Viage de España, ...

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Viuda de Ibarra, 1787
 

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Pasajes populares

Página 109 - ¡oh fuerza del ejemplo portentosa!, mi corazón palpita, en mi cabeza se erizan los cabellos, se estremecen mis carnes, y discurre por mis nervios un súbito rigor que los embarga...
Página 108 - Dios por medio de la santa contemplación, le goza ya en la tierra, y retirado en su tranquilo albergue observa reflexivo los milagros de la naturaleza, sin que nunca turben el susto ni el dolor su pecho.
Página 110 - ... mi morada, donde ni hallo el ansiado reposo, ni recobran la suspirada calma mis sentidos. Lleno de congojosos pensamientos paso la triste y perezosa noche en molesta vigilia, sin que llegue a mis ojos el sueño, ni interrumpan sus regalados bálsamos mi pena. Vuelve por fin con la risueña aurora la luz aborrecida, y en pos de ella el claro día a publicar mi llanto y dar nueva materia al dolor mío.
Página 105 - Rodeado de frondosos y altos montes se extiende un valle, que de mil delicias con sabia mano ornó naturaleza. Pártele en dos mitades, despeñado de las vecinas rocas, el Lozoya, por su pesca famoso y dulces aguas.
Página 110 - De aviso tal al golpe confundido, con paso vacilante voy cruzando los pavorosos tránsitos, y llego por fin a mi morada, donde ni hallo el ansiado reposo, ni recobran la suspirada calma mis sentidos. Lleno de congojosos pensamientos, paso la triste y perezosa noche en molesta vigilia, sin que llegue a mis ojos el sueño, ni interrumpan sus regalados bálsamos mi pena.
Página 104 - ¡Ay del triste en cuyo oído suena con espanto, por esta oculta soledad rompiendo, de su señor el imperioso grito! Busco en estas moradas silenciosas el reposo y la paz que aquí se esconden, y sólo encuentro la inquietud funesta que mis sentidos y razón conturba.
Página 104 - Así también del mundanal tumulto lejos, y en estos montes guarecido, alguna vez gozara del reposo, que hoy desterrado de su pecho vive. Mas, ¡ay de aquel que hasta en el santo asilo de la virtud arrastra la cadena, la pesada cadena con que el mundo oprime a sus esclavos!
Página 109 - ¡Oh quién, del alto y proceloso mar del mundo huyendo a vuestra eterna calma, aquí seguro, vivir pudiera siempre y escondido! Tales cosas revuelvo en mi memoria, en esta triste soledad sumido. Llega en tanto la noche, y con su manto cobija el ancho mundo. Vuelvo entonces a los medrosos claustros. De una escasa luz el distante y pálido reflejo guía por ellos mis inciertos pasos, y en medio del horror y del silencio, ¡oh fuerza del ejemplo portentosa!
Página 103 - OVIDIO DESDE el oculto y venerable asilo do la virtud austera y penitente vive ignorada y, del liviano mundo huida, en santa soledad se esconde, el triste Fabio al venturoso Anfriso salud en versos flébiles envía. Salud le envía...
Página 106 - Del claro río sobre el verde margen crecen frondosos álamos, que al cielo ya erguidos alzan las plateadas copas, o ya sobre las aguas encorvados en mil figuras, miran con asombro su forma en los cristales retratada.

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