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de los frailes franciscanos, que, según Cobo, distaba de las últimas casas como doscientos pasos. Se fundaba en 1615 la iglesia de las Cabezas; y el conventillo y capilla de Guía, en 1619. Empezaron en 1620 los agustinos, la fábrica de su convento de recoletos, hoy San Francisco de Paula el Nuevo "en una huerta de la otra banda del río, distante de la plaza principal de esta ciudad más de un cuarto de legua y de las últimas casas del barrio de San Lázaro como doscientos pasos", según el tantas veces citado padre Cobo. Y se fabricó, aún, más allá, la iglesia de Nuestra Señora del Socorro (hoy San Francisco de Paula el viejo) (22). A tanto llegaría el desarrollo de ese barrio, que en 1626 era erigido en parroquia con todas las preeminencias anexas a este rango.

Mandado hacer en 1614, por el virrey marqués de Montesclaros, el censo de Lima, dió como resultado:

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Curioso censo que arroja, sobre un total de 26,441 habitantes:, 10 % de clérigos, canónigos, frailes y monjas (23).

Por aquella misma época, se fundaba en Lima el primer teatro

(22). Fuentes dice, refiriéndose a los franciscanos: Los primeros padres de esta orden que llegaron a la capital fundaron en la calle de la Portada del Callao una ermita en la cual permanecieron hasta el año de 1711 en que tomaron a su cargo la antigua iglesia y convento de Nuestra Señora del Socorro, situados en la calle de Malambo, y que estaban confiados al cuidado de una beatas tituladas del Corazón de Jesús.

(23). — Montesinos. "Anales del Perú" edición Maúrtua, pág. 197. Mendiburu dice (Diccionario biog. tomo V pág. 492) que el empadronamiento de 1614 dió como resultado 25,454.

(24). El alcalde de casa y corte don Juan de Arévalo y Espinosa, hombre de posibles y buen gusto, verificó algunas rectificaciones en el plano de Lima, entre otras, la alineación de la calle que llevó su nombre (que después se llamó de la Puerta falsa del teatro) (25).

Principió en 1623 la fábrica del colegio máximo de San Pablo (hoy San Pedro), la que duró 15 años.

Hacia 1624 se inauguraba el monasterio de Santa Catalina, y dos años después el Convento de San Pedro Nolasco, en una huerta propiedad de la compañía de Jesús.

En 1626, los curas de la capital se presentaron al Arzobispo, pidiéndole que deslindara sus respectivas parroquias comprendiendo en ellas las tierras rurales vecinas. Y así se resolvió, "que la Catedral abarcara el barrio de Lurín arriba, hasta la chacra de Huachipa y Ñaña y desde dicho valle abajo hasta la Marlinda en el río de esta ciudad y todo el valle de Carabayllo hasta el de Quito; y desde la salida de Guadalupe hasta el valle de Surco, Pachacamac y la Magdalena, y desde el valle de Surco hasta el de Latil (26) por la mano izquierda que va hasta Cieneguilla, porque por la otra pertenecen a la parroquia de la Señora Santa Ana. A la parroquia de San Sebastián, desde esta ciudad hasta el puerto del Callao exclusivo, por la mano derecha linda el río; y a la parroquia del Señor San Marcelo, por términos, desde el dicho camino real del Callao por la mano izquierda, hasta el camino de Maranga inclusive. Y a la parroquia de la Señora Santa Ana, desde la salida de esta ciudad, que va hasta Santa Inés el río arriba, hasta el camino de Latil, que sale por esta ciudad por la calle del Cercado arriba y por la Huaquilla" (27).

El padre Cobo nos describe el estado que alcanzaba por esos tiempos el plano de Lima, en la siguiente forma:

(24). Fuentes relata así la fundación del primer teatro con que contó Lima: En el año 1601, Juan Gutiérrez Molina, administrador del hospital de San Andrés, consiguió que el virrey don Luis de Velásquez, prohibiese que en la ciudad y en cinco leguas en contorno, se representase comedias, volatines, ni otros espectáculos de esa clase, a no ser en coliscos de la propiedad del hospital y con licencias de sus mayordomos; ha biéndose confirmado esta resolución por el conde de Monte Rey y mereciendo la aprobación real. En consecuencia de este privilegio, el hospital dió en arrendamiento en 1604, a don Alonso de Avila y su esposa María del Castillo, un sitio para las representaciones, trasladándose en 1606, la casa de comedias, a la de doña Ana de Rivera, próxima al convento de Santo Domingo, aumentando la pensión que aquellos pagaban al hospital. Varióse aún por dos veces el local del coliseo, hasta que en el año 1612 compró el hospital en 154,000 pesos las casas de don Miguel Berrio Manrique, situadas en la calle de San Agustín, llamada de las "Comedias viejas”.

(25). - Don Juan de Arévalo fué tres veces alcalde: en 1615 con el general don Fernando de Córdova; en 1517 con don Diego Carbajal; y en 1621 con don José de la Rivera y Avalos.

(26). Latil, Late, Ate o Latil, según Córdova y Urrutia.

(27). Demografía de Clavero, pág. 32.

"No todas las cuadras de la primera planta se han edificado y poblado, porque lo que se dieron de ancho por partes, apenas tienen la mitad y las otras se han desbaratado, y en lo que de nuevo se ha ido acrecentando no se ha guardado tanta igualdad que no esté la ciudad por unas partes más ancha que por otras, y tengan cuadras desiguales, algunas calles torcidas y otras sin salida; verdad que este desorden no cae en lo principal de la ciudad, que es más de un cuarto de legua en cuarto, sino en lo que no ha mucho tiempo eran arrabales y a donde no se pensó llegaran jamás las casas de vecinos, y a esa causa y por ser ranchos viles de indios y gentes de servicio, los que se comenzaron a edificar en los tales sitios, no se tuvo al principio tanta cuenta con que fuesen concertados, a los cuales después acá han ido sucediendo muy buenos edificios de españoles”.

Cita como principales calles: "La que va a la Merced o de los Mercaderes; la de las Mantas, que va al hospital del Espíritu Santo; la que va a dar al convento de la Encarnación o de los Ropavejeros; y la que va a dar a la Concepción".

Y nos relata lo siguiente:

"De pocos años a esta parte (1629), se han labrado en ambas orillas del río unos fuertes reparos de cantería, en que he visto gastar más de cien mil ducados; porque se había arrimado su corriente, tan a prisa el convento de San Francisco, que no quedaba ya entre la pared y la huerta y la barranca del río, más que un estrecho de dos o tres pasos. Cobróse con este reparo tanto lugar de la madre del río, que en él se ha edificado una hilera de casas, entre la cual y el sobredicho convento ha quedado una calle tan ancha como las demás" (28).

También nos dice el padre Cobo, que el año 1629 en que escribió su "Historia de la fundación de Lima", en las 4,000 casas que por entonces habían edificado en Lima se contaban de 5 a 6 mil vecinos españoles, que en los entrantes y salientes serán hasta 25,000 almas; 30,000 negros esclavos de todos sexos y edades, de los cuales la mitad, poco más o menos, residen lo más del tiempo en las chacras y heredades de este valle; y hasta 5,000 indios, así mismo, de todas edades con las que vienen a ser 60,000 personas de toda suerte de gente las que habitan esta capital"; cálculo sin duda alguna exagerado.

Larga es la lista de las fundaciones religiosas de esos tiempos.

(28). La llamada hasta hoy Barranca o Viterbo, jirón Amazonas.

En 1630 la capilla de los Desamparados; (29) en 1635 la iglesia del Baratillo; en 1640 la del Prado; y en 1645 la de Santa Teresa.

Por todas partes se extendía el espiritu de la época, en forma de iglesias o monasterios. Pero también se erigian otros edificios públicos, como el colegio de Santo Tomás (1645), para la enseñanza de filosofía; y el hospital del padre Vadillo (1646) para negros esclavos, en la calle de la Barranca, que después se trasladó a San Bartolomé.

En 1680 se fundaba el beaterio de Santa Rosa de Viterbo; en 1681, el conventillo o capilla de Cocharcas (30), en 1681, el monasterio de Trinitarias; en 1684, la capilla de Nazarenas; en 1686, el monasterio de Santa Teresa; en 1688, el beaterio del Patrocinio; y en 1691 el de Copacabana.

Pero a Lima, la hermosa capital prenda asaz codiciada por aquella época, la habían hecho objeto de sus siniestras visitas esos célebres piratas llamados Francisco Drake, Jacobo Mon, Jorge Filgueiro, Guillermo Scorten, Jacobo Maure y Jacobo Fermin, que recorrieron en son de guerra las costas del mar Pacífico de 1572 a 1643. Para ponerla a cubierto de nuevas tropelías, don Melchor de Navarra y Rocaful, virrey de estos reinos del Perú de 1681 a 1689, concibió el proyecto de amurallarla sólidamente en toda la extensión de su perímetro, idea que ya había tenido antes el capitán Ferruche, que escribió en 1625 "un discurso sobre amurallar la ciudad de Lima", que no fué publicado. (31)

Pensó Navarra lo primero, como era natural, arbitrarse los medios que obra de tamaña entidad demandaba; solicitó el concurso de instituciones y vecinos; y hubo de vencer, de seguida, la serie y firme oposición que algunos propietarios de las vecindades de la ciudad opusieron a sus planes. Pero puestos al servicio del laudable propósito todos los recursos de su voluntad entera y firme, y usando sagacidad no exenta de energía, logró por fin vencer todas las resisten(29) La capilla de Desamparados la edificó en 1630 don Bartolom Calafre, con permiso del virrey conde Chinchón,

Mendiburu afirma que la casa de Aliaga tuvo dominio sobre el sitio que ocupó la iglesia y plazuela de Desamparados, pues, en 1617, gobernando el virrey príncipe de Esquilache, tenía allí en esa casa un molino de su propiedad.

Pero al hablar de Calafre y de la fábrica de la capilla que llevó a cabo, dice que en 1630, el sitio que esa capilla ocupó era la plazuela que se extendía desde el puente hasta el rastro, donde estaba el rollo para azotar a los delincuentes y servía para las pruebas de la artillería.

El fanático virrey conde de Lemos dió mayor impulso a la capilla de Desamparados, y ordenó que a su muerte se depositara en ella su corazón.

(30). Fué edificada esa capilla en sitio fronterizo al que hoy ocupa; pero habiendo sido destruída por un terremoto, se le trasladó a éste.

(31). Mendiburu, artículo Ferruche.

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Grabado del plano de la Ciudad de Lima y sus fortificaciones, remitido por el Virrey del Perú, a su Majestad el Rey de España. Lo delineó de la Palata. y grabó Fray Pedro Nolasco, Comendador de la orden de la Merced, en el año de 1685. Por finales de año, como consta de comunicación del Duque

(Colección del historiador nacional R. P. Rubén Vargas S. J.)

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