Imágenes de páginas
PDF
EPUB

A mis Paisanos.

Honrad
Conrado por el Señor Don Pascual Madoz con el par-

ticular encargo de adquirir datos y noticias relativas à Valladolid para dar principio á su grande obra del Diccionario geográfico-histórico-estadístico de España y Ultramar, llegué à reunir un considerable número de interesantes y curiosos documentos, mayor que el que debia contener una obra de aquel género. Semejantes adquisiciones, me hicieron concebir el pensamiento de escribir la Historia de esta ilustre poblacion; y aun cuando desde luego comprendí lo arduo y dificil de la empresa y la debilidad de mis fuerzas para llevarla á cabo; alentado sin embargo por algunos amigos, y animado de los mejores deseos, me lancé en la arena lleno de desconfianza, publicando las primeras entregas. El interés con que estas fueron leidas, hizo que redoblara mis esfuerzos, y hoy, despues de algunos años de un asiduo y constante trabajo, tengo el placer de presentar á mis paisanos concluida la primera parte. Vana presuncion seria por cierto la mia, si intentase persuadir que esta Historia es lo mejor que pueda haberse escrito en su género; pues lo grandioso y elevado de su objeto, era digno mas bien de las delicadas plumas de Tito Livio y Quintiliano, que de la mia, falta en un todo de aquella facilidad y fuerza de expresion que distinguió á tan celebrados escritores. Mas si la exactitud en la narracion de los su

cesos es el príncipal caracter de la Historia, desde ahora puedo asegurar que esta reune tan apreciable circunstancia. Aun cuando algunos defectos se advierten en ella, espero se me disimularán, en razon á que por mi destino me he visto precisado á permanecer á larga distancia de Valladolid, y por consiguiente en la imposibilidad de corregirles. Me he propuesto, para el mejor órden de la obra, dividirla en tres partes, comprendiendo en la primera todos los acontecimientos que han tenido lugar en Valladolid desde su mas remota antigüedad hasta la muerte de Fernando VII; en la segunda la Historia eclesiástica, ó sea el origen de su Santa Iglesia, sus concilios y fundaciones monásticas, y finalmente en la tercera, las biografías de los varones ilustres y eminentes en santidad y virtud, en las ciencias, en las artes y en las armas que ha tenido Valladolid. Si esta obra llegara á merecer la aprobacion de mis paisanos, para quien particularmente está escrita, quedarian recompensadas con usura mis tareas, y habria conseguido complacerles, que es uno de los objetos que se ha propuesto en su publicacion

M S. V

PRIMERA PARTE.

CAPITULO PRIMERO.

Investigacion histórica sobre el origen de Valladolid.

Graves é insuperables parecen á la verdad las dificultades

que se presentan al investigar el orígen y primitiva fundacion de los pueblos: la rudeza y comun ignorancia que en tan remotos tiempos tenia sumergida la Europa, y aun el mundo todo: las revoluciones y sangrientas guerras de que por siglos enteros han sido victimas la mayor parte de los habitantes del Globo, nos han privado de datos y documentos que trazándonos un camino cierto y seguro, nos condujera á esclarecer lo que la distancia de tan lejanas edades tiene envuelto en una densa é impenetrable oscuridad. Mas si prescindiendo de esta falta de datos volvemos la vista á los historiadores para averiguar la certeza de los hechos, ballamos por desgracia reproducidas en sus escritos fábulas ridículas y desfiguradas tradiciones, que formando un intrincado laberinto dificultan de todo punto la verdad. Inutilizados por esta razon los esfuerzos del enten

dimiento humano, solo existe un medio susceptible de evitar tan peligroso caos, tal es, el exámen y cotejo detenido de las obras de los antiguos y modernos escritores, juzgando con severa y acertada crítica los sucesos que refieren sus enmarañadas historias. Trabajo tan pesado es este y de tan dificil egecucion que pudiera arredrar desde luego al mas decidido y laborioso investigador, pero de imprescindible necesidad, si se han de llenar las circunstancias de precision y exactitud que son el carácter distintivo de la historia.

Si tantos son, generalmente hablando, los obstáculos que se oponen al conocimiento de la antigüedad de los pueblos, contrayéndonos á la Ciudad de Valladolid, se aumentan mas y mas por la falta absoluta de datos que de su fundacion se tienen, y si bien algunos historiadores modernos la han dado una asombrosa antigüedad con el nombre de Pincia, apoyándose en el dicho del geógrafo Tholomeo, esto se ha hecho con poco juicio, á nuestro entender, pero como esta equivocada opinion ha tenido y aun tiene hoy dia muchos apasionados, nos vemos en la precision de recorrer, aunque con la posible brevedad, las principales épocas de nuestra historia, y quedaremos justificado de un modo cierto y positivo que la Ciudad de Valladolid no fue conocida con este nombre hasta la última mitad del siglo XI.

ESPAÑA ROMANA.

La destruccion de la Ciudad de Sagunto por las tropas del valeroso Anibal, fué, digámoslo asi, el grito de guerra que lanzó sobre nuestras costas las armadas poderosas de

la ambiciosa Roma. Esta república sobradamente recelosa del engrandecimiento que las armas de Cartago adquirieran de dia en dia en la Península, como tambien de las inmensas riquezas que estos africanos trasportaban de nuestro suelo, buscaba con avidez, ya hacia tiempo, un motivo ó pretexto bastante para llevar á cabo su proyecto de conquistar la España. ¡La destruccion de tan heróica Ciudad vino á poner bien pronto en sus manos lo que con tanta ansia anhelaban! No tardaron los Romanos en dar principio á su sangrienta dominacion; destruidos los numerosos ejércitos africanos que sostuvieran con empeño el terreno en cuya posesion estaban, consiguieron al fin, no sin grandes pérdidas, en señorearse de todas ó la mayor parte de las provincias de nuestra Nacion.

Los historiadores Livio y Floro, que escribieron los lamentables sucesos de estas guerras, refieren que por los años 179 antes del nacimiento de nuestro Redentor, las numerosas legiones del Cónsul Lucio Postumio Alvino, recorrieron victoriosas el pais de los Vacceos; estos pueblos, situados en la España Tarraconense, cuya capital era Palencia, y que se estendian por las orillas del Pisuerga, tierra de Campos, y donde hoy está Valladolid, fueron inhumanamente sequeados y taladas sus campiñas. Un proceder tan inicuo por parte de los Cónsules no era de estrañar, porque en esta época ya se habia sancionado en la culta é ilustrada Roma el principio destructor de medir el valor de sus Generales por el de las riquezas que con sangrientas rapiñas sacaban á los pueblos, por cuya razon todo exceso, todo delito, por enorme que fuese su atrocidad, quedaba justificado si al fin se conseguia el oro apetecido. A esta desmedida ambicion, sostenida y alentada por la Capital del mundo, debieron su ruina la mayor parte de los pueblos, pudiendo citarse muy particular

« AnteriorContinuar »