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PARTE TERCERA.

EDAD MODERNA.

DOMINACION DE LA CASA DE BORBON.

LIBRO X.

GUERRA DE LA INDEPENDENCIA DE ESPAÑA.

CAPITULO I.

1808.

PRIMEROS COMBATES.

CABEZON: RIOSECO: BAILen.

Principio de la lucha.-Combate del puente de Cabezon.-Desacertadas disposiciones del general español.-Gente inesperta y colecticia que llevaba.-Derrota y retirada del general Cuesta.-Entran los franceses en Valladolid -Fuerza Merle el paso de Lantueno, y penetra en Santander.-Conducta del obispo de la diócesi.-Pasa el general francés Lefebvre el Ebro.-Bate al marqués de Lazan.-Aproximase á Zaragoza.-Movimiento de tropas francesas en Cataluña-Somatenes en el pais.-Primer combate del Bruch. -Conflicto de los franceses en Esparraguera.-Segundo combate y triunfo de los españoles en el Bruch.-Espedicion de Duhesme contra Gerona.-Horrible saqueo de Mataró.-Gloriosa defensa de Gerona, y retirada de Duhesme.-Es enviado el mariscal Moncey contra Valencia.-Tropiezos que encuentra en su marcha.-Bate y dispersa á los españoles en las Cabrillas.-Vigorosa defensa de Valencia -Resolucion y arrojo de sus moradores.-Retirase Moncey con gran pérdida -Ferocidades ejecutadas en Cuenca por Caulincourt.-Andalucía: espedicion de Dupont.-Combate del puente de TOMO XII. 17

Alcolea. Entrada y saqueo de Córdoba.-Artificio que empleó la villa de Valdepeñas contra los franceses.-Rotirase Dupont á Andújar.-Saqueo de Jaen.-Enfermedad del príncipe Murat.-Márchase de España.-Reemplázale Savary.-Refuerzos enviados por Savary á Moncey y á Dupont.-Fuerzan los franceses el paso de Despeña perros.-Castilla: el general Cuesta.-Envia á llamar el ejército de Galicia mandado por Blake.La Junta de Galicia accede á la peticion de Cuesta. -Pasa Blake á Castilla.-Fuerza y distribucion de su ejército.-Toma Cuesta el mando en gefe.-Injustificables faltas de este general.-Marcha Bessières á su encuentro-Batalla de Rioseco, funesta para los españoles.-Paralelo entre las cualidades y conducta de Cuesta y Blake.-Retirase el primero á Leon y el segundo al Vierzo--Entereza y lealtad de Bake.-Andalucía: refuerzos llegados á Dupont.-Distribucion y movimientos del ejército de Castaños.Plan de ataque á los franceses.-Accion de Menjibar.-Desacertados movimientos de Vedel y Dufour.-Posicion de los ejércitos francés y español.-Memorable y gloriosísima batalla de Bailen.-Inteligencia y bravura de Reding.-Célebre capitulacion entre Castaños y Dupont.-Rinde las armas todo el ejército francés de Andalucia.-Es conducido prisionero á los puertos de la costa.-Insúltanle y le maltratan los paisanos. -No se cumple la capitulacion.-Efecto que hizo en Napoleon el desastre de Bailen.Impresion que produjo en toda Europa.-El intruso rey José abandona la capital de España y se retira al Ebro.

Dado el grito de independencia y propagada la insurreccion contra los franceses en todas las provincias de España, de la manera que hemos visto en el capitulo XXIV del libro precedente; rebosando de ira la nacion contra sus invasores; sacudiendo el pueblo su letargo con tanta mayor furia, cuanta era mayor la felonia con que se le habia adormecido y abusado de su buena fé; lleno de amor á su rey, á su independencia y á su religion; lanzados con igual entusiasmo y ardor en tan general sacudimiento clero y milicia, nobleza y pueblo, magistrados y menestrales, doctos y rústicos, mugeres y hombres, jóvenes, niños y ancianos; organizadas en todas partes juntas populares, y en todas improvisándose ejércitos de paisanos; pero plagadas tambien las provincias de España de tropas francesas que el emperador habia tenido cuidado de introducir y distribuir convenientemente para dominar el reino y sofocar todo conato de resistencia y de insurreccion, no podia hacerse esperar mucho tiempo el choque y ruido de las armas entre las disciplinadas huestes imperiales y las inespertas masas de los insurrectos españoles, ayudadas de los escasos cuerpos de tropas regulares con que á la sazon contaba para su defensa la monarquía, distraida y alejada en estraños paises por arte del mismo Napoleon la flor de los guerreros españoles.

Pronto, pues, comenzó aquella noble lucha en que tanta sangre derramaron y tanta gloria recogieron nuestros padres. Y ya cuando José Bonaparto pisó el suelo español, por mas feliz que fuese su marcha protegida por numerosas fuerzas franeesas escalonadas desde las fronteras hasta la capital del

reino, por más que en la córte, tambien dominada y oprimida por sus legiones, fuera solemnemente proclamado rey de España, en muchas comarcas do la península ardia ya entonces la guerra, habian ocurrido ya sangrientos reencuentros entre españoles y franceses, habíanse dado acciones más o menos reñidas, y empeñádose algunos combates sérios, en que, si bien las armas francesas habian obtenido, como era de esperar de tan aguerridas huestes, fáciles triunfos sobre las bisoñas tropas y allegadizas masas de mal armados paisanos españoles, húbolos tambien en que se vió cuánto podia esperarse del arrojo y decision de los que peleaban por la independencia y por la libertad de su patria, y en el momento de sentarse el intruso monarca en el trono español pudo comprender ó augurar lo inseguro y vacilante del sólio á que la sorpresa y la perfidia le habian elevado.

Despues de sofocados y castigados los movimientos de Segovia y de Logroño, segun dejamos indicado en otra parte, llamaron primeramente la atencion de los generales del imperio Santander y Valladolid, ya por la importancia de estas poblaciones y de sus alzamientos, ya por su proximidad á Burgos donde el mariscal Bessieres habia establecido su cuartel general. La circunstancia de haberse puesto al frente de la insurreccion de Valladolid un caudillo de cierta nombradía, anciano y esperto, como lo era el general don Gregorio de la Cuesta, y el temor de ver cortadas las comunicaciones si no acudia pronto al reme. dio, le movió á atender con preferencia á aq el peligro. Asi, aunque habia en viado en direccion de Santander al general Merle con seis batallones y algunos caballos, mandóle luego retroceder (5 de junio) camino de Valladolid, para que apoyára á Lassalle, que con cuatro batallones y setecientos ginetes marchaba sobre esta última ciudad. Al llegar Lassalle à Torquemada, villa situada á la márgen derecha del Pisuerga (6 de junio), encontró el puente atajado con cadenas y carros, detrás de los cuales, asi como en la iglesia y casas inmediatas, se habian apostado como unos cien vecinos de los mas animosos y resueltos. Pequeño obstáculo era para las tropas francesas asi el atajo del puente como el fuego que pudieran hacerles aquellos pocos paisanos; asi fué que desembarazando con facilidad el puente, y penetrando por las calles de la poblacion, en tanto que la caballería acuchillaba á sus dispersos defensores, la soldadesca se entregaba al saco de las casas, y cometia con aquellos infelices moradores toda clase de tropelías, y asi fueron como las primeras víctimas de tan inesperto patriotismo. Con este escarmiento los insurrectos de Palencia, mandados por el anciano general don Diego de Tordesillas, retiráronse á tierra de Leon; y cuando entraron en aquella ciudad los franceses (7 de junio), á fin de aplacar su furia, salió el obispo á hacerles un obsequioso recibimiento, con lo cual logró que por lo menos no sufriera la poblacion otro castigo que el de una gruesa

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contribucion que se le impuso. Incorporada en Dueñas la division de Merle con la de Lassalle, dispusiéronse á buscar y atacar à don Gregorio de la Cuesta.

Habíase situado este general en Cabezon, á dos leguas de Valladolid, orilla izquierda del Pisuerga, con cinco mil paisanos mal armados, entre los que se distinguia por su mejor continente y actitud el batallon de estudiantes, cien guardias de Corps y doscientos caballos de linea, con cuatro piezas de artillería salvadas del colegio de Segovia. La colocacion que Cuesta dió á su gente á uno y otro lado del puente fué tan desacertada que no podia esperarse ni se acertaba á esplicar en un general veterano, y asi fué que el éxito desgraciado de la accion fué atribuido por algunos á despique de haberle comprometido á ponerse á la cabeza de la insurreccion, y aun se citaban palabras suyas en este sentido; pero vióse después que no anduvo mas acertado ni mas estratégico en otros ataques en que peleó con decision y espuso mucho su persona. El ataque por parte de los franceses comenzó en la madrugada del 12 de junio. Desordenose á las primeras descargas la caballería española que estaba en campo raso y al descubierto, perturbando á la infantería y agolpándose al puente, en que se mantenia firme el cuerpo de escolares. Mas no tardaron en ser todos arrollados, y en su atropellada huida, los unos se ahogaban al querer vadear el rio, los otros eran alcanzados y acuchillados ó presos por los franceses, siendo cortísima la pérdida por parte de éstos, tanto como lo fué grande por la nuestra. Cuesta se retiró á Rioseco, donde se le incorporaron muchos insurgentes que huían por tierra de Campos: los franceses cañonearon la villa de Cabezon antes de entrar en ella por si habia alguna emboscada, ahuyentaron los vecinos, la saquearon, y siguiendo su marcha entraron sin obstáculo á las cinco de la tarde en Valladolid, donde permanecieron hasta el 16, sin hacer otro daño que desarmar á los habitantes, tomar algunos rehenes, é imponer á la ciudad una fuerte contribucion.

Acordaron entonces los dos generales efectuar la suspendida espedicion á Santander. Lassalle se situó en Palencia, y Merle volvió á las montañas de Reinosa de donde habia retrocedido. Guardaba el paso de Lantueno don Juan Manuel Velarde con tres mil paisanos y dos gruesas piezas: pero gente sin esperiencia ni disciplina, desbandóse á los primeros ataques, salvándose unos por las fraguras, y fortificándose otros en una segunda línea de defensa, obstruyendo la garganta de un desfiladero con peñascos, ramas y troncos de árboles, y colocando detrás los dos cañones. Inútil fué tambien la resistencia; Merle forzó el desfiladero, los paisanos se dieron á huir despavoridos, y el general francés entró en Santander el 23. Con él se incorporó el general de brigada Ducos, que partiendo de Miranda de Ebro en direccion á aquella misma ciudad,

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