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el de Cortes, y compuestas solamente de eclesiásti Cos y barones ó de las dos clases de nobleza y cléro, recibieron nueva organizacion y mejoras considerables. El pueblo, porcion la mas útil y numerosa de la sociedad civil y á cuyo bien todo debe estar subordinado: el pueblo, cuerpo esencial y el mas respetable de la monarquía, de la cual los otros no son mas que unas dependencias y partes accesorias : el pueblo, que realmente es la nación misma y en quien reside la autoridad soberana, fue llamado al augusto congreso, adquirió el derecho de voz y voto en las cortes de que habia estado privado, tuvo parte en las deliberaciones, y solo él formaba la representacion nacional: revolucion política que produjo los mas felices resultados y preparó la regeneracion de la monarquía. Castilla comenzó en cierta manera á ser nacion y á ocupar un lugar muy señalado entre las mas cultas y civilizadas.

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84. Porque los ilustres varones diputados por los concejos, ciudades y pueblos para llevar su voz en las cortes correspondiendo á la confianza de sus comitentes, y animados de celo por el bien público, siempre cuidaron procurarle. Superiores á sí mismos y á todas las pasiones llenaron los deberes de padres de la patria, de defensores de los derechos del hombre y del ciudadano y de los intereses de la sociedad. Respetaron á los monarcas, protegieron sus prerogativas, ensalzaron la autoridad Real abatida é insultada por el orgullo é insolencia de los poderosos sin olvidarse de reprender los vicios de los Príncipes, de enfrenar sus demasías y de oponer una barrera contra las irrupciones de la arbitrariedad. i

85. La primera diligencia fue arrancar de raiz *los males envejecidos que los pasados siglos de barbarie y de ignorancia, de opresion y de injusticia habian introducido en la sociedad. Los representantes de las comunidades emprendieron guerra abierta

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contra el despotismo aristocrático y contra todos los opresores de la libertad del pueblo, moderaron su osadía, contuvieron el ímpetu de sus ambiciosas é interesadas empresas, mostraron la injusticia de sus pretensiones, la exorbitancia de sus privilegios, la demasía é ilegitimidad de sus adquisiciones y cuanto pugnan con el órden social, con la prosperidad del estado y con la libertad de los pueblos. Declamaron con heroica firmeza contra los escandalosos excesos del clero y de las corporaciones eclesiásticas, contra los abusos de su autoridad, contra su conducta inquieta y turbulenta, contra sus usurpaciones monstruosas, contra la multiplicidad de los frailes, contra sus máxi más interesadas y politica mundana y supersticiosa. 86. Si los padres de la patria no consiguieron desterrar todos los abusos remediaron muchos males é hicieron cuanto se pudo en beneficio de la humanidad. Pedir en aquellos tiempos una reforma completa y que las cortes triunfasen de los enemigos del bien comun sería pedir un imposible. Las cortes hallaron obstáculos invencibles en las grandes pasiones de muchos hombres unidos en cuerpos poderosos y formidables, interesados en una misma causa, apoyados en la fuerza irresistible de la costumbre, en sus conexiones y riquezas, en el crédito de su estado, en la reputacion de su virtud verdadera ó simulada, en falsas y absurdas opiniones religiosas propagadas con singular artificio bajo apariencia de verdad, en su preponderante influjo en el gobierno y sobre las conciencias, en la debilidad de los Principes, en la supersticion de los poderosos y en la credulidad, sencillez y falsa devocion de los fieles. ¿Cómo nuestros mayores habian de conseguir vencer estos monstruos, cuando nosotros en la épcca de los progresos de la filosofia y de la política, en 'dias de tantas luces, de tantos desengaños, de tantos egemplos de las naciones sabias, no hemos podi

do consumar esta obra? No es así que todavía se encuentran en nuestro suelo para deshonra y descré→ dito de la nacion y del gobierno vestigios de aque llos desórdenes y raices profundas que aun hoy influyen eficazmente sobre nuestra fortuna, sobre nues tra comodidad y sobre nuestra existencia?

87. La providencia de las cortes se extendia á todas las necesidades públicas, á todos los ramos del gobierno civil y político, á todos los objetos intere santes al estado: nada se ocultaba á su prevision y vigilancia: nada habia en que su celo no pusiese la mano. Asentaron las bases y sólidos principios sobre que debia girar el egercicio del poder judicial. Establecieron reglas fijas para precaver la arbitrariedad y uniformar el curso y método de los procedimientos judiciales. Deslindaron las facultades de los jueces y magistrados: organizaron los juzgados inferiores y los supremos tribunales de la corte y el consejo de los Reyes. Levantaron el edificio de la legislacion española y publicaron sucesivamente y se→ gun lo exigian las circunstancias esas leyes que aun viven en nuestros dias y á falta de otras mejores forman todavía el código nacional.

88. Con ellas y con sus sabias providencias económicas y gubernativas lograron mejorar las cost tumbres y la moral pública y privada, desterrar de la sociedad los miembros inútiles, los ociosos, vagamundos y holgazanes, peste de la república; intimi¬ dar á los facinerosos y perturbadores del órden social y asegurar la tranquildad interior y la libertad del ciudadano; promover la aplicación y la industria; fomentar la agricultura; multiplicar la poblacion; alentar el tráfico y comercio interior y con él las riquezas del estado. La constancia con que los representantes de la nacion sostuvieron los derechos, propiedades y recursos de los pueblos y las sabias ordenanzas que publicaron para su gobierno municipal

convirtieron muchas villas, asiento en otro tiempo de la tiranía y de la pobreza, en repúblicas poderosas y florecientes. Las cortes crearon en cierta manera esas populosas ciudades de Castilla, esas ricas plazas de comercio tan célebres en Europa, de cuya gloria y prosperidad apenas ha quedado mas que una vana sombra.

89. Las cortes no solamente labraron los fundamentos de la gloria y felicidad de la república, tambien su política, prudencia y sabiduría se extendió á consolidar el grandioso edificio que habian levantado y á sostenerle tantas veces como se vió combatido de furiosas tempestades y expuesto á los mayores riesgos y peligros. El augusto congreso nacional fue en todas ocasiones el puerto de refugio y de seguridad donde se guareció la nave de Castilla. ¿Quien salvó la patria en los calamitosos tiempos de los interregnos, de las vacantes del trono y de la minoridad de los Reyes? Las cortes. ¿Quién apaciguó las borrascas y violentos torbellinos excitados frecuentemente en Castilla por la ambicion de los poderosos que aspiraban al imperio y al mando ? Las cortes. ¿Quién extinguió las discordias, facciones y parcialidades ó sosegó las convulsiones interiores, las asonadas é insurrecciones ó apagó el fuego de las guer ras civiles que no pocas veces condujeron la nacion al borde del precipicio? Las cortes. ¿Quién dirigió la república y llevó las riendas del gobierno cuando el supremo magistrado no tenia talentos ni manos para manejarlas como sucedió en los desgraciados reinados de los ineptos y estúpidos Príncipes Fernan do IV, Juan II y Enrique IV? Las cortes. A las cortes se debe todo el bien, la conservacion del estado, la existencia política de la monarquía y la independencia y libertad nacional. En fin las cortes sembra→ ron las semillas y prepararon la cosecha de los abun dantes y sazonados frutos recogidos y allegados por

las robustas y laboriosas manos de los insignes Prín cipes don Fernando y doña Isabel, que tuvieron la gloria de elevar la monarquía española al punto de su mayor esplendor y engrandecimiento.

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90. Si los Príncipes de la dinastía austriaca que extinguida la casa de Castilla fueron llamados por la ley de sucesion á ocupar el solio de España, hubieran imitado la conducta de los Reyes Católicos, seguido sus pasos, corregido los defectos de su gobierno; introducido las convenientes reformas y dado muestras de amor á la nacion y de respeto á la constitucion y á las leyes, ¿cuál sería la situacion política de la monarquía, su influjo, su crédito y reputacion en todos los estados y sociedades de Europa? Mas aquellos Príncipes extrangeros desde luego que vinieron á España desentendiéndose de las obligaciones mas sagradas, sin miramiento á las constumbres, á la constitucion ni á las leyes del pais, solo trataron de disfru tar este patrimonio, de esquilmar esta heredad, de disipar sus riquezas, de prodigar los bienes y la san gre de los ciudadanos en guerras destructoras que nada importaban á la nacion ni por sus motivos ni por sus consecuencias. Imbuidos en todas las máximas del despotismo deseaban establecerle por base de su gobierno, para lo cual fue necesario deprimir la libertad nacional, chocar con la constitucion y decla rar guerra á las cortes, abatir su autoridad, apocar su influjo, entorpecer sus operaciones, y desacreditándolas preparar su destruccion.

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209f.Ya en el siglo xv reinando en Francia Luis XL se miraban las asambleas nacionales como peligrosas y contrarias á la autoridad regia. Habiendo determinado aquel monarca hacer guerra al duque de Borgoña, y destruir este Príncipe, si pudiese, quiso acreditar su conducta y justificar sus procedimientos ó por lo menos aparentar que no le movian otros vegechugolla y cobigoo01 201 colosse y a

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