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CAPITULO V.

CAMPAÑA Y MARCHA DE NAPOLEON.

RETIRADA DE LOS INGLESES.

SEGUNDO SITIO DE ZARAGOZA.

1808.-1989.

Situacion del ejército inglés.-Perplejidad de Sir John Moore.-Sale de Salamanca camino de Valladolid.-Tuerce á Mayorga, y porqué.-Unensele Baird y la Romana.-Posicion y movimiento del mariscal Soult.-Napoleon y el ejército imperial: paso penoso del Guadarrama.-Retrocede el ejército inglés.-Indisciplina y escesos de la tropa.-Quebranto del marqués de la Romana en Mansilla de las Mulas.-Reunion de ingleses y españoles en Astorga.-Lastimosa retirada de unos y otros á Galicia.-Desórdenes y pérdidas.-Napoleon en Astorga.-Noticias que recibe de Austria.-Vuelve á Valladolid. Su conducta en esta ciudad.-Regresa precipitadamente á Francia.-Segunda entrada de José en Madrid: jura y reconocimiento.-Persigue Soult á los ingleses.-Batalla de la Coruña.-Muerte de Moore. Se reembarcan en aquel puerto.-Entran los franceses.-Apodéranse del Ferrol.-Se enseñorean de Galicia.-Romana en la frontera de Portugal.-Ejército del centro.-El Infantado. Venegas.-Desastre de Uclés.-Horribles demasías y crueldades de los franceses en aquella viila.-Huye el Infantado á Murcia, y después bácia Sierra-Morena.-Sucesos de Cataluña.-Reemplaza Vives al marqués de Palacio.-Estrecha y bloquea á Barcelona: apuro de Duhesme.-Llegada de Saint-Cyr con el séptimo cuerpo á Cataluña.-Sitio y toma de Rosas por los franceses. Socorren á Barcelona -Acciones de Llinás y de Molins de Rey funestas á los españoles. Retiranse á Tarragona.-Reemplaza Reding á Vives.-Dominan los franceses el Principalo.-Segundo sitio de Zaragoza. -Fortificaciones y medios de defensa.Fuerza de sitiadores y sitiados.-Primeros ataques.-Pérdida del monte Torrero.-Mortier, Suchet, Moncey, Junot.-Sangriento combate del convento de San José y del ante-puente del Huerva.-Zaragoza circunvalada.-Bombardeo: nuevos combates: epidemia: heroismo de los zaragozanos.-Partidas fuera de la ciudad.-Es asaltada la poblacion por tres puntos.-Resistencia admirable.-Lannes general en gefe del ejército sitiador.-Mortifero ataque del arrabal.-Minas, contraminas, voladuras de conventos y

casas. Porfiada lucha en cada casa y en cada habitacion.-Estragos horribles de la epidemia: espantosa mortandad: firmeza de los zaragozanos: Palafox enfermo.-Disgusto y murmuraciones de los franceses.-Ultimos ataques y voladuras.-Capitulacion.- Elogios de este memorable sitio hechos por los enemigos.-Cuadro desgarrador que presentaba la ciudad.-Resultado general de esta segunda campaña.

Colocado Napoleon en la pequeña villa de Chamartin, como si dijéramos en un arrabal de la capital del reino; no desatendiendo desde alli los grandes negocios de Europa; obrando como soberano de España; espidiendo decretos imperiales y estableciendo radicales reformas en el sistema político y económico del reino; creando cuerpos de guardia nacional en Madrid y en las grandes poblaciones ocupadas por los franceses, para la conservacion del órden público interior (1), pero fija mas principal y asíduamente su atencion en la manera de destruir el ejército inglés de España, objeto preferente de su animosidad como todo lo que pertenecia á la nacion británica, indicó la proximidad de su movimiento pasando revista á las puertas de Madrid (19 de diciembre) á setenta mil hombres de buenas tropas. En efecto, á los dos dias, quedando de ellas diez mil para la guarnicion de la capital, fortificado el Retiro, y nombrando lugarteniente suyo á su hermano José, partió con sesenta mil hombres camino de Guadarrama. Del plan que se propusiera nada se sabía, porque el sigilo era una parte esencial de su sistema, y no permitia publicar nada referente á operaciones militares sino cuando ya estaban ejecutadas, y no podia haber en ello ningun peligro.

El general inglés sir John Moore, que, como dijimos, se habia situado desde noviembre en Salamanca, donde con mucho trabajo y teniendo que hacer un gran rodeo se le habian unido la artillería y caballería conducidas por sir John Hope; teniendo en Astorga la division mandada por sir David Baird; acobardado con las noticias que iba recibiendo de la derrota de los españoles en Espinosa, en Burgos y en Tudela; no hallando, porque no podia hallarle entonces, en los pueblos de España aquel entusiasmo que le habian pintado; temiendo ser envuelto por superiores fuerzas imperiales; tentado á retirarse á Portugal y previniendo ya á Baird que desde Astorga retrocediera á Galicia;

(1) Por un decreto, de que no hemos bocho mérito antes, y del cual nada hemos visto que digan otros historiadores, se mandaba la formacion en Madrid de cuatro batallones y un escuadron de guardias nacionales, á cuyo efecto se dividia la villa en cuatro cuarteles o barrios.-Se mandaba además organizar un batailon en cada una de las poblaciones siguientes: Toledo, Ta

lavera, Alcalá, Guadalajara, Aranjuez, Valladolid, Segovia, Avila, Palencia, Castrojcriz, Reinosa, Santander, Aranda, Burgos, Bilbao, Logroño, en una palabra, en todas las capitales y grandes poblaciones en que dominaban. El decreto concluia: «En mi campo imperial de Madrid el 15 de diciembre de 1808.»-Gaceta del 22 de di ciembre.

pero vivamente excitado por la Junta Central, y principalmente por el ministro británico Frère para que acudiera al socorro de Madrid; vacilante y perplejo, pero de nuevo y sin cesar estimulado á moverse en ayuda de los ejércitos españoles; ignorante todavia de la rendicion de la capital, partió al fin de Salamanca (12 de diciembre) camino de Valladolid. Súpola en Alaejos á los dos dias por un pliego interceptado á un oficial francés, el cual iba dirigido al mariscal Soult, previniéndole que arrinconára á los españoles en Galicia y ocupára la tierra llana de Zamora y de Leon. Con estas noticias, que le sorprendieron, varió de direccion Moore, y en vez de proseguir hacia Valladolid tomó á la izquierda para unirse con Baird, que estaba en Astorga, y con el marqués de la Romana que se hallaba en Leon, y juntos deshacer el cuerpo del mariscal Soult antes que Napoleon penetrára en Castilla la Vieja.

Uniósele en efecto Baird en Mayorga (20 de diciembre), juntando así un cuerpo de veinte y tres mil infantes y dos mil trescientos caballos. En cuanto á la Romana, que habia estado resuelto á retirarse á Galicia si Baird lo hubiera hecho, cooperó á la nueva combinacion del general inglés, moviéndose de Leon hacia Cea con ocho mil hombres, únicas tropas regulares de los diez y seis mil que mandaba. El 21 sentaron los ingleses su cuartel general en Sahagun, cerca de aquella villa. El mariscal Soult, que con diez y ocho mil hombres andaba por aquellos contornos, sabedor de tales movimientos replegóse sobre Carrion, como á quien no convenia aventurar batalla contra superiores fuerzas, y aun habria retrocedido más si los ingleses hubieran querido perseguirle, porque cuanto más terreno éstos ganȧran por aquella parte, más se comprometian. Conocíanlo ellos bien, puesto que cuando les avisó el marqués de la Romana la salida de Napoleon de Madrid, comenzaron el 24 á retirarse hacia Galicia en dos columnas, dirigiéndose la una á Valencia de Don Juan, la otra á Benavente por el puente de Castro Gonzalo.

En aquellos mismos dias, los mas crudos del año, pugnaban las tropas imperiales por fran quear la sierra de Guadarrama en medio de nieves y ventiscas y con un frio de nueve grados bajo cero. «Viendo Napoleon, dice un historiador francés, que su guardia se aglomeraba á la entrada de las gargantas, donde se atascaban tambien las cureñas de la artilleria, corrió á caballo á la cabeza de la columna. Los paisanos decian que era imposible seguir; mas para el vencedor de los Alpes no habia obstáculos que detuviesen su marcba, y mandando á los cazadores de su guardia que echasen pié á tier. ra y avanzasen los primeros en columna cerrada, hollando ellos y sus caballos la nieve y abriendo paso á los demás, él mismo trepó por la montaña á pié en medio de su guardia, y cuando se sentia fatigado apoyábase en el brazo Томо XII. 23

del general Savary. Aun cuando el frío era tan intenso como en Eylau, no por eso dejó de atravesar el Guadarrama. Su proyecto era hacer noche en Villacastin, pero tuvo que pasarla en la pequeña aldea del Espinar, donde so alojó en una miserable casa de postas... Al dia siguiente prosiguió ȧ Villacastin, pero habia sucedido la lluvia á la nieve, y en lugar de hielos obstruian el camino los mas fangosos lodos. Los caballos se hundian en las inundadas tierras de Castilla la Vieja, como dos años ántes en las tierras de Polonia. La infantería iba avanzando á fuerza de trabajo, pero la artillería no podia moverse... El mariscal Ney, que con dos divisiones formaba la vanguardia, no habia podido pasar de Tordesillas, á pesar de que llevaba dos dias de delantera. Cansado Napoleon de esperar, resolvió marchar él mismo á la vanguardia, á fin de dirigir los movimientos de sus diversos cuerpos, y asi lo verificó.... habiendo llegado el 26 á Tordesillas á la cabeza de sus cazadores. Allí recibió un despacho del mariscal Soult desde Carrion, etc.>>

Mientras el ejército imperial pasaba en su marcha estos trabajos, relajábase la disciplina del inglés en su retirada: los soldados cometieron lamentables escesos en Valderas y en Benavente, devastando en esta última villa el hermoso y antiguo palacio de los condes, y arruinando á su inmediacion el puente de Castro Gonzalo sobre el Esla. Habia encomendado Moore al marqués de la Romana la defensa del puente de Mansilla de las Mulas, camino de Valencia de Don Juan á Leon, sobre aquel mismo rio, para que los franceses no pudieran cercar al ejército británico: «lo cual, dice un historiador, era equivalente á solicitar de los españoles que se dejasen hacer trizas por salvar las tropas inglesas.» La poblacion fué sorprendida por el general Franceschi; y los españoles, menos dados que los ingleses á cortar puentes, porque les dolia más destruir las obras útiles de su pais, no cortaron el de Mansilla; forzáronle los franceses, mataron algunos centenares de los nuestros, cogieron artillería, hicieron mil prisioneros (29 de diciembre), y llegaron hasta Leon, persiguiendo á la Romana, el cual se apresuró á evacuar la ciudad y á retirar se á Astorga, donde el 30 se reunió al general inglés Moore, que acababa de llegar tambien de retirada desde Benavente. Para protegerla habia dejado en esta última villa todo el grueso de su caballería. El general francés Lefèbvre vadeó el Esla con cuatro escuadrones de cazadores de la guardia imperial, y encontrando algunos destacamentos ingleses los cargó á galope acuchiliando algunos soldados: mas revolviendo sobre él el grueso de la caballería británica y cortándole los pasos del rio, herido su propio caballo, fué él mismo hecho prisionero, con dos capitanes y otros sesenta ginetes. El general inglés estuvo muy galante con el célebre duque de Dantzick, convidándole à su mesa y regalando un magnífico sable damasquino al ilustre prisionero. Esta

fué la única ventaja que logró el ejercito inglés en aquella retirada, memorable por lo desastrosa, como ahora vamos á ver.

Dado el caso de no atreverse á esperar al enemigo y á probar fortuna en un combate, hizo bien el inglés en darse prisa á dejar á Astorga; porque en direccion á esta ciudad marchaban con toda la rapidez que permitia el estado fangoso de los caminos, por Sahagun y Leon el mariscal Soult, por Valderas y Benavente el mismo Napoleon, reuniéndose en Astorga del 4.0 al 2 de enero (1809) ochenta mil hombres, de ellos veinte mil ginetes. Moore y la Romana la habian abandonado la víspera (31 de diciembre). Lastimoso era el cuadro que presentaban los ejércitos inglés y español, cada cual por su estilo. Las tropas españolas escasas de todo, despeadas, andrajosas y medio desnudas; las inglesas perdido lo único que las hacia respetables, la disciplina; entregadas al desórden, al pillage y á la embriaguez; escondiéndose en las tabernas y en las bodegas de las casas; abandonando los numerosos carros que conducian su inmenso material, y matando los caballos cansados para que no pudieran servir al enemigo; sin hacer caso de las proclamas de su general, é irritando y haciéndose odiosos á los españoles, que esclamaban: qué amigos son estos que dicen han venido á defendernos, y saquean nuestras casas y destruyen nuestras obras públicas y queman nuestras poblaciones?»>

Servíanse unos á otros de embarazo en la retirada. Ni el marqués de la Romana habia querido refugiarse á Astúrias como pretendió Moore que lo hiciese, ni Moore quiso defenderse en la cordillera de montañas que divide Astorga del Vierzo, como la Romana le proponia. Lo que hizo el general inglés fué escoger para su retirada el hermoso y ancho camino real que va por Manzanal y Villafranca á Lugo, y dejar al español el escabroso y ágrio de Fuencebadon, cubierto además de nieve, por donde no era posible arrastrar la artillería, que se perdió en los abismos de las montañas. Ni aun aquel mal camino nos dejaron libre los ingleses, interponiéndose la division de Crawford, ansiosa de entrar en Galicia para ganar el puerto de Vigo y embarcarse. Una de las nuestras fué alcanzada por los franceses en Turienzo de los Caballeros, y cogida una buena parte de ella. La Romana con las restantes se metió en el valle de Valdeorras, y dejando una corta fuerza en el puente de Domingo Florez, situó su cuartel general en la Puebla de Tribes. Los ingleses, despues de cometer en Bembibre escesos y estragos abominables, alcanzados en Cacabelos por la vanguardia del mariscal Soult que los iba acosando, empeñada alli una refriega en que pereció el general francés Colbert, distinguido por su arrojo y apostura, llegaron el 2 de enero à Villafranca, donde renovaron sus demasías, saqueando casas y almacenes, y obligando á Moore á fusilar en el acto á los que cogia infraganti. En el camino de Lugo llegó á su colmo el des

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