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Junta Central habian de contar ya larga vida política. El horizonte de España se iba encapotando cada dia más, y la tormenta amenazaba principalmente por la parte de Mediodía: tanto que la Junta determinó retirarse de Sevilla, como ántes se habia retirado de Aranjuez, sin perjuicio de quedar por unos dias en aquella ciudad algunos vocales para el despacho de los negocios urgentes, cuya resolucion produjo para la misma Junta el mal efecto y los disgustos que veremos después.

Y para que todo fuese adverso ó melancólico en esta segunda mitad del año que abarca este capítulo, en tanto que acá la nacion hacia tan desesperados esfuerzos y tan heróicos sacrificios, y que los españoles vertian tan abundantemente su sangre por defender su independencia y devolver el trono y el cetro arrebatado á su legítimo monarca, Fernando desde Valencey, con una obcecacion lamentable, nacida sin duda de la ignorancia de lo que por acá acontecía, felicitaba á Napoleon por sus triunfos, en términos que su conducta con el usurpador de su trono formaba un terrible y doloroso contraste con el heroismo de la nacion. Por fortuna aquella fatal correspondencia y aquella humilde actitud del príncipe con el tirano de su patria y de su familia no era conocida entonces en España (1), y la nacion continuaba dispuesta á seguir sacrificándose por su libertad y por su rey. Suspendamos ahora estas tristes reflexiones, que ocasiones vendrán mas adelante de renovarlas, y de darles la esplicacion que pudieran tener.

mans, el marques del Villar y don Félix la Providencia corona sucesivamente la auOvalle.

(4) Publicáronse varias de estas cartas en el Monitor de París, ó con el intento de comprometer á Fernando á la faz de Europa, ó con el de enfriar á los españoles en su defensa, ó con ambos, y aun otros fines. Por fortuna en España entonces eran muy contadas las personas que las leian, y aun éstas lo atribuían á invencion del gobierno francés. Costaba en efecto trabajo persuadirse de que fuesen auténticas cartas como la siguiente:

«Señor.-El placer que he tenido viendo en los papeles públicos las victorias con que

gusta frente de V. M. I. y R., y el grande interés que tomamos mi hermano, mi tio y yo en la satisfaccion de V. M. I. nos estimulan á felicitarle con el respeto, el amor, la sinceridad y reconocimento en que vivimos bajo la proteccion de V. M. I. y R.

Mi hermano y mi tio me encargan que ofrezca á V. M. su respetuoso homenage, y se unen al que tiene el honor de ser con la mas alta y respetuosa consideracion, Señor, de V. M. I. y R. el mas humilde y mas obediente servidor.-FERNANDO.-Valencey, 6 de agosto de 1809,-Monitor del 5 de febrero de 1810.

CAPITULO IX.

INVASION DE ANDALUCIA.

LA REGENCIA.

1810.

(De enero á junio.)

Grandes refuerzos que reciben los ejércitos franceses.-Proyectos de Napoleon anunciados al Senado.-Causas que le impiden volver á España.-Desacuerdos entre Napoleon y José-Adoptase el plan de campaña de éste.-Marcba á Andalucía con 80.000 veteranos.-Paso de Sierra-Morena.-Completa dispersion del ejército español en las Navas de Tolosa.-Inúndanse de franceses las dos Andalucías.-Apurada situacion de la Junta Central en Sevilla.-Refúgiase á la costa.-Conmocion en Sevilla y sus causas.-Avanza Sebastiani por Jaen á Granada y Málaga: Victor y Mortier por Andújar á Córdoba y Sevilla.-Diestra y oportuna evolucion del duque de Alburquerque con su division.Salva con ella al gobierno supremo. - Entra el mariscal Vietor en Sevilla.-Prosigue á la isla de Leon.-Detiénele Alburquerque.—Insurreccion y desórdenes en Málaga.Nómbrase á Blake general en gefe del llamado ejército del centro.-Disuélvese la Suprema Junta Central.-Fórmase la Regencia del reino y se establece en la Isla de Leon. -Manifiesto que publica.-Regentes.-Instruccion sobre convocatoria y celebracion de las Cortes.-Reglamento para la Regencia.-Juramento de los regentes.-Espiritu del Consejo de Estado: consultas é informes notables.- Melancólico cuadro del estado de España al instalarse la Regencia.—La Junta de Cádiz.-Persecucion contra los centrales y arresto de algunos.-Influencia del Consejo en la Regencia.-Suspéndese la reunion de Córtes.-Organizacion de fuerzas maritimas y terrestres.-Bloquean los franceses la isla Gaditana.-Intiman la rendicion á Cádiz.-Firmes y vigorosas respuestas de la ciudad y de los generales españoles.-Prudente plan de defensiva. - Auxilio de ingleses.-Obras de fortificacion.—Ataques recíprocos.-Blake general en gefe de ambos ejércitos.-Nombramiento de generales, y planes de campaña para el resto de la península.—Trasládase la Regencia á Cádiz.-Lo que hizo en todo este período.-El

intruso rey José pasea como en triunfo las Andalucías.-Sus decretos de administracion y gobierno.-Napoleon distribuye los ejércitos de España y dispone de esta nacion como si fuese el soberano de ella.-Profundo disgusto y amargura del rey José.-Hondas disidencias entre los dos hermanos.-Proyectos de Napoleon sobre las provincias del Ebro.-José, lleno de pena, abandona la Andalucía y regresa á Madrid.

Nada se veia, al comenzar el año 1810, que diera esperanzas ni presentára síntomas de que pudiesen aclarar, ni menos disiparse las negras nubes que encapotaban el horizonte de España. Por el contrario todo anunciaba que iban á condensarse más. Ya en 27 de setiembre (1809) habia prevenido Napoleon al ministro de la Guerra desde Schoenbrunn que enviase á París las tropas que marchaban al Norte, como tambien las que existian en los depósitos, «pues me propongo, decia, hacer que todas ellas desfilen hácia España, para acabar pronto por aquel lado.» Firmada la paz de Viena (14 de octubre de 1809), y prosiguiendo en su propósito de terminar pronto la guerra de España, mandó dirigir hácia los Pirineos una considerable masa de fuerzas, que no bajaron de 100.000 soldados, y pensaba elevar á 150.000 (4), para refor. zar á los 250.000 que operaban ya en la Península, para cuya conquista habia creido ántes que le bastaban menos de una docena de regimientos. A su regreso de Alemania á Par's anunció al Senado que pensaba venir él mismo á terminar prontamente esta lucha que tanto contra sus cálculos se prolongaba.

Y habríalo acaso realizado, á no embarazarle y detenerle negocios graves y de trascendencia suma, á la vez domésticos y políticos. Pertenece á los primeros su famoso divorcio de la emperatriz Josefina, de antes pensado, y verificado ahora (13 de diciembre, 1809), retirándose en su virtud aquella señora á la Malmaison con el título y honores de emperatriz coronada: divorcio hecho por razon de estado, con el propósito y fin de ver de asegurar la sucesion directa, y afirmar así su estirpe en el trono imperial, enlazándose con una princesa de las viejas dinastías de Europa. Puso pues primeramente sus puntos en la córte de Rusia, viniendo al fin á realizar su segundo matrimonio con la archiduquesa María Luisa, hija del emperador José II. de Austria. Los sucesos dirán si de este enlace recogió el fruto que habia entrado en sus designios y servido de móvil á resolucion tan estraña, ruidosa У atre

(4) Esta cifra ni la inventamos nosotros, ni menos la exageramos. La tomamos de los bistoriadores franceses. «Segun se ha visto anteriormente, dice Thiers, habia preparado (Napoleon) cerca de 120.000 hombres de refuerzo, y pensaba elevarlos á 150.000 contra España. Estos 150.000, todos en marcha, se

habian reunido del modo siguiente. Y espresa la procedencia y los puntos de reunion de los diferentes cuerpos.-Historia del Imperio, lib. XXXIX.-Con estas fuerzas, dice dos páginas mas adelante, completaba la masa de mas de 400.000 hombres destina dos á esta guerra devoradora.»

vida. Este y otros negocios graves impidieron su venida á España, pero las tropas fueron entrando.

Desacordes en muchas cosas los dos hermanos Napoleon y José, estábanlo tambien en el plan de la campaña que habia de emprenderse. Napoleon, cuyo pensamiento, cuyo afan, y podriamos decir cuya perpétua pesadilla era dustruir á los ingleses, queria que el grueso de las tropas se empleara con preferencia en perseguirlos hasta acabarlos, ó por lo menos hasta arrojarlos de España. Era el empeño, y como el capricho de José invadir primero y dominar las Andalucías. Esta vez Napoleon condescendió con los deseos de su hermano, calculando que si José penetraba en Andalucía con 70.000 veteranos reunidos cerca de Madrid, pronto se podrian destacar 30.000 de ellos para Portugal por la izquierda del Tajo, mientras por la derecha marcharía Massena además con 60.000 hombres de Ney y de Junot, 15.000 de la guardia, y 10.000 ginetes, á cuya masa de fuerzas seria imposible à los ingleses resistir y forzados á embarcarse, podria ser ésta la última campaña de la guerra española. Una vez consentido el plan de José, prescribióle el emperador la manera de ejecutarle, á saber; que llevára á la empresa los cuerpos 1.o, 4.o y 5.o mandados por Victor, Sebastiani y Mortier, dejando el 2.o que guiaba Reynier la reserva de junto al Tajo en observacion de los ingleses; con cuyos cuerpos, Dessoles, los dragones y la guardia, reunía una masa de 80.000 hombres. Era mayor general y el verdadero caudillo de este ejército el mariscal Soult. Sebastiani con el 4.o cuerpo se dirigia por San Clemente y Villamanrique á penetrar por la izquierda de la garganta principal de Déspeñaperros; Mortier con el 5.0 marchaba por el camino real al puerto mismo de aquel nombre, y Victor con el 1.0 bajaría á la derecha por Almaden al Guadalquivir entre Bailen v Córdoba.

y

Con arreglo á este plan, y despues de haber hecho José grandes y muy costosos preparativos, salió de Madrid llevando consigo cuatro de sus ministros, doce consejeros de estado y mucha servidumbre. El 15 de enero (1810) llegó á la entrada de los desfiladeros de Sierra-Morena. Las fuerzas españolas que, como dijimos atrás, despues de la derrota y dispersion de Ocaña apenas so habian podido reunir en número de 25.000 hombres al abrigo de los numerosas pliegues de la cordillera, todavía al mando de Areizaga, repartidas en tres grupos principales, ocupaban tres puntos casi cara á cara de los escogidos por los franceses para la invasion, Almaden, Villamanrique y Despeñaperros. Una division destacada del ejército de Castilla á las órdenes de Alburquerque situada en las riberas del Guadiana, era la encargada de proteger á Zerain, y marchar en un caso á cubrir á Sevilla. Ya el dia mismo que llegó José á las faldas de la Sierra, la division española de Alm den mandada por don Tomás

de Zerain había tenido que replegarse acometida por el mariscal Victor. El 20 de enero se dispusieron el 5.0 cuerpo francés y la reserva á atacar el puerto del Rey y el de Despeñaperros, que el vulgo consideraba como un antemural inespugnable. Y en verdad casi habria podido serlo, á haber practicado en él otras obras de defensa, y no que se reducian á varias cortaduras y minas, con algunas baterías, en los pasos mas peligrosos. Estaban allí apostadas, desde la venta de Cárdenas hasta Santa Elena, las divisiones de vanguardia, y 1.a 3.a y 4.a, á las órdenes de Zayas, Lacy, Giron, y Gonzalez Castejon. La 2.a á las de Vigodet se hallaba situada en Venta Nueva.

Atacado primeramente el puerto del Rey, los españoles que le defendian cedieron fácilmente y se dispersaron por las Navas de Tolosa, teatro en otros tiempos de uno de los hechos mas grandes y mas gloriosos de nuestra patria. Casi al mismo tiempo otra brigada francesa se encaramaba atrevidamente y penetraba por entre el puerto del Muradal y el de Despeñaperros, hasta colocarse á espaldas de los puestos y trincheras españolas. Con noticia de esto el mariscal Mortier abordó de frente la calzada de Despeñaperros, donde estaban las cortaduras y las minas; algunas de estas reventaron, pero hicieron poco estrago y no obstruyeron el camino; de modo que avanzando los franceses con resolucion, y huyendo los nuestros de cumbre en cumbre, dejaron en poder de aquellos 15 cañones y bastantes prisioneros. En la tarde del 20 todo el ejército francés habia franqueado aquellos desfiladeros formidables que se miraban como el inespugnable murallon que resguardaba la Andalucía. Todo fué desolacion y lástima por parte de los nuestros. El general en gefe Areizaga, con algunos oficiales y grupos de soldados, no paró en su fuga hasta ponerse del otro lado del Guadalquivir. Las divisiones de Zerain y de Copons corrieron tambien: la de Vigodet, que durante algunas horas se habia resistido vigorosamente. en Venta Nueva y Venta Quemada, desordenóse por último y se desbandó, en términos que viéndose Vigodet casi solo, se encaminó á Jaen, donde encontró ya á Giron, á Lacy, y al mismo Areizaga, todos en situacion no menos congojosa que la suya. Castejon habia caido prisionero de Sebastiani, con bastantes soldados y oficiales. Los que se salvaron en la derecha de la Sierra y tiraron hacia Córdoba, no contemplándose ya зeguros ni all: ni aun en Sevilla, no pensaron en menos que en refugiarse dentro de los muros de Cádiz.

Triunfantes y sin obstáculo que los detuviera los franceses, avanzaron progresivamente á la Carolina, á Bailen y á Andújar, sitios memorables, donde hacia año y medio habian recogido los nuestros tantos laureles que las desventuras de este dia marchitaron, ya que secarse no pudieran nunca. Sucesivamente se fueron reuniendo José y sus generales en Andújar, desde cuyo punto

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