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«dad dispensa y recomienda lo mismo que en otras circunstancias no deberia «ejecutarse..... (1).» Concluia la consulta pidiendo la libertad de la imprenta, como un medio conveniente á la defensa y felicidad de la nacion.

Ideas notables, y en verdad bien estrañas en boca de una corporacion que pocos meses hacía se habia mostrado hasta desafecta á la celebracion de Córtes, y que en su famosa consulta de 4 de febrero pidió, y lo consiguió, que en la fórmula del juramento de los regentes se suprimiera lo que se refería á la convocatoria, diciendo que no se tratára de Córtes mientras no mudára mucho el estado de la nacion. Pero cualquiera que fuese la causa de esta novedad en las opiniones del Consejo, sus últimos deseos se vieron cumplidos, puesto que al tiempo de poner los ministros sus rúbricas en la consulta (19 de junio), se encontraron con un decreto de la Regencia, convocando las Córtes del reino para el próximo mes de agosto.

Dado cuenta de este interesante episodio político, cúmplenos ahora volver á las operaciones militares que dejamos pendientes.

(4) Consulta del Consejo de 17 de junio.

CAPITULO XI.

PORTUGAL.-MASSENA Y WELLINGTON.

LA GUERRA EN TODA ESPAÑA.

SITUACION DEL REY JOSÉ.

1810.

(Junio á fin de diciembre.)

Fuerza militar francesa que habia en España, y su distribucion.-Preparativos para la sa→ mosa espedicion á Portugal.-Sitio de Ciudad-Rodrigo.-Capitulacion y entrega de la plaza.-Abandono en que la dejaron los ingleses.-Proclama de Massena á los portugue. ses desde Ciudad-Rodrigo.-Sitio y toma de Almeida. – Desaliento de los ingleses y firmeza de Wellington.-Las franceses en Viseo.-Ataque y derrota de éstos en la montaña de Busacó. Retirase Wellington á las famosas lineas de Torres-Vedras.-Descripcion de estas posiciones.-Detiénese Massena.-Fuerza y recursos respectivos de ambos ejércitos.-Impasibilidad de Wellington.-El francés bostigado por todas partes.-Mision del general Foy á París.-Auxilios al ejército francés. -Sucesos de Extremadura, del Conlado de Niebla y del Campo de Gibraltar.-Espediciones de Lacy.—Estado del bloqueo de la Isla.-El general Blake en Murcia.-Invade este reino el general Sebastiani.— Retirase escarmentado.-Action de Baza, desgraciada para los españoles.-Sucesos de Valencia.-Desmanes del general Caro.-Es reemplazado por Bassecourt.-Aragon y Cataluña. - Célebre sitio de Tortosa.-Operaciones de los generales franceses Macdo. nald, Suchet, Habert y Leval, -id. de los españoles O'Donnell, Campoverde y otros.Audaz y hábil maniobra de O'Donnell sobre La Biscal.-Dificultades del sitio de Tortosa.-Movilidad y servicios de Villacampa.-Como fué llevada la artillería francesa por el Ebro.- Ataque terrible de la plaza.-Capitula la guarnicion.-Organizacion y servicios de las guerrillas en to la España,-Revista de los principales guerrilleros que se movian en cada provincia y en cada comarca del reino.-Disgustosa y desesperada situacion del rey José, y sus causas.

A más de 300.000 hombres hacen subir los escritores españoles las fuerzas que tenia Napoleon en España en junio de 1810: á 270.000 las

reducen los historiadores franceses que quieren ser tenidos por mas imparciales (1). «Con tan considerables fuerzas, dice uno de éstos (y éranlo en verdad, aun suponiendo que no escedieran de la última cifra), lisonjeábase el emperador de someter fácilmente las plazas de Cádiz y de Badajoz, y de arrojar el ejército inglés de Portugal, creyendo poder dispensarse ya de disimular mas tiempo sus proyectos sobre la España. La espedicion á Portugal era sin duda el pensamiento que preocupaba más á Napoleon, la empresa en que habia mostrado mas interés, y de la que más se prometia. Como principio de ella, y para no dejar aquel padrastro á la espalda, era menester apoderarse de la plaza española de Ciudad-Rodrigo, fronteriza de aquel reino, cuyo sitio dejamos pendiente en el anterior capítulo, defen diéndose heróicamente los sitiados. Muchos fueron sus actos de heroismo.

El 25 de junio comenzaron el ataque general los cañones, obuses y mor teros de las siete baterías enemigas, y el 26 batieron en brecha, y derribaron el torreon llamado del Rey. El 28, habiendo llegado ya á su campo el mariscal Massena, intimó Ney á su nombre la rendicion de la plaza. «Des«pues de 49 años que llevo de servicios, contestó serenamente el bravo «gobernador Herrasti, conozco las leyes de la guerra y mis deberes milita«res..... Ciudad-Rodrigo no se halla en estado de capitular.» Soldados, hombres y mugeres de la poblacion participaban del espíritu de aquel denodado gefe; ayudábanle gustosos en todo, y nuestros artilleros, dirigidos por el brigadier don Francisco Ruiz Gomez, hacian en los enemigos grande estrago. No contento Massena con las obras de ataque de Ney, dedicóse activamente á mejorarlas. El 3 de julio, despues de porfiadas acometidas, ocuparon los franceses el arral al de San Francisco, aunque volviendo luego los nuestros sorprendieron en él al enemigo y le mataron mucha gente. Con esto se enardecian más cada dia; pero redoblando tambien su fuego las baterías francesas, el 8 abrieron una brecha hasta de 20 tocsas en la mura la alta. Esperando habian estado siempre los nuestros el socorro del ejército in

(1) Estaban distribuidas de la manera si- not; general en gefe, Massena; fuerza, guiente: ejército del Mediodía, en Andalu- 64.000:-Estremadura, 5.o cuerpo, mariscal cía, los cuerpos 1.o y 4.o; mariscales Victor y Mortier; no consta su fuerza:-Astúrias y Sebastiani; general en gefe el duque de Dal Santander, general Bonnet; 13.000 hommacia; fuerza, 55.000 hombres:-ejército de bres.-Valladolid, Palencia y Toro, general Cataluña, 7.o cuerpo, mariscal Macdonald, Kellermann; 16.000:-Burgos, general Dorduque de Tarento; fuerza, 36.500:-ejército senne; 10.500:-Vizcaya, general Thou vede Aragon, 3.er cuerpo, mariscal Suchet; not; 10.000:-Navarra, general Dufour; 7.000: fuerza, 27.000:-ejército del Centro, Castilla Camino de Valladolid, tropas de refresco la Nueva, general en gefe el rey José; fue que entraron de Francia, 9.o cuerpo; geneza, 19.000:-ejército de Portugal, cuerpos ral conde de Erion; 12.000. 2.o 6.o y 8.o; mariscales, Reynier, Ney, Ju

glés, que tan cerca se hallaba, no comprendiendo cómo pudiera faltarles; mas no solo les faltó, sino que se supo con admiracion y asombro que se alejaban en vez de aproximarse (1). Entonces de conformidad el gobernador y las demas autoridades resolvieron capitular (40 de julio).

Invitado fué el gobernador Herrasti por el mariscal Ney á pasar á su campo para tratar de la capitulacion, y asi lo hizo. Elogios recibió el veterano español, y bien los merecia, del mariscal francés, por su buena defensa, anticipóse éste á ofrecer cond.ciones honro-as quedando la guarnicion prisionera de guerra, y asi lo cumplió. Solo fué cruel con los individuos de la junta, á quienes con ignominia condujeron á pié hasta Salamanca, trasportándolos á Francia después. Tambien el duque de Rivoli (Massena) en su parte hizo el debido honor á aquella defensa, diciendo: «No hay idea del estado á que «está reducida la plaza de Ciudad -Rodrigo: todo yace por tierra y destruido; «ni una sola casa ha quedado intacta.» Compréndese el disgusto y enojo de los españoles por el comportamiento de lord Wellington, á quien ni los ruegos de los defensores y autoridades de Cudad-Rodrigo, ni los del gobierno, ni los del marquès de la Romana que á propósito desde Badajoz pasó en persona á su cuartel general, lograron persuadir á que se moviera en socorro - de la plaza. Se entiende que el resentimiento de semejante abandono impulsára å hombres como don Martin de la Carrera á unirse al marqués de la Romana separándose desde entonces del ejército aliado, y no queriendo servir ya en él. Concedemos que Wellington tuviera motivos razonables para huir de aventurar una batalla con el ejército francés, superior entonces al suyo; mas si prudente fué acaso su inmovilidad como general del ejército británico, dudamos que tál prudencia fuera tan compatible con sus deberes y compromi30s como aliado de España, que bastára á sincerarle y absolverle por completo de las censuras que de su conducta se hicieron en aquella ocasion.

Conveníale al francés no dejar estorbos por aquella parte á la espalda del reino lusitano. A este fin destacó algunas fuerzas para ahuyentar al general Mahy, que desde el Vierzo habia avanzado á Astorga y la tenia estrechada: otras se encargaron de arrojar de Alcañices al partidario Echevarría, que so defendió brava y tenazmente, bien que perdiendo en su retirada bastante gente acuchillada por la caballería francesa; y á otro general, en fin, se le encomendó apoderarse de la Puebla de Sanabria, pequeña y débilmente fortificada villa que ocupaba con alguna tropa don Francisco Taboada y Gil, el cual

(1) A los pocos dias se leian en el Moni tor de Paris estas frases: «Los clamores de los habitantes de Ciudad-Rodrigo se oian «en el campo de los ingleses, seis leguas

distante, pero estos se mantuvieron sor«dos — Las palabras llevaban la intencion que se deja comprender, pero eran verdad.

por lo mismo la desamparo fácilmente. Pero poco después fué recuperada por los españoles, haciendo prisionera la guarnicion, y para tomar definitivamente posesion de ella costó á los franceses enviar otra vez en agosto una division de cerca de 6.000 hombres.

Desde Ciudad-Rodrigo do Massena una proclama á los portugueses, diciendo entre otras cosas, que se hallaba al frente de 100,000 hombres; cómputo acaso mas modesto que exagerado, si se contaba no solo la gente que á la sazon tenia consigo, sino la que le obedecia en Astúrias, en Leon, en Castilla y en Extremadura, y aun los 20.000 guardias jóvenes que Napoleon habia ofrecido seguirían al 9.0 cuerpo para cubrirle la espalda. Menos exactos nos parecen algunos escritores franceses en la fuerza que atribuyen al ejército anglo-lusitano, pues suponen constaba de 30.000 ingleses y 40.000 portugueses disciplinados, sin contar las milicias organizadas y las partidas sueltas. No era ciertamente la fuerza numérica la principal dificultad que tenía que vencer el ejército invasor: era lo quebrado y accidentado del terreno, lleno de ásperas montañas y de profundos valles, con poquísimos caminos practicables para el arrastre de la artillería: era la falta de víveres en un pais poco abundante, y en que las poblaciones tenian órden de la Regencia para abandonar bajo pena de la vida sus moradas á la aproximacion de los franceses y para llevar consigo ó destruir todo género de subsistencias. Tampoco le favorecía la especie de rivalidad, ó al menos poca concordia que habia entre el principe de Essling y el duque de Elchingen (Massena y Ney), ambos de carácter indomable, no muy conformes en pareceres, hecho á mandar el uno, poco acostumbrado á obedecer el otro, y de los cuales cada uno tenia sus apasionados y detractores.

La segunda plaza que Massena habia de tomar segun instruccion espresa de Napoleon era la de Almeida. Once baterías con sesenta y cinco bocas de fuego plantaron contra ella los franceses (del 45 al 20 de agosto). Sin embargo, la plaza estaba bien fortificada y municionada; con muy vivo cañoneo contestaban tambien los sitiados, y elementos habia para esperar que se defendiera mas tiempo que Ciudad Rodrigo. Mas hizo la fatalidad que al anochecer del 26 (agosto) una bomba arrojada por los sitiadores incendiára los almacenes de pólvora del castillo antiguo situado en medio de la ciudad, y volándose con horroroso estruendo, con la esplosion se desmontaron los cañones, se aportillaron los muros, se arruinaron ó resintieron casi todas las casas, y hasta quinientas personas perecieron bajo sus escombros. Aprove charon los franceses el estupor producido por aquel horrible desastre para intimar la rendicion, hubo dentro además un mótin acaudillado por un oficial portugués, y el gobernador tuvo que entregarse quedando prisionera de guer

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