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se ocupan en estudios históricos y no pueden consultar las obras, o raras o costosas, en que por primera vez aparecieran.

Todos los documentos de este volumen han sido copiados directamente de los originales que existen en el archivo sevillano, y las copias se encuentran en el histórico de Tucumán, donde puede consultarse, además, un gran número de los citados en las notas. Los mapas son reproducciones fotográficas, hechas igualmente en el Archivo de Indias y destinadas al de Tucumán.

EL TUCUMÁN COLONIAL

UNIV. OF

Introducción

ORÍGENES DEL TUCUMÁN COLONIAL

El documento más antiguo en que se encuentra la palabra Tucumán, es, según creo, el nombramiento de capitán y justicia mayor que dió el presidente La Gasca a Juan Núñez de Prado el 19 de junio de 1549: «Por quanto somos informados que delante de villa de plata provincia de los charcas de nuestros Reinos del piru esta una provincia que se llama en lengua de indios Tucuman... >>

¿Qué entendían por provincia de Tucumán La Gasca y los oidores de la audiencia de Los Reyes? Las noticias, entre ciertas y fabulosas, que sobre este país circulaban en el Cuzco y en Lima, tenían que ser imprecisas y vagas. No había que pensar en límites determinados y hé ahí por qué el nombramiento de Prado no los indica ni lejanamente.

Pero ya es mucho que en él se diga Tucumán, y esta designación geográfica plantea un problema de difícil resolución.

Los que hayan leído mi libro El Tucumán del siglo XVI y á la luz de las conclusiones a que en él se llega hayan repasado algunos preciosos documentos antiguos (1), no abrigarán la menor duda de que los conquistadores - Núñez de Prado y sus compañeros - llamaban Tucumán á una pequeña comarca cuyos términos pueden, poco más ó menos, fijarse así al norte el valle

:

(1) Entre estos documentos: Información de Núñez de Prado, en el Barco 1551 (Arch. de Indias, 52-5-6/8). Información contra Núñez de Prado, en Santiago del Estero, 1556 (Íd., 74-4-25). Información de servicios de Santiago del Estero, 1585 (Íd., 74-4-19). Información de servicios de Hernán Mexia Miraval (Íd., 1-6–39/2).

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de los Choromoros y Esteco, al oeste las sierras que hoy se llaman de Tucumán, al sur la provincia de los juries Santiago del Estero, al este el río Salado ó acaso una linea mucho más próxima.

No es posible suponer que el gobierno que se concedía a Prado se limitara a tan pequeño territorio ni es verosimil que en Lima se tuviera estos datos en 1549. Debe aceptarse, pues, la versión corriente de que la palabra Tucumán designaba una región muy vasta, sin dejar de reconocer por eso, que se aplicaba. especialmente. a otra más pequeña enclavada en la pri

mera.

Téngase en cuenta, sin embargo, que cuando la Audiencia tuvo noticias más ciertas y más precisas, después de las fundaciones de Prado, de las entradas y salidas de Villagrán y de Aguirre, y sobre todo, después de la llegada de Núñez de Prado a Lima, escribió ya: Tucumán, Juries y Diaguitas. Más aún, dijo expresamente las provincias de Tucumán y las provincias nombradas diaguitas y juries. ¿Qué objeto podía tener el agregado — que aparece en la confirmación del titulo del conquistador en ̄1555 (1) — si la palabra Tucumin hubiera bastado para designar a todo el país? Cuantas veces tuvo que emplearlo después, mantuvo la Audiencia su corrección y dijo desde entonces las provincias, y no la provincia, como en el primer nombramiento.

Ahora bien, los juries ocupaban las orillas del río Salado, desde Esteco hasta el límite sur de Santiago del Estero, toda la región comprendida entre el Salado y el Dulce y la banda occidental de este último río. Atacados por los belicosos lules se replegaron hacia el sur y hacia el norte, dejando el centro a sus enemigos: así los encontraron los conquistadores. La región de los juries abarcaba, pues, desde Esteco hasta el país de los comechingones.

Denominábase provincia de los diaguitas a la serie de valles que va desde La Rioja hasta Salta; pero los indios de esta nación ocupaban, además, parte de la vertiente oriental de la sierra.

La pequeña comarca propiamente dicha de Tucumán estaba

(1 Arch. de Indias, 48-5-11 18. Lease ambos documentos en este mismo volumen, donde se publican por primera vez.

poblada por juríes, lules y diaguitas. Nunca ha habido indios de nación tucumana; los lules eran nómadas. En realidad, las dos grandes familias indias que poblaban este país -- antes de la llegada de los lules eran los juríes de los llanos, denominados también tonocotés, y los diaguitas de los valles y la sierra; unos y otros divididos en numerosísimas tribus, rivales y migas entre sí. Los diferentes nombres de estas tribus han complicado el problema etnográfico, haciendo divagar Targamente a los historiadores (1).

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La nueva designación de la Audiencia fué, pues, en 1555, bastante explícita; pero al avanzar la conquista hubo que decir: Tucumán, Juries, Diaguitas y Comechingones; era otra familia india que se agregaba a la gobernación, es decir, otro territorio. Éste se dilató con el tiempo; el Chaco, mal conocido, no entraba en jurisdicción precisa y fué causa de numerosos conflictos con la gobernación del Paraguay; el Bermejo no se incorporó en forma a la de Tucumán hasta la época del gobernador don Ángelo de Peredo (2) Santa Fe y Cuyo estuvieron largo tiempo en tela de juicio, y en cuanto a Jujuý, donde los virreyes hacían levantar ciudades por capitanes independientes (3), sólo fué puesto expresamente bajo la autoridad de este gobierno a pedido del cabildo de Santiago (4).

Es,

por lo tanto, un error manifiesto el atribuir a la palabra Tucumán, usada antes y durante la conquista, el significado geográfico que sólo alcanzó lentamente, pues llegó a designar a siete provincias argentinas de hoy y a una parte del territorio del Chaco. Agregaré, de paso, que nunca se dijo en aquella época el Tucumán. El artículo es un agregado posterior.

Presentada así la cuestión, pienso que el problema se simpli

(1) Esta distribución de las naciones indias se desprende claramente de toda la documentación antigua, gran parte de la cual está citada en este libro.

(2) Véase carta del gobernador Peredo al rey, en este mismo volumen.

(3) San Francisco de Alava, en el valle de Jujuy, fué fundada por el capitán Pedro de Zárate, por orden del virrey Toledo. (Véase carta de Gonzalo de Abreu al virrey.* Marzo de 1577. Arch. de Indias, 2-2-6/11.)

(4) Solicitud de Melchor de Villagómez, presentada al Consejo de Indias en 1566 y cédula real al virrey Toledo, 22 de mayo de 1577. (Arch. de Indias, 122-3-5, libro 1°.)

fica; pero no por eso debe creérsele resuelto. Queda siempre en pie el origen de esa expresión provincia de Tucumán, empleada por La Gasca en 1549. No me refiero a la etimología del nombre, sino a su origen histórico y, sobre todo, a su difusión.

De San Miguel de Tucuman tomo su nombre la provincia, escribía el padre Alonso de Barzana, misionero en estos países en el siglo xvi, y en otra parte... San Miguel de Tucuman ques como dije lo primero que se poblo ques de donde se llamo toda la provincia Tucuman. Estas frases son de 1594 (1). Nada más aventurado que atribuir error a persona tan bien informada. Conviene explicar, no rectificar, esta afirmación; el padre Barzana pudo decir más exactamente: « De la comarca en que está edificada San Miguel de Tucumán, que fué la primera que pobló Núñez de Prado, tomó su nombre la provincia », y esta es la verdad, según todos los elementos de juicio que nos ofrecen los documentos contemporáneos, puesto que se decía provincia de Tucumán, no sólo antes de la fundación de la ciudad de San Miguel en 1565, sino también antes de la primera fundación de la del Barco en 1550.

Si el pequeño territorio que rodeaba a San Miguel debió su nombre a cierto cacique llamado Tucma (2) o a la denominación indígena de un riachuelo que corría cerca de la primera ciudad, cuestión es ésta que no me detendré a considerar, porque no encuadra en mi propósito, ni tomaré en cuenta los fantaseos y los aciertos de algunos historiadores y etimólogos sobre el asunto. Más seria y más importante es la otra cuestión. ¿ Cómo, por qué y, sobre todo, cuándo el nombre de una comarca de tan escasa importancia pasó a ser el de una vastísima región, poblada por tribus numerosas y diferentes en las costumbres, en las lenguas y acaso en el origen?

La conocida relación de Garcilaso la de los embajadores enviados por Tucumán al inca Viracocha — tiene todo el aspecto de

(1) Carta al superior de los jesuítas padre Sebastián, 1594. (Papeles de jesuitas, en la Academia de la historia. Madrid.)

(2) Esta versión que consigna el padre Lozano, sitúa Tucumanhao en el valle Calchaquí.

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