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"María....2 de Marzo.....El.....goce.....y su muerte.... la fuga.... ¡¡¡De las nueve á las diez de la noche !!!.....Crímen abominacion....... ¡¡¡Está resuelto!!!"*

La necesidad de entrar en esclarecimientos sobre los crímenes últimamen-te revelados por el reo, suspendieron la ejecucion, determinada despues para el dia 6 de Junio de 690; pero el dia 4, cuando entró nuevamente el confesor, encontró solo un cadáver, enmedio del suelo del calabozo, y en una de las paredes un letrero con carbon que decia-"A mis propias manos muero, Dios, mi madre y María! ***

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ROBO DEL COPON DEL SAGRARIO

Jueves 20 de Enero del año que corre de 1711, en que celebra nuestra madre la Iglesia la fiesta del gloriosísimo San Francisco de Sales, dando el relox la hora diez y media de la mañana, estando solo el Sagrario parroquial de esta Santa Iglesia Catedral, se fué á su bautisterio Fernando Hurtado de Chavez [a] Don Fernando, hijo natural del Conde de Cartago quien siempre tenia habito de jugar naipes y dados, como tambien en llevarse cuanto hallaba á tiro, y enseñoreado del lugar se puso á buscar una fé de bautismo, cuya partida no encontraba hasta hallar la de su atrevimiento, arrojándose al altar mayor en donde halló la llave del Sagrario puesta en él y sus puertas juntas; abriolas job dolor! y lo primero que vió fué la custodia; empezó á temblar [segun su declaracion] vió el vaso del santo óleo de los enfermos, el relicario de oro con su bolsa de ponerse al pecho, un vaso grande y otro pequeño con su capillo de tela con su coopertorio que es una corona y en medio su cruz, con el cual cargó estando con ciento cincuenta y tantas formas: echóselo en la faltriquera y salió por la puerta grande que mira á la plaza mayor todo lleno de sustos y confusiones no acertando á caminar, hasta que se paró en el cementerio de la Santa Iglesia de Nuestra Señora de Desamparados y pudiendo ampararse de esta divina Señora, conociendo su delito (como confiesa le estimulaba) dandole impulsos de declararse con el padre Alonso Mesia, y narrarle el suceso, queria entrar y se acordaba que de hacer manifestacion, lo lastaba su punto y honra, y así fluctuante se arrojó entrando á la Iglesia á rezar una salve á la Santísima Virgen, á quien dice halló muy triste y que teniendo miedo se fué por el callejon que llaman de Romero, y quiso botar las formas consagradas al rio.

Empezó el cielo á mostrar su sentimiento enlobregueciendo de sus negras oscuras sombras el radiante luminoso dia, retirando Febo sus fulgores, y condensidad de opacas nubes transformó la luz que al aire de novedad y rayos enriquece, á cuya admiracion conmovida esta Limana curia noté que despues de procelosa tempestad, que duró parte de media hora entre tanta sensible variacion, los célicos astros culparon sus sidereos orbes que no enfrenaron las

Nuestros lectores verán que el estilo romántico no era desconocido por los criminales del siglo XVII. **De averiguaciones posteriores resultó que la misma Maria, á ínstancias suyas, le habia mandado yerbas. *** Esta relacion es sacada en 1792 del proceso original encontrado en el archivo del señor D. Antonio de Viilalva, subdelegado del partido de Chancay, por Martin de Castillejo, que la dió al señor Oidor D. José de R-zabal y Ugarte, en 1794.

sacrílegas manos que introdujo desatento arrojo el sacrilego Fernando Hurtado. Nombróle desatento y le notó de impúdico porque con sus impías pérfidas manos nos robó nuestro augusto Sacramento, llámolo sacrilego, porque al sagrado de una Magestad de Magestades se arrojó desvanecido de su codicia.

Triste y confuso vagaba las calles de Lima, cuyos vigilantes jueces celosos de la paz, tranquilidad y sosiego de la República andaban rondandola [como acostumbraban] y sin ser todavia sabedores del ejecutado hecho, pues todavia no se habia descubierto, he aquí encuentra nuestro Fernando con la ronda de los sarjentos é infantes de la guardia del Callao, que está de custodia de S. E. en su real palacio y su cabo, quien luego que supo ser el reo, man đó que le recojiesen en el cuerpo de su guardia, para por la mañana entregarsele á su madre, que habia dias carecia de su ruin persona (por ignorarse el. crímen en que habia incurrido.) Al llevarle como los infantes, conociéndoles fuesen parlando con él, les dijo: "que llevaba un almirez en la faltriquera." Pues habreis hurtado en vuestra casa á la pobre de tu madre? le preguntó uno de ellos; y por ver si sacaba lo dicho, le llevaron á jugar diciéndole, "siempre venderá U. dicho almirez," contestóles de esta suerte: Ni UU. tienen plata para comprarle, por ser el valor infinito, ni yo le puedo verder. Anda pataratero, le dijeron. Y sin mas que esto, sin picarles á estos la curiosidad de que lo mostrase, lo volvieron á poner en el cepo, hasta que rayó el dia, y le entregaron á su madre.

Sábado 31 á las ocho del dia, salió de su casa maternal, y partió en busca de su gran amigo D. Diego Pita, hijo de muy nobles padres y emparentado con lo mejor de esta ciudad, quien lo habia enseñado á jugar, y como maestro iba á consultarle. Hallábase dicho Pita en la huerta de Nuestra Señora del Remedio, cultivando y entresacando sus yerbas de los cuarteles que caen á espaldas de la calle que mira á la cerca del monasterio de Santa Clara, en donde estaba muy á las claras. Despues de haberse recíproca y cortesanamente saludado segun su tosco valandron estilo, se contristó, et non flecsit amare al oir á N... parda de buena vida, empapada, dedicada y consagrada en cuidar del culto y adorno de la Santísima Imagen de Nuestra Señora del Remedio, quien como en la conversacion dijese, que estaban muy tristes de que se hubiesen hurtado el vaso donde se hallab.n las formas de Nuestro Amo y Señor, y estar todos desconsolados por no saber si se abrian arrojado al rio. Dijo: hay semejante maldad! ¿Quien tal haria? y procurando se acabase esta conversacion, la interrumpió llamando á solas á dicho Pita, á quien le dijo se hallaba en gran manera afligido por haber sido él el que habia hurtadose lt pixide con las sagradas formas que actualmente traia en la faltriquera; Pita que tal oyó [segun declaró ante la justicia | le afeó el hecho amenazándole que con el puñal que traia á la cinta le degollaria sino iba donde el padre Alonso Mesia y contandole el caso, no le entregaba el sagrado vaso. Este no obstante le tuvo en su huerta, en una calle de Limos, mas de cinco horas.

Las siete de la mañana poco mas o menos eran cuando se ofreció llamar al cura para el Biático, y á estas horas se echó de ver el hurto, habiéndose lo llevado el Jueves á las diez y media de la mañana, como dije mas arriba, procurando los curas hacer diligencias secretas, las cuales al instante se publicaron por casi toda la ciudad.

Sabedores de esto los señores canónigos y el venerable dean sede vacante, se

juntaron á cabildo, y en él determinaron varias cosas, entre las cuales fué una la de mandar tocar plegarias en todas las iglesias, que no se pulsasen los órganos, y las funciones de música se hiciesen sin ella, usando solo de canto llano.

Amaneció el Domingo 1.o de Febrero en que la santa iglesia Catedral hizo fiesta de renovacion mensual al Divino Sacramento, cuya misa se cantó en canto llano sin instrumento alguno. Tocando plegaria á que siguieron los demas conventos y monasterios, saliendo de dos en dos revestidos de luto, con las musetas negras, revueltas sobre la cabeza, el bonete calado á la cabeza, arrastrando lobas, en sentimiento de dolor de no saber en qué parte estaría Nuestro Amo y Señor, discurriendo variamente si acaso le habria consumido el agresor, si lo habria arrojado al rio, ó si algun judío ó herege se valdria de él para alguna irrision.

Con este gran desconsuelo estaba toda la ciudad, y con tal tristeza que se a umentó mas con lúgubre demostracion que hizo esta santa iglesia Catedral enlutando con bayetas y paños negros todas sus torres y portadas, las cuales estuvieron y permanecieron hasta el dia 2 en que hallaron el Divino Pan Eucarístico.

Estando el dorado Febo en su zénit no con aquellos rubicundinos esplendores, ántes sí mas lentos y marchitos, de órden del señor Obispo, Virey Dr. D. Diego Ladron de Guevara, se publicó bando en las cuatro esquinas de esta Plaza Mayor, (aun siendo dia festivo) al son de cajas destempladas y cubiertas de luto, vocinas y pianos roncos, los cabos y los militares con las armas bocabajo, prometiendo mil pesos de buena moneda, los cuales estaban en depósito en tienda señalada, para el que declarase y manifestase la parte en que estuviesen ocultas las sagradas formas.

La santa iglesia Congregacion del oratorio de San Felipe Neri, tuvo un entierro de una doncella la cual se sepultó sin música, cantando solamente en canto llano el cura y el sacristan de la parroquia de mi señora Santa Ana.

Dada la oracion, siguiendo su carrera la oscura noche, salió de dicha iglesia de San Felipe Neri, el Rosario de la Santísima Virgen de la Aurora (el cual en tiempos pasados salia á la alba) rezando muy devotamente dieziocho misterios á coros, con su capellan licenciado D. Diego Luis Aguirre, quien reparó la gran emocion que causó en ternura y llanto, de ver que siendo víspera de la Santisima Virgen de la Candelaria, y saliendo el trono muy compuesto y música muy especial, con cohetes que habian de peinar la region aérea, todo esto fué con clamores á esta divina angélica Señora, la cual pasando por las gradas de la santa iglesia Catedral, las halló llenas de funestas sombras, todas enlutadas y llenas de muchísima gente, la cual casi toda dió limosna á esta soberana antorcha, para que alcanzase de su Santísimo Hijo se descubriesc el lugar donde el pérfido agresor le habia ocultado.

Nuestro Fernando que habia estado oculto y quizas oyendo las avemarias, que se rezaron á la emperatriz celestial, partió por verse rodeado de la justi cia que cercó la casa de un deudo suyo muy cercano, la cual fué registrada, y como se hubiese escapado por los techos, aun las arcas y escaparates se trabucaron. Estando ya él asilado del convento seráfico, á cuyas puertas llegó con gran prisa, y echándole mano su portero principal, le dejó el capote corriendo en cuerpo por su claustro del-jardin, sin parar hasta llegar á la escalera

que está ante la sacristía, debajo de quien se adora una pintura de un santo eracifijo, á cuyos pies puso la pixide con solo una partícula bien grande. No la hubo bien puesto, cuando ascendió por sus escaleras á visitar al R. P. L. jubilado Fr. José Palos, guardian de dicho convento, á quien con exceso y susto dijo: "Padre, yo fuí el ladron de la pixide, ahí la acabo de poner en el altar ,,del Santo Cristo."-Respondiole: "Ea, pues, váyase de aquí, y procure no le ,,pesquen, pues nos pueden cercar el convento,"-Saliose y fuése por la capilla de Nuestra Señora de la Soledad.

A este tiempo, con mucho concurso de gente de ambos sexos, predicó en esta Plaza Mayor el padre misionero presentado, Fr. Antonio Viraure, del real orden de Nuestra Señora de las Mercedes, Redencion de Cautivos, y con su fervoroso espíritu, fué el asunto de su sermon sobre aquellas palabras-Joann 206. mullier quíd ploras? quia tulerunt Dominus meum et nescio ubi passuerunt eum; lo cual acabó con mucho aplauso de todos.

Iba ya Fernando como fuera de sí, y al pasar la calle de la iglesia del monasterio Concebido, fué conocido por el pultero de enfrente de su portería falsa, el cual por ser las diez y media de la noche estaba paseándose, cojiendo fresco en la calle de Puno, gritó diciendo- Vé ahi el ladron de las santas formas-No lo hubo bien pronunciado, cuando salió una muger tirándole tan fuerte pedrada, que casi dá con él en el suelo. Hízosele encontradizo un oficial de carpintero, quien le dio tan sofera cuchillada que lo atolondró dando con su cuerpo en la pared, tira á embarazarlo otro, y lo hubiera hecho, á no obviarlo Nicolas Figueroa, escribano público de S. M. quien le batió la espada y casi se la introduce rompiéndole el capote y diciéndole-¿Qué hace U. que somos perdidos? pues con su muerte no se remedia el que manifieste la parte i lugar donde tiene escondido á Nuestro Amo y Señor.

lo

A este tiempo llegó, juntábase gente, cuando hé aquí á este agresor de la fé, le prende en la plazuela de la Fé, D. Lorenzo Pollatos, alcaide de las cárceles secretas del Santo Tribunal, y sin faltar á la caridad, el boticario del hospital de Nuestra Señora de la Caridad, Juan de Gadea, sin usar de remedio ni ungüento de su botica, le aplica, sin necesidad de espatular sus ligeras manos, abrazándose con él é introduciéndolo en la casa inquisitoria, en cuyo zaguan puso á salvo de mas de dos mil almas que querian matarle por su hecho. La justicia de los señores de la Real Sala del Crímen, que estaban accidentalmente cercando el colegio de la Caridad, quien le tocó á D. Bartolomé Munarris, la plazuela al Dr. D. Juan Pérez de Urquiza (que en ocupar su puesto estuvo tardío). El Colegio Real á su protector D. Juan Calderon de la Barca del orden de Calatraba, apénas pues corrió la voz, cuando cargaron todos con sus soldados, infantes y caballos, con gran caterva de sargentos, quienes liaron á Fernando, y le llevaron á la cárcel de Corte sin dejarle poner pies

en tierra.

Antes de la prision se descubrio ser Fernando el ladron, por haber ido á la platería á mandar pesar la corona del vaso, y el primero á quien llegára le neg3 el peso, reconociéndole y tanteándole y tanteándole por entonces. Fué á otro quien se lo peso, y tambien le conoció y declaró, mas estuvo ya para ser preso, por no haberle echado garra, respondiendo no haberlo ejecutado temeroso no lo matase. De aquí fué á algunas tabaquerías, y en ninguna pudo pegar su intento..

Valiole solamente este hurto cuatro reales y medio en que vendis á N. N.

(á) el Fraile, mestizo, pulpero y honrado, la crucecita; satisfizo á la justicia, con decir ¿que quién no tenia una cruz, ya fuese de oro, ya de plata?

Pues in vinculis,....Confesó falsamente haber arrojado al rio las sagradas formas, cuanto al parccer de él eran cincuenta, y que viendo que apé nas se humedecieron se fueron á pique, se descalzó junto al Tajamar, que está hacia el callejon de Romero, y que con su capote puríficó el vaso. Creyeron esto los jueces por todas estas circunstancias vestidas de su malicia. Preguntaronle por la pixide, y dijo estar en el altar del Santo Cristo en la igle

sia Seráfica.

Los curas rectores de esta Santa Iglesia Catedral Dr. D. Alejo de Rojas, y el maestro D. Dionisio Granados fueron con el padre guardian seráfico, á las once y media de la noche, buscando el altar del Santo Cristo de la capilla de Vizcainos, y como no hallaren nada pasaron al de la cofradía de los indios que está debajo del coro, y no par ciendo dijo el padre guardian:-"Sin duda alguna lo pondria aquí, y como los indios han tenido vísperas de Nuestra Señora de la Candelaria, le verian y lo habrán llevado." Rearguyósele que los indios si le hubieran visto, son tan ceremoniáticos y alborotadores, amigos de la novedad, que al instante hubieran procurado manifestarle, y mas sabiendo ellos el caso. Vistose ya perdidos, fueron á la capilla de Nuestra Señora del Milagro, y buscaron el altar del Santo Cristo, en donde no hubo nada. Ofrécesele al padre guardian ir al altar del Santo Cristo, que está debajo de la escalera que sube delante de la sacristia, y en un hueco de la mesa del altar estaba la pixide con una partícula bien grande, la cual se llevó al altar mayor, y en su sagrario se colocó.

Diósele parte al juez, quien paso á avisar á su Excma. é Illma., quien envió su mayordomo, capellanes y sus familiares á que fuesen y mandasen le tuviesen en dicho Sagrario hasta la mañana del dia siguiente, en que procesionalmente se habia de traer á la Santa Iglesia Catedral.

Apretaron al agresor sobre que declarase en qué parte habia echado las formas, y varió diciendo en la toma de Santo Domingo. Arguíale el fiscal de la Real Sala, diciendo que mentia, que cómo habia dicho habia arrojado el vaso al rio, habiendo ya parecido en San Francisco, y qué como habia declarado en su confesion haber purificado el vaso, pues si tal hubiera hecho no se hubiera quedado la partícula que se halló. Respondió que la partícula se le habia caido al sacar la tapadera del vaso, que entró á la faltriquera, la cual halló en el doblez de los muchos tabacos que tenia hechos en sus papeles. No obstante esto se le urgió bastantemente y él estuvo pertinaz.

Apuntó el claro Febo el dia dos de Febrero, y ántes de la bendicion de las candelas de Nuestra señora y su procesion, se pulsaron las campanas tocando rogativas sin repicará la Santísima Vírgen, á cuya bendicion de sus velas habia de asistir su Excma. é Illma. quien luego que supo haberse hallado la pixide con la ya dicha partícula, fué á pié con los señores de esta Real Audiencia, y los tribunales al convento Seráfico, causando ternura ver á nuestro príncipe calzando el suelo aun en su penoso accidente, que actualmente le molestaba, á cuyo ejemplo siguieron los cortesanos, no rodando calesas ni coches, al ver que su Exma. no usaba de su carroza, aun acordándose de la ley única-Cod. de honorator vehiculibi carrucis semper utantur. Siendo insignia que deben usar, por palabras de los Emperadores Valentiniano y Teodosio.

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