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aquel lugar despues de su muerte y lo tuviesen en veneracion.

Del Galardon de los creyentes en la Certidumbre del evangelio, en que hay ocho preguntas hechas á santa María por Santiago apóstol, porta-estandarte de la fe, y lo escribió, por su mandado, su discípulo y notario Tesifon Ebnatar, árabe. Reunidos los apóstoles en casa de la Vírgen, discurren sobre las propiedades del Evangelio glorioso; Pedro le pide permiso para dirigirle sobre esto ocho preguntas; la Vírgen se lo otorga (el autor advierte que la Vírgen era la persona más afable, de lengua mas expedita y de mayor ciencia que conoció, despues de Jesus). La primera pregunta es sobre la Certidumbre del Evangelio, y la recompensa de los que en él creyeren. La segunda sobre la excelencia de los árabes, propugnadores por la fe en la Certidumbre del Santo Evangelio en los últimos tiempos, sobre su recompensa y superioridad de su lengua sobre las demas lenguas. La Vírgen contesta: «Los árabes serán los salvadores de la fe en los últimos tiempos, y la superioridad de su lengua sobre las demas lenguas, como la del sol sobre los demas astros; eligióles Dios, así á ellos como á su lengua, para este efecto, y los confirmará con su auxilio.» Pedro hace su tercera pregunta, que es referente al santo sacerdote por cuyo medio Dios descubrirá la Certidumbre, y á la recompensa que le espera. La Vírgen contesta haciendo

la

un elogio del sacerdote (el arzobispo don Pedro de Castro) y prometiéndole el paraíso. La cuarta pregunta de Pedro versa sobre el propugnador que habia de habitar en Oriente, y la recompensa que tendria. Respondió la Vírgen: «El propugnador será rey de los reyes árabes, pero no será árabe; habitará en el Oriente, en la region de los griegos, y verdadero enemigo de las gentes bárbaras y de las que profesaren fe distinta, levantará el estandarte de la ley y le confirmará la victoria. » Fué la quinta pregunta sobre los que acomodaren su corazon al concilio máximo; la sexta sobre los intérpretes y expositores de la Certidumbre del Evangelio, y la séptima acerca de la humildísima criatura que la interpretaria en el concilio, cuyo orígen, segun manifestó al contestar la Vírgen, sería puramente árabe, porque en aquel tiempo de nadie sino de los árabes se esperaria auxilio. La octava y última es relativa á la santidad del lugar que guarda la Certidumbre, y al premio que tendrán los que le visiten y acudan con limosna para lo que exija este negocio. La Vírgen ha contestado á todas las preguntas ofreciendo que los interesados obtendrian grados excelsos en el paraíso los premios de los árabes, sobre todo, serian enormes, ingentes. Terminado el interrogatorio, sale una mano del techo y escribe en la pared versos ininteligibles, que sólo podrá declarar el interpretador de la Certidumbre del Evangelio. La Vírgen

manda á Santiago que haga una relacion de todo, incluyendo copia de la inscripcion misteriosa, y lo ponga con la Certidumbre en el lugar santo. Pedro quiere saber en qué tiempo se hará el descubrimiento; respóndele la Vírgen designando la época por los males que habrá en ella, y que serán: buscar los hombres los altos puestos y los empleos, explotar al inferior, ser vanidosos, las mujeres soberbias é inmodestas, el lujo en vestir de seda negra, el hablar de un modo metafórico y deceptorio, enterrar confundidos los buenos con los malos. Cuando tal suceda, próximo estará el concilio máximo y la vuelta al mundo de Jesus, espíritu de Dios, y el Antecristo, cuya señal será el nacimiento del sol por Occidente1.

De los vicios y defectos que el autor aquí señala, unos son inherentes en todo tiempo á la humanidad, como la ambicion y la vanidad; otros eran propios de la época, como el culteranismo, y otros particulares de Granada, como el lujo en vestir de seda negra. Hé aquí lo que sobre esto dice su contemporáneo Bermudez de Pedraza:

<< Visten sus moradores seda y lana fina de varios y finísimos colores, aunque lo mas ordinario es en los hombres seda negra, desde el oficial hasta el mas principal, de labores extraordinarias, que cada dia inventa la avaricia humana; y las mujeres sedas tan costosas, de guarniciones y bordados, que vale más una saya de este tiempo que un dote del passado. » (Antigüedad y excelencias de Granada, lib. 1, cap. xv.)

Oigamos ahora al arzobispo de aquella ciudad, don Pedro de Castro, en uno de sus memoriales al Rey:

«Vemos lo que pasa agora en las profanidades, coches, galas y

De los grandes Misterios que vió Santiago apóstol en el Monte Santo: lo escribe, por su mandado, Cecilio su discipulo. Vision apocalíptica de Santiago. Se abre el cielo y aparece un templo, cerrada la puerta con cerradura de oro; Moisés se dirige á él con las tablas en busca de Dios; un ángel le dice que cese su tristeza, porque Dios completará su luz; abiertas las puertas del templo, su interior resplandece con ofuscante claridad, y dentro se ve un libro cerrado con siete sellos de oro; el ángel informa á Santiago que aquel libro es la Certidumbre del Evangelio, que nadie comprenderá hasta el gran concilio, y que los judíos borraron de La Escritura diez períodos en que claramente se manifestaban las promesas de Dios; pero que estos períodos están reproducidos en el libro de la Certidumbre.

Libro de los enigmas y misterios que vió la vírgen santa María por gracia de Dios en la noche de su coloquio espiritual, segun lo declaró á Santiago apóstol, escrito, por su mandado, por su notario y discípulo Cecilio Ebnelradí. Inmediatamente despues de la veni

cosas que se usan; y que ya no se gasta otra cosa, por lo menos, sino seda negra, y los oficiales muy comunes, la gente de la plebe, todos andan vestidos y embutidos en seda. Mas se gasta hoy en seda en solas las cintillas de los zapatos, que en los tiempos atrás en todo cuanto se gastaba por los reyes y por todos.» Señalar la relajacion de costumbres como nuncio de acaecimientos extraordinarios y decisivos en la historia de las naciones y razas, fué tambien sistema de los jofores moriscos.

da del Espíritu Santo, dadas gracias á Dios, tomó la palabra la Vírgen para contar á los apóstoles lo que Dios le manifestó en la noche de su coloquio con Él; hablaba en árabe. El ángel Gabriel, por mandato de Dios arrebata á María en una yegua; desde el primer cielo mira hácia la tierra, y la ve tamaña como un grano de mostaza sobre la mano derecha de un ángel, que la observa sin parpadear para escribir y poner en conocimiento de Dios hasta el menor movimiento de una hormiga ó de un mosquito. Atraviesan coros de ángeles y puertas que llevan nombres simbólicos, ven un ángel que apoya los piés en la tierra y toca con la cabeza en el último cielo, y un cordero con una diadema en la cabeza en que hay escrito un profundo arcano. Pasan verdes prados, una region cerrada por un muro de plata, que riegan cuatro rios, que si alguno vertiera al mundo, llenaria en un abrir y cerrar de ojos el espacio que media entre cielo y tierra. Encuentran al ángel custodio del paraíso empuñando las llaves de sus palacios, de las cuales si alguna cayera al mundo, tocaria con un extremo la tierra y con el otro el cielo, y sin embargo no eran bastantes á llenar la mano del ángel ni á que sintiera peso; resiste la entrada de seres en vida mortal, pero Gabriel vence su resistencia y lleva á María á la habitacion que Dios le tenía destinada y que renuncia á describir. Colocada en un sitio que domina el paraíso, pasea la vista

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