preparaba un trabajo sobre le herejía de Elipando, en que tendria que tocar la cuestion de si, al fin, se arrepintió ó no de sus errores. Comunicóle la carta de Eutrando que resolvia la duda, y Vazquez la aceptó sin recelo, aduciéndola como testimonio decisivo de la opinion á que él se inclinaba, si bien cuidó de señalar el conducto por donde la habia recibido1. Impreso el libro de Vazquez, y no habiendo nadie impugnado la referencia á aquel documento, Higuera creyó que pisaba en firme, y lanzó sus cronicones á la prueba suprema, el juicio de don Juan Bautista Perez, obispo de Segorbe, como copia sacada del códice original de la biblioteca de Fulda; á esta sazon áun no se habia inventado el cuento de Worms

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«Porrò praedictam coiecturam (que Elipando abjuró su error) maximè confirmat testimonium Eutrandi subdiaconi toletani postea diaconi Ticinensis in epistola ad Regimundum episcopum Eliberitanum, cujus exemplar ex bibliotheca Fuldensi Hieronymus Higuera nostrae societatis theologus, et antiquitatum diligentissimus investigator nuper ad me misit. »

Disputationes duae contra errores Foelicis, et Elipandi de servitute et adoptione Christi in concilio Fracofordiensi damnatos. Autore P. Gabriele Vazquez, Theologo Societatis Jesu. Compluti. 1594. Va unido este tratado á otra obra, tambien de Vazquez, titulada De cultu adorationis libri tres.

y del padre Torralba. Personaje señalado en su época don Juan Bautista Perez, y que tuvo principal papel en todo este asunto de los cronicones, debemos detenernos á dar sobre él alguna noticia.

Hijo de un sastre de Valencia, siguió la carrera eclesiástica, sobresaliendo no sólo en estas ciencias, sino en el hebreo y árabe, de que tuvo cátedra; familiar primero del arzobispo de Valencia, despues del obispo de Cuenca Quiroga, á quien siguió al arzobispado de Toledo y ayudó en la coleccion de concilios que le encargó el Papa. Canónigo de esta iglesia, tuvo la fortuna de encontrar, ejerciendo el cargo de obrero, la inscripcion de su consagracion en tiempo de Recaredo; bibliotecario de la catedral, cuya biblioteca era entonces pública, le fué fácil registrar y conocer todos sus tesoros; secretario del último concilio toledano, pudo hacer apreciar su extenso saber y su capacidad para los negocios. Empleaba sus rentas en comprar y en hacer copiar códices, y su vida en rebuscar documentos para la historia nacional. Consultor y oráculo en las cuestiones eclesiásticas y literarias, por su carácter independiente, su opinion era buscada y temida. La elevacion á la silla de Segorbe, acrecentando su autoridad, habia hecho sus juicios más formidables; Román de la Higuera contó, pues, con que teniendo sus cronicones el voto favorable del prelado segobricense, el éxito era seguro. Burlóse Perez del engendro, y es

cribió á Higuera diciéndole paladinamente, como acostumbraba, que era una ficcion'. Fulminada así la obra, comprendió Higuera que estaba herida de muerte, y abstúvose de dar á nadie otra copia, quedando la única en manos de Perez, de las que, años adelante, pasó á las de Gaspar Escolano, analista de Valencia. Los primitivos cronicones de Dextro, Máximo y Eutrando, volviendo maltrechos de su primera salida, se sumieron en completa oscuridad; la noticia de su existencia trasciende á muy corto número de personas, que muy luego la olvidan; y el olvido es tan profundo, que en la lucha, cada vez más empeñada, que tienen que sostener los defensores de la venida de Santiago, no se les cita. Baronio, en vista del documento publicado por Loaisa, retracta su

1 «Estos dias escrivi al Padre Higuera, diciendole que es fingido el Chrónico de Fulda en nombre de Dextro y Máximo, cuya copia aquí tengo y puedo probar ser fingido con cien argumentos pero no tengo lugar para escrivillos.» (Carta del Obispo de Segorbe al maestro Cristoval de Palomares, bibliotecario de la santa iglesia de Toledo, fecha 28 de Enero de 1595.)

De la tal carta debia de acordarse Higuera cuando, un año despues, el 19 de Enero de 1596, escribiendo al arzobispo de Granada, al referirse á las objeciones que hacia á las reliquias allí descubiertas el de Segorbe, dice de él: «Natural suyo es querer examinar todas las cosas, y aun contradecirlas. >>

El Sr. Perez conservó, no obstante, buena amistad con Higuera, pues en su testamento le legó un libro.

..... Gaspar Escolano, a cuyo poder passó la copia de los cronicones, que tenia el obispo..... » (XIMENO, Escritores del Reyno de Valencia, tomo 1, pág. 203.)

opinion favorable, é influye con el Papa para que ordene desaparezca de las lecciones del Breviario la venida y predicacion del Apóstol. En la consternacion que tal resolucion produce, los campeones de Santiago se abalanzan á todo, á Turpin, á las láminas de Granada; pero ninguno se escuda con estos cronicones, que tímidamente reaparecerán, para recibir desprecios, al principio del siguiente siglo, cuando un segundo Dextro triunfaba, y que por extraño capricho de la fortuna, así como fueron los primeros en el tiempo, serán de los últimos que verán la luz1.

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Imprimiéronse al final del tomo II de la Bibliotheca vetus de don Nicolás Antonio, con este encabezamiento: Fragmentum Chronici Flavii Marci Dextri: Maximi Caesar-augustani episcopi ejusdem chronici continuatio: Eutrandi Ticinensis diaconi chronici, sive superiorum continuationis fragmentum. Hoc est Germana et legitima, si quae é Germana, et Fuldensi bibliotheca in Hispaniam superiore saeculo transmissa sunt, horum historicorum monumenta. Ex codice, qui Gasparis Escolani Valentini historici olim fuerat, postea D. Joannis à Fonseca, serenissimi deinde Ferdinandi Hispaniarum infantis, et nunc Estepani Marchionis in bibliotheca adservatur, fideliter exscripta. Don Juan de Espinosa puso en la márgen superior de la primera página de este códice, segun la copia hecha por Ustarroz (MS. de la Bibliot. Nac.): «Hunc codicem Dextri et Maximi a Doctore Scolano accepi.» El primer fragmento de Dextro, comienza en esta copia por: «Augusto et Sylvano consulibus Christus nascitur anno orbis (sic) 752», y luego sigue: «Iacobus in Hispaniam venit 36», que es por donde principia el publicado en la Bibliotheca vetus.

En ninguno de los escritos á que dió lugar la polémica sobre la venida de Santiago, publicados antes de 1608, se alega el cronicon de Dextro. Para que se juzgue hasta qué punto quedó su

Como nunca viene soltera y sin compañía la desgracia, no paró en ésta la de Román de la Higuera. Removiendo por aquellos dias los cimientos de unas casas de Toledo, se encontraron ruinas de un edifi

mergido en la oscuridad, entraremos un poco en la historia de la reclamacion entablada por nuestro gobierno. En una relacion escrita por el auditor monseñor Francisco Peña, que envió al Rey el Duque de Sessa, nuestro embajador en Roma, en 10 de Mayo de 1602, se lee lo siguiente: «En conformidad de lo que su Magestad manda por su Real carta de x1 de febrero de 1600, ordenando expresamente al duque de Sessa que dixesse apretadamente a su santidad dos puntos esenciales. El primero que mandase cerrar del todo la puerta y plática a mudar cosa ninguna en el Breviario, cerca de la historia recibida de la ida y predicacion de Santiago en España. El otro, que cuando su santidad quissiesse dar y tomar en la materia, oyesse despacio y muy de propossito nuestras razones. El embaxador ordenó al auditor Peña que se viessen los papeles que sobre esto se habian enviado de España, mandando tambien al Doctor Castillo que estudiasse la mesma materia, y comunicase con el dicho Auditor lo que descubriesse a proposito en ella. En esta conformidad, se vió todo con diligencia, y el dicho D.o Castillo, demas de lo que se avia embiado de España, halló y consideró otros lugares que hazian mucho al caso. Y con estas diligencias, en diversas audiencias el Duque de Sessa representó a su santidad el justo desseo y peticion de su Magestad; aunque no obstaron para sacarle de la impresion que tenia de que aquella historia era apocripha..... El embaxador tuvo una junta con los dos diputados Peña y Castillo, para ver lo que resultaba de sus estudios y lo que convenia hacer. Y despues de largo discurso quedó resuelto, que de todos los papeles que habian venido de España y de los demas que aquí se habian hecho (que todos eran muchos, y muy prolixos y embarazosos) para alcanzar con ellos lo que se pretendia, Peña, segun la costumbre de esta córte, hiciese una breve informacion.....» (MS. de la Bibliot. Nac.)

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